martes, 31 de marzo de 2009

Sindicatos III

Un sindicalista no nacionalista… ¿¿¿Qué???

Los delegados de UGT en SEAT proponen un referéndum para congelar el salario a la plantilla a cambio de atar la producción de un modelo de automóvil en la planta de Martorell, el Q-3, llamado así con descriptivo acierto.
UGT.Cat tan pronto promueve el espacio salarial catalán, es decir, un régimen retributivo distinto con arreglo al IPC promediado de las cuatro provincias catalanas, en un guiño de sonderkomandía nacionalista a la clase dirigente local, para trasladar el fet diferencial a las nóminas de los asalariados, como, burla burlando, defiende el IPC-Sectorial o IPC-SEAT, es decir aumento 0, a guisa de subdivisión de ese IPC territorial demandado con el ardor patrio de un sindicalismo vertical autóctono completamente domesticado.

Esa iniciativa fámulo-sindical se ha escenificado días después que el presidente Montilla, que no se ha congelado el salario que sepamos, invocara la necesaria contención salarial para afrontar esta crisis que, eso nos dijeron, pasaría de largo, pues nuestro tejido industrial y nuestro sistema financiero eran de primera, integraban la Champions-Li (League) de la economía mundial… y quien dijera lo contrario era un mal patriota (aunque no sabemos de qué patria… cuando son ZP o Montilla quienes hablan), además de un catastrofista que disfruta de lo lindo, sádicamente, con todo este lío.

Para otro día dejaremos una más detallada discusión del concepto congelación salarial. Que no es crecimiento cero de la masa salarial sino acompasamiento con el IPC, es decir, cuando ni se gana, ni se pierde. En cambio, si la pérdida de poder adquisitivo es segura no hay congelación que valga sino retroceso salarial. Lo ve cualquiera, sin ser un Krugman, menos las cúpulas sindicales, los políticos y la prensa especializada que, al alimón, desinforman sobre estas materias al gran y lobotomizado público.

UGT.cat, que dirige con mano firme en sus tareas subalternas de mamporrería, al servicio del nacionalismo, el señor Josep Maria Álvarez, el mismo que guarda como oro en paño la cruz de Sant Jordi que la oligarquía catalana le colgó del pecho por su obediencia al régimen y que comparte pupitre con Montilla en la misma academia de idiomas para sacarse el nivel C, habrá de modificar su discurso en cuestiones retributivas y aparcar por una temporada su continua reclamación de un IPC catalán, un IPC nacional para Cataluña diferenciado del que solicite dicha central para el resto de España… si es que le queda un pizca de vergüenza tras su expresión como de zampabollos de viñeta cómica.

Con el IPC sectorial, o IPC-SEAT, se abre brecha en pos de otros horizontes salariales… -por aquello de acompasar determinados indicadores económicos a la realidad laboral del microterritorio-… como el IPC comarcal, pues la carestía de la vida, o de la vivienda, por ejemplo, no son las mismas en localidad tan entrañable como Els Omellons, Les Garrigues, que en el área metropolitana de Barcelona.

Aunque el sindicalismo supeditado al establishment catalanista es hegemónico, siempre se topa uno con alguna honrosa excepción. Navegando por la red hemos dado con un sindicato que cuelga en su página web… -www.articulo20.org/correos-… comentarios como éste al que accedemos clicando sobre la foto de una marioneta. Es un sindicato profesional de Correos, y ahora se entiende todo, fundado por Manuel Aguilella, garantía de honestidad, criterio e independencia.
De Manuel Aguilella, protagonista de la bitácora titulada Ciudadano Aguilella contra el imperio Gisa, se pueden decir muchas cosas y buenas, pero la mejor es que nunca será propuesto para recibir la cruz de Sant Jordi.

Éste es el comentario:

Historias poco ejemplares I

¡¡¡Los laborales tienen derecho a la huelga!!!

Basado en un hecho real

Llama por teléfono un compañero que trabaja en una oficina de una localidad del cinturón de Barcelona. No hablamos, con todos los respetos, de una aldehuela en una comarca montañosa aislada del resto del mundo por nevadas intensas o con más cabras que personas, no. Hablamos, repetimos, del área metropolitana de Barcelona. Sucedió hace unas semanas. Año 2008 de nuestra era.

-Sipcte-USOC, dígame.

El compañero dice que es un laboral fijo de la última consolidación de empleo y quiere saber si puede acogerse a la huelga de sábados convocada hace años por CGT y aún vigente. Nos quedamos perplejos. No entendemos por qué razón le asalta duda semejante.

-Por supuesto… ¿Qué problema hay?

Nos explica con voz titubeante, agárrate que es buena, que su jefe le ha dicho textualmente que los nuevos no pueden hacer ésa huelga arguyendo que sólo rige para quienes ya estaban en plantilla cuando fue convocada.

Cuando se habla de física nuclear y uno nada sabe de la materia lo prudente es cerrar el pico y no soltar una gansada. Si algo sabemos sin margen de error es que los trabajadores tienen derecho a secundar una huelga siempre que sea legal y que no haya sido desconvocada.
La prudencia sería el mínimo exigible al jefe en cuestión, que no tiene por qué estar al corriente de la legislación laboral en toda su extensión y complejidad… pero seguro que algo tan elemental como eso lo sabe perfectamente. Lo razonable sería, de no tenerlo claro, despachar con Relaciones Industriales para asegurarse de la vigencia de dicha huelga en vez de largar semejante trola. Pero en lugar de actuar con cautela y evacuar la pertinente consulta, opta por mentir con un descaro tremebundo bordeando el delito al negar o ignorar un derecho fundamental.

Basta con echar un vistazo al Estatuto de los Trabajadores, pero si no disponemos de un ejemplar a mano podemos acudir al ordenamiento jurídico máximo que es la vigente Constitución aprobada en diciembre de 1978. El artículo 28.2 establece:

Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.

Y punto. Nada más que añadir. Cierto que algunos han tomado por costumbre desairar la Constitución, con todo su articulado, incluido el que establece el derecho a la huelga de los trabajadores enterrando o quemando ejemplares ceremonialmente. Son los mismos que llevan flores a un tipo que en su día defendía, entre otras cosas de discutible interés para los asalariados de la época, materias como los fueros y usatges o prácticas feudales que incluían abusos… -ius maletractandi-… equiparables a la prima nocte o derecho de pernada.
Y no acuden solos, pues les acompañan… -paradojas de la vida-… las cúpulas de los sindicatos llamados de clase. También, como no, la de USOC, no sea que le pongan una falta de asistencia y le revisen a la baja el capítulo de subvenciones… capítulo irrisorio, por otra parte, pues en lo tocante a subvenciones le corresponden las migajas del pastel. Presencia institucional de nuestros dirigentes que nos recuerda los zafios chistes de hemorroides: que todo el mundo los ríe, pero nadie se libra de ellas… pues todos tenemos una en el culo.

En definitiva, aunque se quemen ejemplares de la Constitución y arda físicamente el papel que soporta el derecho de los trabajadores a la huelga, hemos de comunicar al jefe del trémulo y dubitativo compañero que la combustión física del artículo 28.2 no implica la desaparición del precepto al que debe obligado respeto como funcionario.

Sí, nuestro compañero tiene todo el derecho del mundo a secundar esa huelga y quizá, en adelante, la obligación de no ser tan crédulo… que ya tenemos una edad. Otra cosa distinta es que algunos nieguen o discutan ese derecho y que otros pretendan reducirlo a cenizas. Y que aún otros más no sepan, o quizá sí… -eso es lo triste-… a qué elementos honran con sus ofrendas florales.






jueves, 26 de marzo de 2009

Diseñando emociones: nacional-zombización


Meses atrás pasaron por la tele unos anuncios institucionales muy llamativos. También los vimos insertados en vallas publicitarias y en las estaciones del Metro. Uno de ellos era la pera limonera. El mensaje iba destinado a todos los públicos pero muy especialmente a los adolescentes. O cuando menos eran adolescentes los figurantes que protagonizaban el anuncio. El texto, escueto, era éste: Amor sense gelosia (amor sin celos).

Durante años Barcelona ha sido referente mundial del diseño (arquitectura, las célebres y prescindibles plazas duras, moda, ocio, coctelerías, restaurantes). Barcelona ha gozado de gran nombradía entre artistas y publicistas en general. Cierto que el globo últimamente se ha deshinchado y parece que ese rol de vanguardia anda de capa caída y que no son pocos los creativos que hacen las maletas y buscan nuevos destinos. De todo se cansa uno.
O le cansan, le marean, le hartan de tanto dar la brasa. Que es lo que pasa cuando una ciudad deja de cultivar el cosmopolitismo y se realinea encantada de la vida como capital de un país progresivamente autocentrado y onfalomaníaco, esto es, que no alza la mirada más allá de su propio ombligo. Y, en consecuencia, aquellos que llegaron atraídos por ideas de apertura, tránsito y de necesario desarraigo para pensar en clave universal, se topan con una sociedad adoctrinada hasta las trancas, absorta en inquietudes identitarias, lingüísticas… -recuerda: estás en un país distinto, rebosante de hechos diferenciales, de modo que normalízate nacionalmente o date el piro-… y se aburren de esa cantinela monocorde y se largan con la música a otra parte. Por ejemplo a Berlín.

El localismo asfixiante, etnogénico, palurdo, se ha incrementado exponencialmente en los últimos años gracias a la impagable labor del sonderkommando nacionalista José Montilla y ello ha ido en detrimento de esa dimensión creativa que tenía en Barcelona gran notoriedad. Y no queda más remedio, por compensación, que rediseñar nuevos espacios pues sobrevive a veces la función a la atrofia del órgano.

Y ávidos del diseño perdido… se aboga por diseñar el paisaje. Y no es una coña marinera… eso es lo que propone textualmente el nuevo redactado estatutario. El paisaje catalán debe ser intervenido, ordenado, reinventado. Pero también el paisaje comercial. De ahí la enorme profusión de multas impuestas, con expreso respaldo del presidente ZP (declaraciones en la SER unos días antes de las Elecciones Generales de marzo de 2008), a los propietarios de establecimientos que no rotulan sus comercios con arreglo a las liberticidas normas idiomáticas en vigor.
Y cuando se han rediseñado paisajes y comercios, llega el turno de las emociones, de las pasiones, de los sentimientos. Y nos ofrecen una acepción del amor como de manual, de laboratorio semiótico, con sello y marchamo de control de calidad. Que es la acepción del amor con rango oficial. Y el amor, en adelante, habrá de vivirse sin celos porque de lo contrario será un amor de segunda, de saldo, un amor bastardo, de baja estofa, sujeto acaso a sanción administrativa fallada por el Alto Tribunal Especial para Fiscalización de Sentimientos.

Aprendemos la lección: no seremos celosos. Ni envidiosos, ni rencorosos. Habrá a quien le parecerá una gran idea… solo que más del 90% de los amores conocidos hasta la fecha, es un purparlé estadístico, contienen los celos como uno de sus componentes. Y no hay manera de aislarlos en ese gabinete polpótico… -(de Pol Pot)-… de ingeniería social aplicada y publicitaria. El hombre, lo dijo Ciorán, es una unidad de desastre y los celos son un aditamento presente en determinadas emociones por mucho que algunos se esfuercen en moldear a jeremiadas y milongas al individuo para convertirlo en otra unidad de distinta naturaleza, no-desastrosa.

Pero el diseño también puede proyectarse, cuando no hay más restaurantes y bares de copas a mano que pintar y decorar, no solo a los sentimientos personales, el amor sin celos, sino a los de pertenencia nacional. Para muestra un botón: ahí tenemos el novedoso artículo, 2.8a, de la LEC tripartita, la Ley de Educación que insta a la deseable promoción del fervor patriótico entre nuestros párvulos.
De ese modo desde la más tierna infancia los chicos, que antes aprenderán a decir expolio fiscal de Madrid que caca, son sometidos a continuas radiaciones, a una suerte de despliegue balístico de ondas hipnótico-cerebrales día tras día, sin perder ripio… -(inmersión monolingüe, manipulación de los libros de texto, historiografía rediseñada, tan necesaria cuando la historia real no da para más, nivel C normativo para promocionar social y profesionalmente, ahora también tras la barra de un bar so pena del informe admonitorio del inspector lingüístico de turno emboscado tras un cafélito y un diario)-… que pretende anular todo pensamiento analítico y crítico y guiar al individuo en su periplo obediente y adocenado, por desballestamiento mental o por aburrimiento, hacia la fusión magmática en el alma colectiva de la nación fundada donde la inopia, la imbecilidad masiva es una condición previa, inaugural y un bien común a gestionar por la élite dirigente.

Y ya tenemos la masa amorfa de elementos zombizados, sedados, anestesiados con bufotoxinas mentales de efecto curarizante, lobotomizados, rediseñados desde que gatean, desprovistos de los dañinos reflejos de la disidencia, de la discrepancia, adiestrados como las obedientes y previsibles bestezuelas de un etólogo conductista.

¿Y qué los celos? ¿A quién no le reconcomían cuando era un muchacho y veía a la chica de sus sueños flirteando con otro? Nos quieren proteger de la vida misma dándola mascada, en dosis medidas y pesadas al miligramo en una balanza de precisión y muy bonitamente envasadas.

No han tenido suficiente con imaginar superhombres. O Humanidades Nuevas mediante profilaxis ideológicas transmutadas en matanzas industriales. Siempre a vueltas con quitar lo inhumano del hombre, que es como extraerle los colmillos y las garras a un felino. Pero el hombre no se ahorma tan fácilmente a esas fantasías porque es siempre demasiado humano. Ahora toca deshumanizarlo, hacer de él un guiñapo, un pelele, un zombi de paso torpón y titubeante, manejado a voluntad y a distancia como si fuera una marioneta. El próximo paso de los redentores de la Humanidad en su conjunto, de los diseñadores de hombres, será… -si el diseño externo, publicitario, de los sentimientos no da los resultados previstos-… inocularlos por vía intravenosa, graparlos directamente en el córtex cerebral o transmitirlos mediante manipulación psico-genética al nasciturus que supere en el vientre materno las enormes posibilidades legales de no pasar de moriturus.

El ser humano, en manos de esta tropa infame, progres y nacionalistas, perderá su condición de unidad de desastre para devenir un desastre colectivo de elementos o unidades intercambiables, prescindibles, in-significantes.






jueves, 19 de marzo de 2009

Rubén, el niño con pijama de rayas



A Rubén Vidal

El niño se llama Rubén, como su padre. Con una tiza en una mano y un borrador en otra soluciona una suma más complicada de lo que parece: 1 + 1 = 2. Es el niño pecoso vetado por la compañía publicitaria Promedios que gestiona los anuncios que pasean por Barcelona los autobuses de TMB, la empresa municipal de transportes. La misma agencia que autorizó hace unas semanas la campaña atea… -Probablemente Dios no existe, así que no te preocupes y disfruta la vida-… y por no quedar mal, también su contraria. Y que un día no muy lejano gestionará campañas del tipo: Permite que tu hija menor aborte sin decirte ni pío o Mételes un cóctel de arsénico y ketamina en vena a tus mayores y líbrate de ellos, que son unos pesados y ya no da la vaca para abonar tanta pensión teniendo que abrir emabajadillas catalanas en Beluchistán y Corea del Norte u otras similares.

La compañía Promedios se ha retratado y ofrecido como escupidera para no salpicar a TMB, por extensión al Ayuntamiento, y cargar sobre sus espaldas el papelón de ejercer voluntariamente la censura… ancilar gesto que será, es cosa segura, recompensado por la inquisitorial administración del régimen catalanista. Se les ha visto el plumero, pero los contratos publicitarios de tipo institucional se agolparán muy pronto en su carpeta de encargos. Promedios, por méritos propios, se ha ganado un lugar honorífico en la galería ilustre de personas y entidades encantadas con sus labores subalternas de mamporrería al servicio del nacionalismo.

Una sentencia del TSJC parece cosa casi delictiva, indecente o inmoral que no se debe publicitar bajo ningún concepto no sea que se produzca la gran hecatombe… que la polémica y la crispación eleven de tal modo la temperatura media del planeta que derrita ésta los casquetes polares y sucumban tres quintas partes de la humanidad bajo las aguas del océano.

Rubén suma mientras otros restan. Es su primera travesura. Un desafío, una declaración de principios, infantil si se quiere. Rubén hace sus cuentas en una pizarra transparente. Le vemos como del revés. La pizarra de Rubén es uno de esos espejos que colocan en las salas de interrogatorio de las comisarías de Policía para observar a cubierto los gestos y muecas del presunto delincuente. Rubén está bajo sospecha.

Pero Rubén es ajeno a las miradas indiscretas, a las triquiñuelas de los mayores. Con naturalidad agarra la tiza, alza el brazo y saca la lengua para solventar ese cálculo que a muchos se les resiste. No hay manera de que les entre en el magín: 1 + 1 = 2 lenguas.

Quiero abrazar a Rubén… pero no puedo. El cristal me lo impide. Está ahí, pero él de mí nada sabe. De mi existencia. Lo tengo muy cerca. Nos separa la superficie pulimentada de ese espejo. No es simplemente un icono, un dibujo… Rubén es real, sólo que habita a un paso dimensional de nuestras coordenadas cotidianas… ese mundo paralelo, ese universo fronterizo de un Borges o de un Bioy Casares que no encontraríamos ni con un plano detallado salvo que nos topáramos de bruces con él abriendo nuestras mentes y corazones.
Grito su nombre pero no puede oírme. Me aterra que Rubén piense que está solo. Recuerdo una canción de Bambino que dice ahí está esa pared que separa tu vida y la mía, esa pared que no deja que nos acerquemos. Y me entra miedo y pienso en otra canción de ese genial intérprete… miedo, tengo miedo, miedo de perderte.

Miedo de perderte para siempre. Y de perderme a mí… miedo a que el niño que fui y que se formó como persona, peor o mejor, en su lengua materna, sea un vago recuerdo que no tendrá continuidad en las generaciones venideras. Miedo a que mi infancia sea una infancia espectral, vaporosa, fantasmagórica, abstracta, extinta. Pues nunca más ningún niño cantará en la escuela las canciones que yo canté. Nunca más ningún niño repetirá en mi lengua la tabla de multiplicar que yo aprendí.

¿Qué hemos hecho, Rubén? ¿Qué te hemos hecho? ¿Qué nos hemos hecho a nosotros mismos? ¿Por qué hemos callado?... Siendo adultos nos perdimos y acaso tú, un mocoso, nos ayude a reencontrarnos.

Me muero por abrazarte, Rubén… y te abrazaré… no pienso rendirme nunca… tendrán que cortarme la lengua y los brazos para impedirlo. La canción dice… ahí está esa pared que separa tu vida y la mía, esa pared que no deja que nos acerquemos, pero luego añade… esa pared, esa maldita pared… yo la voy a romper cualquier día. Sólo así podré abrazarte, Rubén. Sólo así podré abrazar al niño que fui.

viernes, 13 de marzo de 2009

Què fas, Pauet?


Miércoles, 4 de marzo de 2009.

Tolerancio, en cumplimiento de la normativa vigente que obliga a los cónyuges a compartir el 50% de las tareas domésticas, procede a mediodía, minuto arriba minuto abajo, a tender la ropa. Abre la ventana que da a un patio de vecinos amplio, irregular, prueba del urbanismo caótico, fractal, de esa zona de Pueblo Seco.

Desde su ventana, en ángulo, se divisa un centro escolar situado en la calle Tamarit nº 78, entre calle Lérida y Paralelo. Dicho centro se llama, según se lee en un letrero de colorines instalado en la fachada, Escola d’Educació infantil Jesús i Maria. Hasta Tolerancio, asomado a la ventana, llega el bullicio de los peques correteando por el patio. No les presta atención.

Pero en esas que una monitora larga un estruendoso alarido: ¡Pau!... Al punto intuye Tolerancio que algún mocoso la ha liado parda y que la monitora o bien reclama paz o bien pretende amonestar a Pau (Pablo).
Tolerancio ve a un renacuajo de 4 o 5 años atravesando como una centella la porción de patio de la escuela que no tapan los edificios colindantes. Apenas un par de segundos más tarde una monitora sigue la fulgurante estela del galopín, con una carrera torpe y trotona, profiriendo con desesperación el mismo alarido: ¡Pauuuuuu!
Tolerancio deduce, con toda la cautela que impone la distancia, un centenar de metros, que la vociferante monitora no es una chica joven sino una educadora veterana, uniformada con su bata blanca.

El grito siguiente da una pista del motivo de ese pintoresco cuadro escénico y de la enormidad de la travesura perpetrada por esa insolente bestezuela.

-Pau… Fes el favor de no parlar-me en castellà! (¡Pau, no me hables en castellano!)

Acabáramos. Ya conocemos el por qué de esas carreras, de esa alocada persecución por el patio. Ese minúsculo vándalo, ese aprendiz de gamberro, no pudo maquinar nada peor. No ahorcó a un gato, no… ni colocó el pellejo aplanado de un ratoncillo, eviscerado por algún producto abrasivo, en el bocata de mortadela de Nerea, una compi de clase. Ni disparó granitos de arroz contra nucas ajenas soplando el tubo de un bolígrafo Bic a modo de cerbatana. A ese pendejo de Pau no se le ocurrió trastada más abominable e inmunda que hablarle en castellano a la monitora… comprensiblemente disgustada, pobre mujer.

Aunque el de Pau es un nombre en catalán, no sabemos si su lengua materna es el catalán o el español, pues no son pocos los catalanes castellanohablantes que han asumido que deben poner nombres en catalán a sus hijos para integrarlos más fácilmente en el ámbito educativo y en el sistema, por así decir, para no ser señalados como charnegos apestosos, como niños judíos con pijama de rayas.
En todo caso sabemos que Pau se maneja en ambos idiomas… pero el muy pillo sospecha que hablarle en castellano a la monitora o profesora, la saca de sus casillas. Monitora o profesora o lo que quiera que sea esa especie de bruja con bata que actúa como celadora lingüística en el patio, de grado o a la fuerza, pero lo hace y con eso basta -(hasta el extremo de vocear y correr tras el idiomático infractor… por lo que sospecha Tolerancio que lo hace por gusto)-. Pues si la monitora-bruja larga irritada un fes el favor, denota que el chico ya lo ha hecho con anterioridad. Pau es un micro-criminal lingüístico reincidente.

Tolerancio simpatizó al instante con ese forajido, con ese outsider de parvulario… ¡Corre, corre Pau, que no te atrape nunca esa bruja mala… corre, chico, corre… corre hacia la libertad!¡Que no te toque con sus sucias patas!

Pau sabe que en el cole no debe hablar ese idioma. Que dentro del aula no hay palabras en castellano para designar colores, no hay palabras para decir ardilla, nube o arco iris, o para los números que ya ha aprendido a contar con los dedos. Porque hablar ese idioma está feo, es caca. No sabemos si esa lengua es la suya propia… (como el catalán es la lengua propia o materna del sonderkommando nacionalista Montilla, natural de Iznájar, provincia de Córdoba, según afirma el interfecto en todas sus alocuciones)… en la que piensa, en la que urde sus travesuras o juega o riñe con sus amigos, en la que sueña, en la que habla con sus papás o sus abuelos, pero sí sabemos que la conoce… e intuye Pau que a esa lengua, por una de esas cosas propias e incomprensibles de las personas mayores, la odian sus educadores y/o represores cotidianos. Para Pau, a su tierna edad, no hay mayor desafío a la autoridad constituida que hablar en español a su monitora.

Meses atrás leímos en la prensa que muchos alumnos catalanes traducen en las aulas las explicaciones del profesor para adiestrar idiomáticamente a sus condiscípulos, muchos de ellos hijos de inmigrantes, y facilitarles de ese modo la asimilación de algunos contenidos docentes. Es un gesto compasivo y la prueba irrefutable de nuestro esquizoide sistema educativo.
Muchos de esos chicos metidos a traductores adoptarán mañana las tesis inmersionistas y, una vez adultos, serán reclutados por los normalizadores y sus criados de librea como el presidente Montilla o el llorado Pepe Rubianes. Otros acaso, los menos quizá… amarán la libertad como solo puede amarse… con el alma desgarrada. Pues nada duele más que la servidumbre voluntaria, masiva, cuando la libertad es posible y no la mantienen cautiva y aherrojada las bayonetas.

Tolerancio se pregunta… ¿Qué rumbo, qué derrota tomará la vida de ese polvorilla de Pau que habla, el muy osado, el idioma nauseabundo y degradado de los pordioseros, de los basurillas, de los yonquis, de las chachas, de las putas y de los travestis? ¿Será otro catalanista más sumergido en el aborregado clamor patrio, hipnótico, de la muchedumbre estupidizada… o será un hombre digno de ser libre, un hombre que, como hoy, correrá en pos de la libertad?

Tolerancio te abraza, Pau, en la distancia y te bendice. Qué contrariedad, embelesado y algo abatido, Tolerancio ve impotente como se le escabulle un calcetín y cae al vacío desde el tendedero.


domingo, 8 de marzo de 2009

Ácido sargoláctico y centralismo cinegético



La anécdota la explicó un cazador cubata en mano. Tolerancio no quiso creerle. Pensó que era una baladronada para burlarse de él, para meterle miedo. A él y a los amigos que escuchaban el sórdido relato. De esto hace muchos años. Era Tolerancio un jovenzuelo fácilmente impresionable. Según parece algunos cazadores de la comarca del informante, oriundo de la provincia de Ciudad Real, vecino casi del exministro Bermejo, someten las piezas abatidas en la montería a un extravagante ritual que tiene por objeto reblandecer su rigor muscular y neutralizar las posibles infecciones, muy comunes, derivadas del ácido sargoláctico por ingesta de carne procedente de la caza.

Sea un de rito de iniciación, de passage en la terminología de Van Gennep, que ha perdurado en el tiempo o una conducta de bestialismo fosilizada en el inconsciente de los primeros hombres, una suerte de arquetipo junguiano, aquellos cavernícolas que antes de la revolución agrícola y sedentaria del Neolítico obtenían de las proteínas animales la mayor parte de su dieta y sustento… el informante confesó que él mismo, y otros cazadores, se acoplan a cada pieza cobrada aunando en tan chocante apareamiento las aberraciones de la zoofilia, de la necrofilia, pues el espécimen requerido de bizarros amores es ya cadáver, y de la homozoofilia u homobestialismo pues lo mismo da que el corzo sea corza… o corzo.

En esta bitácora nos ocupamos de cuestiones de menor calado que no las implicaciones políticas de las cacerías del exministro Bermejo en compañía, cenas y copas incluidas, del juez Baltasar Garzón y del mando policial al frente de las investigaciones sobre la trama de corruptelas del PP… cita que vicia el proceso pues denota la conchabanza escandalosa de significados elementos de los poderes ejecutivo y judicial… un par de semanas antes, mira tú qué cosa, de las elecciones vascas y gallegas, y que son, además, una cortina de humo de manual para tapar los datos escalofriantes de una crisis devastadora que pasaría de largo ante un país que estaba de pleno derecho integrado en la Champions-Li (League) de la Economía Mundial según dijo ZP hace apenas unos meses. Citas que son un fraude en toda regla a la imprescindible separación de poderes en una democracia homologada con el sospechoso y presumible objeto de impedir la alternancia en el poder.

Las andanzas de Bermejo recuerdan, en su dimensión de cazador furtivo, a Juan Abadía, el personaje de la novela La caza salvaje de Juaristi. No solo porque casi todas sus metáforas instan a la agresividad, trasunto de La hipótesis del cazador de Robert Ardrey y de otros agresionistas evolutivos en antropología como Montagu, sino porque además es un trotamundos, un cazador errante que confunde Puertollano y los cotos manchegos con los jienenses de Andujar y Torres, cuna de Garzón, donde se cobra jabalíes, escopetazo que te crío, que es un contento.
En efecto, el GPS de Bermejo está averiado o trucado porque no sabe cuando transita entre comunidades autónomas y no lleva en la guantera del coche ni el mapa de carreteras ni la preceptiva licencia de caza expedida por las autoridades regionales de turno. O eso o que se le pasan, y es raro pues un cazador listo y con olfato siempre anda ojo avizor, los cartelones que en ruta avisan del cambio de demarcación provincial y regional.

La Junta de Andalucía ha multado con 2.000 € al ministro furtivo. Peor suerte corrió ese pobre diablo sorprendido por los guardias forestales de la Junta y entregado al brazo secular del SEPRONA y posteriormente sancionado con 24.000 € de multa por cazar 4 conejos. A 6.000 € la pieza, o sea, a millón de calas por montaraz roedor. Pudo alegar el interfecto, pero no lo hizo, que se limitó a obedecer aquella consigna que nos dieron hará cosa de un año cuando se desbocaba la inflación y se trataba de consumir carne de conejo, más barata que otras y tan sabrosa a la vinagreta o a la cazadora, por ejemplo. ¿Lo recuerdan?... Coma conejo, de monte, claro, que no del Playboy… bocados prohibidos al zafio paladar del común de los mortales.

A mayor abundamiento el presidente de la Junta, Manuel Chaves se erige, léase el diario El Mundo en su edición de 21/02/09, en defensor de un centralismo cinegético de nuevo cuño. Qué casualidad, aboga Chaves por la recuperación de esa competencia para el Estado central simplificando el lío mayúsculo que supone la expedición de 17 permisos de caza distintos, uno por autonomía.
Le importan un pito otras competencias transferidas de mayor fuste como la Sanidad o la Educación. Ésta última particularmente generadora de agravios e injusticias por el uso viciado que hacen de dicha competencia los diferentes gobiernos autonómicos… abusos siempre consentidos por los mal llamados partidos nacionales.

Invitados o no por empresarios y gente de posibles, con o sin licencias de caza al día, usando a su antojo cotos vedados -Quintos de Mora- a otros ciudadanos e incluso cobrándose determinadas piezas fuera de temporada, que eso también lo han hecho, estas escabechinas de cérvidos son la metáfora perfecta de una pulsión homicida del dúo protagonista, Garzón/Bermejo, contra el rival político replicada con la propensión de éste último, el rival político, al abatimiento, a una interiorizada sensación de inferioridad ante sus verdugos… actitud adocenada que recuerda el lastimero silencio del cordero que se sabe a punto de degüello por el matarife que afila sus instrumentos. El silencio de los corderos. ¿Recuerdan?... ¿Por qué callan los corderos, Clarisse?

Bermejo guiña el ojo, se humedece los labios, ajusta su mirada al visor telemétrico y aprieta el gatillo. Si da en el blanco larga un alarido de victoria que suena como a berrea de alce empalmado y se le marcan las venas del cuello, en tres dimensiones, como las de esos inverecundos cazadores que, tras aumentar el ritmo de las sacudidas pélvicas, si es cierta la anécdota referida al principio, se derraman impúdicos, repulsivamente, en oquedades y anfractuosidades de la pieza muerta.
Puede tratarse de una percepción errónea, inducida acaso por los toscos modales del exministro, o por la antipatía que despierta, pero Tolerancio se imagina, en efecto, a Bermejo solicitando los favores, y tomándolos a la fuerza, del cadáver de un muflón o de una cabra hispánica antes de seccionarles el gañote para quedarse la cornamenta como trofeo de la batida. No así al juez Garzón que, impelido por una pulsión descontrolada por las exhumaciones selectivas, habría de enterrar primero en fosa común y desenterrar después al cervatillo acribillado para dar satisfacción a sus tórridas apetencias… pues son los restos, los despojos cubiertos de tierra, tal y como ha demostrado sobradamente, aquellos que más estimulan su volandera imaginación.

Nunca sospecharon los venados que cruzaron la meseta castellano-manchega hacia Andalucía, su tierra de promisión… ¡salvados!... que el ministro furtivo les seguiría allá adonde fueran husmeando entre los matorrales, sopesando la calidad y textura de sus deposiciones, saboreándolas acaso, para establecer tiempo de paso y distancia respecto de ese punto.
Tan sólo habría faltado que los rehaleros de la partida abrevaran los ciervos en vodka, como hicieron en Rusia con el finado oso Mitrofán, en su día rescatado del alcoholismo por la atinada y caritativa puntería de Su Majestad… quién, por cierto, ya no es inviolable, cuando menos de palabra, pues Joan Tardá, diputado de ERC, ha sido absuelto por alentar públicamente al regicidio. Dijo Tardá en su defensa, con los dedos cruzados y sin demasiada convicción, que en realidad gritó ¡Muera el Bribón!... que no el Borbón… refiriéndose a la embarcación que tripula el monarca en sus periplos náuticos, estivales, por la costa mallorquina… queriendo decir ¡Húndase el Bribón!

Las correrías cinegéticas de Bermejo y Garzón nos recuerdan aquella canción genial de Burning que, dedicada a una mujer fatal, siempre con problemas, decía… Vas de caza ¿A quién vas a cazar?... ya saben... ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?

Contra los muflones proyecta Bermejo el odio que le inspiran sus rivales, proyección edípica de la figura del padre, pues se le atribuye la siguiente sentencia: Primero nos tocó luchar contra sus padres… (refiriéndose a los ciertos o supuestos padres franquistas de los actuales cargos del PP)… y ahora nos toca luchar contra sus hijos… (es decir, los herederos de ese franquismo contra el que supuestamente Bermejo se batió el cobre y de qué manera)… olvidando añadir que su padre era un jerarca franquista y que él mismo perteneció al SEU en sus años mozos.


Pie de foto.- Así reaccionó un ciervo asustadizo avisado de la visita de Bermejo y Garzón. No sólo por la fama de excelentes tiradores que les precede sino por la pintoresca profanación que sigue a la cacería y que mancillará ineluctablemente su honra de rumiante.

martes, 3 de marzo de 2009

Bicentenario de Mariano José de Larra


En marzo de 2009 se conmemora el bicentenario del nacimiento de Mariano José de Larra. Si no andamos mal informados el escritor se suicidó a los 28 años metiéndose un balazo con pistola de chispa delante de un espejo. Como el hombre no llevó una existencia demasiado feliz… -tuvo el pobre un ojo nefasto para los romances-… cupo que esa ausencia de tino amoroso se trasladara a su destreza con las armas y aún apoyando en la sien la bocacha de la pipa marrase el tiro. Pero acertó.

No abundaremos en lo que todo el mundo sabe, es decir, lo que sabe de Larra poco más de un 4% de la ciudadanía española, según el estudio demoscópico encargado por Tolerancio al Instituto Tr-opina después de realizar 1.200 entrevistas a pie de calle, habiendo confesado un 85% de los encuestados no tener ni repajolera idea del personaje en cuestión y confundiéndolo algo más de un 7% de los informantes con un legendario ariete del Athletic Club de Bilbao autor de un celebrado gol contra Inglaterra, la pérfida Albión, en Maracaná, Brasil, año 1950.

No sabemos si alguien rendirá homenaje al pobrecito hablador. Si la figura de Larra gozará de parabienes institucionales. Ni sospechamos qué reacciones despertaría hoy una conmemoración del bicentenario de su nacimiento en esta España lobotomizada y pintiparada para la estupidez y el conformismo muelle, blando, alelado y follón. Pocas, eso es seguro, habida cuenta del nivel del colectivo, del paisanaje entero, empezando por el primero de los españoles y acabando por el último, pasando por jueces, fiscales, políticos, periodistas, banqueros y electores del común.

Larra tuvo una existencia sentimental turbulenta y amarga, de chasco en chasco, pues se enamoró de una mujer que resultó ser la amante de su padre, un cirujano afrancesado que tras la derrota napoleónica hubo de exiliarse y que en 1818 regresó a España acogiéndose a indulto y perdón reales. Nuestro personaje vivió un temprano e infeliz matrimonio y cometió adulterio que, solidariamente con el resto de su biografía, fue un nuevo fracaso. Lloviendo piedras y desengaños. Por eso, dicen, se metió un tiro, copiando la fórmula romántica y suicida popularizada por el Werther de Goethe.
Atendiendo a dichas vicisitudes quizá hoy su trayectoria se habría colado en el plató de uno de esos programas de TV llamados del corazón con un caché tirando a mediano por sus exclusivas, habida cuenta del nulo interés que despierta la cultura en este paisanaje nuestro desorbitadamente aborregado.

Fue uno de los primeros periodistas en hacerse hueco en la historia de la literatura española. Sus artículos sobre el modo de vida de sus contemporáneos, artículos costumbristas, así fueron catalogados, son en realidad mordiscos ácidos, vitriólicos. Artículos agudos, acutísimos, mordaces y críticos, nada complacientes. En ellos late el distanciamiento, a causa del dolor… -anticipo del me duele España unamuniano-… de quien ve su país postrado en la envidia, el atraso, el cerrado y la sacristía, la indolencia, el revanchismo cainita, la mezquindad, instalado a sus anchas en un tono mediocre y sin sustancia. Pero no hay en sus retratos a la tinta una voluntad escapista, la fuga íntima de quien se desentiende de cuanto, disgustado, ve a su alrededor y se evade con cínico desplante o armando una burla sardónica, recurriendo a la humorada. Pues la evasión y el escapismo, el desahogo, los trasladará de la cuartilla en blanco al gatillo del pistolón.

En el fondo Larra ama su país. Es, como en su vida privada, un amor no correspondido. Larra desea una regeneración en la gestión pública, en la educación, en el gobierno. De ahí su modernidad y su actualidad. Y también la necesaria recuperación de su espíritu para esta España zambomba, a la rebatiña por el puchero, anestesiada, caediza en el engaño, en la molicie conformista de la estupidez colectiva, en la blandura sin músculo ni nervio de país desagregado, de hato ovino pastoreado por trincones sin principios. Un país sin nivel que permite, entre un millón de cosas más, que sus bachilleres, por ejemplo, pasen de curso con cuatro asignaturas suspendidas sin que los docentes, pendientes exclusivamente de su retribución mensual… -salvo honrosas excepciones (remitimos a la bitácora titulada Andalucía Oriental)-… asalten el ministerio de Educación no dejando piedra sobre piedra. Un país de mierda…
Un país que ha hecho de la instrucción académica depauperada la bomba-lapa que le han plantado bajo el trasero para acelerar su destrucción. Por no hablar de otras modalidades localistas de envilecimiento masivo de la población y de las inverosímiles cesiones a los caciques tribales que desgarran España regalando prebendas a sus camarillas amaestradas de voraces termitas.

La conmemoración de este significado aniversario habría de ser el punto de partida y encuentro, el chek-point del no nacionalismo que se articula aquí y allí quizá con mejor voluntad que acierto. Esa cita habría de ocupar un asiento preferente en las agendas de todos los conjurados que han decidido comprometerse en la configuración política de una tercera vía para la regeneración de la democracia española, superando discrepancias o banderías inútiles de siglas y cediendo en aras del interés general los personalismos de todo tipo. Una democracia española hoy envilecida por los intereses partidistas de PSOE y PP, y por el chantaje infame y permanente de los nacionalismos étnicos, o mejor etnoides, y de los regionalismos llamados presupuestarios.

Al pie del monumento a Mariano José de Larra habría de leerse un manifiesto y, como en aquel célebre cuadro del Juramento del juego de pelota, todos los presentes se exigirán a sí mismos no retroceder un paso hasta blindar de una ver y para siempre la igualdad de todos los españoles ante la ley en cualquier punto del territorio nacional. Los mismos que habrían de citarse al cabo de tres años en Cádiz para conmemorar el bicentenario de la primera Constitución española y ponderar lo conseguido hasta entonces y renovar el juramento hecho ante su estatua. Y repetir siempre, sin descanso, sin enmienda, la divisa de Larra:

LA LIBERTAD NO SE DA, SE TOMA