domingo, 13 de septiembre de 2009

Manifiesto Jacobino ¡¡¡Ya!!! (I)*



Autonomías, automóviles y automedicación

El cansino desbarajuste autonómico se ha manifestado este verano en todo su rutilante esplendor de la mano de la crisis económica… que pasaría de largo ante nosotros como un veloz convoy del AVE. No hay que ser un lince para verlo, ni siquiera hay que tener una noción muy allá de economía, saber quienes fueron Adam Smith o David Ricardo, para concluir que las autonomías son un mal negocio para muchos y una bicoca para unos cuantos. Incluso Zapatero, que no tiene ni repajolera idea, ni quiere tenerla, y para nada le aprovechó la lección magistral de 2 horas que le impartió Jordi Sevilla… -que ya se ha quitado de en medio para que no le relacionen con tamaño estropicio… demasiado tarde, monín-… lo sabe de carrerilla. La diferencia es que para ZP las autonomías son un triunfo más en la manga para alcanzar o permanecer en el poder, si juega bien sus cartas, mientras que para muchos ciudadanos son piedra angular y paradigma del despilfarro, del caos administrativo y de la desvertebración nacional. Es decir, una ruina espantosa, descomunal.

No sólo se trata de la multiplicación por 17 de sueldos superiores incluso a los devengados por los cargos del propio gobierno de la nación, consejerías, ministrines viajeros con nutrido séquito, dietas, pagas vitalicias, despachos a punta pala, coches oficiales tuneados, informes a porrillo… suma y sigue… embajadillas de pacotilla en el extranjero, ridículos institucionales, radiotelevisiones públicas, policías propias, tupidas tramas de asociaciones subvencionadas hasta las cachas para favorecer a correligionarios y familiares con las más peregrinas excusas o el déficit desorbitado que acumulan todas las CCAA y el lastre insoportable que suponen para superar la crisis actual … que también, pues lo dicho supone el capítulo central de gastos del desmadrado sistema autonómico denostado por voces autorizadas, de reconocido prestigio, sea el caso de los recientes y documentados artículos publicados en The Economist y Financial Times, que han hecho las delicias de los nacionalistas aborígenes, ji, ji… ni de la torva y premeditada deslealtad institucional urdida por los partidos y partidículos de inspiración nacionalista que configuran mayorías de gobierno regionales para socavar los cimientos de la unidad territorial, vaciar de contenido la realidad histórica de España y propender hacia el soberanismo político, es decir, al cacicazgo, que ésa es otra y de no poca importancia… sino al descacharre y descoordinación en algunos aspectos que repercuten en la vida cotidiana del ciudadano.

Lo hemos visto recientemente con el cachondeo a ruedas del último Plan Renove de Automoción o Plan 2000 E o como diantre le hayan llamado. Si da de baja su vehículo usado en La Rioja y adquiere allí uno nuevo le abonan 500 euros más, es un purparlé, que en Murcia. Pero en Extremadura, además, le regalan una batería de cocina.

Lo de la financiación autonómica es capítulo aparte. No hay quién la entienda. O sí. Lo único que se deduce de este enredo mayúsculo, una suerte de sudoku de dificultad máxima, es que Zapatero ha hecho mil y un malabarismos para contentar al tripartito catalán, que aplica de facto la bilateralidad… -como si habláramos de dos estados soberanos, Francia e Italia-… con arreglo al estatuto inconstitucional aprobado en los parlamentos regional y, toma del frasco, en las Cortes Generales, habiendo sido, además, refrendado en las urnas… -aunque dicho refrendo, con un bajísimo índice de participación, en nada afecta a la inconstitucionalidad flagrante del texto… queremos decir que si el estatuto de marras contuviera un hipotético artículo que rezara: los poderes públicos podrán multar a aquellos ciudadanos que combinen mocasines negros con calcetines blancos y el redactado hubiera sido validado en votación popular, el artículo citado, no por esa circunstancia plebiscitaria, dejaría de ser inconstitucional de cabo a rabo-.

Para cerrar plaza ahí está el galimatías de la gripe A, no porque se tenga muy claro en qué diantre consiste, contagio, protocolos a seguir, a quién afecta en mayor grado y en qué plazos conviene vacunar… si es que se cuenta con una vacuna eficaz… sino porque los continuos llamamientos a la coordinación de esfuerzos entre autonomías infunden la sospecha de que tal coordinación, en la práctica, no existe, y que, en definitiva, cada autonomía aplicará su propia receta.
De tal suerte que no es un desatino barruntarse que unos ciudadanos recibirán una terapéutica según el territorio, que en unas provincias habrán de observar unas pautas que serán distintas en otra. Para gustos los colores. Y ya veremos que sucederá con pacientes en tránsito, habida cuenta de las anomalías detectadas con motivo de la validez universal… -por nacional, es decir, plurinacional-… de la tarjeta sanitaria emitida por las distintas autoridades regionales.

Curiosamente las proclamas, papel mojado, ya se verá, que inciden en la necesaria uniformidad administrativa en este asunto, acaso por incógnito y por temor a meter la pata, a imagen y semejanza de los pronunciamientos del vicepresidente tercero, señor Chaves, instando a la centralización cinegética o de licencias de caza… -cuando estalló el affaire Bermejo/Garzón diseñando ambos al alimón, entre cenas y copas, el operativo judicial a gran escala contra esa tropa pavitonta del PP-… contrasta con la dispersión normativa en materias como educación, y otras, con gobiernos nacionalistas conculcando, a calzón quitado, derechos fundamentales como la libertad de elección de lengua oficial en la escuela, o desobedeciendo el pírrico decreto ZP de la enseñanza de 3 horas de lengua española, sin que semejantes desmanes provoquen el menor sofoco ni inspiren los mismos deseos de recuperación competencial por parte del gobierno central.

Pero, aunque parezca una tomadura de pelo, en referencia a la gripe A se ha producido al fin el tan anhelado consenso. En un punto están todos de acuerdo, ministra y consejeros de sanidad. Han determinado al unísono, como un solo hombre que… atenta la guardia… debemos lavarnos las manos a menudo con agua y jabón. Un gesto nimio pero, al mismo tiempo, un gran avance, qué duda cabe, para combatir la pandemia.
Una más. Meses atrás, y por temor al colapso de los ambulatorios a causa de la nueva gripe, las autoridades catalanas (in)competentes en materia sanitaria recomendaron en un principio la automedicación, como si uno supiera en qué diantre habría de consistir el tratamiento farmacológico adecuado, dando un giro de 180º a los tradicionales consejos relativos a una práctica médica responsable, consistente, eso nos han repetido una y mil veces, en no automedicarse jamás y en acudir siempre al especialista, sea por un forúnculo en el trasero o por un juanete.

Autonomías, automóviles y automedicación… hemos elegido 3 entradas con la letra A para ilustrar el despitochante, descabellado y desafinado desconcierto, cacofonía pura, de la organización territorial vigente en España. Pero hay más. Y con todas las letras del abecedario. Pero no queremos extendernos innecesariamente.
En la siguiente bitácora, continuación de ésta, Tolerancio propondrá la oportuna redacción, por personas capacitadas, de un manifiesto de inspiración jacobina. Dicho manifiesto habría de contener un solo punto: la supresión de las autonomías.

* No empezamos bien esta aventura jacobina, pues clamando por la prontitud de la elaboración del citado manifiesto, Manifiesto jacobino ¡¡¡Ya!!!, es decir, pero ya mismo, hoy mejor que mañana, y cuanto más conciso y breve mejor, vamos y le dedicamos al asunto una bitácora doble, I y II, y aún habremos de mordernos la lengua, hacer un esfuerzo de contención retórica para no demorarlo más con una tercera y una cuarta.



1 comentario:

M. Imbelecio Delatorre dijo...

ah, da gusto leer estas líneas escritas por la Inteligencia, la Razón y la Ironía trabajando de consuno. A la espera quedamos de ese manifiesto (¡ya tarda!).Me alegra haber descubierto este blog-oasis en donde hay manantiales de ingenio en los que puede uno refrescarse sin tasa. ¡Qué bien se está aquí!.

saludos.