sábado, 31 de marzo de 2007

Knut

Knut es un osezno precioso. Es la cría de una osa polar del zoo Berlín que ha sufrido una suerte de estrés puerperal y que ha mostrado rechazo a su retoño. Knut es una monada, tan blanco y gracioso que parece un peluche. Ha salido en la tele, en la prensa y a todos nos ha alegrado el día.
Knut juguetea y da volteretas ajeno a la polémica que ha suscitado. Algunos portavoces de un ecologismo intransigente sostienen que el osito no debe ser criado por humanos, que esa es una solución contraria a la especie, que es anti-natural, invocando un discurso purista y extremista. Que un osito criado por humanos es poco menos que una atracción de feria y que su dignidad de plantígrado, de fiera salvaje, se vería afectada por esa crianza artificiosa. Por esa razón concluyen que la mejor solución para Knut es el sacrificio.
Si eso fuera así no tendrían sentido, por ejemplo, las experiencias de reproducción controlada que se llevan a cabo en cautividad con especies amenazadas de extinción. Es cierto que el hábitat propio de un oso polar son las extensas y heladas llanuras del Ártico, pero también que a determinadas contingencias hay que oponer soluciones nuevas, arriesgadas, para salvaguardar, en este caso de manera justificada, una vida que es un tesoro faunístico. Es mejor probar a que Knut viva en una osera, en una suerte de iglú de diseño, si quieren, a que muera de una inyección letal. Y si no es posible su deseable subsistencia, la naturaleza dictará un fallo inapelable. Pero que no quede por darle a probar un sorbete bien frío de jalea real.
Berlín habría de cambiar por una temporada el tótem de su escudo, que es un oso europeo, por Knut, el osito polar, demostrando que las banderas, como el clima, y tantas otras cosas, también están sujetas a cambio, a mudanza.
A Tolerancio le gustaría tener delante a esa lumbrera tudesca del ecologismo integrista para decirle cuatro cosas y espetarle a la cara ¿Y a ti que te ha hecho Knut, so marmolillo?... y darle un abrazo, pero el abrazo del oso, como el mítico abrazo que diera, según cuentan las crónicas, un oso astur al sucesor de don Pelayo.
Pero otros peligros acechan al simpatiquísimo protagonista de esta bitácora. Es fama que anda por esos parques y reservas de caza del ancho mundo un principalísimo representante de una monarquía europea con el rifle a punto para cobrarse valiosísimas piezas en las monterías que le apañan a la carta, a las que es muy aficionado. Hay quien dice que ese monarca -que en tiempos jugó un destacado papel en su reino para sanar viejas heridas, procurar estabilidad institucional y promover la concordia entre los suyos- evidencia, de un tiempo a esta parte, una cierta fatiga y quiere lejos de sí el amargo cáliz de la relevancia histórica y ha olvidado en parte la trascendencia de su regio cometido, viéndolas pasar de todos los colores sin mover un dedo o decir esta boca es mía. Muchos esperaban un gesto de su soberano, pero el único al que le ha cogido gusto es a apretar el gatillo, como pudo comprobar en sus carnes un infeliz oso ruso idiotizado por el vodka. De modo que, Knut, majete, guárdate de las coronadas testas y corre a guarecerte en tu osera en cuanto veas asomar una. Tú sí eres un rey, el más hermoso príncipe de los osos polares. Larga vida a Knut.

jueves, 29 de marzo de 2007

Atrapados en el tiempo


Nos han metido, sin darnos cuenta, en una suerte de bucle temporal y hemos regresado al lugar en donde estábamos justo hace tres años. No nos hemos movido ni un milímetro. Es como si el tiempo fuera elástico, tal y como sostienen algunos físicos herederos de las teorías quánticas; elástico casi como la goma de mascar, y el presente diera de sí como unas braguitas de mercadillo que vocean las vendedoras ambulantes.

Hace tres años, a colación del proyecto de reforma estatutaria el ex-presidente Maragall dijo, algunos lo recordamos, que si los sectores retardatarios de la España profunda ponían trabas a la promulgación de un nuevo estatuto de autonomía con mayores cuotas de autogobierno que el anterior… habría consecuencias. Esa fue la expresión exacta. Y el estatuto sometido a referéndum fue aprobado, con una participación tan elevada que ha sido la envidia de medio mundo, superior incluso a la del nuevo estatuto de Andalucía, respaldado entre otros por Javier Arenas, del PP.
El gobierno, o desgobierno, es el mismo: el tripartito… el tripartito bis al que llamaron gobierno de progreso, denominación de camuflaje que no ha cuajado ni en la calle ni en la prensa afín al ejecutivo, que es casi toda. A mayor abundamiento tal progreso no se atisba por parte alguna. Mejor le cuadra el antónimo, de regreso, porque, y esa es la tesis de esta bitácora, hemos regresado al lugar de partida. O es que siempre estuvimos allí.
En esta ocasión ha sido el presidente del parlamento, Ernest Benach, el mismo de la anterior legislatura, quien ha dicho que si prospera alguno de los recursos planteados ante el Tribunal Constitucional contra todo o parte del redactado estatutario habrá una crisis de estado y el catalanismo político, todo él, concertadamente, habría de preparar con discreción un plan B, trasladando a la ciudadanía una sensación de exquisito respeto a las resoluciones judiciales en caso de fallo contrario a los intereses del régimen, siendo aquí un hecho irrelevante, anecdótico, que el señor Benach pertenezca a una formación que solicitó el no en aquella consulta. O habrá consecuencias o habrá crisis de estado.
La cuestión es andar siempre al albur de alguna amenaza de hecatombe promovida desde las mismas instituciones. Nos dijeron que por una vez acometerían asuntos de calado social, que afrontarían los problemas reales de la ciudadanía y que dejarían de lado las cuestiones identitarias y soberanistas. Pero siempre dicen lo mismo y siempre hacen lo contrario de lo que dicen.

El fondo escénico es parecido, cambian algunos protagonistas, pero su actuación no afecta al desarrollo dramático: entonces fue Carod Rovira quien la armó reuniéndose con ETA en Perpiñán, aunque el sobresalto fue relativo, pues a muchos nos da en la nariz que el encuentro con la banda terrorista figuraba en el guión. Y ahora ha sido Xavier Vendrell, otro gerifalte de ERC, consejero durante unos días del primer tripartito, quién ha dado el susto a Montilla proponiendo a CiU un pacto de gobierno a cambio de otro referéndum, éste de autodeterminación.
Entretanto la OPA a Endesa sigue sin resolverse, aunque el primer asalto inseminador, el de La Caixa por intermedio de Gas Natural, aderezado con créditos condonados al PSC, tiempo ha que salió rana. La deficiente estabilidad institucional, la misma, pizca más o menos. La sumisión de la prensa local a la oligarquía dominante, también. Y tantas otras cosas. Estamos en lo mismo. Como Bill Murray, el protagonista de Atrapado en el tiempo, que al incorporarse de la cama descubre que revive siempre el mismo día durante la fiesta de la marmota. Tres años no es nada, como dice el tango, pues el tiempo, más que relativo, es elástico.

martes, 27 de marzo de 2007

Las siete maravillas del mundo


Promueven por estas fechas una suerte de top-seven de las principales maravillas arquitectónicas del mundo. Se trata de elaborar un listado de las grandes obras realizadas hasta la fecha por la estirpe humana en la época moderna. Cada país propone su candidata y alienta el voto del paisanaje mediante SMS o correos electrónicos apelando a cierto espíritu patrio. Cada cual dirá la suya y habrá quien postule el Taj-Mahal, la capilla Sextina, la torre Eiffel o la gran muralla china.

La cadena de televisión Antena 3 ha iniciado su particular campaña en favor de la Alhambra de Granada, un complejo monumental que, desde luego, merece consideración y cuenta con motivos de peso para figurar en esa lista, toda vez que el monasterio de El Escorial no cuenta hoy como antaño con defensores muy entusiastas. La razón es sencilla: en una hipotética tabla de cotizaciones como las bursátiles pero aquí de hechos civilizatorios, por así decir, el cristianismo se ha desplomado como valor en las últimas fechas. Cotiza a la baja por diversas causas que sería prolijo enumerar. Pero esa es otra historia.

No obstante, la elección de Antena 3 no satisface empero el hecho diferencial que nos adorna a los catalanes, también en su acepción monumental o arquitectónica. Tolerancio, que aquí se manifiesta como portador, coéforo, de las esencias patrias, entiende que habríamos de concursar con una propuesta propia y, claro es, diferenciada, del mismo modo que nuestras providentes autoridades ultranacionalistas sostienen que los atletas catalanes habrían de competir en las Olimpiadas bajo bandera e himno distintos que los españoles, aunque sea al amparo del muy digno estandarte andorrano. A fin de cuentas algunos de nuestros deportistas de elite tienen fijada su residencia en el soberano país de los Pirineos para rehuir la acción confiscatoria de la Hacienda Pública.

La complicación reside en las muchas maravillas que orlan y jalonan nuestro solar patrio y decidirse por la más apropiada no es tarea fácil. Arte románico tenemos para dar y vender. El gótico cuenta con numerosas perlas en toda Cataluña. Qué decir del modernismo, siendo Barcelona una de sus plazas de mayor nombradía. Acaso el fastuoso complejo liliputiense Cataluña en miniatura, sito en Torrellas de Llobregat, o el templo expiatorio de la Sagrada Familia -siempre que confeccionen el listado antes del inicio de las obras del AVE que transcurren al lado del singular e inacabado monumento-. Son pues esquivas al cálculo como la arena de la playa las joyas por las que Cataluña optaría de pleno derecho a situar alguno de sus tesoros artísticos en esa suerte de clasificación planetaria.

Pero habría que buscar aportaciones distintas del boato, de la majestuosidad que propugnan los demás contendientes. Sería novedoso y ocurrente promover una candidatura distinta que rompiera moldes. No habría de residir el encanto y la trascendencia de un monumento forzosamente en la grandiosidad de las dimensiones, sino en la bondad de su motivo y significación, o en las virtudes innúmeras del personaje al que está dedicado un determinado complejo escultórico. Habría que postular monumentos que establezcan una vinculación distinta, más cercana, entre hombre y universo.

Por esa razón Tolerancio propone el monumento a Maciá de la plaza de Cataluña de Barcelona. No es un monumento colosal, ciclópeo, sino hecho a la medida humana, integrado sin estridencias en el paisaje urbano. Y también, por qué no, hecho al gusto de las palomas, emblemático trasunto ornitológico de la paz, que se pasean por su cornisa y desde la que arrojan sin cesar una diluvial lluvia de rectales medallones de corrosivos excrementos.
Un monumento, esa es su virtud, sin más pretensiones. Acaso la de rendir homenaje al gran estadista, lince de la política y de la estrategia militar, todo un Clausewitz indígena, que, desilusionado de su paso por el ejército español al ser desestimado su sesudo plan de renovación de la flota submarina, cayó del caballo como Saulo camino de Damasco y descubrió entonces su providencial misión al servicio de Cataluña.
Un hombre que al mando de una partida armada, un puñado de juramentados patriotas prontos a derramar hasta su última gota de sangre, cierto que cocidos a ratafía en una masía en los alrededores Prats de Molló, desafió peligros sin cuento y pretendió atravesar la frontera para desencadenar una virulenta insurrección en todo el Principado, si no llega a ser interceptado a tiempo y desarmado por agentes de la Gendarmería francesa que patrullaban aquellas montuosas sendas en bicicleta.
Un monumento, pues, dedicado, cierto que a un hombre único e irrepetible, un auténtico padre de la patria, pero también a todos nosotros, a ese indómito rebelde que llevamos dentro conjurado en pro de las libertades y símbolos nacionales. Un homenaje a nosotros mismos.

Por esa razón Tolerancio anima a quién estas líneas leyere a enviar un SMS, un correo electrónico o una carta certificada con acuse de recibo a la UNESCO votando por el monumento erigido in memoriam de Francesc Maciá en la plaza de Cataluña de Barcelona. Entre todos podemos conseguirlo. Nos despedimos con la célebre divisa, prodigio de la inteligencia, que en vida era el obligado colofón de sus piezas oratorias: Catalans!... Catalunya!

sábado, 24 de marzo de 2007

La catalanofobia del COI


Marc Gutiérrez, semblante altivo y sereno continente, se lleva la mano al corazón en lo más alto del podio. Cuatro dedos extendidos son el dactilar trasunto de las barras de sangre que Godofredo el Peludo, conde de Ripoll y de Cerdaña, pintó sobre el escudo amarillo de la obediencia carolingia. Por megafonía suenan los acordes dels Segadors. El estadio enmudece. Y con el estadio, Cataluña toda. De las agrestes y nevadas cumbres de los Pirineos a las luminosas playas bañadas por el Mediterráneo, con sus fragantes pinares a la orilla del mar, pasando por las extensas planicies interiores con sus árboles frutales doblados por el peso y largueza de sus frutos.
En las gradas del estadio, en sus casas frente al receptor de TV, hombres adustos y laboriosos y mujeres de buena planta que afrontan con entereza la crianza de sus hijos, dejan conversaciones y respiración en suspenso y a todos se les llenan los ojos de lágrimas. En un primer plano la senyera ondea suavemente mecida por el viento. Una corriente eléctrica de medio voltaje sacude el espinazo de todo un país e incluso los pasajeros de un avión que realiza maniobras de aproximación al aeropuerto de El Prat observan patidifusos como el macizo de Montserrat, ese costrón que parece el dorso de un dragón gaudiniano, se estremece de un leve temblor, sacudido por un infuso amor patrio que interesa a la orografía.

El áulico chambelán de la ceremonia deportiva impone la medalla de oro a Marc Gutiérrez, nuestro campeón mundial de naciones sin estado, anfictionías, regiones y comarcas diversas, en la competida disciplina de lanzamiento bucal de huesos de aceituna. En respetuoso silencio saludan al graderío los segundo y tercer clasificados desde sus respectivos cajones del escalonado podio de la gloria atlética, representantes del archipiélago de las Vanuatu y de la Panonia Media Transdanubiana.

De esta magnífica e inolvidable estampa nos ha privado la intolerable catalanofobia que ha anidado en el ponzoñoso corazón de los miembros del COI, Comité Olímpico Internacional. La catalanofobia ha traspasado nuestras fronteras y recala en organismos e instituciones que actúan como caja de resonancia internacional de los conjurados enemigos de Cataluña, agazapados en sus malolientes guaridas. Los ímprobos esfuerzos de nuestro vicepresidente, Carod Rovira, paladín de las esencias patrias y deportivas, no han sido remunerados con el éxito que sus meritorias gestiones sin duda merecen.
Aún nos anima el consuelo de inscribir a nuestros deportistas en los Juegos de la Francofonía tras la atinada petición del ex-presidente Maragall que en la pasada legislatura solicitó la inclusión del principado en el organismo que reúne a los países de esa órbita lingüística… juegos a los que, lamentablemente, no podría acudir la selección catalana de hockey sobre patines, admitida apenas hace unos meses en los campeonatos que disputan los combinados nacionales del continente sudamericano. El motivo es obvio, en Sudamérica, a diferencia de lo que ocurre en Cataluña, a juicio del que fuera Molt Honorable President, no hablan la lengua de Molière.

¡Por una vez que podríamos arrasar en el medallero!...

jueves, 22 de marzo de 2007

Cartas etarras y comandos paritarios


Nueva remesa de cartitas de la banda terrorista ETA dirigidas a empresarios vascos y navarros. En esta ocasión no se ha producido ni polémica ni discrepancias a cuenta de la fecha del matasellos ni se ha observado tardanza en el reparto domiciliario de las misivas. Por una vez el servicio postal que presta Correos y Telégrafos -contra viento y marea el correo siempre llega- queda libre de toda culpa.

El tono de las cartas es el mismo de la remesa anterior, según han revelado a Tolerancio fuentes de la lucha anti-terrorista dignas de todo crédito. En efecto, la exigencia de la mordida etarra es rebautizada eufemísticamente en el redactado de las mismas como colaboración altruista y voluntaria de los empresarios extorsionados. Corren nuevos tiempos que requieren otras formas y maneras menos bruscas, más suaves, sofisticadas y versallescas, como en su día apuntó el señor Mesquida. A mayor abundamiento, hemos podido saber que en el último párrafo de cada una de esas cartas recaudatorias figura el compromiso expreso de la banda terrorista de destinar el 0’7% de la suma requisada a diferentes oenegés merecedoras de toda confianza, entre ellas, acaso, la célebre y mediática DMD, Derecho a Morir Dignamente, en la que pretende ingresar como socio honorífico el terrorista De Juana Chaos.

Por otro lado esas mismas fuentes revelan que en el seno de ETA se ha desatado un encendido debate a colación de la Ley de Paridad aprobada recientemente en el parlamento. La cúpula etarra ha decidido que en adelante los comandos terroristas estarán integrados por hombres y mujeres en la misma proporción. Y que durante los días en que permanezcan en pisos francos preparando atentados el reparto de las tareas tanto domésticas como logísticas será ecuánime, sin atender a criterios sexistas. De tal suerte que los y las terroristas, indistintamente, harán la colada, limpiarán el aseo o conectarán los cables del artefacto explosivo.

En el mismo orden de cosas, la cúpula terrorista ha dictaminado que las cartas de extorsión habrán de dirigirse por igual a empresarios que a empresarias, e imbuida de ese mismo espíritu paritario establece en sus circulares internas que a resultas de la comisión de atentados selectivos, es decir, el tiro en la nuca, la modalidad más practicada por los valientes gudaris de ETA, las víctimas habrán de distribuirse equitativamente entre hombres y mujeres… una vez rechazada la moción auspiciada por la facción feminista más radical de la banda que proponía la discriminación letal o criminal positiva a favor, o mejor, en perjuicio de los hombres para compensar de ese modo el creciente número de asesinatos de mujeres tipificados como violencia de género.
La defensora de tan singular ponencia en el último cónclave de la banda, que se había dado una llamativa y deslumbrante sombra en los ojos apreciable a través de las aberturas practicadas en la capucha y que estaba monísima, según leemos en la sección Ecos de Sociedad y Estilismo del último zutabe, respondió a pregunta de uno de sus cofrades que no pretendía frivolizar con un asunto tan grave como ése, que ella no era una periodista de la prensa rosa sino una soldada vasca comprometida con la libertad de su pueblo, la paz mundial y la causa de la liberación femenina. Y que, siendo cierto que todas las víctimas masculinas de sus atentados no tenían por qué ser potenciales maltratadores, si procedíamos a una traslación del porcentaje estimado para esa bochornosa y delictiva conducta entre la población masculina adulta, cifrado en un 5%, al total de víctimas de ese género tendríamos, por razón estadística, 1maltratador menos, retirado de la circulación, por cada 20 varones asesinados, una cifra perfectamente asumible para la capacidad operativa de la banda, restituyendo, otrosí, una pizca de justicia a este mundo hostil dominado por las agresivas pulsiones del macho dominante. Parece ser que la propuesta fue previamente consensuada con significadas damas de la política y de la cultura pertenecientes a un colectivo especializado en el reparto ambulante de flores blancas.

martes, 20 de marzo de 2007

El big-bang nacionalista

Quienes pensábamos que el nacionalismo es una suerte de constipación de la inteligencia y que promueve cosmovisiones retraídas sobre uno mismo como una modalidad de onfalomancia, de latría autocentrada e infecunda a la guisa de los monjes hesicastas del monte Atos que se embelesan mirándose el ombligo, o estábamos equivocados o tendremos que revisar nuestras opiniones.
El nacionalismo catalán nos ha sorprendido, empeñado en salir del cascarón, de la concha de gasterópodo, del reducto, en romper las sólidas ligaduras que lo anclan al terruño para sacudirse de encima la etiqueta del irredentismo palurdo y aldeano y estallar -big crunch- con afanes expansivos -big-bang- según la terminología difundida por Stephen W. Hawking.

Primero intentó competir en el Festival de Eurovisión, esa obligada cita lírica para solaz de los melómanos más exigentes, a través del montuoso principado de Andorra. El níveo y agreste país de los Pirineos también ha sonado como tapadera para llevar a nuestros atletas a competir en las Olimpiadas.
Carod Rovira realizó -lince de la diplomacia, un nuevo príncipe de Metternich- diferentes visitas como hombre de Estado, fundamentales para mantener el orden y concierto entre las naciones y no estorbar las rotaciones y traslaciones planetarias. Recordemos su paso por Perpiñán y Jerusalén. Más recientemente ha paseado lo mejor de nuestro acervo cultural por un país ayuno de la misma como la India. No ayuno de cultura, claro es, sino de la nuestra. Por ello ha inaugurado un lectorado de catalán en Nueva Delhi: adquisición de primera magnitud para el milenario país asiático.

Con parecida e iluminadora pretensión CiU y ERC, representantes del más acendrado catalanismo, en oposición y gobierno respectivamente, proponen que Aragón incorpore el catalán como lengua propia en su próximo redactado estatutario. Eso leímos en noticia publicada por el diario El Mundo en su edición del 15/02/07.
La noticia genera un poco de confusión, pues de lejos tiene la traza de una insostenible ingerencia, de un desmelenado rapto de fiebre pancatalanista. Pero sospechamos que en realidad lo que pretenden los citados partidos es que el estatuto aragonés reconozca en el preámbulo o en uno de sus artículos que el catalán es lengua propia, no de Aragón, o también, con la excusa a mano de las localidades de la Franja de Poniente, sino de Cataluña.

Eso es, exigirán en adelante la inclusión de esa circunstancia propia de la geografía de los dominios idiomáticos en cualquier estatuto a reformar aunque no sea el suyo propio. Tanto da que sea de Aragón, de Cantabria o Murcia, de la comunidad de vecinos de la calle Córcega 147, de la nueva constitución bolivariana, del estatuto de la Función Pública o del reglamento de la federación calagurritana de petanca.
Que se publique en todos los textos legales y quede claro, muy claro y lo sepan en todas partes, de Bollullos del Condado a Calcuta, incluso allende nuestras fronteras, cuando no de nuestro sistema solar. Que el mensaje se difunda a través de astronaves cuando se pretenda contactar con civilizaciones de lejanas galaxias. Y que se esculpa en piedra como si fuera una estela funeraria gallega subvencionada por el gobierno de la Xunta a instancia del BNG. Y que se blinde como el flamenco, las aguas del Ebro o del Guadalquivir.

Hay una forma catalanista de aprehender el mundo. Catalanicemos el universo.

domingo, 18 de marzo de 2007

Gas polisario


ZP ha estado en Marruecos predicando las bondades sin cuento de su cosmovisión. Se inclinó ante el monarca alawí, príncipe de los creyentes, y besó con unción el anillo califal. ZP, encarnación viva del occidente que reniega con asco de su historia y acervo cultural, adoptó los ropajes del sufismo heterodoxo y comenzó a girar como una peonza, como un derviche en pleno delirio extático en aras de la paz mundial y de la concordia entre las buenas gentes… imbuido de ese ecumenismo laico y pacifista que últimamente y de manera tan evidente templa su talante dialogante, agudiza el arco de sus cejas en los debates parlamentarios e hincha las venas de su cuello y otras acaso en tántrico beneficio de su melómana esposa que en la intimidad interpreta para los presidenciales oídos el himno más celebrado de la Novena Sinfonía de Beethoven.

Pero sus evoluciones y giros de santón converso al islam no han sido del agrado de los saharuis exiliados en Tinduf, bajo las jaimas que les acogen desde hace décadas… el campamento argelino que visitara otrora Felipe González para solidarizarse con las víctimas de la represión marroquí que en opinión de algunos cobra tintes de genocidio planificado y que será causa, eso dicen, de un proceso instruido por el también levitante magistrado Baltasar Garzón.

ZP se admira públicamente de la atención escrupulosa que el régimen de Mohamed VI presta a la observancia y cumplimiento de los derechos humanos. Así lo ha dicho, olvidando naderías como las prácticas de tiro al blanco que los gendarmes marroquíes ejercitan contra los subsaharianos enredados en las vallas de Ceuta y Melilla coronadas de espinas, sórdidas conchabanzas con las bandas dedicadas al tráfico esclavista o el abandono a las puertas del desierto de docenas de inmigrantes ilegales con una botella de agua por toda vitualla. Además de los ejemplares usos y costumbres del sistema penitenciario del país vecino, y sin embargo amigo, del trato exquisito que prodigan las autoridades a los disidentes o del papel principalísimo y relevante de la mujer en las sociedades islámicas. Obnubilado por tanto altruismo a su alrededor, ZP se desmarca del plan Baker y asume el autonomismo doméstico, o domesticado, perfilado desde Rabat para la antigua colonia española.

A imagen y semejanza de esa suerte de evanescente elevación espiritual de ZP, se eleva a la par el precio del gas argelino, nuestro principal proveedor en ese capítulo energético. Parece ser, hablamos de oídas, o leídas, que el país norteafricano nos abastece hasta en un 60%. El encarecimiento de la factura gasista es el primer peaje a pagar por causa del último desliz de nuestra política exterior. Argelia no acepta de grado que España acate a pies juntillas el diseño geoestratégico de Marruecos para decantar en su favor la correlación regional de fuerzas.

Uno en ocasiones sospecha que debemos muchos favores de naturaleza diversa a mucha gente distinta y que hay que apresurarse a saldar las deudas con gestos y cesiones sin pararse a pensar en onerosas hipotecas.

Para deshacer el entuerto, los reyes de España -no sabemos si Su Majestad lleva en el equipaje su rifle con mira telescópica para abatir fieras desérticas en improvisadas cacerías- se codean con iguales, los altivos y orgullosos tuareg, hombres azules del desierto, que se tienen a sí mismos por monarcas todos ellos a la giba de un camello, y restañar con su excursión protocolaria los estropicios de la incontinente verborrea de ZP, matizando la sumisión del presidente a los postulados marroquíes. Como si las palabras correctoras del rey, estrechando manos y besando niños en las teterías, tuvieran la menor relevancia a la hora de perfilar estrategias y alineamientos.

El gas es aquí el busilis de la cuestión. Siempre tuvo un cierto protagonismo en la zona. Se sabe que el ejército español bombardeó poblados enteros del Rif con gas mostaza para vengar la matanza del desastre del Annual perpetrada por las haikas de Abdelkrim, que incluyó episodios de espantosas mutilaciones.

Marchó al fin ZP de Marruecos pero dejó allí un denso olor a gas… pero a gas metano, el gas innoble y residual que dejamos al completar el ciclo eliminatorio del metabolismo. Es triste recurrir a estos registros coloquiales del lenguaje, pero hay cosas que no tienen disimulo posible: ZP la ha cagado metido esta vez a recoge-boñigas de la tribu. Al presidente le reprochan sus detractores que viaja poco. A juzgar por la huella olfativa e inflamable que deja a su paso, es preferible que no se anime demasiado y que, si es cierto que su ambición oculta es cambiar el mundo, mejor para todos si lo intenta desde su despacho o peloteando en la cancha de baloncesto habilitada en La Moncloa. Conviene que los niños ni viajen solos ni jueguen con la llave del gas.

jueves, 15 de marzo de 2007

Montilla NO es un "sonderkommando"

Esta bitácora tiene por objeto definir algunos conceptos que no guardan relación entre sí pero que lenguas maledicientes pretenden conectar en detrimento de un análisis ponderado de la actualidad política, del rigor y de una saludable convivencia. Debemos oponernos a según qué manejos, a los gratuitos ejercicios de crispación desenmascarando a sus autores.

Cipayo.- Soldado indio al servicio de un ejército europeo. Por extensión se aplica a las tropas nativas utilizadas en numerosos hechos de armas por potencias extranjeras en sus aventuras coloniales, enfrentando a esas unidades contra su propio paisanaje o en otros y distantes escenarios bélicos. Un ejemplo conocido de tropa cipaya sería el de los temibles gurka al servicio de Su Graciosa Majestad, que con sus gumías afiladas entre los dientes se afanan en rebanar cuellos como nadie. Cipayos son también llamados los agentes de la Ertzaina por los batasunos al entender éstos últimos que reprimen y traicionan a su pueblo, aunque el reproche parece excesivo a juzgar por su discutible eficacia policial.

Palanganero.- Dícese del individuo que desempeña su servil oficio en las casas de lenocinio acudiendo a las distintas habitaciones pertrechado de trapos, bayetas, jofainas y otros enseres para proceder a su limpieza entre servicios.

Mamporrero.- Dícese del individuo que auxilia a determinadas reses, mediante hábiles manejos, a montar a las hembras de la misma especie, o de especies compatibles genéticamente, para facilitar la cópula y propiciar la fecundación.

Sonderkommando.- Denominación que recibían los judíos en los campos de exterminio nazis ocupados en trasladar hasta los hornos crematorios los cadáveres de las víctimas gaseadas o asesinadas por otros horrendos procedimientos. Ese cometido no libraba a tales personas de padecer, llegado el momento, la misma e infausta suerte de los demás. Una siniestra función, distinta, pero relacionada con la anterior, era la de capo o policía judío del gueto. Para documentarse sobre este espeluznante episodio de la Historia reciente recomendamos la ilustrativa película El pianista de Roman Polanski cuya acción transcurre en Varsovia. El policía judío del gueto actuaba por delegación de los nazis, haciendo el trabajo sucio entre la población hacinada intramuros, demorando de ese modo, mediante la obediencia y la brutalidad, su propio asesinato.

Montilla.- Valedor de la fallida OPA a Endesa aportando, no su mano debidamente enguantada, cual mamporrero, hasta los codos, sino el respaldo político del gobierno central, del que era entonces diligente ministro de Industria, a la inseminación anunciada en su día por los ventripotentes directivos de Gas Natural. Otrosí Montilla, originario de la muy noble y leal villa cordobesa de Iznájar, ha hecho muy reconocidos méritos para labrarse una aureola de ejemplar integración en la sociedad receptora, incluido un prodigioso dominio del idioma, al tiempo que por reciprocidad, y en aras del proceso de construcción y cohesión nacionales, promueve como nadie la difusión de los valores y maneras del catalanismo político y cultural entre quienes como él llegaron a Cataluña procedentes de otras regiones. Montilla ha hecho suyo ese discurso de un modo fervoroso y vehemente que recuerda, según algunos, la figura del converso que se hace perdonar sus orígenes con una militancia intransigente en pro de la causa patria. Para muestra un botón, el Molt Honorable recurrirá el decreto del gobierno central que amplía a tres las horas de enseñanza del idioma español en la escuela elemental.

Salta a la vista que absolutamente nada tiene que ver don José Montilla con las definiciones torpemente esbozadas en los párrafos anteriores. En el presente caso no cabe el menor atisbo de identificación, siquiera como ejercicio retórico o literario, por tratarse de magnitudes y actitudes diametralmente opuestas. Cierto que sólo cabe comparar entre sí cosas diferentes, pues lo que es idéntico no precisa el concurso de la comparación. Todo lo dicho demuestra de modo fehaciente la mendacidad y la falsía de quienes, exhibiendo una ruindad y vileza sin parangón, establecen, o andan tentados de hacerlo, comparación tan disparatada y sin fundamento con ánimo de ensombrecer la augusta figura del Molt Honorable President que, ante tan infundados ataques, resplandece con un brillo aún más intenso y deslumbrante.

Que nadie lo dude, Montilla ni es un cipayo, ni un palanganero, ni un mamporrero, ni un sonderkommando al servicio del nacionalismo catalán.

lunes, 12 de marzo de 2007

El idioma maligno

Es fama que años atrás un diputado del PP catalán, Julio Ariza, habló por última vez en castellano en el parlamento autonómico. Ya ha llovido desde entonces, no mucho, por causa de la pertinaz sequía. En fecha reciente lo han hecho de nuevo los diputados de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía.
Cuentan que en aquella sesión, entre el público invitado, estaban los alumnos de una escuela de primaria y que el tutor, alarmado por el idioma que utilizó el diputado popular en su parlamento, le interrumpió vociferante espetando un Si us plau, que hi ha nens! para que depusiera no armas, sino idioma. Y llevado de su celo profiláctico, tapó con sus adultas manos los pabellones auditivos de la criatura más próxima y desvalida para preservarla de la contaminante acústica de ese idioma al parecer maligno.

-Con fecha 02/11/06 el diario El Mundo publicó que la TV local de Palma de Mallorca, controlada por el PP, emitió un anuncio institucional para concienciar a los vecinos de la necesidad de reciclar basuras depositándolas en los contenedores distribuidos a tal fin. Dicho anuncio confrontaba la responsabilidad de unos con la dejadez y pereza de otros. Los incívicos, lerdos y sucios eran todos castellanohablantes, en tanto que los mallorquines de habla catalana cumplían a rajatabla las recomendaciones municipales.
-También hemos sabido que en Vigo se representa una función de teatro infantil subvencionada por el consistorio donde los malos de la trama hablan en castellano para enfatizar la diferencia entre éstos y los buenos que se dirigen a su párvulo auditorio en gallego. Episodio que recuerda aquel otro sucedido años atrás en unas colonias escolares donde los niños que entre sí no hablaban vascuence eran castigados acarreando piedras en su mochila, cuales sísifos impúberes de Baracaldo o Amorebieta.

En algunas tribus del continente africano, dato documentado por el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss -galardonado por la Generalidad de Cataluña- y recogido en su obra Estructuras elementales del parentesco, las mujeres están obligadas a hablar entre ellas por medio de un argot o criptolecto desconocido del resto de la comunidad. El idioma normativo está tabuado para determinados colectivos en determinadas circunstancias.

Para algunos entendimientos humanos repartidos por el ecumene de las culturas, el hombre no es lo que dice, o no es sólo lo que dice, sino cómo lo dice… en qué idioma lo dice. En ese sentido el nacionalismo es una regresión identitaria que desplaza la focalidad de la existencia del individuo al grupo. Una regresión, por cierto, la mar de económica, pues tabula a todos los individuos en función, por ejemplo, del RH o del habla. De tal suerte que un idioma dañino, maligno, denota la perversión esencial de sus hablantes. Malas y ruines personas que hablan sucias jerigonzas. Estos parias son ubicados en el limbo, en la ambigüedad fronteriza y limítrofe, sino de la humanidad misma, sí de la existencia social plena. Entre ser y nada. Abocados siempre a la marginalidad por culpa del pecado idiomático original.

Son su propio idioma y cuando el idioma es un baldón, una mancha, de algún modo… sobran.

viernes, 9 de marzo de 2007

Banderas de nuestros drivers


Hace unos días Tolerancio llevó a reparar su ordenador a un establecimiento sito en la calle de Tamarit. Allí recibió doctas y ponderadas explicaciones. El paciente fue tratado con mimo exquisito en presencia de su propietario. La cordialidad del regente del local fue encomiable y Tolerancio salió de allí persuadido de la bondad, aptitud, pericia y diligencia de las probas manos a las que confió el cibernético chisme. Salió, en efecto, tranquilo, reconfortado. Y esa tranquilidad se la infundió en parte una enorme bandera de Cataluña acoplada a un mástil de pie que presidía las dependencias del espacioso comercio.

A Tolerancio le sorprendió la presencia del más amado de los símbolos patrios en un lugar, sin duda respetabilísimo, pero acaso poco apropiado para tan fastuoso estandarte. E imbuido del debido respeto que las personas como él, observantes de la herencia espiritual recibida de nuestros ancestros, profesan a la cuatribarrada bandera, se detuvo ante la misma en meditabundo silencio, luego se cuadró dando un taconazo e inclinó la cabeza de un golpe seco con grave riesgo para sus cervicales, faltando muy poco para besarla con unción, arrebatado de un amor desmedido, sacudido por ligeras convulsiones de naturaleza extática similar a los vibrátiles arrobamientos de uso común entre los místicos. El regente del comercio era, pues, hombre de orden y de probada honestidad. Quién ama su bandera ama a su madre, y, por añadidura, a su tía segunda Gertrudis residente en Pernambuco, si la tuviere.

Pero a poco que se estrujó el magín, entendió Tolerancio por qué estaba allí la sagrada bandera. Sin duda los benéficos efectos que se desprenden del cromatismo del trozo de tela, investido de un poder taumatúrgico excepcional, operan una reparadora puesta a punto sobre placas, procesadores, clavijas, motor de arranque, circuitos, enchufes, cableado, tornillería, ventilador y toda suerte de minúsculas piezas que configuran las entrañas de la compleja maquinaria. Y esos componentes, mecidos todos a una, arrullados por las cadencias acompasadas que se trasladan de la bandera a las moléculas de oxígeno ambientales y danzan armoniosamente con los fotones de luz, encajan, se articulan entre sí de modo sublime y funcionan al fin concertadamente componiendo un remedo cibernético de la suavecísima y eufónica sinfonía de las esferas celestes que interpretan esos angelotes que tañen arpas y cítaras sobre el gosipino regazo de una nube, que es la música de cámara grata a los divinales oídos del Sumo Hacedor. Gracias a la bandera, el ordenador, es al fin ordenado.

En numerosas ocasiones Tolerancio ha propuesto organizar un concurso fotográfico y una posterior exposición (física o virtual a través de una página web) cuyo busilis sea la captación de instantáneas callejeras con la presencia, a guisa de modelo y protagonista, de la bandera patria en contextos inverosímiles.
La finalidad desde luego sería embromante, pues Tolerancio sostiene que siendo el nacionalismo impermeable a la razón y a todo discurso lógico, no cabe más argumento para combatir su hegemonía que la parodia, la burla, mejor si es inteligente, pues será la única manera de evitar su asfixiante dominio, que no su existencia, pues siempre habrá almas prontas a caer rendidas bajo su hipnótica fascinación al proveer el nacionalismo a sus fieles una identidad de fácil asimilación, que requiere un ínfimo esfuerzo analítico e intelectual -ya saben: anda, si soy feo y tonto de baba, pero qué más da todo eso si soy catalán/sueco/galés/español o mongol (de Mongolia)-.
Conviene, en opinión de Tolerancio, surtir de referencias culturales y artísticas tangibles a la parroquia no nacionalista para superar el ámbito, a veces latoso y limitado, de conferencias -para insomnes recomendamos un bono-charla de 10 conferencias seguidas, a degüello, sin descanso, de Gabriel Jackson, que es sin duda un gran historiador pero un ponente aburrido como no hay dos- y presentación de libros afines. Pero al no nacionalismo le cuesta salir de unas coordenadas en exceso académicas. Los no nacionalistas, en líneas generales, lejos de un aula donde se imparte una lección magistral son como vampiros que expuestos a la luz solar se consumen en un santiamén… salvo muy honrosas excepciones como el activismo de la Asociación por la Tolerancia que, entre otras cosas, organiza anualmente un meritorio ciclo de cine.

Por supuesto que nadie hizo caso de semejante propuesta pues su promotor goza de nula credibilidad. Pero si un día se pusiera en solfa esa suerte de safari fotográfico, y aunque aportaran otros concursantes fotos de banderas patrias como decorativo ornato de servilleteros en cafeterías -las ha visto un servidor-, de sacos de cascotes para demoliciones de fincas urbanas -también-, como aderezos de pasteles en las confiterías o cintas para atar envases plastificados de almendras garrapiñadas en los quioscos de los parques… el primer premio se lo llevaría la foto de Tolerancio tomada de ocultis en un comercio de reparación de ordenadores.

miércoles, 7 de marzo de 2007

El increible gobierno menguante


Hemos sabido que el gobierno de la nación de naciones despachará con la Generalidad de Cataluña antes de proponer una nueva ley para evitar roces e infructuosos desajustes competenciales, según noticia publicada en fecha reciente por el diario El Mundo. Esas reuniones preliminares recuerdan al astuto y taimado visir que dobla el espinazo prodigiosamente, como un contorsionista, para que la máxima autoridad dé su pláceme y estampe el sello califal sobre el nuevo decreto.

A priori no queda claro quién interpreta en esta nueva función o mascarada post-estatutaria el rol legislativo y quién el rol consultivo. Quién propone y quién dispone. ¿El gobierno central remite sus proyectos a esa suerte de Consejo de Estado que sería la Generalidad? ¿O la Generalidad traza con antelación las líneas maestras que el gobierno central no debe traspasar ejerciendo una suerte de censura previa, estableciendo el sentido y espíritu de las nuevas leyes? ¿Es una mera transmisión de pareceres o una imposición de contenidos?

En todo caso una conclusión se manifiesta de manera evidente y presentánea. Uno u otro sobra. En realidad, si afinamos un poco la puntería, el increíble gobierno menguante y sobrante es el gobierno central pues al trasladar consultas a otro, cual si ese otro fuera no una instancia par o inferior, sino un ente de mayor rango y relevancia, solicitando su aprobación, establece sin pretenderlo acaso una prelación en la escala jerárquica a favor del segundo, en este caso del gobierno presidido por don José Montilla, depositario y garante de las más rancias esencias del catalanismo político.
En aras de una deseable simplificación o reducción de la compleja maquinaria administrativa, para evitar costosas duplicaciones de cargos y atribuciones, onerosas para las arcas públicas, nos podríamos ahorrar una de ambas instancias.

Y, en definitiva, y vistos los antecedentes, como las imaginativas propuestas de la ministra de vivienda, leyes vinícolas que se anuncian y retiran a los pocos días mediante llamadas telefónicas, desbarajustes en muy diversos ámbitos (inmigración, política exterior, desmantelamiento del tejido industrial, reformas laborales coladas de matute con rebajas en las indemnizaciones por despido) y alardes humanitarios que perfilan al gobierno central como una ONG especialmente sensibilizada con las cuitas y porfías de los más sanguinarios terroristas, habríamos de prescindir directamente de este último para que el tripartito, de una vez y sin disimulos, tomara las riendas del poder. A fin de cuentas son quienes realmente mandan pues el gobierno ZP hace de la dejación de funciones una de las piedras angulares de la presente legislatura.

domingo, 4 de marzo de 2007

La vida de los otros



La vida de los otros es el título de una película alemana premiada en esta edición de la gala de los oscar. Es una película magnífica y recomendabilísima. Aborda el espinoso asunto de la infiltración del aparato del Estado de la antigua RDA -la de las tres mentiras pues no era ni R, ni D, ni A- en la vida cotidiana de los ciudadanos, o mejor, de los súbditos, mediante la tupida red de agentes y confidentes de la Stasi.

El espectador abandona la sala preguntándose ¿Cómo sería la vida bajo la asfixiante tutela de un régimen como ése, sometido a la estrecha vigilancia de una suerte de ubicuo Gran Hermano orwelliano, una superconciencia en permanente estado de alerta y cuyos tentáculos alcanzan todos los rincones? La respuesta se impone: sería una vida mezquina, carcomida por la ansiedad, el engaño, la simulación y la desconfianza. Con todo, siempre deseamos vivir, nos aferramos a la vida incluso en las condiciones más adversas y también en aquellas situaciones de libertad restringida hasta extremos inconcebibles, tal y como sucede a los personajes de esta historia.

La película es sobria y contenida a pesar del horror que inspira. El protagonista es un agente de la Stasi. Tiene una misión a cumplir: no dejar ni a sol ni a sombra a una pareja de amantes y estar al corriente de cada uno de sus actos en la intimidad de su domicilio, y no por ser sospechosos de nada -gozan hasta entonces del favor del régimen- sino por si pudieran llegar a serlo. La excusa del operativo no es otra que la pasión que la chica, una prestigiosa actriz, despierta en un ministro que pretende enseñarle en un vis à vis las bondades sin cuento del socialismo.

Ni un detalle escapa al celoso agente que lleva una vida gris, triste, solitaria. Pero se produce una creciente empatía y poco a poco se decanta por sus víctimas y por esos ámbitos de libertad por los que pugnan en medio de un entorno hostil. Las observa desde su escondrijo con las lentes de aumento de un mirmicólogo que huronea en las galerías subterráneas de un hormiguero. Y todo eso sin una sola bofetada, sin una sola secuencia de violencia explícita.

No obstante, como cada cual percibe las cosas con arreglo a sus circunstancias y procura encajar esos datos en las retículas más o menos espaciosas y flexibles de su cosmovisión, no puede por menos que establecer ciertos paralelismos, acaso forzados, pero inevitables, entre lo que ve y lo que vive. Y hay ciertas analogías, a pesar de la distancia existente entre la situación descrita por la cinta y la realidad vivida por el espectador. Por un lado tiene ante sí un sistema político que ejerce su dominio sobre el común de los mortales, sometidos a unas estrictas reglas de obligado cumplimiento y de las que no pueden apartarse del guión bajo amenaza de caer en el ostracismo y ser confinados a la periferia del sistema. ¿Les suena?

Los protagonistas son gente de teatro. Viven horas felices, horas de éxito, pero para disfrutar del triunfo hay que pagar un peaje. Cuando despiertan las conciencias y se activa el mecanismo de la rebeldía surge un conflicto que habrá de enfrentarles con el poder… que decide en todo momento quién representa obras, quién las dirige y quién las interpreta, además de recomendar formato y contenido con arreglo a los gustos y preferencias de la jerarquía dominante. Si no obedecen a los comisarios que pululan entre bastidores se acabaron al unísono aplausos y dramaturgia. Así son las cosas. ¿No les resulta familiar esa cantinela?

Es cierto que aquí no se precisan micrófonos -el cableado de un apartamento entero- ni confidentes rebuscando entre los desperdicios para dar con la prueba acusatoria, pero los mecanismos sancionadores los conocemos todos. La detención por deslealtad al régimen equivale en nuestro contexto a la no concesión de la subvención de turno. Apuntadores los hay en ambos escenarios y tienen la sartén por el mango. Y si no te gusta el guión te suicidas. Si ven la película sabrán por qué.

jueves, 1 de marzo de 2007

Trenes y sanidad de cercanías


Una vez aprobado el estatuto de autonomía, con una escasa participación del electorado, y constituido el nuevo tripartito, los gobiernos central y autonómico pondrán en marcha las comisiones bilaterales para abordar diversos asuntos de su interés. Uno de esos asuntos es el traspaso de la red de cercanías de RENFE. Tema de actualidad por la, cuando menos, oportuna e interminable retahíla de averías e incidencias como jamás la hubo en muchos años de servicio ferroviario.
Es el pan de cada día. No pasa uno sin un nuevo desbarajuste con amplio tratamiento informativo. Si uno fuera mal pensado diría que estamos ante una campaña para deteriorar la imagen del servicio mediante una premeditada dejadez -voladura controlada- para concienciar a los usuarios y a toda la población de la pertinencia de su traspaso, pues por algún inextricable misterio se supone que la ciudadanía percibe que las cosas gestionadas por las administraciones locales funcionan mejor y más fluidamente.

Para muestra un botón: la sanidad. Es una de las competencias estelares traspasadas desde hace años y en cambio la atención sanitaria que depende de la administración autonómica no goza de muy buena opinión, o mejor, de muy buena salud. Y Tolerancio ha tenido ocasión de comprobarlo a partir de una experiencia en carne propia, o más propiamente, de su señora.
A la señora de Tolerancio le tocaba revisión ginecológica en un CAP céntrico, próximo al popular mercado de San Antonio. Y, obediente y cumplidora, acudió puntualmente a la cita acompañada de su amante esposo que, mientras duró la visita, permaneció firme como un clavo en la antesala anexa a la consulta.
No interesa hacer comentarios sobre las instalaciones, en permanente estado de reforma, pues esa circunstancia, presumimos, se repite por doquier.
Al cabo de unos minutos finalizó la visita médica. Visto y no visto. Afortunadamente todo estaba en su sitio, por así decir, en perfecto estado de revista hasta tal punto que el doctor citó a la usuaria… ¡A tres años vista! Tomó sus muestras para realizar un análisis y le confió que si detectaba algo se pondría en contacto con ella antes de mes y medio.

En definitiva: te someten a una analítica que no te entregan ni te comentan, salvo que detecten algo. Se ahorran darte los resultados. Con lo que a todos nos gusta que nos digan presencialmente: todo correcto, está usted la mar de bien. Y la próxima cita… dentro de tres años… largo me lo fiáis… tratándose de una mujer de 41 años de edad. Curioso. Ahora que las mujeres se han concienciado de la necesidad de someterse a revisiones periódicas con carácter preventivo, a ser posible semestrales o anuales, retrasan éstas cuanto pueden para aportar datos estadísticos relativos a la atención sanitaria que avalen la hipótesis, discutible, de la mejoría de los servicios médicos y de la reducción de las antaño largas y desesperantes listas de espera.
Y una cosa más… el doctor era nuevo, sudamericano, a caso por falta de especialistas autóctonos. Nada que objetar a la procedencia del mismo. Pero… por doloroso que resulte debo decirlo: el especialista exploró a mi señora… ¡¡¡en castellano!!!... ¡¡¡aaarrrggghhh!!!... en ese idioma que aprenden los niños en el taller de manualidades o saltando a la comba en el patio… pero que podría ocasionar graves trastornos en el caso presente por tratarse de una zona de la anatomía femenina en extremo delicada una vez expuesta a esa espeluznante contaminación fonética.

Alguien imbuido de un infecundo amor al terruño, a la proximidad, a la cercanía, podrá decir: ¿Que los trenes y la sanidad funcionan mal? ¿Y qué? Pero son nuestros trenes y nuestra sanidad. La patria impone a veces sacrificios e incomodidades. Dulce et decorum est pro patria mori.