jueves, 28 de agosto de 2008

Hubo un tiempo...


Hubo un tiempo en que los dioses nacían en Extremadura… tiempo ya muy lejano o dioses más falsos que un duro sevillano. Una pura quincalla de dioses. Concedamos que nacieran dioses antaño, pero más recientemente, y entre otros tipos humanos, más o menos divinos, también nacen idiotas en dicha demarcación geográfica y uno de ellos, descollando por encima del resto, es Fdez Vara.

El señor Fdez Vara se postuló semanas atrás como mamporrero cum laude al servicio del nacionalismo catalán en una entrevista que difundió el diario El Mundo con motivo del último Congreso Federal, Confederal, Federal asimétrico o comoquiera que se llame, del PSOE. Esto es, se postuló como su más rastrero esbirro siendo su bocón abierto la jofaina, la escupidera donde los nacionalistas… -incluido el sonderkommando Montilla, harto de repetir que su lengua propia es el catalán, que ya hablaba, eso parece, con su madre en Iznájar, provincia de Córdoba-… depositan sus caspicias, excrecencias y materias residuales, que el interfecto recibe e ingiere agradecido.

En aquella inolvidable entrevista nuestro diosecillo extremeño de la casta de los sudras echaba pestes del manifiesto por la lengua común, insistía en que son las lenguas minoritarias… (coincidiendo con la señora Boti G. Rodrigo, ver bitácora titulada La buena salud del idioma español)… las que debemos defender porque la salud del idioma español está más blindada que el río Ebro, ni se rompe el idioma ni se romperá -cosa que nadie cuestiona- y que los chicos catalanes salen de la escuela con un nivel de español que es la envidia de medio mundo… por supuesto que nada dijo del derecho a la libre elección de lengua escolar, de las multas a los rótulos comerciales en español o de las barreras idiomáticas que impiden de facto el libre tránsito de trabajadores y otras minucias que para el sucesor de Ibarra algunos exageran interesadamente para promover enfrentamientos entre personas y territorios. Es decir el perfecto discurso nacionalista que adoptan lacayunamente sus criados de librea. Al señor Fdez Vara, según se ve, le chifla la política de inmersión lingüística vigente en Cataluña.

La pega es que el nacionalismo le agradecerá sus cabriolas de bufón, de saltimbanqui -cabriolas musicales que ejecuta ataviado con gorrito de chillones colorines y tintineantes cascabeles- a cambio de un insignificante terroncillo de azúcar.
Hete aquí que a los pocos días sale un nacionalista furibundo de ICV, el cabeza de lista por la demarcación provincial de Tarragona en las últimas generales, promoviendo una campaña irónica e hiriente de apadrinamiento de menesterosos niños extremeños. El mamarracho en cuestión se apellida Suñé y posa en su blog con una bandera separatista, estandarte que simboliza como pocos la solidaridad entre mortales y esa amplitud de miras, entre apátrida y cosmopolita que, dicen, ha adornado siempre a la izquierda, a la progresía catalana. Un espectáculo en definitiva la mar de edificante.

Tolerancio conoce a unos cuantos votantes de ICV, aunque ninguno de ellos es de origen extremeño, pero, no obstante, le habría gustado recabar sus pareceres. Son personas que manifiestan no comulgar con el nacionalismo pero… -como un dirigente de EUiA, vaya siglas, que hizo unas declaraciones para marcar distancias con el tarado de su jefe de filas, que es, además, concejal en Torredembarra-… siempre tienen a punto el manido latiguillo de que no soportan ni el nacionalismo catalán… ni… atención… el español…aunque aquí se trataba solamente de un rapto ciclotímico de nacionalismo catalán en sentido estricto y en su máxima y más idiotizada expresión.
Siempre tienen los fámulos una disculpa en la recámara para acabar justificando al cacique de turno. Cuando a los palanganeros, a los sonderkommando del catalanismo, íntimamente abochornados, les toca deslizar alguna crítica a la causa a la que sirven, siempre necesitan citar un nacionalismo-carabina o nacionalismo de compañía, en este caso el español, porque con el catalán a solas no se atreven. No tienen lo que hay que tener. Es como si alguien para criticar supuestamente al nacionalismo zulú por hipotéticas fechorías tuviera que citar, en passant, las del nacionalismo mandinga. En definitiva, les hablas de peras y te responden que melones, que es deporte nacional con proyección de medalla olímpica como se ha visto recientemente con el manifiesto redactado por 18 intelectuales.

Los votantes de ICV que conoce Tolerancio obedecen casi todos al perfil de charnegos agradecidos pero no extremeños, sino de origen andaluz, encantados con renunciar a su idioma materno a la hora de escolarizar a sus hijos, uno de los idiomas más importantes del mundo, a cambio de la aceptación social del entorno. Se barrunta Tolerancio que si el señor -sic- Suñé, ese paladín de los pueblos oprimidos, hubiera humillado a los andaluces, la reacción habría sido la misma: ninguna o una sonrisilla acaso un poco embarazosa, pero encajando con resignación la humorada del amo, del señorito catalanista cuyos pies besarían servilmente como si nada hubiera dicho.

Lo que no saben los muy zotes es que nunca serán aceptados. Tolerados, sí, empleados en tareas sucias, auxiliares… e incluso les agradecerán su buen oficio como tropa cipaya para gestionar a favor del nacionalismo esas docenas de miles de votos que rascan en localidades de la periferia metropolitana. Y a los más voluntariosos les distinguirán con medallas y galardones por los servicios prestados, como al finado Paco Candel, a Pepe Rubianes o a Josep María Álvarez, ese zampabollos que dirige la UGT de Cataluña.
Pero nunca serán de los suyos, aunque imiten las maneras del amo y renuncien a su lengua o por ferviente que sea su entrega a los postulados del nacionalismo. Y es que no saben que los catalanistas de verdad no aceptan el ceceo, las haches aspiradas… esas peculiaridades fonéticas les incomodan, les causan desasosiego y les desprecian más que a los inmigrantes venidos de más lejanas latitudes, siempre que no hablen español.
A los catalanistas de soca-rel, los andaluces, extremeños, murcianos y manchegos normalizados les inspiran asco pues los consideran de una humanidad inferior y sin redención posible, e incluso cierta desconfianza… pues aún en ese extrañamiento cultural mezquino y subalterno que practican respecto de sus orígenes, siempre cabrá el riesgo de que un día se den un mal golpe en la cabeza y recuperen una chispa de dignidad o de lucidez. Para los catalanistas el poso cultural de los paisanos de Fdez Vara colisiona frontalmente con el que los nacionalistas han reinventado para sí mismos, pues los charnegos amontillados no dejan de pertenecer en el fondo a la nación contra la que existe y se construye por oposición la Cataluña soberana y oficialista.

No le consta a Tolerancio que la Casa de Extremadura haya terciado en el vergonzoso incidente ICV-Suñé. Silencio que en absoluto le sorprende, conociendo el paño y el rebaño y la docilidad ovina de muchos dirigentes de casas regionales -aunque hay o hubo muy honrosas excepciones- y que, juntos, a coro, podrían ejecutar el numerito de las focas circenses amaestradas sin que nadie advirtiera el cambiazo.
A Tolerancio le han ofendido y mucho las palabras -que me disculpen los disminuidos psíquicos- del progre subnormal de Suñé. Pero no porque sea Tolerancio extremeño o tenga parientes o ancestros en esa región, sino porque es catalán, aunque de los malos, ya saben, no nacionalista, y a uno le espeluzna compartir lugar de nacimiento o paisanaje con semejante patán. Cierto que los imbéciles no atienden a razones geográficas. ¿Por qué no iba a haber uno, y de bandera -como la que lleva al hombro- empadronado en Torredembarra?

¿Recuerdan a Ibarra en un programa de TV presentado por Julia Otero besándole el trasero a Carod Rovira… diciendo que a pesar de sus diferencias invitaría antes a su casa a ese individuo, el de Perpiñán, ídolo de Suñé, que no a los señoritos del PP?... Pues que se traguen, Ibarra y Fdez Vara, sus palabras con el bicarbonato de las balanzas fiscales y de la financiación autonómica.

Hubo un tiempo en que los dioses nacían en Extremadura. Pero ha llovido mucho desde entonces. La divinal cosecha ha caído en picado. Se cultivan más otras especies, como los palanganeros idiotizados a lo Fdez Vara o los energúmenos-borroka que destrozaron con ensañamiento un monolito erigido en recuerdo de las víctimas del terrorismo en una pequeña localidad pacense llamada Calzadilla de los Barros. Repetimos: Calzadilla de los Barros… y no es una coña bellotera.

Los idiotas siempre a punto para besar la bota que les propinará el puntapié en su baqueteado trasero.




jueves, 21 de agosto de 2008

En Sicilia como en casa


Desde Taormina, Sicilia, provincia de Barcelona.


El mismo mar azul… plagado de medusas. Los pinos fragantes a pie de la playa, como si fueran a darse un chapuzón. El mismo sol. Al borde de un profundo cañón, el templo de Segesta. Dicen que los días de viento las 35 columnas de su peristilo actúan como un órgano y emiten notas misteriosas. En un promontorio, asomándose al mar, las ruinas de otro templo griego, Selinunte, como un vigilante desde su atalaya, pero un vigilante impasible, desapegado de las humanas cuitas, mudo ante tantas invasiones y matanzas. Templos para esos dioses ociosos de los que hablara Epicuro, dioses ajenos, sordos a los votos impetratorios de sus fieles.

Sicilia fue colonizada e invadida sucesivamente por fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, musulmanes, normandos, aragoneses, franceses y más recientemente por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora por los turistas y por una desatada especulación inmobiliaria. Tierra de paso para muchos y luego tierra de emigrantes. Marcharon de la isla sicilianos por millares rumbo a la península, y más allá, a Estados Unidos, pasando, antes de desembarcar, la cuarentena de rigor en el islote de Ellis a tiro de piedra de la estatua de la Libertad.
Sicilia que recibe ahora, efecto boomerang, en la más meridional de su corona de islas, Lampedusa, a pocas millas de la costa africana, pateras por docenas rebosantes de ilegales.

Tan lejos de Cataluña, más de mil kilómetros, y, sin embargo, Tolerancio se siente como en casa. ¡Qué dulce nos parece el recuerdo de la patria cuando en la distancia reconocemos un aroma, un sabor, una textura familiar… y transidos de emoción decimos… como en casa!

Como en casa, en efecto, la construcción ha dado en Sicilia el gran pelotazo. Al fenómeno le llaman case abusive y las constructoras, o bien controladas directamente por la Mafia o en tratos con ella u obligadas a subcontratar empresas de la cuerda, llenan la isla, en particular la franja litoral, de complejos urbanísticos y hoteleros, sin respetar siquiera el Valle de los Templos, en Agrigento, donde las viviendas se confunden en unas hectáreas con los templos consagrados in illo tempore a Asclepio, Hércules o los Dioscuros.
Como en casa. Y no me refiero a Marbella, Estepona o Andraitx, con corruptelas más o menos televisadas en función del color político del consistorio de turno, sino a Cataluña, pues hemos sabido por un reciente informe de Greenpeace que la costa catalana es la más edificada de todo el litoral español en algo más de un 45%. Noticia sorprendente, hasta cierto punto, pues… ¿No éramos los catalanes los más concienciados del lugar gracias a las difundidas tesis del desarrollo sostenible que gozan en casa de gran predicamento, y todos esos mantras que recitan los medios de comunicación locales en manos de la progresía, dejando para el resto del país… -páramos, cabras y grasientos cocidos de garbanzos-… la edificación desatada a cargo de criminales especuladores conchabados con políticos desalmados a lo Gil-y-Gil que se ciscan encima de un paisanaje idiotizado, el del resto de España, que no sabe defender sus derechos, no ama su solar patrio porque lo suyo no es una patria y que se pasa el día viendo magazines gilipollas por la tele al copo de famosos de pacotilla?... ¿Pero los catalanes no éramos diferentes? ¿No era un estilo ser catalán, como decía Roca Junyent cuando le entrevistaba babeando, años ha, esa pesada biliosa de la Milá? ¿Qué pasó con nuestro fet diferencial?... ¡Si nuestros políticos ni siquiera usan gomina como esos madrileños insustanciales y vacilones!

En Sicilia, como en casa. ¿Será por los siglos de influencia española, primero a través de la corona de Aragón y luego de España como estado ya unificado? ¿Será porque la obra pública está en la ínsula italiana como en casa sometida a licitaciones, comisiones y adjudicaciones poco transparentes? Recordemos aquellas palabras de Maragall a CiU en el parlamento de Cataluña: ustedes tienen un problema que se llama 3%, problema que cuantificó, nos jugamos el bigote, erróneamente, por el modesto porcentaje de la mordida, una birria de 3%, y que se cobraba en maletines en los cementerios con nocturnidad y alevosía para que ningún testigo se fuera de la muy… escándalo fugaz, neutralizado al punto por Artur Mas con su célebre amenaza: con esas insinuaciones no habrá (nuevo) estatuto.

Una de las obras emblemáticas proyectadas en Sicilia es una copia del Golden Gate, un puente colgante mastodóntico que unirá Messina con la Italia peninsular. Al fin, sortearán los lugareños los escollos entrechocantes de Escila y Caribdis, que tanto importunaron a Odiseo y sus hombres en su largo periplo náutico. El puente será la pera limonera, el más largo del mundo, con 3.300 metros de longitud y 64 de altura sobre el nivel del mar, por el que circularán a diario millares de automóviles e incluso trenes de alta velocidad.
La conclusión del puente está prevista para el 2.012 y el coste de la obra faraónica, si no hay desviaciones -que sería extraño- está presupuestado en unos 4.600 millones de euros con aportaciones de la Unión Europea. Y, aún más, nada importa que el estrecho de Messina esté situado sobre una falla geológica y que Sicilia, en lugar de alejarse de la punta de la bota, se acerca a ella, eso sí, muy poco a poco, centímetro a centímetro, de tal suerte que si esperasen unos cuantos siglos se ahorrarían unos metros del trazado, por aquello de recortar gastos en tiempos de crisis.

Sucede que todo el mundo sospecha que en la subasta de subcontratas a cuento del puente colgante anda la Mafia detrás, especializada últimamente en el ladrillo más que en el tráfico de drogas o la trata de blancas, actividades diversificadas que nunca descuida del todo la Onorata Societá, con su célebre máxima, la omertà, es decir, la ley del silencio. Lo dicho, como en casa.

En Sicilia la Mafia es fundacionalmente delictiva. En casa es fundamentalmente ideológica, política -léase nacionalista- y también deviene, es inevitable, en delictiva. Una y otra se benefician del silencio de la gente del común y de la no tan común, del silencio de la opinión pública pastoreada por los medios de comunicación obedientes, casi todos: el silencio del Colegio de Periodistas por el hundimiento del Carmelo para no estorbar las negociaciones estatutarias, el silencio del clero local por los artículos del redactado estatutario sobre eutanasia y aborto, el silencio de los sindicatos obnubilados, subvención que te crío, por espacios autóctonos laborales, retributivos y de otra índole… el silencio incluso del Colegio de Médicos por los abortos ilegales practicados en la clínica Ginemedex, donde la manita de un feto asomando entre las cuchillas de la trituradora de carne humana la confundieron los galenos comisionados con un expendedor de chocolatinas.

Como en Sicilia, en Cataluña la famiglia es fundamental, la piedra angular del sistema. Pareciera que no a juzgar por algunas declaraciones de relevantes cargos públicos, poco o nada partidarios de la familia tradicional como institución nuclear básica para la socialización del individuo. Recordemos figuras tan arraigadas en nuestro acervo patrio como l’hereu, el heredero que va para terrateniente, industrial o alcalde -es un chiste malo- o la pubilla.
A la hora de la verdad los políticos catalanistas velan como el que más por la familia, sino por la de otros, por la familia en general, al menos sí por la suya. Hay casos para dar y tomar, siendo el más reciente el nombramiento de Apel·les Carod como embajador de Cataluña en Francia. Lo que no deja de ser chocante, dado que Francia responde al criterio, según la teoría ZP, compartida por los nacionalistas, de estado plurinacional que, a causa de su secular jacobinismo, oprime, ahoga, asfixia, como España, a las naciones sin estado que contiene en el dintorno de sus fronteras. Entre ellas una porción de Cataluña que ni siquiera goza de rango departamental, administrativo, dentro de la organización territorial al uso en el estado vecino.
Lo coherente habría sido inaugurar una embajada pero en Ajaccio, ante la nación corsa sojuzgada por el centralismo parisino, previa restitución a la Generalitat catalana con sede en Barcelona de los territorios que nuestros nacionalistas llaman Catalunya Nord, pues no habríamos de contentarnos, en aras de la deseada construcción nacional con saber, gracias a los partes meteorológicos de TV3, el tiempo que hará mañana en Perpiñán o en Prada de Conflent. Pero esa es otra y muy jugosa historia.

Sicilia es muy parecida a Cataluña, tanto que si uno mira bien el mapa y agarra Sicilia del morro occidental, a la altura de la localidad costera de Trápani y la gira 90º tendrá la réplica exacta, casi, del perímetro de nuestra bienamada patria, donde la costa jónica que va de Messina a capo Pássero, al sur, hace las veces de frontera pirenaica con Francia siendo los montes Peloritani el valle de Arán y Siracusa, Puigcerdà. La costa tirrena, de Palermo a Milazzo, la franja leridana limítrofe con la provincia de Huesca, y en la costa mediterránea las ruinas de Selinunte corresponderían al delta del Ebro y la localidad de Licata a Barcelona.

Nunca se ha sentido Tolerancio tan cerca de casa, estando tan lejos. La huella que dejaron nuestros ancestros ha sido más profunda de lo que muchos creen.

Entra Tolerancio en una trattoria del pueblecito de Prizzi para tomar un aperitivo, no muy lejos de Corleone, en la Sicilia interior. Hay unos pocos parroquianos sentados a una mesa de mantel a cuadritos. Le miran de arriba abajo, con aire taciturno y dejan su conversación en suspenso. El camarero, con una bayeta al hombre le pregunta qué quiere, pero lo hace en silencio, con la mirada. Junto a los estantes de madera de la botillería hay un retrato en la pared. Es la foto de un hombre de aspecto grave, circunspecto, en consonancia con el paisanaje que ve Tolerancio en el local. Americana, corbata, frente despejada. Es un hombre importante, respetado, y de pocas palabras, eso se ve a la legua. No sabe si el dueño está a corriente de pago, si abona el pazzo, impuesto de protección, a los corredores de la Mafia. No necesita preguntar quien es el fulano de la foto: es Peppo para los amigos... Peppone Monttiglia.

Chissst… silencio… es decir, silenci…



sábado, 16 de agosto de 2008

4-2-4: receta contra la crisis


Haya o no crisis, lo que está más claro que el agua es que Zapatero no tiene ni repajolera idea de economía, ni falta que le hace… y empieza uno a sospechar que Solbes tampoco, y eso que es, dicen, el más listo de la clase. Esas dos tardes que prometió Jordi Sevilla a ZP para ponerlo al día, al nivel de un Keynes o un Galbraith, las pasaron, se ve, jugando a baloncesto.
Aunque la gestión económica es importante, una de las tareas a las que habría de aplicarse celosamente un gobierno responsable, cuando menos para no deteriorar más la situación, Tolerancio sospecha que a la hora de la verdad ese asunto no condiciona tanto el voto de la gente como algunos creen. La prueba nos la sirve la historia reciente: Felipe González ganó mayorías absolutas con más de un 20% de paro y con un historial de corruptelas de aquí te espero.

Hemos oído de todo con relación a la economía. Aquí va un breve glosario de melonadas que han gozado de difusión mediática y han condicionado el sesudo debate sobre tan delicada materia.

-La culpa de la inflación la tienen las elevadas propinas que dejamos en las cafeterías. Solbes.

-Estamos en la Champions Li (League) de la economía mundial. ZP.

-Estamos mejor preparados que el resto de Europa para afrontar los desajustes del mercado inmobiliario. Gobierno en pleno.

-No habrá crisis. Pasará de largo. Gobierno y, hasta hace unas semanas, sus ayudas de cámara de la CEOE, entre ellos su risueño presidente.

-Coma conejo, pero de monte, a la vinagreta o a la cazadora. Anónimo.

-Las críticas a la situación económica son catastrofistas, están infundadas, generan alarmismo, desconfianza y son antipatrióticas. ZP… y no es una broma.

-Esta legislatura será la del pleno empleo. ZP aguantándose la risa.

-El repunte inflacionista cesará en marzo del 2008. Solbes, que lo dijo en febrero, un mes antes de las elecciones.

-El aumento de la carestía de la vida no es tal, solo supone 23 € mensuales en la cesta de la compra por familia media de 4 individuos… que llegaron a cuantificar. Gabinete de Solbes. Olvidaron incluir abuela y canario.

-La culpa es de la guerra de Irak. Pepín Blanco. Pero no sólo de la crisis económica, sino del cambio climático y de la pésima temporada de Fernando Alonso en la escudería Rénault.

-No hay crisis, sino desacelaración acelerada. Barreda, presidente regional de Castilla-La Mancha, copiando las innovadoras perífrasis del ecotrasvasador Baltasar, ministrín regional de ICV, el de las aportaciones puntuales de agua por trasvases.

-Si cerramos todos los ojos, nos damos la mano y decimos muy fuerte “chisgarabís akunabatata” pasarán estas turbulencias y al abrirlos seremos más felices. Bibiana Aído. Apócrifo… pero de poco cuela.

-La crisis roza el larguero. Solbes.

-La crisis es opinable y tal concepto pertenece al ámbito académico. ZP. Exactamente como el concepto nación: opinable o discutido y discutible.

-Cada vez que levantamos el pie del acelerador subimos el PIB nacional.- Sebastián, pero no el señor que lleva la bandeja con pastas y té, sino el ministro de Industria, artífice de la Operación Bombilla.

-Habrá un incremento del desempleo y alcanzaremos una tasa del 10% a finales de 2009. Ministro Corbacho, no José, el humorista de la factoría Buenafuente, sino Celestino… solo que estamos ya en un 10’4% en julio de 2008, a las pocas horas de emitir tan atinado pronóstico.

Suma y sigue. Hay más, pero estas pinceladas aportan una idea aproximada de la sapiencia y desempeño económicos del actual gobierno.

No obstante se aprecia un rasgo terminológico recurrente en algunas de esas intervenciones: Champions League, rozar el larguero. Y no es otra que la conversión del vocabulario deportivo, balompédico en particular, en herramienta, sino apta para el análisis de la situación económica, sí para su descripción. En esta nueva aproximación al fenómeno ha tenido buena parte de culpa la proclamación de la selección plurinacional de fútbol como campeona de Europa.
El triunfo de la selección, que nos ha llenado de gozo casi a todos, no sabemos si también al señor Vilaró, intendente máximo de la Guardia Urbana de Barcelona, ha proporcionado jugosas anécdotas como las inolvidables retransmisiones, al copo de inflamado patriotismo, que ha realizado con no poco mérito la cadena llamada Cuatro, del grupo Prisa, con gran profusión de banderas españolas en el escenario ondeando al viento y sin que asomara entre éstas, sorprendentemente, ninguna bandera republicana.
Como locutora del espacio deportivo hemos contado con la presencia estelar de la periodista Ángels Barceló, obligada a pronunciar las palabras malditas España y selección española con una sonrisa de oreja a oreja… quién la ha visto y quién la ve… y sin que se le gangrenara la lengua. Increíble pero cierto. Hay que ver los milagrosos efectos que obra una buena soldada.

De modo que, en adelante, las explicaciones sobre economía, las recetas a aplicar y la manera de transmitirlas a la opinión pública habrían de ser pizca más o menos de esta guisa:

Debemos afrontar la crisis con un claro 4-2-4 sobre el terreno, bien plantados detrás, con las arcas públicas custodiadas por una defensa contundente que achique balones fuera del área ante el acoso fiero de los tipos de interés y del batacazo de las subprimes. Nuestro medio centro creativo debe proponer ideas imaginativas, flanqueado por una sólida contención del déficit presupuestario y desbaratando la destrucción de empleo que amenaza nuestros ingresos. Hemos de buscar espacios para reactivar la producción industrial regalando bombillas e infligiendo a la crisis daño por las bandas y pillando a contrapié a sus centrales, los temibles Euribor e Inflación, con los dorsales 4 y 5 respectivamente, tan marrulleros como son, rematando a puerta balones aéreos para reflotar la confianza de los consumidores.

Pero a santo de qué tanta agonía con la economía y la crisis del carajo. Vaya rollo. Ni que comiéramos de eso. A fin de cuentas España con ZP como presidente ha ganado la Eurocopa de naciones y fue de un pelo que ganáramos con el Chiki-chiki el Festival de Eurovisión. Y espérate que de Pekín traerá nuestra delegación unas cuantas medallas y algún atleta dopado.
España ha sido campeona 44 años después. ZP ya puede respirar tranquilo: ha empatado con Franco. Pero no tiene bastante, por eso gracias a la ley de Memoria Histórica… -pero la lejana, pues la reciente no funciona cuando menos en relación a las listas electorales de ANV que colaron en las últimas municipales y que ahora pretenden ilegalizar porque han descubierto, pero qué agudos, qué avispados, que son subsidiarias de ETA-… acabará por ganarle la Guerra Civil de una vez y para siempre.


lunes, 11 de agosto de 2008

Ciudadano Aguilella contra el imperio Gisa


Esta bitácora esta dedicada a Manuel Aguilella, sindicalista, ciudadano y activista y militante no nacionalista.


No es el título de una de esas películas producidas en Hong-Kong que nos pasaban en las sesiones matinales de los cines de barrio cuando éramos unos mocosos. Programa doble: Gorgo y Superman se citan en Tokio o Nueva York bajo el terror de los zombis.

Esto es verídico, real como la vida misma: Ciudadano Aguilella contra el imperio Gisa. Si alguien duda de lo que aquí decimos no tiene más que acudir al diario El Mundo en su edición para Cataluña del pasado martes 5 de agosto. Allí verá, junto al relato de los hechos, una fotografía del conjurado héroe de esta historia contra el abuso de autoridad de la administración regional por intermedio de la empresa Gisa con sobrada experiencia, affaire Carmelo, en la opaca adjudicación de obra pública conducente a la construcción nacional, en su versión edilicia, y en el incumplimiento sistemático de toda normativa legal.

La historia sucintamente es la que sigue, aunque ya figura en la crónica periodística indicada: a dos fincas de vecinos de la Gran Vía les piden su beneplácito para edificar un centro de atención diurna para disminuidos psíquicos. ¿Quién va a negarse, que no sea un desalmado, a tan loable iniciativa?
Les enseñan unos planos. Les juran -y perjuran- que no levantarán más que unos bajos y un piso, que respetarán la obligatoria separación entre bloques para favorecer la necesaria iluminación y ventilación de las viviendas colindantes afectadas, entre otras muchas y verbales garantías. Llega el período vacacional y cuando se ausenta la mayoría de vecinos aprovechan los operarios, siguiendo las instrucciones de la superioridad, para elevar alturas a toda mecha y tapiar las ventanas de propietarios e inquilinos, quedando aquellos que no tienen salida a la fachada frontal prácticamente tapiados en vida dentro de su casa. Un estropicio de tomo y lomo.

Pero no cuentan con que nuestro héroe está de baja por accidente y un traumatismo óseo le mantiene anclado a una silla de ruedas y dispone de tiempo libre por una vez en su vida… fatal circunstancia contraria a los intereses de Gisa.

Por una vez porque Manuel Aguilella no para, es un espíritu inquieto. Fue el primer caso de niño hiperactivo conocido, sólo que ese desarreglo no estaba aún diagnosticado por la pediatría y de él decían sus mayores que era un polvorilla.
No hay manera de retenerlo en ningún sitio porque tiene siempre un nuevo lugar adonde acudir, un nuevo entuerto que desfazer, otro asunto de su apretada agenda que atender. Y algunos de esos trámites los resuelve satisfactoriamente y otros no, pero siempre lo intenta. Nada se lleva de todo ello salvo un montón de problemas que, no pocas veces, recaen sobre sus espaldas y acaban por afectarle e involucrarle personalmente. Lo sabe, pero le importa un pito.

Nuestro héroe, Manuel Aguilella, que no está afectado por la obra de marras, decide encadenarse en su silla de ruedas, bajo la pancarta que anuncia pomposamente la obra y lo hace por solidaridad con sus convecinos, muchas personas mayores y también minusválidos, pues la finca es propiedad del Patronato Municipal de la Vivienda y los bajos del edificio, precisamente los más dañados por el chapucero apaño, fueron en su día asignados a personas discapacitadas. Y planta su tenderete reivindicativo pertrechado con una pancarta, fotocopias que distribuye a los curiosos, megáfono, casco de albañil, un equipo básico de supervivencia (bocatas, refrescos, protector solar) y una buena provisión de paciencia.

A todo el que pasa por allí y huronea alrededor de la parada, Aguilella le explica el por qué de su acción. Da lo mismo que sea la señora Engracia, que Pepito, Juanito o el agente de la Guardia Urbana que delega el contuso y confuso Vilaró hasta el lugar para levantar acta de posibles incidentes. Y llega la prensa, El Mundo, el Punt, TVE.
Algunos vecinos colaboran, otros, temerosos, no. Una vecina, la más perjudicada de todas, niega el paso al fotógrafo de El Mundo y a las cámaras de TVE porque dice que ella es catalana y que esos medios españoles no entran en su casa, que sólo abrirá sus puertas a TV3, que, por cierto, ya ha declinado la invitación a tomar imágenes de la acción y dar como noticia la problemática de los vecinos y la singular protesta, fiel con tesón a su código deontológico de silenciar todo aquello que suponga un microscópico atisbo de crítica al poder nacionalista.
Pero hete aquí que la buena señora permite a la redactora del Punt turbar la paz de su hogar y tomar unas fotografías y la chica, monísima por cierto, sale al cabo de un rato diciendo que en su finca tienen un problema similar y que la chapucera obra, a lo Pepe Gotera y Otilio, es perfectamente legal. Su finca es de los años 70, confiesa… una época urbanística, la del tardofranquismo, denostada por excesos y abusos de toda índole pero que sirve ahora, quién lo iba a decir, para enmascarar los atropellos del presente, según quién los cometa, claro… como si la legislación en la materia no hubiera experimentado desde entonces modificación alguna.

Los amigos se dan el relevo para que nuestro hombre no quede solo ante el peligro. Que no se sienta desasistido. En parte porque a algunos el cartelito pegado a la valla con la bandera de la nación gitana, que tiene en todas las obras su mástil preferente y su consulado… ésta con una muy gráfica inscripción: Los Manolos… no deja de causarles cierto desasosiego. Sorprende que el cartelito citado, con turbias connotaciones que a nadie escapan, ocupe un lugar visible, dominante, en toda una obra costeada con dinero público.

La escena tiene en su conjunto ese aire surrealista, berlanguiano, de 13 rue del Percebe, de Aquí no hay quien viva, pero en casa, en la europeísima y avanzadísima Barcelona, con su gobierno municipal que se dice tan cosmopolita y sensible a la voz de la calle, donde no suceden esas cosas que traen los diarios de otros lugares de la inhóspita España, ese país de cabras y secarrales… pero no en casa, insistimos, donde todo es perfecto y legal y si no lo es, agarramos al punt -al punto- la banderita catalana para taparnos las vergüenzas, esa banderita que muchos dicen venerar pero que usan sin recato para limpiarse las cascarrias y el sudor de la moneda baboseada que en comisiones al 3 o al 20% llenan sus bolsillos sin fondo… dejando la pobre bandera pestilente y hecha unos zorros.

Tolerancio no sabe en qué parará su militancia no nacionalista. Se ha llevado alegrías y chascos. Y más que llevará. Pero de todo lo bueno, lo mejor ha sido dar con Manuel Aguilella. Para Tolerancio es un honor que Manuel Aguilella cuente con él de vez en cuando. Que considere que Tolerancio merece una pizca de su confianza y que es apto para esta o aquella tarea. Que exista un asiento en su apretada agenda a su nombre. Y eso que no para de incordiar al personal con mil ocurrencias a veces difíciles de digerir: Hay que hacer esto y lo otro, a lo que replica Tolerancio para sus adentros: ¿Qué mosca le habrá picado ahora a este tío?... como ese sueño compartido, acaso una quimera, de activar un día una modesta productora de documentales para denunciar a lo Michael Moore los escandalosos abusos y las melonadas sin cuento del nacionalismo. Si es muy sencillo, dice, basta con un esbozo de guión, una cámara y un micrófono. Con que fueran Tolerancio y un par más la décima parte de combativos que Manuel Aguilella ya habrían rodado una docena.

Manuel Aguilella vale mucho más que la pena. No sabe Tolerancio si le tendrá por amigo, pues son muy diferentes de temperamento y carácter, y nuestro héroe le pone de los nervios, pegado siempre a su media docena de celulares pitando, remedo de una diosa Kali de múltiples brazos de la telefonía móvil… pero Tolerancio sí presume de tenerlo por tal. Será una fórmula un poco anticuada, pero no hay otra mejor: estar cerca de ese tipo del casco y en silla de ruedas es un verdadero honor.









miércoles, 6 de agosto de 2008

Los amigos de Joel Joan


Lo normal es que uno se alegre de las proezas de sus amigos, que las celebre con ellos dándose un abrazo y alzando la copa a su salud en un brindis cordial.
Eso es lo que, suponemos, hace Joel Joan, si es fiel a su palabra y tiene un sentido homologado de la amistad, cada vez que tiene noticia de un atentado de la banda terrorista ETA. Y no lo decimos nosotros, lo dijo él, tal cual, en un apasionado discurso en homenaje póstumo al suicida mosén Xirinachs, aquel tipo pintoresco, santo y seña del catalanismo.
Sus sinceras palabras… -sinceras porque Tolerancio se juega el bigote a que el actor, ahora apaniguado director de una academia local de cineastas subvencionada con dinero de todos, también de las víctimas catalanas de atentados terroristas, Hipercor, las dijo de corazón-… fueron recogidas por la prensa. Literalmente dijo: Jo també (en alusión a mosén Xirinachs) sóc amic d’ETA.

Cuando un amigo de Tolerancio obtiene un éxito, un logro en su trayectoria vital… cuando promociona profesionalmente, se echa novia, le toca la lotería o le refiere una gesta filantrópica, ennoblecedora, de la que ha sido protagonista… como ayudar a una viejecita a cruzar la calzada entre las rugientes filas de automóviles o rescatar un gatito encaramado a la rama de un árbol, se lleva Tolerancio un alegrón de aúpa y participa de la felicidad y de la gesta de su amigo. Es como si Tolerancio hubiera rescatado un poco también ese gatito que maúlla desvalido… cuando menos como si hubiera sujetado la escalera por la que trepó su intrépido amigo.

De Juana Chaos, licenciado en enfermería con un expediente académico envidiable compulsado por la escoria docente de la universidad vasca, no ignora esos compromisos a que obliga el responsable ejercicio de la amistad. Y así lo ha manifestado en más de una ocasión: cuando ETA destripa a una familia de un bombazo o le descerraja un tiro en la nuca a un secuestrado maniatado con alambre, él, en su celda, o en breves fechas en la Herriko-taberna -si se produce tras su excarcelación un nuevo atentado mortal- descorcha una botella de champán y las caras desencajadas de dolor de las víctimas son el alimento espiritual que más satisfacción le proporciona. La imagen de un cadáver mutilado, tendido en la calle, cubierto por un plástico de color como estañado, desata su más desordenada concupiscencia y aprovecha De Juana el calentón para acoplarse maritalmente a su esbelta novia, esa chica de gafitas.

Hace unos días supo Tolerancio por un noticiero de TV del juicio que se sigue contra un comando etarra en la Audiencia Nacional. Su hazaña consistió en provocar una escabechina en una calle transitada, año 2.000, por el procedimiento del coche-bomba. Los etarras, un miembro y dos miembras, tres heroicos gudaris, en su pecera y como peces en el agua, charlaban entre ellos distendidamente sin prestar atención alguna al desarrollo de la vista.
Los redactores del informativo intercalaron entre las imágenes del proceso el testimonio oral de una de las víctimas. Era una madre que estaba en el lugar de los hechos con su hija de tres años. A causa de la explosión la niña voló por los aires convertida en una antorcha humana. La madre detectó a unos metros y recuperó, aturdida aún por el ruido ensordecedor y por la onda expansiva del bombazo, el bulto envuelto en llamas que era su hija. Afortunadamente era invierno, la niña iba muy abrigada y el fuego solo carbonizó una de sus piernecitas, que le amputaron.

Como amigo de ETA que es Joel Joan, lo será, suponemos, para lo bueno y para lo malo. Y este episodio concreto, desde la perspectiva de alguien que manifiesta su relación amistosa con un grupo terrorista, es para lo bueno, pues sino… ¿Qué género de cosas espera de sus amigos encapuchados… que visiten ancianitas en un geriátrico los domingos por la tarde?
No sabemos, empero, la modalidad de celebración de Joel Joan cada vez que sus amigos de ETA se apuntan un tanto. Si se toma unos pelotazos a la salud de sus coleguitas o le da un repaso a su novia o a la presidenta de su club de fans o se pone morado en una marisquería.
¿Qué sentimientos placenteros y euforizantes le inspiró concretamente esa gran proeza de sus amigos de ETA?... ¿Se empalmó? ¿Se la peló como un mandril, babeando copiosamente, al imaginar la piernecita carbonizada de esa niña de tres años, amputada por sus amigüitos de ETA?… ¿Se hará con una réplica de la piernecita carbonizada que le pasarán unos amigos de esos que producen en su taller los efectos especiales de las películas de terror para guardarla en un relicario y dormir junto a ella como hacía Franco, dicen, con el brazo incorrupto de Santa Teresa?... No lo sabremos nunca.

Cierto que Joel Joan proclamó su amistad en un contexto muy determinado y no tan lejano. Era aquella época, que algunos jamás olvidaremos, de las negociaciones con los terroristas en el santuario de Loyola. Cuando Otegui era un hombre de paz. De Juana Chaos precisaba un trato humanitario, tan desmejorado como estaba el pobre por su huelga de hambre a base de calditos, emparedados de jamón cocido y meneos de alto voltaje con su complaciente novia. Cuando las actrices capitaneadas por Pilar Bardem ungían con pétalos de rosas blancas a la abogadesa Goiricelaya, esa mujer de mirada oblicua y siniestra. Cuando la verificación de la tregua, se acumulaban los informes por docenas en la mesa de noble madera de nogal del ministro de Interior, era incuestionable o eso decía Rubalcaba en sus comparecencias ante los medios. O cuando los matasellos de las cartas dirigidas a empresarios para recaudar el llamado impuesto revolucionario estaban fechados con anterioridad al inicio del proceso negociador y si llegaron con retraso a sus destinatarios fue por culpa de la lentitud del servicio postal. Y cuando se decía en el diario El País que a Francisco José Alcaraz, entonces presidente de la AVT, le había tocado la lotería con el asesinato de uno de sus familiares. Cuando se solicitaba permiso al Congreso de Diputados para respaldar la estrategia de negociación diseñada por ZP o se llevaba la misma e infamante iniciativa al parlamento europeo. O cuando no había pruebas de que ETA estuviera detrás del robo de 400 pistolas en una armería francesa o se avisaba a los correos de su aparato extorsionador para que pusieran pies en polvorosa antes de ser detenidos, continuando abiertas desde entonces las diligencias ¿practicadas? por el juez Garzón… cerradas bajo siete llaves en un cajón extraviado.

Era una época en la que era muy fácil ser amigo de ETA, casi lo exigía el guión. Esa época en la que tantos dijeron tantas cosas que nos helaron la sangre… cosas que nunca olvidaremos, cosas que Tolerancio, apretando los puños, jura que jamás olvidará…

La amistad es un sentimiento noble y duradero, si es una amistad sincera, que solo puede ser eso, sincera, pues de lo contrario no es amistad, sino otra cosa, interés acaso. Estaría muy feo que ahora Joel Joan se desdijera. Cierto que ya tiene edad para elegir sus amistades, que es una de las pocas cosas que no nos vienen impuestas en esta vida. Claro que según son las amistades de Fulanito, también Fulanito es digno de sus amistades.

Pero, dinos Joel, majete… ¿Te la puso dura el relato de esa madre?


domingo, 3 de agosto de 2008

Napoleón el catalanófobo


En este año que se celebra el bicentenario de la Guerra de la Independencia, 1808-2008, hemos descubierto un dato de singular alcance. La catalanofobia, acabáramos, la inventó Napoleón Bonaparte tras coronarse emperador en Nôtre-Dame y enchufar airosamente su corso chisme a la bella y refinada Josefina de Beauharnais. Al fin, pues, desvelamos uno de los misterios más impenetrables que ha traído de cráneo a los más reputados historiadores de todas las naciones: el origen de la catalanofobia. Fue concebida por el pérfido Napoleón mientras aseaba sus partes en uno de los lavafrutas, bidés, del palacio de Versalles.
También sabemos por qué siempre llevaba el genial estratega la mano al pecho en tan célebre gesto inmortalizado por pintores de cámara y locuelos de épocas posteriores. No para proteger su billetera de cacos y descuideros, sino para asegurarse de que allí, celosamente custodiado, en un bolsillo interior de la casaca, permanecía el plano a escala de las cruciales villas de Esparraguera, Olesa de Montserrat y alrededores, elaborado secreta y diestramente por el servicio cartográfico de la Grande Armée.

En efecto, leemos en una breve noticia, tan breve como delirante, del diario gratuito 20 Minutos del pasado 01/07/08 -la reproducimos en su integridad manteniendo su redactado original en la lengua propia de don José Montilla- que:

La Generalitat ha editat una guía que marca els principals atractius turístics dels escenaris de la Guerra del Francès, que va enfrontar França i Catalunya del 1808 al 1814.

En efecto, Napoleón no invadió España, sino Cataluña y todo lo que nos han explicado sobre el levantamiento popular del 2 de mayo, la batalla de Bailén, las Cortes de Cádiz o el sitio de Zaragoza es una trola, un cuento chino, una burda intoxicación urdida para desviar la atención del auténtico y genuino foco de interés de tan alta ocasión. Las tropas de Dupont, Murat, Schwarz o Chabran, o los mamelucos egipcios a la carga, alfanjes desenvainados, no pasaron de Alcanar. Y quien sostenga lo contrario es un enemigo de Cataluña obsesionado con dinamitar el nuevo estatuto de autonomía y deteriorar la ejemplar convivencia que pacíficamente reina entre catalanes, convivencia que es la causa de las más rutilantes erecciones de Pepe Montilla que no nació en Iznájar, provincia de Córdoba, en la puta España, Rubianes dixit, sino en una masía cerca de Gombrén, en el centro concéntrico de la Cataluña catalana.

Solo nos falta desvelar los motivos ocultos de la invasión francesa, por separado, de Cataluña. Pero también para ese intrincado enigma tenemos respuesta. Lo que codiciaba Napoleón era… nada de alambicadas razones geoestratégicas… -aunque jugaba mucho al Risk con los generales del alto mando mientras mojaba melindros en un tazón de chocolate humante-… como dominar la península ibérica o marchar sobre Portugal, tradicional aliado de Inglaterra, para sus bloqueos navales y otros cálculos y milongas… nada de eso. Le importaban un bledo esas cuestiones, tanto como los Borbones de la villa y corte o las maquinaciones de Godoy. A veces las cosas son más sencillas. Lo que pretendía en realidad era apoderarse de la fórmula secreta del pan con tomate. ¿Y Suchet, uno de sus más afamados mariscales?... Lo han adivinado… hacerse con la receta del suquet de peix. Esa es la pura verdad.

¿Y quién ha redactado la guía turística de marras que nos ha costado un insignificante puñado de euros?... Sí, han dado en el clavo. El mismo fulano de los informes de la concha brillante y del cultivo de la chufa. Pero no sufran más. Si no lo saben, se lo diremos. Llegó 1814 y Cataluña ganó la guerra. Nuestros tatarabuelos derrotaron ellos solitos, trabuco en mano, al ejército más poderoso de todos los tiempos.

Visca Catalunya lliure!... que es exactamente lo que gritó el tambor del Bruch al poner en fuga la columna de Schwarz. Y por si no lo sabían, un mocoso, con barretina y espardenyes, marchaba a su lado sujetando un tambor de repuesto… ¡Ajá!... no se les escapa una. En efecto, ese mozalbete era Joan Laporta.


Fe de errores: en la bitácora titulada El referéndum de IUbarreche dijimos que el señor -sic- Atucha había sido encausado por su negativa a disolver el grupo parlamentario llamado PCTV en la cámara vasca, cuando en realidad el mandato judicial afectaba a Sozialista Abertzaleak. Aunque, por otra parte, qué más da PCTV, SA, HB, EH, ANV o KMVKB -Kómete mi Vasko Kulo y Baila-…. pues cualquiera le sigue la pista a la sopa de letras etarra.