miércoles, 2 de septiembre de 2009

Oberts al català (Abiertos al catalán)

Martes, 4 de agosto de 2009. Testigo: Tolerancio.

El nacionalismo no descansa ni en agosto. Por mucho que apriete el calor allí están sus agentes, al pie del cañón, batiéndose el cobre en la calle. Tolerancio fue testigo de la estrategia nacionalista dirigida contra un sector clave en la vida cotidiana de su barrio. Estamos en Pueblo Seco, donde viven muchos inmigrantes y, por lo tanto, donde abundan los locutorios. Tolerancio es usuario habitual de esos establecimientos pues carece de conexión a internet en su domicilio.

Una señorita traba conversación con el regente del local… -calle Ricart, esquina Olivo-… de origen paquistaní. La chica, una rubita la mar de mona (Tolerancio le mira el trasero disimuladamente), traslada un carrito y dentro del carrito, tal y como se comprobará al cabo de unos minutos, folletos, afiches varios y pegatinas.

Nuestra laboriosa agente… -hasta entonces creía Tolerancio que era un cliente más a punto de contratar internet a razón de 1 € la hora, recargar el móvil o poner una conferencia telefónica con Beluchistán-… habla en español. No tiene más de 25 años. Tolerancio pone la antena pues le choca que la chica departa durante tanto tiempo con el locutorero.
Y capta la primera andanada. La rubita culito-respingón felicita a nuestro paquistaní porque tiene a la vista el adhesivo de Prohibido Fumar. Muy bien, concede. Enumera otros requisitos que Tolerancio no sintoniza nítidamente pero, llámenlo intuición, desconfianza, llámenlo x… presagia lo que viene después…
… en efecto, la rubia agente advierte a nuestro hombre que las hojas de reclamación deben figurar, es simplemente una recomendación, en inglés, español, hace una pausa… y catalán. A renglón seguido le espeta si conoce este último idioma, si lo habla o entiende. Acabáramos. Lo anterior era el preámbulo. Lo que sigue es el auténtico busilis de tan gentil visita.

Nuestro paqui, permítanme el coloquial gentilicio, por abreviar, tartamudea y admite que no lo habla, pero que lo entiende un poco. Ni una palabra, ya lo decimos, pues Tolerancio frecuenta su local desde hace más de un año y le consta que a ese buen hombre la lengua de Espriu le suena a chino mandarín. Chamullando cuatro palabras en español… -tampoco es un tribuno de la plebe en la lengua de Cervantes-… larga una trola increíble, tanto que ni él mismo se la cree… y dice que una vecina le enseña a ratos un poco de catalán.
¿Será su vecina una de esas voluntarias que ejercen de parejas lingüísticas, no sabemos si con derecho a roce, para inmigrantes patrocinadas conjuntamente por la archisubvencionada entidad catalanista Ómnium Cultural y por CiU?… que, por cierto, presentó a la prensa, meses atrás, un plan conforme al que pondría en circulación la nadería de 90.000 de esos voluntarios concienciados con la difusión apostólica de la lengua catalana y que habría de reclutar entre militantes y simpatizantes, aunque sospechamos que ni de largo cuentan con la décima parte de esa prodigiosa cantidad de efectivos.

Pero la chica tampoco le cree, esa confesión no la ablanda y anota algo en un cuaderno al tiempo que glosa dicha confesión con un piadoso Eso está muy bien. No puede entretenerse ni intimar con nuestro hombre. Va a tiro hecho, sujeta a un plus de productividad, como a destajo, cual una funcionarial agente del estajanovismo lingüístico. Quedan muchos comercios por visitar si quiere completar la ruta minuciosamente preparada. Claro que no hay cansancio ni sufrimiento sino elevada recompensa espiritual cuando hablamos de la construcción nacional de Cataluña. No importa que se funda el termómetro por la chicharrina en plena canícula estival. Qué minucia es ésa enfrentada a tan noble y altruista empresa.

Tolerancio en el ordenador 5 y una cucaracha enorme en el 4, prima lejana de Gregorio Samsa, únicos clientes del locutorio… -el ortóptero se recrea las antenas consultando una web de chatis en bikini y se frota las patitas delanteras-… asisten a las explicaciones que da la chica para tranquilizar a nuestro atribulado paqui, que traga saliva:

-Yo no pongo multas… de eso se encargan otros…-Y esboza una ligera y cautivadora sonrisa.

Y saca del carrito el kit completo de normalización lingüística en el ámbito comercial, específicamente diseñado para locutorios regentados por extranjeros: una pila de alfombrillas para los ratones de los cibernautas con la leyenda Oberts al català, que es el eslogan de la campaña y que cuenta con el logotipo impreso de la Generalidad y el de la autodenominada Federació Catalana del Comerç (Federación Catalana de Comercio), folletos informativos a tutiplén y adhesivos con el mismo diseño que las alfombrillas.
La chica sugiere que las pegatinas están pensadas para el escaparate del local de tal suerte que los transeúntes lo puedan identificar al entrar o al pasar a su lado por la acera. Nuestro paqui, que no es torpe ni lento de reflejos, se levanta de su asiento como propulsado por un resorte, toma uno de los adhesivos, sale a la calle y en un periquete lo planta en la luna para solaz de la inspectora de paisano, que asiente con un gesto aprobatorio.
A nuestro hombre no le tienen que decir las cosas dos veces. Las caza al vuelo. No habla una palabra de catalán, pero sabe dónde está y con quién se juega los monises, aunque esa chica, una monada... -Tolerancio le mira el trasero con glotonería-... sea la cara amable de la represión lingüística.

El distrito de Pueblo Seco cuenta con mucha población de origen inmigrante. Hay un locutorio en cada esquina del barrio y por esos locales, antes o después, desfila un elevado número de residentes. A la mayoría, en particular a los adultos… -sus hijos son escolarizados en la escuela pública monolingüe-… la adopción del catalán como idioma de relación cotidiana o vecinal les importa un pimiento, o un aguacate, pero esa alfombrilla y ese adhesivo ahí realizan una función de penetración en un universo refractario a la difusión de la lengua propia… de Montilla y de su abuela.
Poco a poco, día tras día, mientras mata marcianitos o saliva como un alce empalmado mirando el último video de Beyoncé en Youtube, el logo y su leyenda, Oberts al català, los ve el internauta y el mensaje se va metiendo en su magín según el mecanismo de la publicidad subliminal. Y si no funciona, qué más da, en algo hay que gastar las partidas presupuestarias en tiempos de crisis. La impresión de todo ese material cuesta una pasta y da trabajo a las empresas del sector, de gente de la cuerda preferiblemente… no fotem. Una suerte de Plan-E a escala local.

A los dos días, antes de marchar de vacaciones… -a Tolerancio le aguardan unos baños sensacionales en las transparentes aguas de la bahía de Alcudia-… entra Tolerancio en otro locutorio en la misma calle, Ricart esquina Paralelo. Éste lo regentan sudamericanos. Por allí, cómo no… -pegatina en el escaparate y alfombrillas para el ratón en las mesas-… también pasó la diligente vanguardia del nacionalismo rotulista y comercial, que no acusa ni el calor ni el frío. Ni la lluvia ni la nieve.

Oberts al català, y por descontado, pues es de lo que se trata en realidad, tancats a l’espanyol (cerrados al español)… si es que no acaban todos los comercios cerrados, pero de verdad, por efecto de la crisis. Esa crisis que ante nosotros pasaría de largo por disfrutar de una de las economías más sólidas del universo mundo.
Como dice el refrán muerto el perro, se acabó la rabia. Pues cerrados los comercios ya no quedarán locales que inspeccionar y rótulos que multar. Por supuesto que exagera Tolerancio, pero reproduce aquí el titular de una crónica periodística del diario El Mundo del 24/05/09. Tiene el recorte delante de sus narices: La crisis obliga a cerrar un centenar de comercios al día en Cataluña. El subtítulo dice: Electrodomésticos, menaje y textil son los sectores más perjudicados. ¿A quién multarán a este paso?







4 comentarios:

Reinhard dijo...

Esto que usted relata, apreciado Tolerancio, me parece una asquerosa provocación por parte de la Administración: ¿ cómo osan mandar una mujer, además buenorra, a la tienda de un Paki? Por respeto a ese honrado trabajador extranjero y a buen seguro musulmán, sin cuyo inestimable concurso usted y yo no cobraremos mañana una pensión, el agente lingüístico debía ser un hombre. Y luego hablan de respeto a las minorías.....

Josefina dijo...

¡Qué idea más brillante reinhard!
Agentes lingüísticos hombres para las tiendas de "los que suponemos" musulmanes. Y si el agente además de hombre es musulman de pura cepa, mejor que mejor, así da ejemplo a sus compatriotas de lo que difunde e impone. Y no digamos si, unos pasos más atrás lleva una mujer con burka -éstas no pueden caminar por las calles sin acompañamiento varonil, como las moninas y rubias catalanas- que colabora en la enseñanza del catalán (mucho mejor que la vecina).
Saludos

Willi dijo...

Parece que alguna no ha sido llamada por el camino de la literatura,ni tampoco la lectura, y menos la del gran Quevedo.

Josefina dijo...

No me va bien con lenguaje
tan de grados y corona:
hablemos prosa fregona
que en las orejas se encaje.
Yo no escribo con plumaje,
sino con pluma; pues ya
tanto bien barbado da
en escribir al revés,
óyeme tu dos por tres
lo que digo de pe a pa.

Vaaaale, las chicas somos así.
¿Todas?

Enhorabuena por tus estupendas bitácoras Tolerancio, siempre son un soplo de aire inteligente y fresco.

Saludos cordiales