Reproducimos íntegramente dos Cartas al director. Ambas abordan desde diferente perspectiva las delirantes consecuencias de la política monolingüe obligatoria aplicada indistintamente por nacionalistas y socialistas. Una fue publicada el 26 de julio por el diario El Mundo en su edición Cataluña, y la otra, enviada al mismo rotativo, permanece inédita.
La primera carta la firma Atsushi Fukazawa, llena de lógica y de sentido común. No hemos solicitado permiso al autor para incluirla en esta bitácora, pero confiamos en que no agarre un berrinche de aúpa ni nos pida royalties por mandato de la SGAE.
La segunda es cosa de Tolerancio que aprovecha la ocasión para dar, gratis total, un consejo al señor Durán Lleida tras leer una jugosa entrevista que el político catalanista, nacido en Huesca, concedió días atrás al citado medio en la sección que lleva por título En camisa de once varas.
1.-Atsushi Fukazawa
Sr. Director:
Imagínese que se traslada a mi país, Japón, con sus hijos en edad escolar. Y los escolariza con la ilusión de darles la oportunidad de aprender japonés. Pero se encuentra con que todos los colegios imparten clase en una lengua regional japonesa y que no encuentra ninguno con el japonés como lengua vehicular. Y que al preguntar por qué no hay centros donde se imparta la enseñanza en la lengua oficial y común del Estado, le digan que hay que proteger no sé qué y que es una especie de revancha contra no sé quién que hizo que hace más de 50 años esa lengua regional estuviera perseguida.
Pues bien, esto me ha ocurrido en Barcelona, donde actualmente no hay colegios en los que la lengua vehicular sea el castellano. Ni públicos, ni concertados, ni privados. En mi país todo el mundo entendería que usted no tuviera ningún interés en que sus hijos aprendieran una lengua regional, pero sí japonés. Y aquí, en España, no entienden que nosotros queramos aprender español y no catalán.
2.- Tolerancio
Sr.Director:
Leemos en la sección de su diario En camisa de once varas, domingo 16 de agosto, que el señor Durán Lleida se lamenta de la escasa receptividad de sus hijas a ciertas recomendaciones paternas. En concreto afirma el político nacionalista: “Cuando les insisto con el catalán mis hijas pasan de mí”.
Según las reglas de la tragedia clásica los hijos heredan la culpa de los padres. Es lo que algunos cosechan por su insistencia y su obsesión monomaníaca. A Durán le gustaría que las niñas hablaran más catalán. Un consejo: que pruebe lo que han promovido él y su partido, también otros, aprobando determinadas leyes: a multarlas… o retirarles la asignación semanal. Salvo que nuestro prohombre de la patria sea de esos que quieren para otros lo que no desean para sí… o para sus hijas.
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