sábado, 10 de octubre de 2009

Diada a toro pasado (II)


4.- Referéndum separatista de Arenys de Munt. Una de las secuelas más interesantes de la Diada 2009 ha sido el referéndum ilegal promovido por el ayuntamiento de Arenys de Munt, aunque formalmente organizado por una entidad local para salvar las apariencias y burlar las resoluciones judiciales.
El ayuntamiento de Arenys está gobernado por una marca electoral de ICV, algo así como EPM o Entesa del Progrés Municipal, es decir, la franquicia municipalista regional, y separatista, cómo no, del partido de Cayo Lara, uno que, eso dice, caza para comer, burdo penseque para justificar su gusto por el escopetazo que te crío… (quizá abatiendo perdices o liebres sublima el interfecto sus deseos de hacer lo propio con pequeñoburgueses y sacerdotes)… como si no tuviera una carnicería cerca de su domicilio para surtir su despensa de proteínas animales, y que, para cerrar plaza, explica al monarca sus planes para traer a España la III República. Quizá, en adelante, para pulir esos planes y en franca y distendida camaradería, se junten ambos, súbdito y soberano, en una montería de esas para freír a tiros osos embalsamados en vodka.
¿Cuál es el error de esta breve digresión político-cinegética? Muy sencillo. ICV, o en su caso EPM, no es la franquicia de IU, sino al revés. IU es la franquicia en el resto de España de ICV, el partido del ecotrasvasador Baltasar y del ecoaeronauta Milá.

Mucho se ha hablado del referéndum de marras. Como era previsible, y a pesar de la prohibición, con Montilla y el PSC (y PSOE) silbando y mirando para otro lado cobardemente, o sea, con arreglo a sus usos y costumbres, se celebró la patochada separatista.
Indudablemente el censo electoral lo obtuvieron los organizadores por altruista cesión del consistorio o de algunos de los partidos afines a la causa. Asunto que interesa a la confidencialidad y custodia de datos relevantes que no pueden acabar, como si tal cosa, en manos de particulares.

La cuestión es que, una vez celebrado, hay que buscar el lado positivo, aunque en el presente caso para verlo, si lo hubiera, se precisaría una lupa de gran aumento. Que el embrollo del referéndum ha sido una mamarrachada en toda regla… evidente. Que ha producido un efecto dominó… se esperaba… y ya se cuentan por docenas los municipios que se apuntan al carro de la réplica plebiscitaria.
¿Dónde diantre reside, pues, el dato positivo?... En la repercusión mediática, sin duda. En adelante sólo un disminuido psíquico profundo podrá sostener que España está más cohesionada que nunca. Quien afirme tal cosa mentirá como un bellaco rebozado en el fango. España no se rompe, repetían algunos a cuento del estatuto catalán, inconstitucional de pe a pa, pero que será, en la mayor parte de su embrollada redacción, avalado miserablemente por el Tribunal Constitucional al lacayuno servicio del gobierno. Pues quizá sí se rompe… y Arenys de Munt es la primera puntada que se descose. Quien no quiera verlo, allá él.

La segunda fase del referéndum fue su obligado complemento inspirado en la connatural patriopedofilia catalanista: una consulta escolar. En efecto, el equipo docente del colegio Sobirans (Soberanos), nombre augural, profético, sito en la misma localidad, sometió a los chicos de 11 años a una actividad docente titulada ¿Crees que Cataluña debería independizarse de España?... sin decir ni mu, por supuesto, de los territorios irredentos ocupados por el estado vecino, pues a la hora de la verdad contra Francia no se juega. En ese punto los catalanistas son como los piratas somalíes, que saben muy bien qué barcos secuestran. Estrategia taimada, ladina, enfocada a los críos, acaso para, a través de ellos, sondear o fichar a los padres.
Es evidente que los chicos a esa edad no tienen un criterio propio, madurado, sobre la independencia de Cataluña o sobre la bondad hipotética de una mayor presión fiscal, y que, sobre esas materias, se limitan a repetir lo que oyen en su casa.
De tal suerte que a partir de los chicos que en ese bochornoso ejercicio prospectivo se manifestaron contrarios a la independencia, 7 entre 18, los profesores colaboracionistas ya pueden elaborar tranquilamente la cara B del censo municipal, es decir, la lista negra de los adultos abstencionistas que no fueron a votar el 13 de septiembre, poniendo en práctica el viejo precepto utilizado por la Gestapo: para saber qué son o qué piensan los padres, pregúntale a sus hijos. Táctica eficacísima que empleó la policía nazi para cazar judíos en los países ocupados: destacaban agentes a las escuelas y los polis… -arriesgada misión-… instaban al profesorado a que ordenara a los alumnos bajarse los pantalones para verles el pitilín. Con una somera inspección ocular detectaban a los chicos circuncidados y a partir de ese valioso dato detenían a los padres. Barato. Fácil.

Para los catalanistas los niños son la piedra angular sobre la que se erige el edificio de la llamada construcción nacional, por eso se impone aislarlos, cuarentena permanente, de virus lingüísticos nocivos. Es una cuestión capital, de vida o muerte, de supervivencia del régimen. Pero también son, criaturas, una valiosa fuente de información para conocer hábitos inconfesados de la población adulta.

En otra bitácora Tolerancio detallará, con grueso trazo, susceptible de mejora, los hitos básicos de un plan, que ha bautizado como plan Sinera, para impedir o dificultar la proliferación de referendos separatistas ilegales y que ofrecerá, totalmente gratis, a cualquier entidad, asociación o partido político interesados en obstaculizar la alegre y cómoda marcha triunfal del separatismo.

5.- Boicot a la cantante Noa. Contratan a la artista israelí para que dé un recital en pro de la paz y la concordia universales… patatín, patatán… El cant dels ocells… durante uno de los actos institucionales de la Diada.
La contratan los mismos que, a renglón seguido, ponen a Noa a caer de un burro por haber cometido la osadía de criticar los métodos de Hamas, los terroristas que, entre otras lindezas, se esconden tras las mujeres y los niños palestinos, y usan varias veces el mismo cadáver de una criatura despachurrada para demostrar a la prensa los trágicos efectos de los ataques israelíes.
Es decir, quienes pagan y luego boicotean a Noa son los mismos y constituyen un ejemplo paradigmático de bipolaridad política.
ICV, principal promotor del boicot a Noa, es una de las siglas que mejor representan la esquizofrenia autóctona. Que no son nacionalistas, pero actúan como tales. Que son pacifistas pero siempre le guiñan el ojo a las bandas que defienden sus postulados a bombazo limpio (siempre que sean de inspiración nacionalista o de extrema izquierda, claro) y a las tiranías que blasonan de antiamericanismo levantisco a lo Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales o Ahmedineyad, el ahorca-gays de la ya plutonizada Persia.

Noa, dicen, pues no conocemos su trayectoria, ha censurando en repetidas ocasiones a las autoridades de su país por otros episodios bélicos. Pero eso no es suficiente para ICV. Más tarde, pero en privado, o eso ha trascendido a la opinión pública, los capitostes ecopacifistas y pro-Hamas del tripartito manifiestan a Noa su simpatía y admiración, asegurándose, eso sí, de que una claca… -una docena de voluntariosos militantes-… exhiban los preceptivos carteles anti-Noa durante su actuación.
¿Pueden ser más idiotas?... No parece posible, pero la especie humana siempre ha demostrado una asombrosa capacidad de superación.

6.- Orfeó Catalá/ Palau de la Música. Este caso de corrupción a gran escala de la sociedad civil catalana (y política: Ángel Colom, CiU) tiene mucha miga porque demuestra una ley de rango superior enunciada por Tolerancio, y antes por otras personas mucho más doctas y ponderadas en su juicio. Y es la siguiente: para ser un buen y respetable catalanista es condición sine qua non trincar dinero público a mansalva.

No queremos decir que la tendencia al latrocinio sea un rasgo estructural de la personalidad colectiva del catalanismo, si la hay, si es dado hablar en esos términos, pero sí que el desmesurado amor al país, una vez cosificado e incorporado como un ítem más al bagaje sentimental e ideológico de todo individuo que padezca un severo cuadro catalanista, habilita la fácil idea, no ya de identidad o pertenencia, sino de propiedad.

Este es el razonamiento básico: amo tanto a mí país y le pertenezco de tal modo, que el país me pertenece a mí también… que somos una y la misma cosa, configurando una suerte de arco voltaico de corriente emotivo-recíproca, como de fusión mística con el terruño. Y, correlato o consecuencia de lo anterior, es… que el país me pertenece, el paisaje con sus ríos, sus árboles, su flora y fauna, esas ardillitas tan esquivas y graciosas, y, cómo no, con los ingresos del paisanaje… con ese porcentaje de los impuestos que pagan mis compatriotas, vía retenciones del IRPF o las que fueren, a pesar del expolio fiscal… -ji, ji, para expolio el que ha diseñado mi menda-... y que me trasvasan en formato de subvenciones los dirigentes de turno.

Cierto que otros individuos metidos en política trincan a manos llenas que es un contento, pero sin necesidad de invocar amores patrios o de ocultar tras la profiláctica mampara de la bandera amada sus turbios tejemanejes. Véase otros casos de corrupción como el affaire Gürtel o Bigotazo que atañe al PP o el caso Filesa u otras componendas más recientes que salpican al PSOE, aunque no sean investigadas con el mismo celo por la Fiscalía.

Pero el latrocinio nacionalista es otra cosa. Menos vulgar, pues se comete en nombre de la patria, con la patria como elevada excusa. Para que otros roben a mi gente, pensaba Félix Millet, les robo yo… al menos el dinero se quedará en el territorio… aunque no siempre, pues el papá de Artur Mas, por ejemplo, trasladaba millones a carretadas a Luxemburgo, o el interfecto, señor Millet, que se costeaba unas vacaciones a todo lujo en la Polinesia y otros destinos exóticos al alcance de muy pocos bolsillos. Además el desfalco, bajo esa óptica nacional, cuenta con la disculpa de un amplio segmento de la sociedad catalana previamente narcotizada con el incesante bombardeo de las toxinas de fidelización aborigen: para que me roben los de Madrid…prefiero a uno de los nuestros.

Lo más chocante de este maloliente asunto donde se ha empozado a sus anchas el catalanismo en su conjunto, no son los más de 100 kilos que Millet donó a una Fundación de CiU, o los 12 milloncejos del ala que le soltó a Ángel Colom para que saldara las deudas contraídas por el partido que fundara en su día, el PI, Partido por la Independencia… -cantidades procedentes de subvenciones públicas, por lo que unos 0’15 €, la parte alícuota o proporcional de la desorbitada suma, fueron retraídos a Tolerancio sin su consentimiento, expolio que avalaría una coordinada petición de reintegro o devolución individualizada de dicha suma en concepto de restitución indemnizatoria a todos los no nacionalistas agraviados-… sino… la entrañable escenificación de los cantores del coro del Orfeó ante la sede de tan venerable institución.

¿Qué pieza, a guisa de simbólica, exculpatoria y lustral protesta, interpretaron los músicos abochornados por la delictiva actuación de sus mandatarios?... ¡El Cant de la senyera!... nada más y nada menos…
¿No han comprendido aún, patrioteros de lírica baba, que El cant de la senyera… con la mano en el pecho y los ojos nublados de lágrimas… es, no el escudo camuflatorio, sino el fundamento precisamente, el motor que impulsó a Millet a agenciarse un chorro de millones a cuenta del lobotomizado personal?

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