Están que trinan, dicen, distribuidores y exhibidores de cine con la ley promovida por el gobierno regional, pero con ínfulas de estado soberano, del sonderkommando José Montilla. En unos años deberán proyectar, mínimo, un 50% de copias dobladas al catalán. ¡Qué sorpresa morrocotuda!... ¿El gobierno de la Generalidad regulando la exhibición de pelis en pantallas comerciales con cuotas obligatorias bajo amenaza de multas millonarias?... ¡Qué novedad!... ¡Es que no me lo puedo creer!
Evidentemente Tolerancio comprende el enojo del sector y reprueba esa ley meticona, latosa e inquisitorial aderezada, cómo no, con las especias habituales: multazo que te crío. Sólo que estaba cantado. La normativa lingüística en ciernes aplicable a distribución y exhibición cinematográficas era cuestión de tiempo… de muy poco tiempo. Lo intentó Pujol y tuvo que envainarse esa pilila que sacó sin fundamento. Pero llegó el sonderkommando socialista y ultranacionalista José Montilla, que de algún modo tiene que hacerse perdonar su origen cordobés interpretando un patético papel en la función… el de catalanista integrista y talibán, ozú.
¿Acaso no regulan y multan los rótulos de comercios particulares: la peluquería de la señora Patro o la colchonería López de la esquina, la de toda la vida? ¿No subvencionan exclusivamente el teatro representado en catalán? ¿O es que no vetan a los contertulios que se expresan en español en los debates retransmitidos por medios audiovisuales de titularidad pública? ¿No prohíben acaso el derecho a la elección de lengua oficial en la escuela?... ¿Qué pensaban… que el cine se iba a salvar de su escrutadora vigilancia? ¿Es que los distribuidores cinematográficos están hechos de otra pasta y no de arcilla, de barro, como el común de los mortales?
Ahora le toca al cine. Su turno: pasen por ventanilla. La próxima andanada afectará a los mendigos que redactan en español sus desesperadas peticiones de auxilio y que serán desalojados de la calle, por causa de su horrendo crimen idiomático (Estoy parado y tengo tres hijos. Una ayuda para comer, por favor). Inspectores a las órdenes de Queta… -la standartenführer de la poli lingüística de Montilla-… se incautarán de sus humildes y astrosos letreros petitorios y los desalmados infractores serán esposados y trasladados a comisaría.
Y más adelante, cuando ya no quede expresión pública comercial en español que perseguir y multar, pero justo antes de sancionar la expresión oral de los transeúntes en la vía pública, llegará la hora de las cabeceras de diarios y revistas en los quioscos de prensa.
Cabe decir que esas hipotéticas sanciones a los periódicos publicados en español, pero cuyas líneas editoriales han silenciado, cuando no respaldado vergonzosamente, la delirante y nauseabunda práctica de las multas lingüísticas desarrollada por el gobierno del sonderkommando Montilla… (cierto que aprobada en tiempos de Pujol)… nos referimos a La Vanguardia, El País o El Periódico… serán las únicas que saludará y celebrará Tolerancio en silencio, íntima, privadamente. Pues el nacionalismo, como Roma, al final, no paga a traidores… y a todos, sin excepción, aplica su rodillo, por muchas, soberbias y peritísimas que hayan sido sus felaciones al poder local.
Y jodidos, recluidos tiempo ha en el lazareto, en el ergástulo de los apestados… ya nos apretaremos ya, para hacer sitio entre las alambradas a los chivatos y palanganeros de última hora caídos en desgracia ante los tiranuelos, retribuidos… ¡Sorpresa!... con el salario de la ingratitud.
Leemos en la prensa que el día 1 de febrero cerraron unas 600 de las casi 800 pantallas comerciales existentes en Cataluña en protesta por la Ley del Cine. Adelante, chicos. Tolerancio aplaude la iniciativa, aunque sospecha que los distribuidores persiguen pactar una cuota obligatoria a la baja (50%) o una moratoria… en lugar de defender sin tapujos la libre actividad comercial no sujeta a cuotas de ningún tipo.
Entristece que protesten solamente cuando les han pisado un callo -aunque protestan y ya es algo, pues la condición lanar, ovina, cuando no caprina, de otros colectivos, es casi total-. A tan reputados y levantiscos industriales les ha resbalado siempre que a la señora Juanita la multaran por rotular su colmado en español. Es decir, multas para garajes y panaderías, por supuesto: no tenemos nada que objetar… pero… ¡Para las películas de Brad Pitt y de George Clooney… qué disparate!
Sobre el particular, cuotas y multas en salas comerciales, no hemos sintonizado aún opinión alguna de los siempre inquietos y comprometidos... -¿Con qué?-... profesionales de nuestra subvencionada industria cinematográfica… ya saben, nuestros actores y directores, distinguidos por esa vocacional, esa irreprimible querencia suya por subir al púlpito y largar sermones a diestro y siniestro. No han dicho ni mu…
… y no es cosa extraña, pues aún esperamos que Fernando León de Aranoa y Javier Bardem, entre retozón y retozón con la tan bella como pavitonata Pe, rueden Los martes al sol, continuación de Los lunes, ahora que entre pitos y flautas rondamos los 4’5 millones de parados. Cierto que Bardem, o eso manifestó hace unos meses, está más preocupado por la actual crisis de valores que por la crisis económica, figúrate.
Andan todos muy ocupados sustituyendo cordones sanitarios o manifiestos contra la guerra, sólo la de Irak, claro es, o a favor de la negociación con ETA, sea el caso de Pilar Bardem, Alberto Sanjuán, Luis Tosar, Juan Diego Botto o Federico Luppi, por más recientes proclamas de apoyo a los regímenes bolivarianos de Chávez y Morales, conspicuos paladines de la libertad de expresión y de la creación artística, como todo el mundo sabe.
Chitón, ni una palabra. A lo que se ve no hay motivos para rodar Hay motivo II ni para decir esta boca es mía en relación a las cuotas y sanciones contempladas en la amontillada ley del cine. Por su parte Joel Joan, pro-etarra confeso, director de la Academia Catalana de Cine, extasiado con la persecución lingüística decretada por quienes le colocaron en esa mullida poltrona, suspira por el glamour de las pasarelas y desfila en un pase de modelos… -hemos visto la foto del posado en la prensa-… aunque echamos en falta que lo hiciera luciendo uno de esos atrevidos modelitos del trasgresor David Delfín, una de sus creaciones con soga al cuello, en homenaje póstumo al estilismo suicida de su llorado amigo mosén Xirinachs.
¡Corten!... queremos decir… Tallin!
Chitón, ni una palabra. A lo que se ve no hay motivos para rodar Hay motivo II ni para decir esta boca es mía en relación a las cuotas y sanciones contempladas en la amontillada ley del cine. Por su parte Joel Joan, pro-etarra confeso, director de la Academia Catalana de Cine, extasiado con la persecución lingüística decretada por quienes le colocaron en esa mullida poltrona, suspira por el glamour de las pasarelas y desfila en un pase de modelos… -hemos visto la foto del posado en la prensa-… aunque echamos en falta que lo hiciera luciendo uno de esos atrevidos modelitos del trasgresor David Delfín, una de sus creaciones con soga al cuello, en homenaje póstumo al estilismo suicida de su llorado amigo mosén Xirinachs.
¡Corten!... queremos decir… Tallin!
1 comentario:
Como usted bien dice, un paso más. Emepezaron con la normalización, más tarde inmersión, en el ámbito de lo público y ahora van a por la privado, porque ahí está la realidad social más apabullante y contundente, el día a día de ir al cine o abrir la persiana de un comercio.¿Qué será lo próximo? Quizá meter mano a las televisiones privadas que emiten en Cataluña, porque tienen mayor difusión que la prensa.
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