Nada le remueve más las tripas a un jacobino furibundo como Tolerancio que la babeante trouppe de palanganeros al servicio del nacionalismo. Más incluso que el nacionalismo y los mismos nacionalistas. Esto es algo que no comparten muchos no nacionalistas que respiran aliviados cuando surge, aunque tímida, una voz discrepante del bloque enemigo y piensan... al menos éste no me descerrajará un tiro en la nuca. Y es posible que, en efecto, el fulano ése no haga tal cosa llegado el caso, pero seguro que dará una lista de nombres, víctimas propiciatorias destinadas al altar de los sacrificios para salvar el pellejo propio si los suyos le miran con recelo.
En realidad esas voces discrepantes cumplen una misión meramente escénica o publicitaria: ya saben, la cantinela de las distintas sensibilidades. En nuestro partido, dicen, caben todas las opiniones. Falso, porque todas las opiniones no pueden caber en un mismo partido por muy transversal y maleable que sea, tanto como la plastilina. Hay una sensibilidad dominante, la que manda, y a su lado declaraciones esporádicas de marionetas periféricas que no tienen otro objeto que atraer o retener un puñado de votos.
Tolerancio prefiere nacionalistas a sus limpiabotas. CiU o ERC al PSC, pero de lejos. Cuando los nacionalistas te miran, sabes al punto que te están tomando las medidas. No te dan la brasa, no te doran la píldora, no pretenden convencerte porque no están interesados en el intercambio de razonamientos cuando se parte de una inicial antipatía de sentimientos de pertenencia nacional. En cambio los otros te sacudirán motitas de polvo de las hombreras para, en última instancia, entregarte con un lacito camino del matadero, metafóricamente hablando:
-No seas como ellos, que te pones a su nivel. Ni unos ni otros: equidistancia. Hay que buscar consensos, puntos de encuentro... que quepamos todos. A mí no me gustan, pero si te enrocas, qué quieres, tan nacionalista serás tú como lo son ellos... y si estoy con ellos es para influir desde dentro y cambiar el rumbo...
... y otras insufribles milongas por el estilo.
Con matices si se quiere, Pachi López, del PSE, y Joan Ferrán, diputado regional del PSC, encajan a las mil maravillas en la categoría de palanganeros, lacayos o palafreneros de la sonderkommandía al servicio del nacionalismo. Cada uno del suyo. ¿Cómo es posible?... se preguntará alguien enterado de que Pachi López aterrizó en Ajuria Enea gracias a los votos del PP, obligando a Ibarreche a empaquetar sus bultos y contratar una casa de mudanzas... o que Joan Ferrán ha criticado en ocasiones los excesos de la costra nacionalista dominante en TV3, costra más dura a cada día que pasa, tanto como el caparazón de un quelonio.
Pachi López.- Olvidando que Pachi practicó las bizarras artes del pishing o lluvia dorada cuando se reunió con los emisarios de ETA para pactar las condiciones de la rendición del gobierno de España, interpretando su papel de sumiso botarate a las mil maravillas ante quienes han tiroteado y abrasado vivos a bombazos a docenas de compañeros suyos de partido, el mismo que se encaró con Rajoy cuando el blandengue y bobalicón líder del PP acudió al funeral del ex concejal Isaías Carrasco... nos ha conmovido, tanto como Leire Pajín, la políglota senatorial, declarando en un suplemento dominical del diario El Mundo que, atenta la guardia, hace progresos en el dominio del vascuence, que ha mejorado mucho y que se ha propuesto hablarlo con soltura durante la legislatura presente.
Pues ha tenido tiempo sobrado el bueno de Pachi para estrujarse el magín aprendiendo la lengua de Aitor. Salta a la vista, no hay que ser un lince para verlo, que hablar vascuence nunca ha sido una de sus prioridades. Dicho a la pata la llana: el asunto, hasta la fecha, le ha importado un pimiento. El inopinado alumno va camino de las 50 primaveras. Que es como si a Tolerancio le diera la ventolera de aprender chino mandarín para congraciarse con su vecino Lin-Chún, el del 3º 1ª.
Sólo ahora considera Pachi que aprender vascuence es un peaje necesario, un barniz vasquista, para ocupar por derecho el sillón que calentaron durante décadas los lehendakaris del PNV, Ardanza e Ibarreche, que tampoco hablan esa lengua. Pizca más o menos como nuestro sonderkommando Montilla, aplicado alumno, promoción 2006, de la escuela de idiomas para obtener el nivel básico de catalán, idioma que nunca le preocupó demasiado, ni a él en lo personal, ni pensando en la formación académica de sus hijos, según confesión de su señora, la muy laboriosa Anna Hdez de Montilla.
La servidumbre de Pachi López se revela en la tácita aceptación de que un vasco castellanohablante, condición que comparte con el 85% del paisanaje, no puede ser presidente regional, blandir la vara ésa de madera noble a guisa de cetro de reyezuelo zulú y chapurrear cuatro palabrejas vernáculas, marmitako, kokotxa, gabon eta segalari, bajo el gernikako arboloa, el árbol druidico que tanto emociona a los ardientes amantes del terruño, de la casa del padre, del solar patrio y del trilitazo que te crío.
Otra cosa es que, como su paisana la ministro/a Garmendia, o como el propio Montilla, matricule a sus hijos en escuelas donde la educación en un nivel aceptable de español esté garantizada. Pues podrá ser lehendakari, y un arrastrado que lame los pies a los nacionalistas y que tras de sí deja un resbaladizo rastro de babas, pero idiota del todo no lo es.
Y quede claro, Tolerancio acepta la enmienda: mejor Pachi que el PNV... que no tieneTolerancio un corazón de piedra... pensando sobre todo en esos ciudadanos ejemplares que apenas unos meses atrás tenían que preocuparse por partida doble: de las amenazas de los terroristas y de sus confidentes por un lado y por otro dolerse de la indiferencia de las instituciones. Pero en esta bitácora glosamos, extraído del conjunto, ese gesto pusilánime, pelotero, tontorrón, de aprender vascuence por el que dirán... algunos, aunque no demasiados.
Ferrán, Joan.- Otro que tal baila. Su última aportación al universo-baba que nos envuelve y que constituye una capa atmosférica más sobre esa porción planetaria que es la vida civil y política de Cataluña, ha sido un artículo lacayuno, un artículo-anheliforme publicado por el diario El Mundo para darle jabón a su jefe de filas, el sonderkommando nacionalista por antonomasia, el converso José Montilla.
Para ese lame-ceretes y pastelero de Ferrán nadie ha gestionado mejor, de manera más ponderada que Montilla, la crisis de la demorada sentencia estatutaria del Tribunal Constitucional... cuando es evidente que nadie ha presionado de manera más infame e intolerable a los magistrados como el capo, por cabezón, del tripartito ultracatalanista.
Montilla ha transitado la senda del golpismo institucional. Se ha mirado en el espejo de Maciá y de Companys... -el presidente mártir que, antes, octubre del 34, fue presidente golpista-... de quienes se declara heredero espiritual. Si el reflejo de tan luminosos ejemplos, Maciá y Companys, es una imagen deforme desde un punto de vista estrictamente democrático, la réplica que ofrece Montilla también se las trae, y componen unos y otro un carrusel de monstruos de feria.
A Montilla la separación de poderes le trae sin cuidado... -rasgo que comparte con el socialismo español en pleno: Montesquieu ha muerto-... pues sus escrúpulos democráticos, como ex comunista, aparatchik y en la hora presente vivales sin principios y sin ideología uncido al yugo del coche oficial, son nulos. Como sin cuidado le trae el estatuto anticonstitucional que defiende a capa, es decir, a carta y espada, pues ni siquiera se lo ha leído. A mucho tirar sus asesores le han redactado un breviario del articulado e incluso es posible que lo poco que ha comprendido de ese extracto ni siquiera le guste, ni encaje con los dos o tres lemas o esbozos de idea que, como un poso o sedimento, recuerda de sus pasadas militancias.
Si lo de Pachi López es de baba, lo de Ferrán... es de rebaba. Pues el segundo lame ancilarmente la figura achaparrada, como de zampabollos, de su jefe de filas, cubriéndolo de saliva... cuando Montilla, de natural, rezuma babas en ingente aluvión. Baba sobre baba: rebaba. Como pez en el agua, Ferrán nada a sus anchas en un mar de iridiscentes y oleosas viscosidades.
A Montilla la separación de poderes le trae sin cuidado... -rasgo que comparte con el socialismo español en pleno: Montesquieu ha muerto-... pues sus escrúpulos democráticos, como ex comunista, aparatchik y en la hora presente vivales sin principios y sin ideología uncido al yugo del coche oficial, son nulos. Como sin cuidado le trae el estatuto anticonstitucional que defiende a capa, es decir, a carta y espada, pues ni siquiera se lo ha leído. A mucho tirar sus asesores le han redactado un breviario del articulado e incluso es posible que lo poco que ha comprendido de ese extracto ni siquiera le guste, ni encaje con los dos o tres lemas o esbozos de idea que, como un poso o sedimento, recuerda de sus pasadas militancias.
Si lo de Pachi López es de baba, lo de Ferrán... es de rebaba. Pues el segundo lame ancilarmente la figura achaparrada, como de zampabollos, de su jefe de filas, cubriéndolo de saliva... cuando Montilla, de natural, rezuma babas en ingente aluvión. Baba sobre baba: rebaba. Como pez en el agua, Ferrán nada a sus anchas en un mar de iridiscentes y oleosas viscosidades.
Dice el andoba de Ferrán que nadie mejor que Montilla ha gestionado la llamada crisis del Tribunal Constitucional por cuenta del churro de estatuto que se empeñaron en urdir entre unos y otros, con el refrendo de un segmento, aunque no muy numeroso, sí irremediablemente estupidizado de la población nativa. Cuando es evidente que desde una perspectiva democrática, la del respeto a las deliberaciones y sentencias de los órganos competentes, no lo pudo hacer peor, a la guisa de un colérico y atrabiliario tiranuelo del Kafiristán.
El resbaladizo, el babóforo (*) Ferrán ha metido la pata, esa pata ortopédica que los publicistas del PSC enseñaron, no sabemos aún por qué, en un mitin bochornoso, como milagrero, para arrancar una lagrimita a los asistentes, en su mayoría ancianos fácilmente manipulables. La gran eclosión de baba final.
Parafraseando al picarón agente Austin Powers al servicio de Su Graciosa Majestad, que afirma guiñando el ojo que su segundo nombre es peligro cuando flirtea con la escultural Lizz Hurley, en el caso de Pachi y Ferrán su segundo nombre es baba. Y para baba, la mala de los nacionalistas, pero los de verdad. Es menos tóxica y menos pegajosa que la baba de sus criados.
(*) Babóforo.- Neologismo by Tolerancio que significaría algo así como portador o hacedor de babas, o sencillamente baboso.
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