sábado, 14 de noviembre de 2009

Telma y Johan

Hemos sabido que Johan Cruyff desempeñará el cargo de entrenador de fútbol de la selección regional de Cataluña sin cobrar un duro. Gratis total… pizca más o menos como la polivalente mujer de Montilla, Anna Hernández, que figura en todas las instituciones locales y provinciales habidas y por haber por altruismo, sin remuneración económica… y aún le queda tiempo para aliviar a su maridito de las tensiones que conlleva el ejercicio del poder prodigándole en casa, en la intimidad… (es en la intimidad, a diferencia de los Aznar, donde los Montilla hablan castellano)… balsámicos masajes en las cervicales… e ir a los toros, pues según el, hasta hace unos años, taurino Montilla, la aficionada es en realidad su esposa, mira tú.

Johan Cruyff, afincado en Cataluña desde hace muchos años (le dio incluso un hijo a la patria, Jordi, también futbolista profesional, aunque menos dotado que el padre y que anda entrenando por la isla de Malta, nos dicen), no habla palabra de catalán, ni para atrás ni para adelante. Así lo han advertido al minuto de su nombramiento… -no pierden el tiempo-… destacados portavoces de los diferentes partidos del ultranacionalismo transversal dominante en Cataluña.

Un verdadero crack. A Cruyff le fichó el presidente Montal, temporada 73/74, por un millón de dólares. El fichaje más caro registrado hasta ese momento. Fue uno de los mejores. Unía al fútbol una elegancia supina, una plasticidad en sus movimientos inigualada… ¡Cómo esquivaba las patadas que los zagueros le tiraban para frenar sus evoluciones, dando saltitos y ejecutando fugaces escorzos manieristas sobre el césped!!!... Puede que haya habido jugadores más completos, pero ninguno ha tenido su clase, su técnica, su planta, desde la década de los 70 para acá… esa desenvoltura con su propio cuerpo y con el balón en los pies. Era un jugador de fina estampa. Se le acercaron un poco, no demasiado, Beckembauer, Platini y Schuster.

Entrenó al Barça en los 90 y ganó un montón de títulos. Fueron los años del Dream Team. Pero no hablaba catalán. Nadie se lo reprochó demasiado… -algún catalanista enragé-… mientras dio tardes de gloria a los aficionados culés, primero como jugador y después desde el banquillo.

Sin el nivel C de catalán no se puede acceder por concurso-oposición a la plaza de jardinero municipal de Olot, y a tantas otras, pero, fíjate tú, uno puede ser presidente de la Generalidad de Cataluña, como es el caso de Montilla, el sonderkommando cordobés del PSC, o, como Johan Cruyff, entrenador de la selección regional de fútbol.
También, sin el nivel C de marras, ni siquiera el A, puede uno ser nombrado asesor, o lo que sea, del gabinete de Comunicación y Relaciones Públicas del Ayuntamiento de Barcelona, como Telma Ortiz, la hermana de la princesa Leticia… pero no ejercitarse como mendigo, pues en breve los agentes lingüísticos multarán a todos aquellos pedigüeños que soliciten auxilio en la vía pública con cartelillos redactados en la lengua infame, equiparando las leyendas petitorias a rótulos comerciales y, por lo tanto, pasando a ser materia punible.

A diferencia del nuevo cargo de Johan Cruyff, el enchufazo con cuádruple clavija que le han buscado a Telma Ortiz sí está retribuido, más o menos generosamente, y con muy buen criterio pues el trabajo esclavo, o trabajo robot, es decir, el trabajo sin salario, está terminantemente prohibido por la legislación laboral vigente… circunstancia que, eso parece, ignora la muy laboriosa y ejemplar señora de Montilla que echa más horas que un reloj en las tropecientas plazas que ocupa en la alta Administración cobrando sólo por una de ellos, según se afirma en una reciente nota de la Diputación provincial… fervorosa entrega a sus quehaceres que nos remite, el paralelismo es inevitable, a la Madre Teresa de Calcuta, que en gloria esté, o a los episodios de una serie televisiva de los 80 titulada La mujer biónica, una heroína que puede con todo y con todos*.

Sin el preciado nivel C de catalán también podemos optar a la plaza de cómico del régimen, que en vida ocupó Pepe Rubianes… cuyos celebrados monólogos tenían siempre la ancilar misión de respaldar en todos sus extremos los postulados del tripartito, es decir, del catalanismo oficial dominante. No se entiende, por esa obediencia inquebrantable al sistema, por qué algunos críticos hablaban del compromiso del cómico finado… como no fuera su compromiso con el régimen en calidad de humorista de cámara o humorista-palanganero.
Advirtamos que el honorífico título de bufón, que nunca mereció Rubianes, aunque se lo atribuyeran, le corresponde en justicia a Albert Boadella. El bufón, aun siendo figura cortesana, dice cosas que molestan, que otros no dirían jamás, y el filo de la daga ronda su cuello o su lengua y el menor traspié, un comentario más osado de lo habitual o a destiempo, conlleva la pena sumaria de una degollación fulminante.
Jamás corrió ese riesgo Rubianes, pues el acero afilado que habría de requebrar vigilante y amenazador a un genuino bufón, deslenguado y crítico con el poder, se trocó en su caso en medallas y condecoraciones por halagar el oído de los mandamases cagándose, textualmente, en la puta España en un plató de TV 3, jaleado por el presentador del programa, Albert Om, y ovacionado por el público presente.

Dicen que Cruyff no cobrará una perra gorda. Será verdad… pero la Federación Catalana de Fútbol financiará una fundación impulsada por el holandés a guisa de soldada compensatoria.
Dicho así uno se amosca de lo lindo habida cuenta del turbio protagonismo que diversas fundaciones han tenido en la política local en los últimos meses y podría darse el caso, las vueltas que el mundo da, que al cabo de unos años le planten una auditoria a la fundación cruyffista (ignoramos de qué fundación se trata y qué causa promueve) y nos desayunemos con un nuevo escándalo garzonita¡Uuuyyy como la selección catalana pierda tres partidos seguidos contra Somalia, si dispone de selección ya que no de gobierno (partido que se contratará en homenaje a la nacionalidad de los piratas que han dejado en ridículo al gobierno de España), Escocia y un combinado intertribal, en taparrabos, de la selva amazónica!... Además de echarle del banquillo con cajas destempladas, arreciarán las críticas a su deficiente compromiso idiomático.

El presidente de la Federación Catalana de Fútbol anunció en la Universitat Catalana d’ Estiu… (conferencias veraniegas entre amigos que los catalanes pagamos en el sur de Francia, al tiempo que referente de primer orden de lo más granado de la intelectualidad mundial)… que su mandato, inaugurado hace unos meses, se caracterizará por impulsar, no es coña, el fútbol hablado en catalán, para lo que instará, cursando circulares e instrucciones a troche y moche hasta derretir los faxes federativos, a los entrenadores de todos los equipos, con especial incidencia en las categorías infantiles, a que hablen catalán con sus pupilos. Los árbitros llevarán también su parte y los menos aptos lingüísticamente harán un hueco en su indumentaria, junto al silbato y al cuaderno de anotaciones, para un diccionario de bolsillo.

De modo que un catalán, o avecindado, sin el nivel C no puede ser guardia de tráfico ni jardinero, pero sí presidente del gobierno regional. No podrá ser utilero de un equipo federado de fútbol alevín, pero sí entrenador nacional, queremos decir regional, con figuras de la talla de Xavi y Puyol bajo su mando. La promoción social para los catalanes castellanohablantes pasa por el todo o nada. O puta o presidente, pero nada de medias tintas.

A Cruyff, a quien siempre se le ha afeado su afición al dinero, pesetero, pesetero, le cantaron muchas veces los aficionados en el Camp Nou, no le queda otra, para congraciarse con la aborregada sociedad aborigen, que apuntarse, nunca es tarde si la dicha es buena, a la academia de catalán donde Montilla, con más voluntad que acierto, mejora los rudimentos de su lengua propia, según reiteradas afirmaciones del cordobés, es decir, la que hablaba en la intimidad con su abuela.
O Cruyff aprende a decir de carrerilla aquello de setze jutges mengen fetge (que vale por lo de tres tristes tigres) o le pitarán fuera de juego.

* Hemos sabido que Felip Puig, el gerifalte de CiU que contabilizó los cargos de Anna Hernández, primera dama de Cataluña, nada menos que 15 o 16, olvidó enumerar los suyos, pues arrejuntó por su parte la nadería de… ¡¡¡41!!! ¿Quién da más???... cuando pilló cacho en anteriores gobiernos regionales, dejando pues a la señora de Montilla a la altura del betún y demostrando que incluso sin la Ley Concilia, no se había promulgado entonces, se pueden obrar verdaderos milagros:

Puig 41- Hernández de Montilla 16… que parece el tanteo de un partido de rugby entre Gales y Escocia.

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