25 de abril: nueva tanda de referéndums separtistas. Participación: escasa y a la baja. Escrutinio: un sí abrumador. Votaron el señor Sebastiá, de can Sapastre,Yusuf y su hija Fátima, que lucía un hiyab precioso, apropiado para la temporada primavera-verano, Marc Gutiérrez, menor de edad, que corrió a la fiesta del Club Super3 luego de depositar su voto en la urna, y Pablo Osvaldo Cantamattine, inmigrante argentino ataviado con una camiseta del Barça y con el nombre de su ídolo, Leo Messi, impreso en el dorso.
Una de las conclusiones de esta quermés separatista interrupta es que nos hemos acostumbrado a un nuevo formato de desafío nacionalista, no ya tolerado, sino directamente promovido por el PSC en algunos municipios como Lérida o Gerona, hoy capitales de provincia y mañana de veguerías anticonstitucionales. Es la tercera oleada secto-plebiscitaria, por así decir... secto de sectaria. En casi toda la prensa el índice de participación, 20%, ha sido descrito como un rotundo fracaso, prueba irrefutable de que la independencia no interesa a la sociedad catalana. En términos cuantitativos es cierto, teniendo en cuenta que la verbena ha movilizado al separatismo en su totalidad, pero limitar la repercusión de los referéndums a un balance meramente aritmético es un error de apreciación por muy tranquilos que algunos queden despachando este asunto con un chiste y pasando a otra cosa. Tolerancio explica por qué.
Es preferible, desde luego, que vote el 20% antes que un 50%, y aún mejor que lo hiciera el 10% en lugar del 20%... pero en circunstancias normales los organizadores, subvencionados hasta las trancas, ya habrían arrojado la toalla en espera de tiempos mejores. Pero no lo han hecho. Asusta esa perseverancia a pesar de tan pírrica cosecha de votos. No flaquean y no pararán... entre otras cosas porque no pueden hacerlo o vaciarían de contenido todo su ideario y todo su tejido asociativo.
Es posible que estén arrepentidos de la mano que han jugado, creyendo que ligaban una buena... pero han descubierto a su pesar que no tenían figuras, quedando todo en un triste farol. Y eso que contaban a su favor con un ambiente caldeado por los politicastros locales, con el sonderkommando Montilla en vanguardia... -ahora metido a filogolpista institucional-... y por los medios obedientes a cuento de la demorada sentencia estatutaria del TC.
Pero han conseguido una cosa importante: imponer su terminología. Ya no son referéndums ilegales sino alegales o en todo caso reférendums no vinculantes, meramente consultivos. Han ganado la primera batalla, la del lenguaje. Y han conseguido que nos resignemos a codificar esta pachanga electoraloide como algo cotidiano, algo que, inevitablemente, forma parte de nuestro paisaje político.
Han normalizado a ojos de la opinión pública algo anormal. Que la Fiscalía o la Abogacía del Estado no digan ni mu, como sí hicieron episódicamente en el primero de los referéndums celebrados, 13-D 2009, en Arenys de Munt. Y si el resultado no es el esperado para mejor presionar al gobierno central, que dejar... se deja, salen a escena gerifaltes de CiU o de ERC disculpando el aparente fracaso diciendo que lo importante es la expresión, no ya de una opinión de una parte de la ciudadanía, sino de un sentimiento. Ese sentimiento que resume Benach, tuneador de coches oficiales, en una metáfora mitológica no muy sutil: san Jorge es Cataluña y España ese dragón perverso a liquidar de una lanzada.
Pero cuidado: no hay que tomarse a broma a un colectivo capaz de organizar un evento como ése en casi... ¡¡¡400!!!... poblaciones. En esta última tanda, hablamos de memoria, fueron más de 200. Un colectivo que, según sus portavoces, ha movilizado a unos 30.000 voluntarios. Es decir, un voluntario por cada 9 votantes, pues acudieron a las urnas 260.000 personas. No hay que ser un lince para deducir que tienen las alforjas a rebosar, subvenciones a troche y moche, y que están muy organizados. ¿Y dónde está escrito que un 5% con las ideas claras y la maquinaria bien engrasada no podrá someter y poner de rodillas a un 80% de indiferentes?... ¿A quién no le suena la letra?: ... Si unos pocos pueden más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente... que cantaba la pijiprogre Ana Belén, la misma individua que cobró cien millones de pesetas por unos anuncios promocionales de la manirrota Consejería de Turismo de la región de Madrid, a sueldo, mira tú qué cosa, de Esperanza Aguirre.
En muchos pueblos saben quién ha votado y, claro es, quién no. Y dado que no se trata de elegir siglas, siendo en ese caso indiscernibles las ocultas preferencias del abstencionista, es fácil deducir qué piensa éste cuando la disyuntiva es independencia sí o no, que no es una ecuación de segundo grado. Conclusión: lista negra local. Saben, pueblo a pueblo, como los contendientes en luchas fratricidas, de qué pie cojea cada vecino.
Que no se sorprenda nadie, si al cabo de unos años, creyendo que es una pesadilla, se ve a sí mismo en un autobús de TMB, Transportes Metropolitanos de Barcelona... un autobús no numerado, con la leyenda Fora de servei (Fuera de servicio) en el panel luminoso, maniatado a la espalda con alambre, rumbo a un descampado en las afueras, en compañía de otros viajeros entre quienes reconoce a un consocio de la Tolerancia o a un antiguo conmilitón de la misma agrupación territorial de Ciudadanos o de UPyD. Y quién dice un autobús de la TMB, dice un autobús requisado a las compañías concesionarias de comarcas, por ejemplo a Sarfa, saliendo de Gerona, o a Teisa, circulando por las carreteras de La Garrocha... igualmente maniatado y acoquinado. Junto al conductor se pavonean agentes nacionalistas, incontrolados supuestamente, armados con pistolas misteriosamente desaparecidas del cuartelillo más cercano de los Mozos de Escuadra.
Que han ganado una batalla, es evidente... a pesar de que quienes sostienen que el rey va vestido cuando en realidad le cuelga la picha de manera impúdica insistan en el bajo índice de participación para trasladar a la opinión pública la idea de que no pasa nada. O que, eso dice el traidorzuelo de Zapatero, España está más cohesionada que nunca. Han ganado una batalla, decimos, aunque no la guerra y aún no hay armisticio a la vista... pero se han salido con la suya, que nadie les subestime. Han ganado la normalización del separatismo como posibilidad en el horizonte aún a la contra de una Constitución desballestada y prácticamente inservible...
... y, aunque anecdótica, otra prueba de la normalización del anormal fenómeno, normalización, entiéndase, para una sociedad progresivamente subnormalizada, es la proclamación de una actriz porno, la pornopubilla María Lapiedra, natural de Mollerusa, como madrina del separatismo indígena. El separatismo ya no es cosa sólo de aplecs sardanistas, de boletaires, de excursionistas parroquiales, de folcloristas trastornados y de filólogos indígenas que consagraron su vida universitaria a estudiar su ombligo y su culo porque fueron adiestrados a no ver más allá de sus narices.
María Lapiedra, la pornopubilla ilerdense, le vacía las pelotas ante una cámara, como si nada, a un par de garañones priápeos, empalmados, y tras relamerse con glotonería se convierte en sus ratos libres, entre tríos y bukkakes a la nipona, en la musa del separatismo. Ignoramos si, como aquella candidata al senado belga, ha prometido aliviarle el bulto a lengüetazos a todos sus votantes o si, al contrario de una bellísima candidata a la presidencia de Colombia, que prometió desnudarse si era elegida, se vestirá al fin para celebrar la proclamación de la independencia de Cataluña... pues hasta ahora siempre vimos a María Lapiedra, retozando con un tal Dinio en la playa, desnuda en todas sus comparecencias públicas.
Los separatistas no pueden bajarse del burro de los referéndums con una participación, qué más da, del 10% o del 20%... porque es su trabajo. Ni que fuera del 7%. Han recibido subvenciones y hay que agotarlas, de lo contrario no se renovarán en el futuro las partidas presupuestarias asignadas por el gobierno del sonderkommando nacionalista Montilla. Si te conceden una subvención debes gastarla, invertirla en algo, ese algo que es precisamente la causa misma de la concesión. Les han soltado un dineral para montar los referéndums y si no lo hacen, se cierra el grifo. Es de cajones. O de cojones, mejor dicho, por no desairar a la pornopubilla María Lapiedra.
1 comentario:
Quizá la independencia nos traiga una solemne declaración en el balcón de San Jaime. Veamos la escena: Pujol, que por supuesto sería presidente de honor, junto a la pornostar Lapiedra. El resto, incluyendo los múltiples tics del personaje, lo dejo a su imaginación.
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