Un diputado del PSC, de apellido Ferran, la lió días atrás al afirmar que los medios de titularidad pública, TV3 y Catalunya Ràdio, tienen una suerte de costra nacionalista, pero no del todo seca, pues a diario supuran informaciones tendenciosas, purulentas, al gusto del lobby soberanista. Uuuuuyyyyy, qué ha dicho ese buen hombre. El señor Ferran definitivamente ha descubierto la sopa de ajo. Y nosotros en la inopia, sin enterarnos. Si no es por el eximio y perspicaz diputado del PSC dotado de una agudeza visual extraordinaria, cual mítico lince de Beocia, continuaríamos encaramados a la higuera. Sus declaraciones han provocado un terremoto en los mentideros periodísticos del lugar -expresión, mentideros, que va como anillo al dedo considerando al gremio autóctono en su conjunto-. Notas de prensa, comunicados en cascada, reacciones de los partidos políticos. El rompan filas. Uuuuuuyyyyyy… ¡Una costra nacionalista!
Cree Tolerancio que el señor Ferran agarró un mosqueo del quince por cuenta de la cobertura informativa que dieron los medios públicos a la manifestación convocada por los nacionalistas de CiU y ERC y la auxiliar sonderkommandía nacionalista de ICV, más el tejido asociativo anexo manejado por ellos y financiado por todos, con la excusa del desbarajuste de las infraestructuras ferroviarias y del trazado del AVE para reclamar, de eso se trataba en el fondo, y también en la forma como fue evidente, mayores cuotas de autogobierno o, directamente, la independencia.
A Tolerancio no ha de convencerle el señor Ferran con su diagnóstico. Que hay una costra nacionalista en los medios públicos es cosa sabida. Más aún, si un profesional del sector no acredita con carneles y avales su militancia o su inequívoca simpatía por la causa, no tendrá la menor posibilidad de meter cuchara en el pesebre de la Corporación. Vamos, que no le formalizan contrato ni para llevar la bandeja de los cafelitos y las pastas. No obstante el señor Ferran no debería olvidar que la mani del otro día era prácticamente un acto de gobierno, una mani institucional, como las de esas autoridades que forman comitiva el día de las fiestas patronales para visitar una capilla o largar el pregón desde una balconada, pues en la cabecera de la marcha, sujetando la pancarta, se dieron cita dos de los tres socios que componen el gobierno tripartito y que a la misma acudieron tantos consejeros o ministrines de su gobierno como tantos otros se ausentaron, además del ex presidente Maragall, que no andaba por allí despistado a causa de los extravíos inherentes a la grave dolencia que padece -deseando quien esto suscribe que no empeore su estado, por supuesto- sino por gusto y propio convencimiento.
También enoja al señor Ferran que en los mapas de las previsiones meteorológicas de TV3 incluyan Córcega, Cerdeña, por el Alghero, o Valencia y el Rincón de Ademuz, pero no Zaragoza, pongamos por caso. Pues ha tardado 25 años en darse cuenta de la peculiar geografía climática de los informativos locales. Qué tardo y lerdo o qué despistado su señoría.
En esta sazón y punto ha de manifestar Tolerancio que, por una vez, cuadra a sus intereses la aparición en el mapa de esas ínsulas mediterráneas pues le anima la intención de veranear el año próximo en la costa sarda -si las cosas no se tuercen y siempre que no se desmande dejando propinas a troche y moche por las cafeterías del ancho mundo, acatando los sabios consejos presupuestarios del ministro Solbes- y por ello le conviene estar al corriente de la incidencia de anticiclones y borrascas por esas latitudes.
Otro medio cac-talán de titularidad pública -casi todos lo son o lo parecen por su inquebrantable lealtad al régimen, aun los gestionados por particulares- es la cadena de televisión municipal BTV, que no incluyó el señor diputado en su airada alocución pero que, a nuestro juicio, no anda a la zaga a la hora de exudar sesgadas informaciones las 24 horas del día bajo el costrón nacionalista dominante. La diferencia es que en BTV el plumero a lucir ha de constar forzosamente de dos cualidades, una, el consabido nacionalismo, y otra, la obligatoria difusión de contenidos y mensajes supuestamente progresistas.
Se trata, cómo no, de otro medio intervenido, de una suerte de sastrería periodística a la medida de quiénes lo dirigen, en el presente caso los correligionarios del señor Ferran. Hasta el punto que hace unas semanas trascendió a los medios, pero a pocos -pues como es habitual la mayoría de los mismos silenció dicha circunstancia, conforme al código deontológico instaurado por el Colegio de Periodistas de Cac-taluña-, una circular interna filtrada por el portavoz del grupo popular en el consistorio, señor Fernández Díaz*, que instaba a los directores de programación a invitar a sus espacios a personas de probada ideología izquierdista, pues tal aditamento favorece, a lo que se ve, los índices de audiencia de la cadena local, que no deben de ser la bomba precisamente cuando aconsejan recurrir a semejante añagaza para mejorarlos.
Cabe que a quienes tienen mando en plaza en BTV la audiencia les importe un pito, o medio, y así lo expresan envanecidos, jactanciosamente, algunos de sus profesionales de mayor nombradía, como el prototípico telepredicador laico, señor Monegal, y que lo único que les ocupa, en realidad, es el férreo control ideológico de los espacios televisivos. No obstante, el nivel del paisanaje, y por lo tanto de los telespectadores, no induce a pensar que la iniciativa rente boyantes resultados, salvo que los ilustres invitados de BTV, de aseada corrección política, incluyan mordaces comentarios sobre la actualidad de la prensa rosa o comparezcan en el plató en pelota picada.
Entretanto los audaces censores del CAC guardan silencio sobre tanta convulsión periodística, temerosos de dar un paso y asestarle por error un garrotazo a uno de los suyos. Que si costrón nacionalista por aquí, que si dirigismo ideológico por allá. El CAC, instrumento al servicio del soberanismo audiovisual, reserva su munición para otros medios y para más arduas y reñidas batallas. Nos dicen fuentes dignas de relativo crédito que en el CAC están que trinan por la aparición en un reportaje de la TV local calagurritana -que emite desde un establo entre vacas y balas de paja- de unas polémicas imágenes del vicepresidente Carod Rovira haciendo feas muecas ante un espejo mientras se arregla su poblado mostacho de foca con unas tijeritas como de juguete de la Señorita Pepis y que, en buen lógica, no se puede tolerar semejante insulto a la dignidad y honorabilidad de nuestros cargos electos y que tan censurable episodio obedece a una furibunda y desbocada ofensiva de la Brunete mediática animada por una contumaz y enfermiza obsesión catalanófoba.
* Fernández Díaz, compañero de partido del señor Arenas, uno de los promotores, no lo olvidemos, de la realidad nacional andaluza.
sábado, 22 de diciembre de 2007
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