Tolerancio ha tenido un sueño.
No habría sido posible sin la espantada escenificada tan elocuentemente por los diputados nacionalistas ante la exposición a favor del bilingüismo escolar del profesor Francisco Caja. Sus señorías no quisieron saber nada, ni siquiera malgastaron su precioso tiempo atendiendo nuestra queja, nuestro lamento. Nada nos darán, de modo que no tenemos otro remedio que tomar con la mano aquello que pretendemos porque es nuestro y nadie tiene derecho a privarnos de ello. No nos dejan más salida que ésa. Hemos de recuperar ese derecho arrebatado injusta, arbitrariamente, aún al precio de poner mala cara y provocar roces y desencuentros.
Los ciudadanos hartos del monolingüismo impuesto por las administraciones gestionadas por los nacionalistas en sus diferentes combinaciones o avatares -primero por CiU en solitario y luego con el respaldo puntual del PP y ahora por el tripartito capitaneado por el PSC- han decidido al fin romper su silencio y promover acciones y campañas encaminadas a trasladar el bilingüismo real de la sociedad a los distintos ámbitos institucionales donde el idioma español ha sido proscrito por un supuesto baldón histórico, una incomprensible culpabilidad o porque es simplemente un estorbo para ajustar sus planes prefabricados de construcción nacional, de monolitismo social y cultural -a los que deben contribuir disciplinadamente los medios de comunicación en opinión reciente del señor Iceta para ahormar la población a los mensajes y consignas del catalanismo, sucedáneo que vale por nacionalismo-.
Los ciudadanos hartos del monolingüismo promovido por los nacionalistas han decidido que el idioma español debe estar en las aulas porque es digno de estar en ellas, porque aún hoy es idioma oficial en todo el territorio nacional, porque es el idioma materno de muchos catalanes que también pagan impuestos para costear la educación pública, porque es uno de los idiomas más importantes del mundo y sobre todo porque ésa es su voluntad, porque lo quieren así y no hay que dar explicaciones… es más, porque darlas significa que conviene sustentar esa reivindicación en unos razonamientos, que sin una motivada argumentación es una petición polémica, discutible, ubicada en los límites de lo opinable y por ello hay que justificarla, y por eso, con un afán edificante verdaderamente cándido y conmovedor, acuden prontos a recopilar cuantos informes técnicos, elaborados por sesudos expertos que avalan la necesidad de instruir a los niños en su lengua materna, caen en sus manos. Quieren la escolarización bilingüe ya y sin dar más explicaciones, porque cuando las dan, los nacionalistas y su tropa auxiliar, la sonderkommandía de la izquierda traidorzuela, se niegan a escuchar y atender. Porque eso se acabó y ya no hay marcha atrás.
Y ese afán por dirimir el problema en el ámbito civilizado del debate es la mitad del error, porque no son los ciudadanos partidarios del bilingüismo quienes deben racionalizar lo que es evidente trasladando su lógico y legítimo enojo a la consideración de unas instituciones regentadas por mayorías parlamentarias conformadas en Cataluña según un modelo de nacionalismo tentacular, transversal, que todo lo impregna -del que se desentiende un 45% de la ciudadanía en las elecciones de ámbito regional- sino que las explicaciones, si las tienen, las han de dar aquellos que niegan un derecho tan obvio que no necesita justificación. Quieren que les digan mirándoles directamente a los ojos y sin largarse por la puerta de atrás, por qué sus hijos no pueden estudiar en la escuela en uno de los dos idiomas oficiales. Y esa necesidad discursiva de convencer al contrario, a la autoridad castradora, es un error porque lo cierto es que no hay nada que debatir. Sólo deben repetir lo que quieren. Y quieren que sus hijos estudien, cuando menos, la mitad de sus materias escolares en español.
Nunca más prestarán oídos a quienes les amenacen con supuestos riesgos de fractura social. ¿Qué fractura social puede haber en que un niño estudie los filósofos presocráticos o el aparato digestivo de los batracios en español? ¿Qué fractura social ni qué niño muerto? Y si se derivasen indicios de fractura social por esa causa ya se las ingeniarán para desfracturarse acudiendo ellos, o mejor los agentes del nacionalismo prohibicionista, pues la enfermedad -mental- la padecen estos últimos, al desfracturador colegiado especialista en consensos sociales. ¿Quiénes son para prevenir nuestras hipotéticas -e indemostrables fracturas- y ponerles remedio violentando nuestros derechos?
O esa milonga o la de los guetos. A otro perro con ese hueso. Que la escolarización en español crearía guetos, dijo un diputado de la mayoría castradora, de ICV, o de ERC, PSC o CiU, qué más da, tras consultar su adivinatoria bola de cristal de húngara de feria. El único gueto que hay, un gueto silencioso e íntimo, sin apreciables distinciones en la indumentaria como sucedía antaño con los hebreos, es el de la no promoción profesional y social de quienes no disponen del nivel C de catalán. Gueto que han erigido los nacionalistas y su tropa auxiliar pasito a pasito desde hace 30 años. Que se metan sus riesgos de fractura social y sus guetos donde les quepan.
Este es el sueño:
Los teletipos echan humo. Varios medios informativos cubren la manifestación. Los nacionalistas, confundidos, creyendo que la resistencia había sido completamente anulada, aniquilada, que todos los catalanes habían interiorizado la incapacidad del idioma español como transmisor de conocimientos académicos en el ámbito docente, restan importancia a la convocatoria por la educación bilingüe y anuncian como respuesta una manifestación multitudinaria, que lo será sin duda, promovida por el gobierno regional, manoseando con anuncios institucionales los medios de titularidad públicos, bajo el lema Defensem el català.
Pero no han podido impedir que se rompa el silencio, que los apestados salgan en procesión de sus catacumbas. Que la cantinela mil veces repetida aquí no hay ningún problema ya no sea un muro inexpugnable, un muro de contención para acallar disidencias. Al fin hay problema porque los leprosos del bilingüismo se han decidido a sacarlo de paseo, a que se airee para no apolillarse para siempre en el armario de la prudencia domesticada. Porque solo pueden solucionarse los problemas que se visualizan como tales, es decir, como problemas, como conflictos. Solo pueden repararse las injusticias que cobran cuerpo y forma. Porque al fin, junto a conferencias casi clandestinas y junto al impecable estudio de un sesudo experto en la materia transformado en un artículo en la poca prensa no intervenida que queda hay un megáfono y una pancarta y la determinación de quienes la sostienen.
Varias asociaciones partidarias del bilingüismo escolar e institucional han sumado sus pocos medios y muchos esfuerzos, respaldadas en esta ocasión por grupos políticos con representación parlamentaria favorables a la igualdad jurídica efectiva de los derechos políticos y civiles de todos los ciudadanos amparados en la aún vigente Constitución española, y han convocado una manifestación en Barcelona por el derecho a elegir lengua escolar, reuniendo nada más y nada menos que a unas 1.500 personas, según la Guardia Urbana, 3.000 según los organizadores. La manifestación ha transcurrido sin registrarse graves incidentes a pesar de los insultos recibidos durante el recorrido por grupúsculos de exaltados catalanistas. Algunos transeúntes sorprendidos, no muchos a decir verdad, admirados de la escena y avisados que no se trataba de un montaje del espacio televisivo Cámara oculta decidieron sumarse a la marcha.
La manifestación ha tenido lugar el 23 de marzo de 2008, evento que pasará a la historia como el inicio de la primavera bilingüe de Barcelona. Quedan lejos las acciones heroicas y desangeladas de un puñado de 30 resistentes repartiendo octavillas. En esta ocasión las dieron también, pero redactadas en varios idiomas para advertir a los numerosos turistas que visitan nuestra ciudad de los execrables abusos que perpetra el nacionalismo identitario hegemónico en Cataluña.
Hemos sabido que preparan nuevas acciones. Que pretenden encerrarse en una parroquia, como hicieran en su día los sin papeles, aún a riesgo de ser desalojados por la policía -aunque les da igual pues los abogados afines al no nacionalismo les prestarán asistencia letrada gratuita, y, total, por una cosa así tampoco los van a fusilar- o excomulgados por el párroco catalanista de turno a las órdenes del cardenal Martínez -pero eso también les resbala, pues aquellos activistas con sensibilidad o creencias religiosas ya han previsto, en ese caso, abrazar el credo copto o el rito ortodoxo bizantino-. Planean también huelgas de hambre y otros actos de resistencia pacífica, pero no han trascendido más detalles de sus futuras acciones.
I have a dream.
Tolerancio ha tenido un sueño. Por los altavoces del equipo de sonido de la manifestación suenan las notas de un viejo, de un antiquísimo espiritual, We shall overcome. Es un sueño del que no quisiera uno despertar. Pero sabe Tolerancio que esto no durará siempre. Que algún día los niños podrán estudiar en español en la escuela con naturalidad, sin que a nadie le salgan las tripas, y que muchos que miraron en su día para otro lado dirán que siempre defendieron el bilingüismo. We shall overcome. Venceremos.
Feliz Año Nuevo.
1 comentario:
Muyseñoresmíos: Mis sueños se han secado.
Es natural que no se quedasen, que no escuchasen y que no hiciesen ni puto caso. En mi blog, a este tipo de nacionalismo, lo he bautizado –y creo que por una vez en la vida tengo razón- como NAZI-ONANISMO; por la deriva nazi,, en el mal sentido de la palabra, y porque parece que una fuerza centrípeta les conduce inexorablemente al ONANISMO, tanto mental como de orientación visual al propio ombligo.
Ya quisiera yo ser la enésima parte que tú, Tolerancio, de optimista; dices que el ciudadano harto de los abusos nazi-onanistas toma iniciativas correctoras... pero, si somos cuatro. Y además con un cisma entre todos nosotros, gracias a los comportamientos, no sé si egoístas o ególatras, de unos cuantos, que se han cargado, casi literalmente, C’s.
De todas maneras, mal iremos mientras se tenga que recuperar el idioma por su oficialidad, por ser idioma materno o porque la educación se paga con nuestros impuestos; mientras esos cerriles y quienes les secundan con su voto, no se den cuenta que es sencillamente un asunto de derechos básicos, mal iremos.
Pero es que les interesa demasiado mantener ese tipo de cosas, porque, en definitiva son las que les sostienen a ellos en sus puestos, con sus “honores” y toda esa mandanga.
Tienes razón en que no hay nada de malo en que la adquisición cultural se haga en una lengua determinada; lo importante son los resultados. Pero, ¿qué resultados cabe esperar cuando conceptualmente se quiere parcelar la cultura para que haya una de ámbito exclusivamente catalán, como si emanase de las piedras de un territorio; como si no fuese el resto del esfuerzo de toda la Humanidad. Como si el acceso a cualquiera de sus parcelas no fuese un derecho universal.
Creo, Tolerancio –permite que te llame así; me gusta- que a mí los sueños se me han secado: el exceso de romanticismo creo que no nos ha dejado afrontar las situaciones que se nos han ido presentando, para darles solución y, ahora, en estos momentos, más que sueños, lo que nos hace falta son milagros o, lamentablemente, tiempo.
Feliz vida a todos.
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