viernes, 14 de diciembre de 2007

Tu què faries? II


En esta bitácora actualizaremos los datos ofrecidos en otra publicada unos días atrás. La campaña Tu què faries? promovida por el Ayuntamiento de Barcelona finalizó el pasado 30 de noviembre, pero hemos tenido acceso, desde entonces, a un número considerable de encuestas remitidas por la ciudadanía a los promotores de tan capital iniciativa.

Los datos numéricos, como se ya dijo, son ciertos salvo que nos hayamos descontado torpe e involuntariamente. Nuestras consideraciones interesan exclusivamente a usos lingüísticos de los encuestados y a las magnitudes comparadas que se derivan de dichos usos. No nos ocupa el contenido de las sugerencias, quejas y porfías de nuestros conciudadanos. No obstante, en la bitácora anterior, expusimos, sucintamente desglosadas, algunas de esas opiniones.
Nada añadiremos sobre ese particular salvo dejar constancia de la petición divertida y pintoresca de un masajista del Ensanche que insta a las autoridades a que extiendan la atención médica, en el presente caso veterinaria, a través de la Seguridad Social, a las mascotas domésticas. Si prospera la moción y es aprobada en pleno municipal no le extrañe ver un día en la sala de espera, al pedir visita para el endocrino o para el alergólogo, a su vecina del 3º 2ª -visita que le programarán al cabo de unos meses o años, una vez que haya sanado usted de su dolencia o pasado, no lo permita el cielo, a mejor vida- con la iguana pachucha en brazos o con un pececillo tropical en un frasco lleno de agua aquejado de alguna patología branquial o con una aleta descuajeringada.

Hemos examinado minuciosamente un total de 574 encuestas.

-Redactadas en catalán: 339, es decir, un 59’06% del total (antes un 60%).
-Redactadas en castellano: 221, es decir, un 38’5% del total (antes un 37’4%).
-Bilingües: 3 (una de ellas en castellano y árabe), es decir, un 0’52% del total.
-Insultos: 5, es decir, un 0’87% del total.
-Vacías: 6, es decir, un 1’04% del total.

Los porcentajes han experimentado una tenue variación respecto de la bitácora anterior. Dentro de cada grupo lingüístico hicimos unas precisiones que también actualizamos aquí.

-De las encuestas redactadas en catalán, 6 exigen mayores cuotas de nacionalismo y de presencia del idioma catalán en el ámbito institucional que, sin duda, consideran hoy insuficiente. Esa cifra supone un 1’04% del total y un 1’76% de las encuestas de ese grupo específico.
-Asimismo, 13 de ellas son, por diferentes indicios, encuestas redactadas en dicho idioma por personas de expresión oral o escrita habitual en castellano, cifra que supone un 2’2% del total y un 3’53% de ese grupo.

-De las encuestas redactadas en castellano, 17 reclaman el bilingüismo en los actos y comunicaciones institucionales del consistorio y algunas expresan su hartazgo del nacionalismo en general al tiempo que solicitan la extensión del bilingüismo real a otros ámbitos, como el educativo. Esa cifra supone un 2’96% del total y un 7’7% de dicho grupo.

Algunas conclusiones:

1.- Entre los barceloneses castellanohablantes hay un colectivo significativo de personas que entienden que su idioma no es apto para las comunicaciones oficiales, inducido en parte por el monolingüismo institucional dominante, presente en la campaña que nos ocupa, y por ello se deciden a emplear el catalán en su respuesta, procediendo a una suerte de sustitución idiomática consciente, o inconscientemente, vergonzante. Un total de 13 personas proceden de ese modo entre un colectivo de 574.
En otros casos, no llegan a una docena -pero en un colectivo menor: los 221 que emplean el castellano en su comentario-, la sustitución es parcial e incorporan en sus respuestas los ítems tal cual los sugiere el encuestador, reproduciéndolos en el idioma original -habitatge, parcs i jardins, lloguer- e incluyéndolos en su respuesta motivada y discursiva, diciendo, pongamos por caso, tiene que haber soluciones al habitatge para jóvenes y ancianos, e incluso, para jóvenes y gente grande. La pericia o competencia en el redactado de esas 13 encuestas en un idioma que nos el propio del peticionario deja mucho que desear.

2.- Entre las personas que responden en castellano, 221, hay un numeroso grupo, no contabilizado, de barceloneses de habla familiar o expresión catalana, como se puede deducir en parte por los nombres y apellidos, aunque esto no ha de tomarse siempre como un dato determinante y fiable al 100%.
La diferencia entre las personas de supuesta habla familiar en catalán que responden en castellano y la de aquellos que invierten la situación -siendo castellanohablantes y se deciden a usar el catalán- es que los primeros, que acaso no tienen la competencia académica necesaria para hacerlo en catalán aún siendo su idioma familiar, por una cuestión de edad, es decir, de no escolarización en ese idioma -presumiendo quien les habla que, de hacerlo, el resultado gramatical, léxico y ortográfico no sería inferior al obtenido por los segundos-, lo hacen en castellano con un nivel de corrección lingüística más que aceptable, equiparable al que obtendrían en su redactado personas escolarizadas en otras regiones no bilingües -lo que no entraña tampoco un excesivo mérito conforme al nivel educativo del paisanaje, francamente mejorable, aquí o en Calasparra-.

De esa circunstancia se deduce que las personas que, siendo el catalán su lengua materna o familiar pero que escriben en castellano son mucho más competentes, lingüísticamente, a la hora de exponer sus opiniones, que no los castellanohablantes que optan por el catalán. Una vez asimilado un nivel idiomático notable y competente, hemos de pensar que los barceloneses de habla o expresión catalana que redactan su escrito en castellano lo hacen en una lengua que para ellos es propia o cercana. En cambio, los barceloneses castellanohablantes que se deciden a cambiar de idioma por un afán externamente inducido de supuesta integración o amoldamiento, o por una inconsciente intimidación ante los continuos mensajes del entorno, es decir, por presión, lo hacen en uno que no es el suyo, que no dominan con soltura, y, aún siendo menos competentes -algunos incompetentes en grado extremo- lo adoptan no obstante en detrimento de la claridad y pericia aconsejables para proceder a una inteligible exposición de sus opiniones. Es decir, a duras penas se entiende qué diantre chamullan.

3.- Muy pocos son los barceloneses, 6 de 339, que entienden que las instituciones deben incrementar la presión existente a favor del uso obligatorio del idioma catalán. Ese porcentaje exiguo contradice, en principio, lo que nos repiten hasta la saciedad desde los medios de comunicación controlados por el nacionalismo -a los que ha salido una suerte de costra según el demorado diagnóstico del diputado del PSC, señor Ferran-, es decir, todos los de titularidad pública y otros muchos afines al régimen. Por ello entendemos que ese Shangri-La o paraíso lingüístico anhelado por el catalanismo ha sido alcanzado ya o así lo percibe la mayoría de los barceloneses de obediencia nacionalista. Su índice de satisfacción con la situación actual es muy elevado.

4.- Por el contrario, 17 de 221 comunicantes en castellano -un segmento minoritario pero más significativo en términos tanto absolutos como proporcionales- denuncian la premeditada omisión de dicho idioma en las actuaciones administrativas del poder local. La cifra, para los no nacionalistas, es aún muy reducida y no muy alentadora, pues denota cierto silencio o conformismo, pero hay que considerar que la motivación de la campaña atañe específicamente a cuestiones de ámbito municipal, no lingüístico, y que esa finalidad condiciona los asuntos tratados. No obstante esas 17 encuestas de 221 demuestran la existencia de un colectivo no muy amplio, desde luego, pero que tiende a manifestar su descontento. Es cierto, por otra parte, que unas cuantas comunicaciones de ese grupo, unas 5 de 17, han sido firmadas por personas presumiblemente de otras nacionalidades, o eso se deduce de los nombres y apellidos de procedencia diversa, centroeuropea fundamentalmente, residentes en Barcelona que no entienden la supresión del ámbito institucional de un idioma tan importante como el español y manifiestan su perplejidad ante el provincianismo palurdo que caracteriza la vida pública de una ciudad pretendidamente cosmopolita como Barcelona, expresándolo sin los complejos y temores de otras personas que han interiorizado la necesidad de observar una conducta prudente, por motivos profesionales, ante los excesos del nacionalismo identitario.

5.- Por otro lado llama la atención el porcentaje de aquellos convecinos que se toman la molestia de rellenar el documento con sus datos personales y lo remiten a quien corresponde sin incorporar una sola observación: algo más del 1%. Esto nos lleva a pensar que, acaso fundamentándose en magnitudes similares extraídas de otras prospectivas sociológicas y estadísticas, el gobierno ZP ha elaborado leyes como la de Memoria histórica con ánimo de paliar esa considerable propensión al olvido o al descuido entre la ciudadanía. O eso, o estamos ante un síntoma irrefutable de la creciente incidencia de disfunciones mnemotécnicas entre la población, como el alzheimer, debidas al aumento de la esperanza de vida en las últimas décadas, circunstancia que favorece la aparición de enfermedades y trastornos antes desconocidos. Què farem?




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