En este año que se celebra el bicentenario de la Guerra de la Independencia, 1808-2008, hemos descubierto un dato de singular alcance. La catalanofobia, acabáramos, la inventó Napoleón Bonaparte tras coronarse emperador en Nôtre-Dame y enchufar airosamente su corso chisme a la bella y refinada Josefina de Beauharnais. Al fin, pues, desvelamos uno de los misterios más impenetrables que ha traído de cráneo a los más reputados historiadores de todas las naciones: el origen de la catalanofobia. Fue concebida por el pérfido Napoleón mientras aseaba sus partes en uno de los lavafrutas, bidés, del palacio de Versalles.
También sabemos por qué siempre llevaba el genial estratega la mano al pecho en tan célebre gesto inmortalizado por pintores de cámara y locuelos de épocas posteriores. No para proteger su billetera de cacos y descuideros, sino para asegurarse de que allí, celosamente custodiado, en un bolsillo interior de la casaca, permanecía el plano a escala de las cruciales villas de Esparraguera, Olesa de Montserrat y alrededores, elaborado secreta y diestramente por el servicio cartográfico de la Grande Armée.
En efecto, leemos en una breve noticia, tan breve como delirante, del diario gratuito 20 Minutos del pasado 01/07/08 -la reproducimos en su integridad manteniendo su redactado original en la lengua propia de don José Montilla- que:
La Generalitat ha editat una guía que marca els principals atractius turístics dels escenaris de la Guerra del Francès, que va enfrontar França i Catalunya del 1808 al 1814.
En efecto, Napoleón no invadió España, sino Cataluña y todo lo que nos han explicado sobre el levantamiento popular del 2 de mayo, la batalla de Bailén, las Cortes de Cádiz o el sitio de Zaragoza es una trola, un cuento chino, una burda intoxicación urdida para desviar la atención del auténtico y genuino foco de interés de tan alta ocasión. Las tropas de Dupont, Murat, Schwarz o Chabran, o los mamelucos egipcios a la carga, alfanjes desenvainados, no pasaron de Alcanar. Y quien sostenga lo contrario es un enemigo de Cataluña obsesionado con dinamitar el nuevo estatuto de autonomía y deteriorar la ejemplar convivencia que pacíficamente reina entre catalanes, convivencia que es la causa de las más rutilantes erecciones de Pepe Montilla que no nació en Iznájar, provincia de Córdoba, en la puta España, Rubianes dixit, sino en una masía cerca de Gombrén, en el centro concéntrico de la Cataluña catalana.
Solo nos falta desvelar los motivos ocultos de la invasión francesa, por separado, de Cataluña. Pero también para ese intrincado enigma tenemos respuesta. Lo que codiciaba Napoleón era… nada de alambicadas razones geoestratégicas… -aunque jugaba mucho al Risk con los generales del alto mando mientras mojaba melindros en un tazón de chocolate humante-… como dominar la península ibérica o marchar sobre Portugal, tradicional aliado de Inglaterra, para sus bloqueos navales y otros cálculos y milongas… nada de eso. Le importaban un bledo esas cuestiones, tanto como los Borbones de la villa y corte o las maquinaciones de Godoy. A veces las cosas son más sencillas. Lo que pretendía en realidad era apoderarse de la fórmula secreta del pan con tomate. ¿Y Suchet, uno de sus más afamados mariscales?... Lo han adivinado… hacerse con la receta del suquet de peix. Esa es la pura verdad.
¿Y quién ha redactado la guía turística de marras que nos ha costado un insignificante puñado de euros?... Sí, han dado en el clavo. El mismo fulano de los informes de la concha brillante y del cultivo de la chufa. Pero no sufran más. Si no lo saben, se lo diremos. Llegó 1814 y Cataluña ganó la guerra. Nuestros tatarabuelos derrotaron ellos solitos, trabuco en mano, al ejército más poderoso de todos los tiempos.
Visca Catalunya lliure!... que es exactamente lo que gritó el tambor del Bruch al poner en fuga la columna de Schwarz. Y por si no lo sabían, un mocoso, con barretina y espardenyes, marchaba a su lado sujetando un tambor de repuesto… ¡Ajá!... no se les escapa una. En efecto, ese mozalbete era Joan Laporta.
Fe de errores: en la bitácora titulada El referéndum de IUbarreche dijimos que el señor -sic- Atucha había sido encausado por su negativa a disolver el grupo parlamentario llamado PCTV en la cámara vasca, cuando en realidad el mandato judicial afectaba a Sozialista Abertzaleak. Aunque, por otra parte, qué más da PCTV, SA, HB, EH, ANV o KMVKB -Kómete mi Vasko Kulo y Baila-…. pues cualquiera le sigue la pista a la sopa de letras etarra.
1 comentario:
Vaya, vaya con Napo..
Siglos después de sus éxitos en el campo de batalla, se siguen desvelando secretos de alto estado de su política expansionista y de su fabulosa personalidad.
Saludos.
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