jueves, 2 de octubre de 2008

Negacionistas y ablación lingüística

Negacionistas son quienes se empecinan en negar una cosa evidente, que ha sido fehacientemente demostrada. También se utiliza para encasillar y denostar a quienes sostienen un argumento que se presume minoritario o constituye una suerte de disidencia frente a la teoría mayoritariamente aceptada que configura el paradigma científico reinante, según la terminología empleada por Thomas S. Kuhn, como sucede hoy, por ejemplo, con los "climatólogos escépticos" tachados de "negacionistas" ante la muy difundida tesis de la antropogenia del calentamiento global del planeta, esto es, la directa y responsable intervención humana en el aumento de las temperaturas con arreglo al llamado cambio climático.

La voz "negacionista" es incómoda, ofensiva para su receptor pues da por cierto que la persona calificada de ese modo vive contra algo, que sus cuitas y porfías, anhelos y proyectos están directamente encaminados a negar en lugar de afirmar. Es pues una persona negativa, un contradiós huraño, hosco, antipático, resabiado, desabrido, que no mira el mundo y la vida con talante risueño, sonriente, positivo, cual un remedo apacible de Zapatero o del coruscante avatar del Buda que es el orondo príncipe Sakya Muni. Es una persona que no aprecia el alegre trino de los pajarillos o el vivo colorido de una mariposa que revolotea entre aromáticas flores. El "negacionista" es un tipo aburrido y un aguafiestas. Nadie quiere ser un negacionista.

Siendo pues una expresión molesta y desagradable, hiriente, debemos los no nacionalistas aplicarnos sistemáticamente en llamar "negacionistas" a quienes afirman que en Cataluña no hay problema lingüístico de ninguna clase, que la escolarización en español está garantizada por ley, solo que no interesa a nadie o crearía un tsunami que supondría la quiebra social, el fin de la convivencia… que no existe discriminación alguna y que en ningún caso la fomentan las instituciones… hasta que cale en los medios o en determinados círculos. Para ello es fundamental que algún columnista de tirón y postín utilice en esos mismos términos la expresión sugerida. Es preciso difundirla. Cierto que, invirtiendo lo dicho en el primer párrafo, la excepción mediática somos los no nacionalistas, pero hay que aprender a arrimar el ascua a nuestra sardina o no podremos contender jamás en el palenque de la creación de corrientes de opinión por mucha razón que tengamos.

Negacionistas honoríficos serían, descontando a los nacionalistas confesos como el supercomisario Bernat Joan, los Zapatero, Montilla, Fernández Vara y toda la "sonderkommandía" del PSOE, más algunos dirigentes del PP que en Galicia, Valencia y Baleares aplauden o han instaurado de motu proprio las políticas de inmersión lingüística en el idioma co-oficial de las citadas regiones.

Los "negacionistas lingüísticos" son a los "ablacionistas lingüísticos" lo que los batasunos, Otegui o la abogadesa Goiricelaya, de mirada oblicua y atravesada, a los terroristas de ETA que descerrajan un tiro en la nuca a un concejal secuestrado. Son aquellos que no matan personalmente, pero que aplauden a quienes sí matan, a los verdugos, diciendo que no hay asesinato y que si lo hay está plenamente justificado. Los "negacionistas" son la claca de los "ablacionistas", su retaguardia delictiva, su trama civil, pero al mismo tiempo su vanguardia ideológica. De entre sus filas salen los teóricos de la "ablación lingüística".

Ha llegado el momento de explicar qué es la "ablación lingüística". Con un par de ejemplos dotaremos de significado dicho concepto:

-Los "ablacionistas" son aquellos agentes del nacionalismo, con o sin carné, a sabiendas o no, que en el día a día, a pie de obra, por así decir, promueven y/o ejecutan las ordenanzas de la política monolingüista excluyente. Un "ablacionista" redomado sería el señor Miquel Coll, director de una escuela de la localidad mallorquina de Santa Eugenia a quien ya dedicamos una bitácora meses atrás. O el equipo directivo de la escuela Gayarre de Sants, ateniéndonos al relato de la monitora Sara Burgos publicado por el diario El Mundo en su edición del pasado 09/09/2008, pues consienten que un niño se ensucie encima antes que dispensarle atención alguna cuando habla en su idioma materno, si éste es el español. Sara Burgos, El Mundo 20/09/08, por si alguien lo dudaba, ya ha sido despedida.

Los "ablacionistas" se dividen en dos categorías, inductores ideológicos y autores materiales del maltrato lingüístico infantil perpetrado dentro del sistema educativo, en gran parte funcionarios públicos, junto a aquellas otras personas que extienden las redes del monolingüismo obligatorio a otros ámbitos profesionales.

Pensando en los abusos de unos y otros, negacionistas con responsabilidades políticas y ablacionistas lingüísticos, debemos los no nacionalistas poner en marcha un Observatorio por la Libertad Lingüística, en la escuela y en otros sectores -no olvidemos el "affaire multas a rótulos comerciales tipo Fincas Nevot"- con gran acopio de datos y documentación contrastada, una auténtica Memoria, donde conste un fichero con las más graves felonías para exigir las debidas reparaciones cuando las circunstancias políticas lo permitan, una vez aprobada una legislación que ampare realmente, sin restricciones, la libertad en dicha materia y que disponga acaso medidas punitivas, sancionadoras, para quienes hayan cometido excesos en el cumplimiento de normativas ya de por sí excluyentes.
En ningún caso será excusa o eximente el argumento piramidal de "la obediencia debida". Consentir que un niño se mee encima porque ha enunciado su necesidad fisiológica en español, lengua oficial y propia, por materna, de la mitad de los catalanes, ha de ser tipificado como delito, esto es, con consecuencias penales, pues supone denegación de auxilio a un menor y un abuso, maltrato infantil o trato vejatorio imperdonable y verdaderamente repugnante.
Quienes proceden de ese modo inicuo y perverso deben apartar sus sucias patas de los menores, como hemos de preservar a los menores de la depredadora proximidad de los pederastas. No debemos permitir que esas personas trabajen en el ámbito educativo y ocasionen traumas a nuestros hijos, sobrinos o nietos, o a los hijos, sobrinos y nietos de los demás.
Si no impedimos que esa gentuza ponga sus manos encima a los niños seremos también responsables de semejante desaguisado por cobardía u omisión, por no haber hecho cuanto pudimos y nunca nos perdonaremos nuestra negligencia, nuestra bochornosa pasividad.

El personal docente, y asimilado, que no ha sido del todo embrutecido por el gota a gota nacionalista durante años habrá de urdir o improvisar mil formas distintas de esquivar las más insidiosas ordenanzas y circulares emitidas por las autoridades represoras en las escuelas, de saberlas capear o torear agudizando el ingenio para no perder la dignidad y no poner al mismo tiempo en peligro el necesario ingreso mensual, el salario que garantiza el pago de la hipoteca, las facturas o la manutención de la familia. No será fácil pero hay que intentarlo… hay que correr ese riesgo. Sabemos, empero, que no a todo el mundo le podemos exigir la dignidad y el coraje que le sobran a Sara Burgos.
Lo que no se admitirá en ningún caso es el colaboracionismo ciego, voluntarioso. No valdrá decir: "Me obligaron a hacerlo"… las normas injustas e inhumanas que nos degradan como ciudadanos, como personas libres, han de ser desobedecidas, con todas las cautelas y el disimulo que proceda, pero desobedecidas… pues de lo contrario verdugos, torturadores y genocidas siempre tendrían a mano la bula exculpatoria de la justificación.

Tolerancio, el Simon Wiesenthal contra ablacionistas y maltratadores lingüísticos inaugura su fichero… Ésta es su guerra y si en ella ha de morir, no será gratis… metafóricamente hablando, claro.


PS.- Por dificultades técnicas y falta de asistencia Tolerancio suspende temporalmente esta bitácora. Lamenta profundamente no poder compartir unos cuantos comentarios que tenía a punto en la recámara.

3 comentarios:

Josefina dijo...

Siento mucho que suspendas la bitácora.
Voy a echar de menos tus artículos.
Recarga pronto las pilas y vuelve al contraataque.
Los que te leemos, te estaremos esperando.

Saludos

tintachina dijo...

Hace poco queconozco esta bitácora. Es una lástima que la suspendas, porque es formidable. estaremos esperando tu regreso

Reinhard dijo...

Lamento su marcha, amigo Tolerancio, y le echaré de menos, aunque presumo que usted volverá. Saludos.