lunes, 4 de mayo de 2009

Garmendia, la ministro/a pijina


Tras las bitácoras dedicadas a Ferran el latoso, diputado regional del PSC, y al flamante sonderkommando Marsé al servicio… taconazo, Señor, sí, señor… -y acaso sin saberlo el interfecto-… del nacionalismo catalán, faltaba la tercera pata del banco… honor que corresponde por sobrados méritos a la ministro/a Garmendia. Con ella cerramos momentáneamente esta breve galería de personajes ilustres.

Garmendia posa elegante y con charme, distinguida, en las páginas del suplemento Yo Dona del diario El Mundo, 25/04/09. Además de posar, habla, pues es persona educada y responde comedida a las preguntas que le formula la reportera. El posado, bien, correcto. El modelito, casual. Por poner una pega diremos que la vemos un pelín flacucha… delgadez que, empero, no supondría inconveniente en opinión del malvado personaje, un poli corrupto, que encarna, aunque no lo crean, Richard Gere en el thriller titulado Asuntos Sucios y que en una secuencia se descuelga con un comentario ordinario, chabacano como pocos: las flacas la chupan como nadie, impropio de un caballero y que merece nuestra más enérgica reprobación.

Nos enteramos, página 44 del suplemento, oh, nadie es perfecto, de una de las grandes frustraciones de la ministro/a Garmendia. Preguntada si habla vascuence, responde: No lo hablo, es una de mis grandes frustraciones… impericia idiomática que comparte con el 75% de los vascos, punto arriba punto abajo. En cuanto si ese desconocimiento se transforma también en sentimiento de frustración entre sus paisanos que tampoco hablan la lengua de Aitor es algo que desconocemos… aunque los suponemos más frustrados por el desempleo, la carestía de la vivienda o los pésimos resultados deportivos que cosechan Athletic Club de Bilbao, Real Sociedad de San Sebastián o Deportivo Alavés.
Los hijos no siempre heredan las virtudes de sus mayores, más a menudo las culpas con arreglo al modelo esquíleo de la tragedia clásica… y así nos enteramos, qué necesidad teníamos de saberlo, que su padre, que ya falleció, lo hablaba muy bien, olé, aupa… luego ejercerá de angelito euskaldún en el cielo, sino tañendo el arpa bailando un aurresku… pero, mira tú qué cosa, ella, córcholis, estudió en el Liceo Francés y no tuvo la oportunidad de aprenderlo porque entonces no era obligatorio. Y añade: me encantaría (aprenderlo, se entiende).

Pues nada tiene más fácil solución. Siendo Garmendia mujer con la cabeza bien amueblada, ávida de conocimientos y muy receptiva gracias a su elevado cociente intelectual, con matricularse en una academia de vascuence para adultos va servida, como ha hecho de parecida manera, para aprender catalán, nuestro aplicado presidente, el sonderkommando Montilla, o su compañero de pupitre, el Secretario General de UGT de Cataluña, sonderkommando Álvarez, que para hablar español en el recreo deben hacerlo a escondidas, clandestinamente, como los alumnos de la escuela Betania de Cornellá, con riesgo de que las monjitas pillen a los peques in fraganti y les enchufen tres avemarías como penitencia por tan horrendo pecado.

Lo que no pudo Garmendia para sí le habría gustado para sus hijos… pero, oh, gran contrariedad, qué mala pata tiene la pobre… no estudian en el País Vasco (deducimos que, como buena madre, los tiene a su vera en Madrid). La ministro/a y madre ejemplar intenta que los idiomas abran el mayor número de puertas a sus chicos y por esa razón se están formando en inglés, francés y mandarín. Añade, veo así el futuro… en tonos mandarín.
Es decir, no tan negro como aquellos padres aún no estupidizados completamente por la fórmula propagandística un trillón de veces repetida en España no hay problemas con las lenguas… que no disponen de recursos para librar a sus hijos de las garras de la inmersión lingüística obligatoria en las escuelas públicas de algunas regiones.

Llevados de nuestra lealtad institucional, y prontos a sugerir ideas provechosas, advertimos a Garmendia que en la actualidad existen rápidos medios de locomoción que salvan la distancia entre Madrid y San Sebastián, su ciudad natal, en un periquete… (que será la leche en cuanto inauguren, si los atentados etarras no lo impiden, la Y vasca del AVE)… de tal suerte que sus niños durante la semana lectiva podrían estudiar en vascuence en el País Vasco en régimen, o no, de internado y fundirse con ellos en un cálido abrazo los finde, además de mantener conversaciones diarias vía telefónica o chateando distendidamente con ayuda de una webcam.
De ese modo no tendría por qué reproducir en su prole esa comprensible frustración que tanto quebranto le ha causado a ella.

Lástima, compasión… esos sentimientos nos inspira la desdichada ministro/a… para que veamos cuán sacrificada es la vida del cargo público, llena de amargura, de sinsabores. Que no todo son coches oficiales, áulicas recepciones, soirées diplomáticas y vernissages artísticos.

A la gente del común en Cataluña, en menor medida en el País Vasco… -tras el presumible acuerdo de gobierno PSE-PP que revocará, o eso parece, la drástica y total inmersión en vascuence que diseñaba Ibarreche, entonces con la complicidad de Pachi López y que ahora, y por interés te quiero Andrés, se desdice-… que lleva a sus chicos a la escuela pública no le queda más bemoles que tragar con la escolarización monolingüe en catalán… y nada de mandarín. Una lengua cooficial como el vascuence que no podrán disfrutar los hijos de Garmendia, su lengua no-materna pero sí abuelo-materna.

Qué enorme injusticia para esos chicos, qué desgarro tan grande y que desventaja docente para ellos no competir en el mundo global en igualdad de condiciones, pues… ¿qué bagatela irrelevante, qué pérdida de tiempo representa adquirir conocimientos académicos en idiomas de segunda fila como el inglés, francés, mandarín, y suponemos que español, frente a la íntegra escolaridad en vascuence, ese idioma que hablaba de maravilla su difunto abuelo?

Nos conduele la desdicha de la ministro/a Garmendia, apaleada sin conmiseración por los avatares de una existencia cruel y aperreada al servicio de la siempre ingrata y desagradecida ciudadanía… y, a todo esto… ¿De qué ministerio es titular esa dama esforzada y ejemplar?

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