Hemos sabido por la prensa que el gobierno del sonderkommando Montilla pone a disposición de los nuevos jueces y fiscales destinados en Cataluña un batallón de… dinamizadores lingüísticos. La expresión es original, tan original que no sabemos en qué consiste exactamente la tarea de tales dinamizadores, aunque podemos imaginarlo.
Puede que en los pasillos y despachos de la recién inaugurada Ciudad Judicial reine el silencio por la gravedad de los asuntos allí tratados o por la discreción exigible a los funcionarios en la gestión de sus diligencias.
La Justicia es cosa muy solemne, pero a veces kafkiana a tenor de las noticias que nos llegan de atascos de causas, peores que los de tráfico, de la sinrazón de algunas sentencias o lo que quiera que sea que permite que un individuo como Santiago Pedraz sea acreditado especialista en tan arcano conocimiento y reciba por ello un salario mensual.
Lo dicho no quita que las humanas leyes inspiren respeto. A lo que se ve una suerte de autismo transitorio, de enmudecimiento colectivo, de 08h a 15h, se filtra por las paredes y embaldosado de la Ciudad Judicial y acaba por apoderarse de estancias, empleados y visitantes. De ahí que sea preciso, por aquello de humanizar la administración de Justicia, derramar bromas, charlas, conversaciones, para dinamizar esas palatinas dependencias con una alegre y chispeante pincelada festiva… y en esa sazón y punto entran en escena, disfrazados de Piolín o de Pato Donald, como figurantes de una ludoteca infantil, los dinamizadores lingüísticos del gobierno Montilla para romper el hielo, combatir ese sobrio, seriecísimo ambiente judicial, y animar el cotarro.
Pero mucho nos tenemos que los dinamizadores están para otra cosa. Que lo de dinamizar es un eufemismo que enmascara un desbocado afán por ejercer la inspección lingüística en ese ámbito de la administración, hasta la fecha el menos permeable a las presiones ejercidas por los sucesivos gobiernos nacionalistas (CiU en solitario, o indistintamente con respaldo de ERC primero o de PP, años más tarde, y los tripartitos I y II) e imponer también ahí el modelo monolingüe obligatorio. Y que sus togadas Señorías, antes o después, serán dinamizadas a la brava, una vez superada una fase inicial… (la calma que precede a la tormenta)… de acatamiento u observación voluntaria de la citada dinamización.
Cuando ese plazo cumpla, la dinamización será obligatoria, sin afeites ni ungüentos, y jueces y fiscales serán dinamizados sin vaselina, mirando a Pamplona. Y los que no pasen por el tubo habrán de optar a un nuevo destino, mediante concurso de traslados, allende los juzgados de nuestra región para desempeñar sus funciones. Habrán, pues, de ir a hacer puñetas a otra parte.
Pareceremos desconfiados pero a eso precisamente suena la dinamización de marras… a una relación dual, de pareja, que requiere un dinamizador activo y un dinamizado pasivo.
Se levanta la sesión.
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