Laporta otra vez. Como el chiste del funcionario indolente.
Un funcionario le tiene poco apego al trabajo. No sabe cómo escaquearse de sus obligaciones. De modo que se presenta ante el jefe de negociado y compungido, con rictus de insondable tristeza, le dice:
-Jefe, mañana no vendré a trabajar. Mi padre ha muerto.
El jefe atónito replica:
-¿Otra vez?
Y nuestro funcionario agachando la cabeza y con humildad, responde:
-Sí, otra vez.
... Otra vez Laporta postulándose como aspirante a reyezuelo zulú. Otra vez Laporta pronto a demostrar que está sobradamente preparado para auparse a la presidencia del nuevo estado soberano de Cataluña… siendo lo triste del caso, no sus pretensiones, sino que Cataluña tan desnortada está y tan depauperada institucional y socialmente después de 30 años de hegemonía nacionalista, que incluso fulano semejante encajaría a las mil maravillas en tan alta función. No hay más que ver tragaderas y nivel medio del paisanaje. ¿Por qué no podría ser presidente un botarate como Laporta si lo ha sido Montilla durante 6 años de descacharre permanente?
Hablando de paisanaje, ñoñerías y tragaderas... para muestra un botón: en un programa matinal de TV3, dirigido por el telepredicador catalanista Josep Cuní, preguntaron a la audiencia si respaldaba la iniciativa del gobierno municipal de Gerona que obliga a los dueños de mascotas, suponemos que caninas, pues nada dijeron de iguanas y serpientes pitón, a sacarlas a pasear al menos tres veces al día por espacio de 20 minutos cada una... y casi un 90% respondió afirmativamente... ¿Alguien necesita más pruebas de la concluyente aluminosis mental del colectivo?
En definitiva, Laporta, mientras deshoja la margarita y decide si lidera o no el proyecto de Carretero, Reagrupament.Cat, en las próximas elecciones regionales, ha declarado que está a favor de la creación de un estado soberano con sus propias fuerzas armadas, su central de inteligencia y su cuerpo diplomático, pero de veras, nada que ver con esas embajadillas de pacotilla que abre Carod Rovira en Berlín o París para colocar a parientes y amigos.
La predilección de Laporta, de 007 Laporta, por los servicios secretos tiene su explicación, pues ha patrocinado parecidos menesteres desde la presidencia del Barça. Es sabido que Laporta delegó tan incómodas pero necesarias tareas en su lugarteniente, señor Oliver, un catalanista pata negra que percibe la friolera de un millón de euros anuales. Así es, el interfecto recibió mandato de espiar a varios miembros de la Junta Directiva. Cierto que según declaró Oliver, jefe del Mossad culé… (y acaso futuro Mister X del MI5 catalán, CIA, KGB o CNI… o CCI, Centre Català d’Inteligència)… se practicó a dichos directivos un exhaustivo seguimiento por su bien, por así decir, para protegerles de amenazas externas, como esos padres que contratan detectives para controlar a sus hijos caedizos en la promiscuidad o en el gamberreo.
No obstante es harto difícil crear un servicio secreto de la nada, ex novo. Por eso sería conveniente contar con personas experimentadas, con un contrastado bagaje profesional, que podrían colaborar en la creación de tan principalísima agencia y en la instrucción de sus primeras hornadas de agentes. La actualidad brinda un candidato con un curriculum nada desdeñable: Luis Roldán. En efecto, el antiguo director de la Benemérita en la era GAL-Glez ha cumplido condena y quedado en libertad. Ha pagado por sus culpas, aunque relativamente, pues no ha devuelto en su integridad el dinero que birló en su día a los huerfanitos de la Guardia Civil.
Tan cierto como que España y otros países envían policías por todos los confines del ancho mundo para formar a las fuerzas de seguridad de no pocas naciones con una débil estructura estatal, donde campan por sus fueros bandas organizadas de facinerosos que disputan a las autoridades el monopolio de la violencia, Roldán bien podría viajar al extranjero, es decir, a la futura Cataluña soberana de Laporta, para adiestrar a sus bisoños agentes en los más efectivos y refinados métodos de espionaje.
Roldán podría ser un instructor de máxima categoría ahora que dispone de tiempo libre. ¿Y qué ayudante de campo, qué edecán mejor que Santiago Espot, chivato vocacional de Catalunya Acció, una entidad (in) cívica consagrada en cuerpo y alma a la delación... a la denuncia de rótulos comerciales redactados en español?... Lleva Espot a sus espaldas, o mejor, sobre su lengua bífida, viperina, la nadería de tres mil denuncias y de esa proeza se jacta, con orgullo de hampón y matasiete, a cara descubierta. Tal es la impunidad y la desvergüenza que el nacionalismo instila en sus más conspicuos servidores.
Los comandos kidon, o la bayoneta, del naciente espionaje catalán, a imagen y semejanza de los agentes ejecutores del Mossad que recientemente liquidaron en Dubai a un terrorista islamista, los habría de coordinar, qué remedio, el consejero Saura, ministrín de Interior, centinela de la seguridad nacional y garante del estado de conservación de bosques y villas en incendios y nevadas, por ser el suyo el departamento más parecido, por ahora, a aquellos que gestionan tales asuntos en estados reconocidos por la comunidad internacional.
De Saura dependería la intercepción y eliminación física, siempre que parezca un accidente, de la subversión, de los enemigos de la patria censados en una lista negra en la que habría un asiento reservado para todo no nacionalista confeso, incluso para ese insignificante mequetrefe de Tolerancio.
Cometido que brindaría a Saura la oportunidad de olvidarse de tan ennoblecedoras tareas como recoger las caquitas del gato, según afirmó en tiempos su ex, Inma Mayol... -teniente de alcalde del ayuntamiento de Barcelona, y cliente preferencial de las tiendas de alta costura del Paseo de Gracia, versión progre y aborigen de La Collares pero especializada en el ramo textil-... para sumergirse en el bucle temporal habilitado por la Ley de Memoria Histórica. De ese modo Saura podría paladearse de gusto, incluso tocarse excitado, maderón, recreando las torturas de las checas del SIM, controladas por sus conmilitones del PSUC de aquella hora, en la retaguardia republicana... checa de la calle San Elías y otras, y jugar como un niño con la silla eléctrica que fue hallada en tan siniestras dependencias o con las correas de corrientes, tenazas, alicates, sopletes y otros artilugios que podría manejar personalmente emulando a Laurencic y otros añorados camaradas que en el pasado rindieron pleitesía a Stalin y trabajaron heroica e infatigablemente en esas celdas mugrientas y clandestinas por el advenimiento del paraíso socialista en la tierra.
Falta saber si los servicios secretos catalanes serán de armas tomar cuando salgan de pescata o cacería... -y no pensamos en la pesca del pez espada, actividad deportiva muy al gusto del último director del CNI, relevado en sus funciones hará cosa de un año-... o si serán remedo con barretina y sandalias (espardenyes) de Mortadelo y Filemón. Si igualarán la probada aptitud para la tortura del infausto Badia, que en tiempos de Companys & Cia, antes de la guerra, rebanaba orejas a los detenidos que era un contento, sobre todo a los pistoleros de la CNT, sus piezas a cobrar predilectas.
Querríamos, otrosí, saber si nuestros espías habrán de redactar por narices sus informes en catalán, nivel C, sin faltas de ortografía y sin liarse con los acentos o los pronoms febles (algo así como pronombres débiles, flojitos)... o si serán como los franceses, que pegan pero no pagan (esto último es cosa segura con arreglo a la virtud nacional del ahorro, salvo cuando se trata del dinero de los demás), como los británicos, que pagan y pegan... o si se regirán por los modos de los agentes españoles, los del país vecino, que ni pegan ni pagan (hasta que salieron a escena ZP, los piratas somalíes y terroristas difusos afincados en el Sahara e inmediaciones que exigen liberación de presos y olvidan siempre, sospechosamente, a sus camaradas del 11-M aún entre rejas).
Para el ejército codiciado por Laporta contamos, cómo no, con los impagables servicios de la ministro/a Carmencita Chacón, que después de desmontar el Ejército español batallón a batallón, cuartel a cuartel, con la miserable anuencia de la oficialidad de mayor rango, sin olvidarnos de su General en Jefe... -pues como pacifista declarada que es, y nacionalista catalana, odia con verdadera pasión a las fuerzas armadas, y por encima de todas a las españolas-... podría erigir, decimos, un ejército indígena, compacto y bien equipado, para disuadir a nuestros enemigos de injerencias e invasiones. Pero aquí no partimos de cero, pues Cataluña cuenta ya con aguerridos y montaraces trabucaires en las comarcas de Osona y La Garrotxa, y con centurias de romanos, armaduras relucientes, en nuestras procesiones de Semana Santa, armats y manaies, de Tarragona los primeros (Montblanc, Constantí, l'Arboç) y de Gerona los segundos.
Esta pujante inclinación por la milicia de un segmento del nacionalismo catalán... -que sueña con sus desfiles, banderas, taconazos y uniformes y acaso con un ruc (burrito) catalán en vanguardia a guisa de chivo o carnero legionario-... nos recuerda una pintada que, años ha, adornaba un muro junto a la plaza de la Catedral que decía:
Fes la mili a Terra Lliure (Haz la mili en Terra Lliure, la ETA catalana)...
... que, guasonamente, fue al punto replicada por otra:
La mili no mola, ni catalana ni española.
Felices procesiones a todos.
Los comandos kidon, o la bayoneta, del naciente espionaje catalán, a imagen y semejanza de los agentes ejecutores del Mossad que recientemente liquidaron en Dubai a un terrorista islamista, los habría de coordinar, qué remedio, el consejero Saura, ministrín de Interior, centinela de la seguridad nacional y garante del estado de conservación de bosques y villas en incendios y nevadas, por ser el suyo el departamento más parecido, por ahora, a aquellos que gestionan tales asuntos en estados reconocidos por la comunidad internacional.
De Saura dependería la intercepción y eliminación física, siempre que parezca un accidente, de la subversión, de los enemigos de la patria censados en una lista negra en la que habría un asiento reservado para todo no nacionalista confeso, incluso para ese insignificante mequetrefe de Tolerancio.
Cometido que brindaría a Saura la oportunidad de olvidarse de tan ennoblecedoras tareas como recoger las caquitas del gato, según afirmó en tiempos su ex, Inma Mayol... -teniente de alcalde del ayuntamiento de Barcelona, y cliente preferencial de las tiendas de alta costura del Paseo de Gracia, versión progre y aborigen de La Collares pero especializada en el ramo textil-... para sumergirse en el bucle temporal habilitado por la Ley de Memoria Histórica. De ese modo Saura podría paladearse de gusto, incluso tocarse excitado, maderón, recreando las torturas de las checas del SIM, controladas por sus conmilitones del PSUC de aquella hora, en la retaguardia republicana... checa de la calle San Elías y otras, y jugar como un niño con la silla eléctrica que fue hallada en tan siniestras dependencias o con las correas de corrientes, tenazas, alicates, sopletes y otros artilugios que podría manejar personalmente emulando a Laurencic y otros añorados camaradas que en el pasado rindieron pleitesía a Stalin y trabajaron heroica e infatigablemente en esas celdas mugrientas y clandestinas por el advenimiento del paraíso socialista en la tierra.
Falta saber si los servicios secretos catalanes serán de armas tomar cuando salgan de pescata o cacería... -y no pensamos en la pesca del pez espada, actividad deportiva muy al gusto del último director del CNI, relevado en sus funciones hará cosa de un año-... o si serán remedo con barretina y sandalias (espardenyes) de Mortadelo y Filemón. Si igualarán la probada aptitud para la tortura del infausto Badia, que en tiempos de Companys & Cia, antes de la guerra, rebanaba orejas a los detenidos que era un contento, sobre todo a los pistoleros de la CNT, sus piezas a cobrar predilectas.
Querríamos, otrosí, saber si nuestros espías habrán de redactar por narices sus informes en catalán, nivel C, sin faltas de ortografía y sin liarse con los acentos o los pronoms febles (algo así como pronombres débiles, flojitos)... o si serán como los franceses, que pegan pero no pagan (esto último es cosa segura con arreglo a la virtud nacional del ahorro, salvo cuando se trata del dinero de los demás), como los británicos, que pagan y pegan... o si se regirán por los modos de los agentes españoles, los del país vecino, que ni pegan ni pagan (hasta que salieron a escena ZP, los piratas somalíes y terroristas difusos afincados en el Sahara e inmediaciones que exigen liberación de presos y olvidan siempre, sospechosamente, a sus camaradas del 11-M aún entre rejas).
Para el ejército codiciado por Laporta contamos, cómo no, con los impagables servicios de la ministro/a Carmencita Chacón, que después de desmontar el Ejército español batallón a batallón, cuartel a cuartel, con la miserable anuencia de la oficialidad de mayor rango, sin olvidarnos de su General en Jefe... -pues como pacifista declarada que es, y nacionalista catalana, odia con verdadera pasión a las fuerzas armadas, y por encima de todas a las españolas-... podría erigir, decimos, un ejército indígena, compacto y bien equipado, para disuadir a nuestros enemigos de injerencias e invasiones. Pero aquí no partimos de cero, pues Cataluña cuenta ya con aguerridos y montaraces trabucaires en las comarcas de Osona y La Garrotxa, y con centurias de romanos, armaduras relucientes, en nuestras procesiones de Semana Santa, armats y manaies, de Tarragona los primeros (Montblanc, Constantí, l'Arboç) y de Gerona los segundos.
Esta pujante inclinación por la milicia de un segmento del nacionalismo catalán... -que sueña con sus desfiles, banderas, taconazos y uniformes y acaso con un ruc (burrito) catalán en vanguardia a guisa de chivo o carnero legionario-... nos recuerda una pintada que, años ha, adornaba un muro junto a la plaza de la Catedral que decía:
Fes la mili a Terra Lliure (Haz la mili en Terra Lliure, la ETA catalana)...
... que, guasonamente, fue al punto replicada por otra:
La mili no mola, ni catalana ni española.
Felices procesiones a todos.
1 comentario:
Laporta publica un libro contando su vida; por los extractos de los medios, aquello que se publicita para vender bien el libro, no se ven referencias al suegro, al cuñado ni a la fundación que ambos patrocinaban. Qué lejos quedan ya aquellos tiempos en los que Jan, prietas las filas e impasible el ademán, acompañaba a su familia política a toda clase de actos preñados de nostalgia y rojigualdo colorido.
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