Es un principio de la teoría de redes, si semejante cosa existe -y si no existe se formula ahora mismo-: cuando diferentes colectivos de personas padecen un mismo problema, en el presente caso legislaciones restrictivas o coercitivas equiparables que conculcan sus derechos, y les anima la misma finalidad, la restitución de esos derechos menoscabados, no les queda más remedio que contactar entre sí, conocerse, intercambiar impresiones, experiencias y diseñar una estrategia común.
Tres asociaciones, entre ellas la Tolerancia, que defienden algo tan básico como el derecho a la escolarización de sus hijos, sobrinos, ahijados y más allá, en su lengua materna, el español, que es oficial hasta nuevo aviso en todo el territorio nacional, han hecho un hueco en sus apretadas agendas para enfrentar conjuntamente las políticas lingüísticas agresivas de los diferentes gobiernos regionales gestionados por los nacionalismos periféricos, y este es el principal obstáculo, amparadas por los sucesivos gobiernos centrales, aunque con más énfasis y determinación que nunca por el actual… el gobierno ZP que acoge bajo su manto protector todos y cuantos atropellos en dicha materia les pasa por el magín a los Montilla, Quintana o Ibarreche de turno.
La Asociación por la Tolerancia y dos asociaciones afines de País Vasco y Galicia han decidido aunar esfuerzos actuando con sentido común y generosidad, como debe ser cuando se comparten las mismas inquietudes. En esto, como en tantas cosas, los nacionalistas nos llevan ventaja, pues no es la primera vez que actúan concertadamente, al unísono, o concurren como coalición -Galeuscat- a determinadas contiendas electorales, como las europeas. Por otra parte su exigencia de unidad es menor, pues, contrariamente a lo que sostiene el refrán que dice lo que comes tú no me aprovecha a mí, no es aplicable a su caso y esto es así porque cualquier agresión que los nacionalistas cometen en el territorio de su jurisdicción satisface, procura placer -orgasmos zerolianos- a otros nacionalistas: esto es, un comerciante multado por rotular su establecimiento en castellano en una región con idiomas cooficiales sirve como escarmiento a todos los comerciantes en otras regiones de características lingüísticas similares, si en ellas tienen los nacionalistas mando en plaza. Por supuesto, juegan con la ventaja de la considerable idiotez promediada de la ciudadanía española que piensa que lo que sucede en Vilanova i la Geltrú, en San Xulián do Camiño o Fuenterrabía sólo afecta a las personas avencidadas en dichas poblaciones y que estas vulneraciones de derechos son meras anécdotas localistas destinadas a la sección de Curiosidades de la prensa escrita, junto a ese sorprendente artículo que da fe del hallazgo de un curioso ejemplar de lepidóptero en Malasia que baila la conga para atraer a la hembra en los ritos de apareamiento.
Esa parte de la sociedad civil abocada a organizarse y unir sus fuerzas, excluida de toda subvención o ayuda pública, al contrario que otras, como una que lleva por nombre Ballem en català y que se ha embolsado unos miles de euros de las arcas públicas pródigamente tuteladas por el gobierno del sonderkommando Montilla, se ha visto en la obligación de saltar al ruedo porque intuye que en el ámbito de la política al uso no existe voluntad firme, contrastada, de abanderar una defensa sin complejos de la legalidad constitucional, socavada por la continua labor de zapa de los nacionalistas y habilitada por las necesidades pactistas de los partidos mayoritarios para allanar el camino a investiduras presidenciales y a posteriores acciones de gobierno. Tarea a la que ayudan de grado altas magistraturas y organismos judiciales, sensibles a las necesidades del momento (doctrina habilitada durante la anterior legislatura para pelar la pava con ETA).
Nuestros tres mosqueteros del bilingüismo, por así decirlo, sospechan o saben que no pueden esperar gran cosa de los partidos mal llamados nacionales y que el cobre se lo tendrán que batir ellos solitos -todos para uno y uno para todos- si pretenden crear una corriente de opinión favorable a sus demandas y forzar, si se obra el milagro, un nuevo rumbo, una rectificación de inspiración constitucionalista conducente a la instauración, hoy pisoteada, de la lógica más elemental.
El nacionalismo no es una fiebre pasajera o un disfraz, una mera excusa para pedir, o mejor exigir más dinero, como sostienen quienes tienen por remunerada misión practicarle a los irredentismos étnicos un afeite cosmético ante la complacencia o la indiferencia de la mayoría lanar y silenciosa. El nacionalismo es una amenaza real y un recorte efectivo de las libertades individuales y, sino colectivas, de colectivos, pues intimida, amenaza, más o menos veladamente, prohíbe y multa, impidiendo el libre tránsito de personas, como residentes o trabajadores, entre territorios, ahormando esas sociedades a su cargo -por abandono, desistimiento o dejación de funciones de la administración central- a un modelo de convivencia definido… y cuando no tiene suficiente con las cortapisas anteriores, muda el traje civil, americana, corbata y maletín, por la sudadera con capucha… y mata.
Un portavoz nacionalista dijo, fue un senador del PNV en una conferencia ante nacionalistas afines en Mallorca, que los no nacionalistas no tienen derecho a vivir. Conferencia que algunos no deberían olvidar jamás. El señor Maqueda enunció la ley general y ETA la ha ilustrado muchas veces, con aportaciones de su propio peculio en una simbiosis, aunque no pactada, eso entendemos, acaso espontánea pero sincronizada y perfecta. Teoría y práctica. El ejemplo más reciente es el asesinato de Isaías Carrasco*, que era no nacionalista, ergo… no tenía derecho a vivir.
Estas asociaciones, réplica necesaria a las conchabanzas nacionalistas, y a falta de claridad de ideas y compromiso con la ciudadanía de las fuerzas políticas que habrían de defender los valores constitucionales -aunque nadie está obligado a hacerlo si no lo desea, faltaría más-, han dado una verdadera lección oponiéndose con sus menguadas fuerzas a los partidarios de las desigualdades, dueños y señores de la situación en estas horas confusas y turbulentas, aupados a los hombros -configurando un feo y repulsivo engendro- de quienes habrían de atenuar el alcance de sus manejos y tropelías.
Esa lección magistral se reduce a una sola cosa: que quienes sienten en el cogote la misma amenaza, si comparten los mismos fines, deben unirse para luchar, sino para vencer, para no rendirse sin honra… que es ya una victoria. La unidad aquí y ahora y por esta causa es una exigencia, un estar en el mundo, un imperativo categórico, una pretensión irrenunciable y ya una primera escaramuza librada contra la tiranía.
Deben combatir la idea de que el problema de los gallegos atenazados por las políticas lingüísticas de su gobierno regional se circunscribe a una manifestación o una recogida de firmas ante el consejero correspondiente de la Xunta, quizá un cafre, un bardo, que no borde, pero casi, del BNG -pronúnciese be-ene-gé- que tañe la lira y se la casca como un rijoso babuino en su despacho componiendo versos endecasílabos a Breogán, el legendario soberano de los delirios celtoides, o que los resistentes catalanes hemos de limitarnos a llorar nuestras desdichas ante el Síndic de Greuges, por ejemplo, que, sin pérdida de tiempo, se limpia su honorable culo con nuestros pliegos de firmas. Se trata quizá de jugar la partida con los mismos triunfos, las mismas cartas, pero no con su baraja, ni sus reglas, ni su lenguaje.
Es hora de trasladar este asunto al primer plano de la política nacional y hacerlo conjuntamente, codo con codo, pues no vale ir por libre cuando es la libertad lo que está en juego. Esta lección tan sencilla como evidente que nos brindan estas asociaciones habría de aprovechar también a Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía y a UPyD. Sobre esto último Tolerancio debe decir que siendo militante de C’s se siente representado por el escaño de Rosa Díaz y celebra su entrada en el parlamento, pues para Tolerancio el no nacionalismo está por encima de siglas o advocaciones partidistas. Por fin tiene de su lado 1 diputado en el Congreso de la nación, antes no tenía ninguno, frente a 153 tibios tirando a neutrales y 196 hostiles en diferente grado. Del mismo modo que siendo afiliado de la Asociación por la Tolerancia se siente concernido y representado por las plataformas gallega y vasca.
Si estas asociaciones sin obediencia política, aunque tengan sus afinidades y querencias, pues las circunstancias obligan a ello, son capaces de llegar a acuerdos… porqué no pueden hacer lo mismo quienes tienen muchas cosas en común como su discurso y sus votantes, sin ir más lejos.
Una vez más, gracias Tolerancia y compañía.
*Isaías Carrasco era militante del PSE, un partido, suponemos, no nacionalista -a pesar de Odón Elorza- aunque supeditado estratégicamente al nacionalismo. Distinta cosa es el PSC que, nominalmente o no, es un partido nacionalista en sentido estricto, aunque buena parte de su voto cautivo no lo sea.
Hay que aclarar que por razones coyunturales ETA puede asesinar a un nacionalista y lo ha hecho en algunas y contadas ocasiones. Esto es una mera presunción pero ante la necesidad de un acuerdo o pacto ZP/PNV, que requiere, por cuestiones escénicas, la retirada del plan Ibarreche, el lehendakari, con esa tonsura frailuna que luce, reza, impetra devotamente a la Virgen de Begoña que le eche un cable, la concesión providencial de una buena excusa para archivar su proyecto… retomar aquella sobada cantinela de no celebrarse la consulta de marras mientras persista la violencia, para lo que le vendría de perlas un poquito de violencia… un petardazo de ETA sin víctimas en un batzoki, por ejemplo, para fingir, aparentar, un disgusto colosal, cubriría expediente y con nota.