martes, 11 de marzo de 2008

Fincas Nevot


Hemos sabido que el propietario del negocio inmobiliario Fincas Nevot, sito en Vilanova i la Geltrú, ha sido multado por rotular su establecimiento en castellano.

La multa saltó a la fama al citarla Rajoy en su vis à vis electoral con ZP. El episodio ha servido para que se admita públicamente que, en efecto, se imponen multas por rotulación, lo que hasta no hace mucho se negaba categóricamente. El asunto es en parte novedoso porque la inmensa mayoría de nuestros convecinos nunca ha dado crédito a semejante abuso. Cuántas veces no le han respondido a Tolerancio al mencionar ese affaire indignante: No me lo creo, eso es mentira… sois unos fachas y unos paranoicos. Eso de las multas no pasa, somos gente abierta, tolerante y multicultural. Estáis envenenados por la catalanofobia… incredulidad zanjada habitualmente con un a mí nunca me han prohibido hablar castellano en la calle, comentario que, por supuesto, ninguna relación guarda con lo debatido… salida por la tangente que recuerda al autor de esta bitácora aquel chiste de humor surrealista que dice: Un tipo le pregunta a Pedro, ¿Tú te llamas Juan?... Y Pedro responde: No, pero mi mujer es camarera. Una cosa es la bochornosa multa por rotular en castellano y otra muy distinta el idioma que Perico de los Palotes hable en la calle, con Lulú, su caniche, o con su suegra.

Ya admiten -a regañadientes, les ha costado lo suyo- que en la Oficina de Garantías Lingüísticas, Pasaje de la Banca, junto al Museo de Cera y a tiro de piedra del monumento a Colón, se atienden y registran denuncias presencialmente -amén de las interpuestas on-line con el impreso que uno se puede descargar cómodamente desde su ordenador-… tarea en la que se han distinguido con celoso desempeño, por recomendación expresa de su partido, los voluntariosos militantes de ERC, convertidos en delatores, en chivatos lingüísticos que, el paralelismo sería obvio si un viaje en el tiempo fuera posible, lo habrían pasado pipa en la Alemania nazi pintando estrellas de David en los escaparates de los comercios regentados por judíos. Pero al quite, rápidos de reflejos, nos dicen que las multas no se imponen por rotular en castellano, sino por no hacerlo en catalán… uuuuuyyyyy, mira tú por donde.
A otro perro con ese hueso. La justificación es un burdo penseque que no hay persona cabal que se lo trague, pero, desgraciadamente, éstas no abundan. Semejante trola o afeite, apto para consumo de idiotas, nos recuerda aquella anécdota tantas veces referida del judío que, arrodillado ante la fosa excavada en un desmonte, y antes de recibir el disparo en la nuca, se vuelve hacia el oficial de las SS que le apunta con la pistola y le dice:

-Usted me mata porque soy judío.

A lo que el otro responde:

-Nada de eso, caballero. Le mato porque no es ario, que no es lo mismo…

Que la política lingüística instaurada por los gobiernos de Pujol, continuada y ampliada por el tripartito del sonderkommando Montilla, silenciada por los apaniguados medios de comunicación local, es infame, repugnante y demuestra el descorazonador nivel de aborregamiento y envilecimiento de una parte muy amplia de la sociedad catalana, es indiscutible. Pero la puntilla, como si no tuviéramos bastante, la dio el tratamiento que recibió la noticia en la prensa gratuita, 20 Minutos y Metro, que Tolerancio ojeó el día siguiente. En lugar de levantar acta notarial o periodística de lo sucedido -sin arriesgarse a dar una interpretación por miedo, si me apuran, a indisponerse con la administración- dichos medios resaltan que el afectado, con la multa calentita en el bolsillo, admite o afirma que en Cataluña no se persigue el castellano. Que es como aquella chica violada que, repleta de moratones y limpiándose aún con un pañuelito de papel las salpicaduras de semen del violador, dice que en la calle no hay riesgo de violaciones y que si la han violado a ella es porque ha tendido mala suerte y porque llevaba una provocativa minifalda.

La parcialidad de la prensa local, de pago o gratuita, es tal que no cabe la menor duda de a quién sirve. Ya lo demostró sobradamente uno de los diarios aludidos el día en que se aprobaba en el congreso de los diputados el famoso canon digital a favor de la SGAE, titulando la noticia de la siguiente guisa: El ministro Clos anuncia que el canon digital será revisado a medio plazo. Mientras Tolerancio leía incrédulo enjuague semejante, la mayoría socialista y diputados afines aprobaban no la revisión del canon que invocaba el artículo, sino la instauración del mismo. Cuando la noticia era simple y llanamente la imposición del antipático canon, la prensa, con jofaina en una mano y bayeta al hombro, a la guisa de palanganero prostibulario, horas antes de contabilizarse los votos de sus señorías, nos instaba al descarado enlabio de una hipotética revisión de la norma en el futuro.

Pero a lo que vamos. Lo que opine a posteriori el señor Nevot -a quien agradecemos de veras su valentía por denunciar públicamente los abusos del régimen catalanista- no habría de ser argumento a considerar para la evaluación ajustada de esa práctica nazificante. Tras la imposición de la multa el señor Nevot actúa presionado, condicionado, asustado por la repercusión mediática del paso adelante que ha dado y que le ha granjeado el odio, la enemistad declarada de las instituciones que, por estructura piramidal y correa de transmisión, se transforma en pintadas anónimas y acaso en conatos de linchamiento a cargo de escuadristas encapuchados. Es previsible que el proceso Nevot acabe en clausura del negocio y exilio forzoso. Por lo tanto, su valoración o respuesta concerniente a la persecución o no del idioma español en Cataluña no es un argumento de peso sino un comprensible y desesperado intento por evitar una tragedia y que su comercio, en lugar de pintarrajeado, sea funestamente asaltado, arrasado, pasto de las llamas de las Secciones de Asalto catalanistas subvencionadas con dinero público.

La noticia, contrariamente a la servil y lacayuna interpretación que nos ofrece la prensa domesticada, no es lo que opine el señor Nevot sobre persecuciones idiomáticas, sino la multa que le ha sido impuesta por causa de una ley, no solo injusta, sino mezquina, que propicia y estimula la delación, el chivateo asqueroso y que aprovecha a personas por definición asquerosas, pues incluso un catalanista que no sea un tiparraco indigno jamás emplearía su tiempo en acudir a una de esas oficinas para denunciar a nadie. La noticia, pues, no son las declaraciones del señor Nevot, ni las mías, las suyas o las de Juan Lanas, sino la multa contante y sonante reflejada en un documento tangible.

Pero si, como en esas series numéricas cuyo intervalo o periodo el lector debe deducir para completarlas y que aparecen en los pasatiempos o en los test psicológicos (2-4-6-8-… x), trasladáramos dicho modelo aritmético a una frecuencia periodística aplicada al caso Fincas Nevot nos encontraríamos con el desarrollo siguiente:

1.-Noticia: el gobierno tripartito del sonderkommando Montilla multa al señor Nevot por rotular su establecimiento en castellano (los portavoces filonazis dirán que la multa se impone, no por rotular en castellano, sino por no hacerlo en catalán).

2.-Contranoticia (publicada en los diarios gratuitos citados anteriormente para atenuar o matizar el impacto negativo que tamaña impudicia habría de provocar en las personas normales, esto es, no pervertidas aún completamente por la imbecilidad nacionalista): El señor Nevot no cree que el castellano esté perseguido en Cataluña.

3.-Paranoticia I: El señor Nevot se arrepiente de haber difundido públicamente la multa impuesta por el gobierno Montilla, pues al hacerlo ha creado crispación y esa conducta es una seria amenaza a la convivencia pacífica e incluso podría ocasionar un tsunami, como dijo en su día el señor Iceta respecto de las excéntricas aspiraciones de los partidarios del bilingüismo.

4.- Paranoticia II: El señor Nevot comprende que la administración sancione a energúmenos como él y anima a los ciudadanos a que denuncien sin tapujos, a pecho descubierto, a todos los miserables que cometan la desfachatez de rotular sus comercios en castellano, esa lengua contaminante y criminal que debe ser erradicada de las escuelas.

5.- Paranoticia III: El señor Nevot se autoinculpa públicamente de haber elaborado personalmente, con nocturnidad y alevosía, las pintadas amenazadoras aparecidas en su comercio. Ha despedido a uno de sus operarios, de origen ecuatoriano, por no hablar fluidamente en catalán, no sin antes apagarle un cigarrillo en un ojo y, finalmente, ha solicitado su afiliación en la federación local del PSC y suspira, a modo de fantasía erótica, por lamerle los pies a Carod Rovira con lujuriosa glotonería.

6.- Paranoticia IV: El señor Nevot, estableciendo un esclarecedor paralelismo, afirma que, en caso de haber sido violado en lugar de multado, la culpa habría sido suya por llevar minifilda e ir por la calle provocando y hecho un putón.


Despacho de última hora.- En entrevista concedida a la Cadena SER, el viernes 7 de marzo de 2008, un día antes de la jornada de reflexión, el presidente Zapatero manifestó su total conformidad con las sanciones aplicadas a los comerciantes que en Cataluña rotulan sus establecimientos en castellano, aun siendo éste idioma oficial en toda la nación (de naciones). Los nazis catalanistas, amparados en las sonrojantes declaraciones de ZP, han llenado de pintadas insultantes el comercio del señor Nevot. Ergo, en adelante los palafreneros del nacionalismo, en calidad de militantes o votantes del PSC, le dirán a Tolerancio que no es que no se crean lo de las multas por rotular en castellano, sino que siempre han estado al corriente de las mismas y que dichas multas les parecen necesarias y que son fenomenales. Por esa razón también los simpatizantes de ERC votarán en lo sucesivo a ZP por sentirse suficientemente representados por éste.


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