viernes, 20 de junio de 2008

Cuestión de pelotas


El señor Aguirre, miembro, que no miembra, del Foro Ermua, ha sido imputado por agredir, presuntamente, con sus partes nobles a un militante del PNV poco antes de entrar en el palacio de Justicia de Bilbao donde se veía causa abierta contra el señor -sic- Atucha por su negativa a expulsar del parlamento regional a los diputados pro-etarras… (los más pro-etarras, queremos decir, pues otros lo son también aunque lo disimulan mejor)… a pesar de las sentencias judiciales que le instaban a ello.
Desafío a la autoridad judicial relativizado por hechos posteriores de gran trascendencia política, como la autorización expresa del Fiscal General del Estado, señor -sic- Conde Pumpido, insobornable bastión de la democracia, a unas 130 candidaturas de ANV, franquicia de aquella hora del entono etarra, a concurrir a las elecciones municipales, precisamente en las localidades donde la implantación y expectativas batasunas eran mayores… en un alarde de coherencia y firmeza contra las tramas civiles conectadas al terrorismo que causó verdadera admiración por el riesgo que tan osada recomendación supuso para su propia vida.
Eran los no tan lejanos tiempos de los brindis con champán de Odón Elorza, de los tórridos revolcones de De Juana Chaos con su complaciente novia en la UVI y de las reuniones en el santuario de Loyola con los emisarios de la banda para mirarse directamente a los ojos, no en una contienda hipnótica, sino en un acaramelado flirteo ocular.

Muchos hemos visto las imágenes del suceso que se produjo, a mayor abundamiento, en presencia de aguerridos agentes de la Ertzaina pertrechados con material antidisturbios. Esos chicarrones uniformados, los beltzas, o negros, así les llaman, no pudieron impedir la brutal acometida del equipo genético, priápeo, del ahora imputado señor Aguirre que, eso sostiene la acusación, acompañado de media docena de vociferantes y malencarados correligionarios, arremetió, a lo que se ve salvajemente, contra las personas concentradas allí -varios centenares de simpatizantes peneuvistas- para respaldar pacíficamente al señor -sic- Atucha.
Consumó el interfecto, presuntamente, una bárbara agresión contra un individuo que recibió en su rodilla flexionada, en cuña, sin duda en un reflejo acto defensivo, el fenomenal y doloroso impacto de los testículos de ese energúmeno, arma criminal, no arrojadiza, pero cebada a caso, no con espermatozoides, tal y como sucede con la mayoría de mortales, sino con debeladoras sustancias explosivas… y en todo caso de pétrea consistencia, de un potencial destructor espeluznante… causante, otrosí, de una grave lesión a su víctima indefensa.

Ya tenemos enjuiciado al vándalo, al presunto forajido genital. Ahora procede, según el guión, esclarecer los hechos y dirimir su inocencia o culpabilidad y para ello un competente equipo de peritos… -descartados los del 11-M y los del Colegio de Médicos de Barcelona que confundieron una trituradora de fetos de hasta 33 semanas de gestación en la clínica Ginemedex con una secadora de pelo-… habrá de examinar detenidamente las características, textura y dureza del arma cuasi homicida: los cataplines del señor Aguirre… así como la contundencia del golpe furibundo calculado en julios, que no son meses, sino unidades de fuerza en las Ciencias Físicas.

Este caso nos trae a la memoria aquel chiste un tanto soez que dice pizca más o menos que un señor en un bar le comenta jocosamente a su amigo: Me han implantado un huevo de uranio y anoche, al cumplir con mi señora, se corrió todo el barrio. Al fin sabemos donde andaban ocultas las armas de destrucción masiva que tan afanosamente buscaba la CIA en Irak… bajo la bragueta del señor Aguirre que, no tiene cosa mejor que hacer, según nos cuentan, que imponer su tiránica ley por la fuerza, no de la convicción, de la persuasión argumental, sino de los ataques indiscriminados y feroces propinados con la virulencia desmedida de sus berroqueños cojones.

Mandan huevos… o huevas.

1 comentario:

Reinhard dijo...

Amigo Tolerancio:
Así es la justicia española; si Kafka por estos lares y en esta época hubiera escrito El Proceso se habría comido una mierda. Me imagino la cara de los editores ante el manuscrito y las risotadas que soltarían ante la bondad del checo, que sin más remedio y azorado se habría dedicado a escardar cebollinos. Dicen que la justicia es ciega, en este país también es un poco puta, coja y manca. Eso sí, Losantos condenado por injuriar a quien no tiene honor. Salúdole.