lunes, 30 de junio de 2008

Y dale con la salud del idioma español...


Ha irrumpido con energía en la actualidad política el manifiesto suscrito por 18 intelectuales y difundido por el diario El Mundo. En apenas una semana se han adherido casi 70.000 personas, entre ellas, por correo postal certificado, el autor de esta bitácora. Dicho manifiesto ha coincidido con un evento deportivo de gran magnitud: la Eurocopa de fútbol de selecciones nacionales -y plurinacionales- que ha ganado, no es broma, la selección española, como habrá comprobado usted, si no ha podido viajar a Viena, a través de las inmensas pantallas instaladas por el muy noble y leal Ayuntamiento de la villa de Barcelona.

Es inevitable que por estas fechas la terminología futbolística, que todo lo impregna, resuene en conversaciones y debates. De tal modo que hemos visto a diferentes gerifaltes y gerifaltas del gobierno ZP echando balones fuera con relación al citado manifiesto. Destacaremos las reacciones de la vicepresidenta De La Vega y de la ministro/a Cabrera, la misma que dijo anteayer que el sistema educativo andorrano es una maravilla pues permite la escolarización de los niños en español a petición de los padres interesados, aún no siendo lengua oficial en el principado.
Afirman tan distinguidas miembras del gobierno que el idioma español goza de buena salud, no corre ningún peligro y que por lo tanto el manifiesto es inoportuno, poco menos que una frivolidad. A eso en las crónicas futbolísticas le llaman, como hemos dicho, echar balones fuera o en el habla coloquial salirse por la tangente. A imagen y semejanza de las ministro/as otras personalidades han repetido estúpidamente el mismo argumento, no dándose por enteradas del contenido, del busilis del traído y llevado manifiesto y de los puntos que defiende y reivindica y que un lector normal, con un cociente intelectual dentro de una media estadística tolerable, puede asumir y asimilar perfectamente sin necesidad de un croquis.

El manifiesto no trata, ni le ocupa, la buena o mala salud del español, del inglés, del urdu o de la reproducción de las poblaciones de linces asilvestrados, o en cautividad, de Sierra Morena, a ver si nos enteramos de una vez. No hay que ser un lince, precisamente, para captar la idea nuclear. Por eso emplazo a la ministra de Educación a que responda estas sencillas preguntas:

-La B con la A se lee…
-Dos más dos suman…

Si da en la diana es que está sobradamente capacitada para comprender que ese manifiesto promueve la defensa de un derecho fundamental, individual, y por interesar a muchos individuos, colectivo, y que no es otro que ESCOLARIZAR EN ESPAÑOL, POR DESEO DE LOS PADRES O TUTORES LEGALES, A SUS HIJOS, POR SER ÉSA SU LENGUA MATERNA -o no- PERO EN TODO CASO LENGUA OFICIAL EN TODO EL TERRITORIO DE LA NACIÓN -de naciones-. Estamos hablando, pues, de los derechos de las personas, aún no de los simios, y no de la salud de las lenguas, que no son, que sepamos, persona jurídica y no gozan de derecho a la asistencia médica.
¿¿¿Pero qué carajo de la vela sanjuanera tendrá que ver la salud de un idioma con la negativa de los poderes públicos a permitir la libre escolarización de los niños en dicho idioma, si es el suyo, su idioma materno, y además goza del rango legal de la oficialidad???

Leemos en la contraportada del diario El Mundo, en su edición del sábado 28 de junio, las declaraciones de una destacada dirigente de un colectivo gay-lésbico llamada Boti G. Rodrigo -o eso dice la cabecera de la entrevista-. La risueña Boti G. enarbola su banderita multicolor y a la pregunta ¿Defender el castellano es de derechas? -que como pregunta es una birria- responde de la siguiente guisa:

-Lo lógico es defender el euskara -entendiendo Tolerancio por tal el vascuence-… el catalán y el gallego. El castellano se habla en muchos países y está sanísimo.

Sorprende que una persona que lucha por los derechos menoscabados de un colectivo de personas, más o menos numeroso, en este caso derechos concernientes a preferencias en materia sexual, no tenga la menor sensibilidad hacia la reivindicación de otro derecho que tiene que ver también con el ámbito de las opciones individuales como es el derecho de los padres a escolarizar a sus hijos, sin cortapisas, obstáculos y triquiñuelas, en su lengua materna o propia, propia de personas que no de territorios, cuando esa lengua, a mayor abundamiento, es oficial, como oficial es el euro u oficial es la democracia parlamentaria.
Por otro lado que dicha lengua sea robusta y goce de buena salud es una razón más a beneficio de inventario para los demandantes, por tratarse de una cuestión de interés práctico. Es preferible, salvo que nos hayamos vuelto totalmente paletos y tontos de baba o pretendamos hipotecar el futuro de las generaciones venideras, escolarizar a los niños, pensando en su desempeño profesional y en su horizonte existencial, en un idioma que goza de buena salud, tiene millones de hablantes en muchos países y una tradición literaria envidiable, en definitiva, en uno de los idiomas más potentes del mundo, que no en un idioma respetable, sin duda, más que para nadie para sus propios hablantes, pero que carece de las mismas posibilidades de difusión en este mundo nuestro tan interconectado.
Es preferible escolarizar a los niños, para que alcancen un dominio académico digno y medianamente competente, si así lo desean sus padres, en una lengua oficial, QUE ADEMÁS ES LA SUYA, su opción -como para Boti G. lo es Nicole Kidman antes que George Clooney-, gozando ésta de buena salud que no en un idioma como el éolico dulce, que está el pobre en la UVI y no le auguran lingüistas expertos más de dos telediarios, si es que no ha pasado ya a mejor vida.
Concluiremos con un ejemplo fácilmente comprensible: aunque el punto de cruz es importante, y no hay que olvidar ese saber tradicional tan evocador, es preferible que la mayoría de los niños se manejen con pericia en la informática. Pero incluso todo eso es secundario, pues hablamos, ha quedado claro, de los derechos de los ciudadanos y no de la salud y de los millones de hablantes de un idioma. Como si solo fueran 9... 9 millones en lugar de 400 o 500.
En definitiva, querida Boti G. y miembras de nuestro providente gobierno, el manifiesto de los 18 intelectuales insta a una cuestión de derechos y de opciones individuales, que no a la salud del idioma en cuestión… cualquiera puede entender algo tan sencillo, salvo que adorne su magnífica azotea un bonito embudo… Lo diremos de otra muy gráfica manera: ¡¡¡Nadie tiene por qué sacrificar un derecho legalmente reconocido, el uso académico, docente e institucional de su idioma, cuando es oficial, porque dicho idioma esté sano, fuerte como un roble, y en cambio el de Pepito o Juanito esté postrado en cama con 38 grados de fiebre!!!

El inglés es otro idioma que goza de una salud inmejorable. La diferencia es que a ningún ciudadano británico en su sano juicio, aunque la estupidez no hace distingos de fronteras, naciones y opciones sexuales, como ha acreditado de manera incontestable la señora Boti G. Rodrigo, se le ocurriría renunciar a la escolarización de sus hijos, sobrinos, nietos o hijos de amigos y vecinos, en el idioma oficial de todo el Reino Unido, oficial a su vez en un montón de países y hablado por millones de personas allende sus fronteras, independientemente de que nuestro ciudadano británico sea galés, inglés, escocés, cornuallés o de los condados del Ulster y hable con mayor o menor desenvoltura unas palabritas de córnico o gaélico. Lo mismo vale para Francia, Italia, y otros estados soberanos reconocidos como tales en el concierto de las naciones, donde hay un idioma común y oficial en todo el territorio junto a otros idiomas con una distribución territorial más localizada. Incluso vale para Andorra, pero no, a lo que se ve, para España. Y ya lo dijimos en una bitácora anterior, se puede ser nacionalista, odiar a España por encima de todas las cosas y aprender tan ricamente unas cuantas asignaturas en la lengua de los enemigos a tirotear. ¿Quién más nacionalista que Sabino Arana escribiendo sus repulsivas melonadas racistas y bizkaitarras en español?

Ya sabemos que hay que proteger al lince montaraz, qué le van a contar a Tolerancio, enamorado de esa especie autóctona, de esa joya, en serio peligro de extinción, de la fauna ibérica y que como especie goza de pésima salud. Pero no por ello hay que descuidar a la más común vaca lechera, que nos proporciona el sustento diario y como especie zoológica goza, en cambio, de una salud óptima. O a la gallina ponedora… o a la ovejita que nos da su lana para abrigarnos y protegernos de los rigores del frío invierno.
Qué tendrá que ver una cosa y otra. Qué cansancio, siempre con la misma cantinela de la buena o mala salud del idioma. Que si corre o no peligro. ESTAMOS HABLANDO DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS… ¿Cómo pueden ser algunos tan idiotas?... No lo sabemos, pero, en efecto, pueden… lo son.


PS.- La entrevista a nuestra heroína, la señora Botijo, perdón, Boti G., contiene, no sabemos si una respuesta no transcrita como tal en la sección Doce más una o una valoración muy personal del periodista… pero dice que si en Irán, donde sólo hay heterosexuales, la dejaran hablar, no la colgarían… habida cuenta, suponemos, de su talante dialogante, el buen rollito que transpira por los poros de sus calcetines a rayas y sus loables dotes para la persuasión argumental.
Tolerancio comparte al cien por cien el vaticinio del redactor o redactora y anima a todo el mundo a participar en una colecta para recaudar fondos y pagar un pasaje aéreo a la señora Boti G. rumbo a Teherán para que convenza de una vez al presidente Ahmedineyad, a los ayatolás y a toda la Guardia Revolucionaria Iraní para que dejen de ahorcar homosexuales por docenas de grúas de esas que se emplean en la construcción, y que en España andan varadas por ahí como espantapájaros de mecanotubo entre edificios en cimientos menores por causa de la aguda crisis inmobiliaria que se ha desatado en apenas unos meses, y de paso, para que pongan fin a su programa nuclear militarista, puesto que las autoridades persas hacen caso omiso de las contundentes advertencias de la comunidad internacional, qué miedo, cómo tiemblan, y de ese modo detener a tiempo el ataque aéreo israelí diseñado por el Mossad que se masca en el ambiente. Le quedaríamos agradecidos de por vida.

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