Julia Otero… (periodista que ha acreditado méritos más que suficientes para recibir homenajes, parabienes o la mismísima cruz de Sant Jordi, que ha rivalizado con personajes de la talla del finado Paco Candel, de José Montilla, Pepe Rubianes, Luis del Olmo, Justo Molinero, José Maria Álvarez y otros más para optar a la concesión del honorabilísimo galardón a la sonderkommandía nacionalista por toda una trayectoria de contumaz y eficiente palanganerismo al servicio del catalanismo político)… escenificó en un plató de TV3 una cantata coral, infantil, contrapunto laico o profano de la escolanía de Montserrat y carente aún, por ejemplo, de la nombradía del centenario y celebérrimo coro de niños cantores de Viena o del coro de los chicos del Colegio de San Ildefonso, que cantan los números del premio gordo de la Lotería de Navidad con su tonada característica para solaz de los afortunados jugadores.
En efecto, Julia Otero sacó a escena un coro de simpáticos mocosuelos envueltos en una bandera catalana. Blandieron hoces -o eso le han contado a Tolerancio- y entonaron con la mano sobre el corazón, como George Bush cuando se regala los oídos con Barras y Estrellas, los versos de Els Segadors, nuestro bienamado himno nacional. En definitiva, el mismo programa musical que pretenden imponer en las galescolas, adaptado a sus necesidades himnódicas, Anxo Quintana y Touriño, su marioneta, que entran en éxtasis y tienen poluciones en cuanto les hablan de Breogán y los suevos.
Julia Otero, vidente y precursora, se ha adelantado a un decreto reciente del gobierno británico por el que los escolares de ese país habrán de cantar el Good save the Queen, pero no en la versión de los Sex Pistols, no nos confundamos, antes de entrar en el aula y pelearse con las matemáticas o la gramática. No tardaremos en ver a nuestros peques en el patio, en compacta y marcial formación, como una liliputiense falange macedonia, interpretando Els Segadors… que ya lo intentó hace unos años el gobierno de CiU, pero no coló. Sucede que aquello que no le pasaron por alto a Pujol y a su alegre trouppe de trincones al 3%, lo ejecutarán sin pestañear, y sin que nadie les chiste, los del tripartito amontillado, porque no hay excusa que oponer si es un charnego agradecido el tonto útil que recorre la senda delirante de la nacionalización intensiva. Julia Otero, pues, podrá jactarse de que fue ella quien introdujo en casa ese modismo de incalculable valor pedagógico.
Al meditar sobre tan chusco episodio coral, Tolerancio, inclinado al fatalismo, pensó que quizá uno de esos chicos tan graciosos y ocurrentes... criaturas… -que habrían quedado monísimos y muy al caso con pantaloncitos cortos, correajes y camisas pardas-… llegado a la edad adulta… y habiendo sido abducido en largas sesiones hipnóticas y de lavado de cerebro por un equipo docente compuesto por Rubianes, Albert Om, Laporta y Joel Joan, por ejemplo; adiestrado durante años en el desprecio y la fobia irracional a aquellos catalanes que no comulgamos con el arrebatado psiquismo catalanista, que no compartimos sus sentimientos, que no temblamos transidos de emoción en presencia de la bandera cuatribarrada o que no derramamos lágrimas al oír los compases del himno… un buen día… -para morir-… y una vez convertido en un auténtico gudari, le descerrajará un tiro en la nuca para redimir su alma envilecida y pecadora.
Y tuvo la fugaz intención de dirigir una carta abierta a ese aún anónimo destinatario, a ese gudari virtual que se forja día a día y dosis a dosis en el odio a España… una carta al chico fanatizado en su mocedad que, quizá un día, dará matarile a Tolerancio por no ser nacionalista. Por no ser un buen catalán.
Si dentro de unos años no se ha apagado definitivamente la llama del no nacionalismo y Tolerancio sigue publicando esta bitácora… ¿Uno de esos chicos unido a la comunidad patria a través del cordón umbilical del nacionalismo, del irredentismo revanchista, pintará a Tolerancio una diana en la puerta de su casa o le escupirá por la calle si le reconoce? ¿Qué actos futuros se derivarán de esos himnos aplaudidos ayer entre sonrisas condescendientes por los complacidos espectadores presentes en el estudio? ¿Dónde se tocarán los vectores del porvenir? ¿Le dedicarán una calle, un monolito, con el beneplácito de un juez de la escuela garzonita a lo Santiago Pedraz a ese chico, a ese héroe justamente irritado por la lejanía de otros del obligado sentimiento de devoción patriótica… lejanía o desafección que será la causa del destierro, no de Cataluña, sino de la vida, de ese patán de Tolerancio o de algún otro no nacionalista de su misma e indeseable calaña que se cruce en su camino?
Bon cop de falç…defensors de la terra!
3 comentarios:
Pues un servidor, amigo Tolerancio, se imagina a Julia Otero envuelta en la bandera de la Comunión Tradicionalista y mirando, cómo no, a Pamplona, presta y dispuesta a recibir la sagrada forma por donde no es costumbre; qué bella estampa ante los Sanfermines que encima se nos echan. Salúdole.
Este viernes 13 en el salón de actos de la casa de la cultura de este, mi pueblo -en Andalucía-, actuaron una coral infantil de niñas (y 1 niño)de 4 a 7 años, dirigidas y enseñadas por una profesora de canto de ¡Barcelona! que recientemente se ha venido a vivir aqui. No hubo banderas, ni emblemas, ni escudos, ni himnos y las cantoras (y el cantor) iban ataviados con pantalones vaqueros y camiseta blanca.
A lo mejor si lo viese Julia Otero comprendería -si es que tiene esa capacidad- que hay todavía catalanes y catalanas capaces de cantar y enseñar a cantar sin tanto nacionalismo patrio.
Saludos
Nacionalismo, el egoismo de las personas sobre lo que consideran suyo.
Nacionalismo, estás conmigo o voy a por tí.
Nacionalismo en un ámbito no nacionalista. ¿qué me lo expliquen?
¡Espere, espere, ...! ¿Sí?. Ya entiendo ... el poder. El poder provoca reacciones autoritarias, egoistas ... ¿nacionalistas?.
¡Cuanto me gustaría que lo que se predica se aplicase!
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