Estos días es noticia la aprobación del referéndum de IUbarreche en el parlamento regional de Vitoria. Es el referéndum que no cesa, la insoportable monserga del tonsurado lehendakari. Verdaderamente ver a IUbarreche en la tele con sus vascos y vascas escapándole del cerco de los dientes a cada frase que larga es un auténtico suplicio. Qué latoso y reiterativo es el pobre, que además no tiene ni pizca de gracia… nada que ver con los exabruptos y los giros más literarios de esa especie de parlanchín caudillo entre jesuítico y zulú que era -es, aún no ha muerto- el caníbal de Arzallus. Tan pesado que le recomendamos a IUbarreche que ate una cita con Maitane, la puta abertzale de la que dimos fe en la bitácora titulada El beso de Oñate, para ver si le da un buen meneo, le agasaja con la postura del arrantzale y le quita las penas, que está como marchito y desganado siempre que asoma por la pantalla su poco agraciado jerolo, réplica perfecta del señor Spok, inolvidable personaje de la serie Star Trek.
Uno repasa las crónicas del affaire y lo que destacan los analistas es la actitud, respecto del referéndum de marras, adoptada por el PCTV, la franquicia pro-etarra en las últimas elecciones autonómicas… y aún hoy tan ricamente instalada en sus escaños gracias a la acción enérgica de las instituciones heroicamente lideradas por el Fiscal General, señor -sic- Conde Pumpido… el mismo partido político que no fue expulsado, por así decir, de la cámara al desobedecer el señor Atucha los requerimientos judiciales. Motivo por el que se celebró una vista en el palacio de Justicia de Bilbao, produciéndose en los aledaños, y en los instantes previos, un lamentabilísimo altercado en presencia de aguerridos agentes antidisturbios de la Ertzaina: la presunta agresión propinada por el señor Aguirre, con sus huevos, a un indefenso y pacífico militante peneuvista que tenía la rodilla doblada en un acto reflejo, defensivo, para salvaguardar su integridad física.
Que si el PCTV se abstendrá siguiendo a rajatabla las instrucciones de la cúpula etarra. Que si unas -todos los diputados del PCTV son miembras- votarán a favor y otras en contra, o se abstendrán como ya hicieron en ocasiones anteriores. Que si una es del Athletic y otra de La Real, o a una le gusta el jamón de bellota y otra prefiere la mojama. Que si garrotín, que si garrotán…
Es inevitable que la decisión del PCTV, es decir, de ETA, forme parte de las crónicas periodísticas, como los comunicados de los zutabes o los atentados, y que los analistas busquen el lucimiento con sesudos argumentos y se recreen en dar con las claves del asunto y compitan a ver quién sabe más del universo etarra. Pero para Tolerancio todo eso es poco más que una bagatela, pura filfa, una cortina de humo. ¿Y a los no nacionalistas qué con lo que haga o deje de hacer el PCTV?... Era obvio que no iban a descarrilar la iniciativa de IUbarreche, pues a pesar de sus diferencias, las que puedan tener, son todos nacionalistas, y eso tira mucho… y si en lugar de un voto hubiera necesitado dos, los habría tenido. Y tres también, absteniéndose el resto o bailando un aurresku en el plenario.
A Tolerancio, y a causa del calor estival, le resbala lo que voten o no esas individuas, pues hacen lo que les ordena ETA. Cierto que a ETA hay que conocerla a fondo e infiltrarla policialmente, andar avisados de qué iniquidades trama para combatirla mejor, más eficazmente. Pero la dimensión parlamentaria de ETA, que la tiene, guste o no, es la que menos le interesa. Y por lo tanto lo que hagan o dejen de hacer PCTV o ANV le sorprende o irrita muy relativamente. Allá quienes quieran jugar a escudriñar con lupa de entomólogo matices de conductas, actitudes y declaraciones, inflexiones en la voz y miradas equívocas para concluir luego que algo se mueve en el mundo etarra y todas esas patrañas y cuentos chinos que nos endosaron durante la pasada legislatura. A otro perro con ese hueso. Para qué tanta lupa si lo que tenemos enfrente es un elefante.
A un no nacionalista como Tolerancio lo que le podría irritar en todo caso es la actitud de EB, que es IU en el País Vasco, el partido de ese lechuguino carirredondo de Madrazo y también de Llamazares. Los de IU pregonan siempre que no son nacionalistas… pues quién lo diría, porque siempre están de su lado, y no para marcarles el ritmo, sino saltando detrás de ellos como chuchos amaestrados que pasan por el aro del ilusionista en la función circense. Dispuestos a lo que sea, a vender a sus madres a tratantes de blancas por entrar en un gobierno de coalición, local o regional, y conseguir un par de consejerías.
Pero dice Tolerancio muy atinadamente, por una vez, que lo que podría irritarle es la actitud de IU-EB, expresando posibilidad, potencia… aunque lo cierto es que no le irrita en absoluto, pues de sobra sabe de qué pie cojea la izquierda española en general, y la izquierda más izquierdosa en particular, que es la izquierda más idiota de todas las izquierdas del continente y con diferencia, pero a tono, eso sí, con otros muchos registros del país y paisanaje que ocupan por méritos propios ese mismo y honorífico lugar en una más amplia competición bajo el dominante signo de la imbecilidad.
La cuestión es que si sale adelante el birrioso referéndum de IUbarreche, al margen de la decisión adoptada por el PCTV, será gracias a los votos de IU-EB, esos zascandiles que se jactan, repetimos, de no comulgar con el nacionalismo, que dicen no soportar ni discriminaciones ni desigualdades pero que a la hora de la verdad avalan tranquilamente la inmersión escolar en vascuence, la surrealista baremación de méritos para optar a una plaza en la Osakidetza, la sanidad pública del lugar -cualquiera se visita en un ambulatorio de Hernani, por ejemplo- o se santiguan ante las placas dedicadas a terroristas en calles y plazas a cambio, con su lacayuno y servil entreguismo nacionalista, de decaer de las listas negras de ETA y no correr peligro alguno, cediendo altruistamente el puesto a otros.
Un conocido que se dice comunista -consultar la enciclopedia- y se define como simpatizante y votante de ICV -en realidad simpatizante de esa, en su opinión, izquierda ilustrada que representa Julio Anguita- y a quien los nacionalismos identitarios provocan ictericia por todo aquello de que el proletariado no tiene patria y patatín patatán, disculpó la línea política de su formación amiga en el País Vasco y de la que, supuestamente, discrepa, achacando su vergonzosa y subalterna mamporrería al servicio del nacionalismo a desajustes propios de la naturaleza federal de su partido y al respeto obligado a las decisiones soberanas que las nomenclaturas regionales toman en cada caso.
Nuestro comunista despistado se opone, eso dice, a las leyes de inmersión lingüística en el ámbito escolar -(aunque apenas unas conversaciones atrás ignoraba, o mejor, no creía -negacionismo- que las administraciones locales multaran a los comerciantes por rotular sus establecimientos en español, malpensando que tal afirmación obedecía a una intoxicación urdida por oscuras potencias: el PP, Ciutadans, El Mundo o la ultraderecha golpista)-.
El pobre infeliz tiene la mala pata de votar un partido que le lleva la contraria a cada paso que da. La conclusión se impone al momento: el problema no lo tiene el partido al que vota nuestro protagonista… el problema lo tiene él mismo con sus ideas y su conciencia, con las que se hace, como con la picha, un auténtico lío.
Ya sabemos que la izquierda española no es como la italiana o la francesa en orden a vertebración nacional. Que, desgraciadamente, media un abismo entre aquéllas y la nuestra.
Por varias de las razones apuntadas anteriormente, tampoco se irrita Tolerancio por lo que haga o diga IU-EB, pues ha perdido toda esperanza de que la izquierda española recupere la cordura, el sentido común, y el noble afán de defender los mismos derechos civiles y políticos para todos los ciudadanos independientemente de su lugar de nacimiento o residencia. Pues esta izquierda traidorzuela, acaso siempre lo fue, ha canjeado, como en un mercado persa, la igualdad ante la ley por el ventajismo geográfico de cuna o adopción a cambio de cuatro cargos y un coche oficial, a ser posible surtido de combustible no contaminante.
La imbecilidad, además de la traición, de la felonía y de la miseria moral, es también susceptible de federalizarse, simétrica o asimétricamente por lo que vemos, parecidamente a lo que sucede en el PSOE. Los de IU, cuando menos sus dirigentes y una parte considerable de su militancia, aunque no podemos cuantificarla con exactitud, son rematadamente idiotas, lo mismo en Barcelona que en Bilbao o Madrid. En eso no hay distingos. Más que federal su imbecilidad es global, total, universal. Basta con mirar a Llamazares unos segundos, pues dicen que los ojos son el espejo del alma… -alma que no tiene, según se desprende de su materialismo acérrimo, radical- para llegar a la misma conclusión sin necesidad de tanto rodeo.
Qué tragedia: ¡Lo que nos hemos perdido quienes no hemos sido de izquierdas jamás!... No sabe uno ni por qué nos permiten respirar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario