Nota aclaratoria.- Tolerancio publica una bitácora que llevaba medio año en espera. No obstante, por ocuparse este comentario del señor Lara Bosch, no ha perdido ni un ápice de actualidad. La presencia del interfecto en los medios de comunicación es casi permanente donde, consumado especialista en el arte de la repostería, larga declaraciones insustanciales envueltas en una capa de babas caramelizadas con una cadencia de tiro admirable. Es probable que en este preciso instante se esté pronunciando sobre las balanzas o columpios fiscales o sobre la fusión entre Pipas Churruca y Horchatas Chufi, SA, autorizada por la oficina económica del gobierno y que ha sacudido como un terremoto los parqués bursátiles de medio mundo.
Por ser estas fechas estivales poco propicias a la lectura de bitácoras, además hay millones de ellas, agasajaremos al lector con una ocurrente adivinanza.
Lara Bosch, el ubicuo
Rendimos aquí merecido homenaje al señor Lara Bosch dentro de una serie de bitácoras dedicadas a personajes ilustres, como las anteriores al (ya) cardenal Martínez (Sistach) o al magnate de la radio cañí, don Justo Molinero, el palanganero de las ondas. Queda así inaugurada una galería de prohombres de la patria acreedores de las alabanzas de éste su modesto y aficionado exegeta y admirador.
Con razón una de las empresas de su propiedad, un famoso grupo editorial, armazón y piedra angular de sus diversificadas iniciativas mercantiles, lleva por nombre Planeta, pues no hay lugar del mismo donde no aparezca el señor Lara Bosch para obtener alguna ventaja comercial gracias a su laboriosidad y a su talante emprendedor o para pontificar con sus sesudas reflexiones sobre la mutua y supuestamente deseable interdependencia entre gestión política y actividad empresarial.
En ese sentido, capital fue la escenificada coincidencia de la flor y nata del empresariado nativo con las más relevantes fuerzas políticas del país mediante la firma de una carta de apoyo al nuevo redactado estatutario. Luego hubo incienso eclesial en la basílica de la Merced derramado en oscilante abundancia sobre las privilegiadas azoteas de los ponentes por el entonces arzobispo Martínez, hoy cardenal. Ascenso que demuestra a las mil maravillas que en la jerarquía eclesiástica local rinde buenos dividendos inclinarse y humillar la cerviz para lavar los pies -como Cristo a sus discípulos- a quienes patrocinan la manipulación genética o la despenalización total del aborto. Para que luego digan que la Iglesia aborigen no es sensible a los nuevos diseños sociales en estos tiempos que corren… siempre dispuesta a prodigar, con la beatería de una devota chupacirios, las más implosivas mamadas al nacionalismo y a la progresía filonacionalista.
Los ponentes, como hemos dicho, fueron respaldados en sus cuitas y porfías, bendecidos también, por destacados prohombres de las finanzas metidos a paladines estatutarios. Juraron que no se trataba de un afán de obtener, mediante esa ayudantía, futuras prebendas, sino de trasladar a la opinión pública una sólida imagen institucional, de país, una imagen compacta, monolítica. Todos a una. Verdaderamente conmovedor.
Ya ha llovido desde que el fundador de la empresa entrara en Barcelona con las tropas de Franco. Lara padre: un hombre intuitivo y campechano, todo un modelo, un referente para el señor Lara Bosch que, por esa capacidad camaleónica congénita de todo el linaje para intuir qué caminos conviene transitar, de grado se sumerge, como un cocinero avezado e innovador, en todas las salsas.
Lo mismo da el diario Avui que La razón. Juana que su hermana. Firmar una carta de apoyo al nuevo estatuto que advertir días después, en el Cercle d’Economia o en cualquier otro principalísimo foro, con asistencia de sesudas personalidades, que se debe poner fin al enfrentamiento permanente Cataluña/España. Que conviene concertar esfuerzos, seny y no rauxa, sin renunciar a la financiación o a la bilateralidad pero dedicando esfuerzos ímprobos a gobernar con moderación e instando a la supresión de barreras a la libre actividad empresarial, a veces constreñida, encorsetada por el excesivo intervencionismo de los poderes públicos… tentación habilitada por ese nuevo estatuto que apoyó con su firma corriendo, disciplinadamente, tras recibir una llamadita petitoria del entonces presidente Maragall. En misa y repicando las campanas. Nadando y guardando la ropa.
También tiene Lara Bosch su paquetito de acciones en Antena 3, una televisión generalista, con unos informativos relativamente indóciles, aunque no demasiado, a las tesis nacionalistas. Acaso por eso, por aspirar a ocupar nuevos espacios pretende, así lo anunció en una de sus conferencias, que las autoridades con mando en plaza habrían de permitir la apertura de las cadenas de televisión a nuevas participaciones accionariales. No tiene el señor Lara Bosch, hombre de aspecto saludable y buen apetito, suficiente con un bocado del pastel. Como ese niño glotón que mordisquea el roscón de Reyes aquí y allí para dar con la oculta figurita.
Ayer advirtió, siguiendo las sesudas elucubraciones del señor Montilla, del desapego de Cataluña hacia España si no llegan inversiones en infraestructuras. Hoy reprochará a la clase política autóctona su tendencia a un victimismo lacrimógeno, socorrido y permanente, que enmascara la inacción gubernamental en materia económica. Mañana le dirá al presidente del gobierno que no hable de crisis en público y que delegue esa ingrata tarea en su ministro de Economía para que éste se lleve las bofetadas de la desaceleración acelerada, término felizmente acuñado por el presidente de Castilla-La Mancha en una entrevista concedida al diario gratuito 20 Minutos, 02/06/08, rivalizando el prócer manchego en creatividad léxica con el ministrín de Medio Ambiente del gobierno regional tripartito, el ecotrasvasador Baltasar con sus meritorias aportaciones puntuales de agua por trasvases. Pero pasado mañana dará un golpe en la mesa y exigirá con voz altitonante que se hable de crisis de una vez por todas, sin tapujos, pues tanta cosmética verbal acabará por retraer, fatalmente, las inversiones.
Y al día siguiente dirá lo mismo, pero todo lo contrario, que lo mismo te digo una cosa, que te digo otra, en un permanente ejercicio de escapismo funambulista, de bipolar ciclotimia a corto plazo. Pero todos los medios recogerán sus ponderadas, comprometidas y agudas declaraciones. Y no habrá cronista que no bese con delectación su fofo y gordo trasero.
Solo que con tanta mudanza de criterio no sabrá el señor Lara Bosch en qué rincón del planeta está. No, perdón, rectificamos. Eso sí lo sabe y a ciencia cierta… sabe siempre donde está, el muy pillo: cerca del clinc de la caja registradora. No falla.
Pero lo prometido es deuda y aquí va la adivinanza que, lo advertimos, no tiene ni pizca de gracia:
El director del centro es el ministro Bernat Soria, erre que erre con sus estudios genéticos.
En el quirófano tenemos al doctor Montes, de Leganés.
En ginecología al doctor Morín, de las clínicas Ginemedex.
El enfermero-jefe es De Juana Chaos.
El naturópata es Radovan Karadzic.
El MIR, médico interino residente en prácticas, es Llamazares, que es médico titulado por la universidad de La Habana.
El payaso que ameniza en el pabellón infantil la estancia de los niños enfermitos es Pepe Rubianes.
Los observadores de la Cruz Roja son los inspectores del Colegio de Médicos de Barcelona, que confunden el zyklon-B con un ambientador aroma a lavanda, como confundieron las trituradoras de carne humana de la clínica Ginemedex con una fotocopiadora Cannon.
Los agentes que garantizan la seguridad del recinto son Joan Saura y el intendente de la Guardia Urbana, señor Vilaró.
Los internos somos los no nacionalistas.
¿Dónde estamos?
¿En un hospital?
No… en Auchswitz.