miércoles, 23 de julio de 2008

Deserciones y depresiones post-manifiesto


Con esta bitácora retomamos la serie dedicada al Manifiesto por la lengua común suscrito ya por miles de personas. Serie que interrumpiremos puntualmente, Los basurillas de Cuba, por variar un poco el menú. Pero es una delicia ver a tanta gente de variado pelaje y condición retratándose a causa de este asunto convertido en una de las polémicas más actuales y angulares -desaceleraciones económicas y balanzas o columpios fiscales al margen- del debate político nacional… por fin.

Estos días el manifiesto da mucho que hablar. Eso es lo mejor del mismo, más que si lo firman 50.000 personas o 200.000. Claro que medio millón de suscripciones sería el rien ne va plus. Tolerancio tiene la botella de champán en la fresquera para descorcharla si, entre las entidades colaboradoras, se alcanza esa cifra tan redonda y bonita. Pero conociendo el percal y la valentía del paisanaje…
El manifiesto ha tenido la gran virtud de trasladar a un primer plano mediático lo que hasta ahora era un debate, o mejor, un no-debate escamoteado, escondido, silenciado para no molestar, como se hacía antaño con los niños deformes. Un debate ignorado por la inmensa mayoría de la ciudadanía española tan dispuesta a hozar a sus anchas en el cieno del desinterés, de la apatía y de la estupidizante narcosis colectiva.

Las reacciones de quienes odian a España y al idioma español, a la igualdad de derechos entre españoles, ha sido la esperada. La de quienes odian a España y la de quienes, si no es odio el sentimiento que España les inspira, sí es distancia, vergüenza o cierta inoportunidad que estorba sus objetivos y tejemanejes… esa reacción que nos provoca el fortuito e indeseado encuentro con una persona que nos causa antipatía y nos abochorna profundamente que nos relacionen con ella al pensar que su contacto nos rebaja y contamina socialmente.
Nos han servido la retahíla completa de tópicos, melonadas, estupideces, insidias y tergiversaciones: que si el español no corre peligro, que goza de buena salud o que no se rompe, aportación ésta de un cargo del PSOE llamado Antonio Hernando (ver diario El Mundo, domingo 13 de julio) que pugna con todo un Fdez Vara por alzarse con el título de sonderkommando o escupidera palanganiforme del nacionalismo… además de los consabidos penseques: Cataluña sí se rompe o la escolarización en lengua materna, si es el castellano, crearía guetos, tsunamis, quiebras sociales… y ya metidos en harina hasta las 10 plagas de Egipto.

A Tolerancio la reacción airada, rabiosa, del nacionalismo y sus agentes no le ha causado ninguna sorpresa, aunque han ladrado más de lo que había previsto, pero ese intenso vector de iracundia tiene, claro es, una sola lectura… y es positiva a beneficio de inventario o de manifiesto. Y esa lectura no es otra que ha hecho mucho daño, que ha levantado ampollas. Y que el nacionalismo se agite convulso como un poseso, echando bilis y babas por la boca es un espectáculo la mar de edificante, todo un desquite y compensa, en cierto modo, los disgustos que el nacionalismo nos ha infligido a muchos impunemente durante décadas. Ahora le toca desgañitarse y agitar sus patitas como cucaracha panza arriba.
Que se enoje, en definitiva, pues a veces una cierta dosis de rabia inoculada por vía parenteral hace la vida más intensa, más auténtica, por así decir… de lo contrario todo es como un cuento de Heidi donde los perritos corretean por verdes praderas persiguiendo pajarillos y mariposas, moviendo sus largas orejas como estandartes que ondean al viento… y no puede ser. Hemos de aprender a robustecernos, a forjarnos un espíritu firme, berroqueño, ante las adversidades.

Pero sin duda lo que más le ha llamado la atención a Tolerancio han sido las deserciones de firmantes y las razones que han dado para justificar su paso atrás, sin olvidar los motivos aducidos por quienes se han apresurado a esconderse en un rincón, así como la depresión periodística padecida por Alex Salmon, del diario El Mundo, en uno de sus artículos. Ambos fenómenos requieren unas breves consideraciones.
Los hay que han dado, como los cangrejos, un paso atrás. Porque, según dicen, el manifiesto ha generado una agraz polémica que no entraba en sus planes. Qué cosa rara, ¿No?... aunque una de las finalidades de un manifiesto es precisamente ésa, sacudir conciencias en pro de la causa reivindicada. Es decir, generar debate, polémica y crear, si sale con bien, una corriente de opinión propicia, pues la opinión contraria se da por establecida o supuesta al estar representada por la oficialidad del sistema.

El fracaso de un manifiesto no sólo reside en aspectos cuantificables, como las pocas voluntades ganadas, sino en la ausencia total de reacciones, incluso las contrarias, tan importantes y significativas como las favorables. Pero éste no es el caso de nuestro manifiesto pues sobre el mismo se ha pronunciado casi todo el mundo. Sólo falta conocer las opiniones de Espinete y de Ana obregón.
Ramoncín, uno de los mandamases de la SGAE, se ha desdicho. Parecía demasiado giro, más que copernicano, un voltafaccio a lo bestia, que pasara de apoyar a Herri Batasuna en los 80 y a labrarse una holgada vejez a cuenta de la ley del canon patrocinada por ZP en comandita con Teddy Bautista & cia en los 2000, a suscribir un manifiesto que reivindica, qué monstruosidad, la igualdad ante la ley de los ciudadanos españoles en razón a la elección de lengua escolar para sus hijos. Demasiado trayecto para una sola vida. Demasiado sentido común para el, otrora, Rey del pollo frito.
También Gamoneda, el poeta de cabecera de ZP y que de un tiempo a esta parte colecciona galardones literarios, se apea del tren. Y a ambos se ha unido Luz Casal, que ha pasado recientemente una enfermedad muy grave y no está para que le anulen bolos y conciertos en las fiestas patronales de tantas localidades gallegas con alcaldías a medias entre PSG y BNG -ya saben, be-ene-ge- y quedar sumida, la pobre, en las tinieblas de la impecunia. Luz Casal, esa extraordinaria cantante, dice en una nota de prensa que ella ha cantado en otros idiomas, que le gustan todos, incluso el sociolecto que hablan los buhoneros en Besarabia, y que no quiere que su adhesión al manifiesto por la lengua común se interprete en clave política, pues desde que se hizo público su apoyo le han dado mucho la lata con ese asunto en lugar de preguntarle por su plato favorito, dónde pasará las vacaciones o sobre las influencias musicales de su último y seguro que magnífico disco.

Y claro… ¿Qué te esperabas, Lucecita? ¿Qué te hicieran la ola?... Hoy en España no hay nada más radicalmente político que posicionarse respecto del derecho a escolarizar a un niño en español en cualquier región de España, refiriéndonos, claro es, a aquellas regiones donde ese derecho es conculcado por los respectivos gobiernos locales… con el beneplácito del principal partido plurinacional, el PSOE, hoy en el gobierno y antes con el beneplácito del principal partido hoy en la oposición, el PP.
Estar a favor de este manifiesto implica ir a la contra de la autoridad, pues el gobierno ZP admite y promueve -se ha mojado y ha dicho la suya- la vulneración de un derecho fundamental. Ha sido claro y la claridad se agradece: el PSOE no quiere que usted escolarice a sus hijos en español. Pero también implica otras cosas… como, por ejemplo, si es usted catalán y no nacionalista, marcar distancias quilométricas, pero a correprisa, con el PP de Alicia Sánchez Camacho, que ha dicho, con su boquita de piñón, que ese manifiesto no es necesario y que tampoco lo son sus reivindicaciones.
Luz Casal se creía que España es un país normal donde uno puede dar su opinión civilizadamente sin que le pasen factura. Habría de saber que si rotula en español su tienda de discos en La Coruña, si la tuviere, le multarán… ¿Pues no la crujirán los mismos por disentir del nacionalismo obligatorio al firmar ese manifiesto?... Despierta, cariño.

El manifiesto incide de lleno en la política aunque algunos, con buena intención o por aquello de cogerse la pilila con papel de fumar, lo disimulen o nieguen. Es, que a nadie le quepa la menor duda, la expresión máxima de la politización… afortunadamente. ¿Qué es una lástima? Sí. Pero no hay más bemoles. Decimos afortunadamente porque ya era hora de que alguien cuestionara el tabú, la prohibición de hablar, la obligación de guardar silencio. Otra cosa es que no haya una intencionalidad partidista determinada en muchos de los firmantes del manifiesto, pero que es política, eso es indudable… y también síntoma de salud mental. Nadie se cuestiona que en Francia los chicos no sean escolarizados en francés, sean vascos, parisinos, corsos o normandos, goce o no de buena salud la lengua de Molière y de Balzac. Pero en España no debemos hacerlo porque o provocamos quiebras sociales, enfrentamientos o problemas donde no los hay, o eso nos dicen para trasladarnos un sentimiento de culpa y para que desistamos de nuestra justa demanda.

Y así estamos, que el manifiesto habla de peras, y sus detractores, lo hayan leído o no, de melones. Eso es lo que desespera a Alex Salmón, periodista de El Mundo y así lo confiesa: Me siento deprimido, los detractores del manifiesto no se lo han leído. Y también le decimos ¿Y qué te esperabas, Alex, majete? ¿Qué pensabas? ¿Que se puede razonar, dialogar, intercambiar ponderados argumentos con los nacionalistas o sus palanganeros -PSOE en pleno y PP de Cataluña-? ¿Qué les podrías convencer hablando, disertando educadamente ante un cafelito?
Claro que lo han leído, tontííííín, y como es fácil de entender y rebosa sentido común de la primera palabra a la última, contraatacan como perros de presa y ponen en marcha todas sus divisiones mediáticas, todos sus mecanismos y resortes, todas sus chanzas y chantajes y todos sus trucos dialécticos. Y cuando tú les hablas de peras, ellos te hablan de melones: de la salud del idioma, de que el español no corre peligro, que en la selectividad -amañada- los alumnos sacan buenas notas en lengua española, pero de lo nuclear, de lo sustancial, de lo básico, ni palabra… de escolarizar a los niños en su lengua materna cuando es el español… nada de nada.

El nacionalismo -y quienes trabajan para él, es decir, la tropa auxiliar- no atiende a razones porque la razón no es su ámbito argumental. Lo mismo le da Juana que su hermana. Háblale de escolarizar en y te dirá que ya se enseña el, dile que personas, te replicará que territorios, dile que derechos individuales y te hablará de derechos históricos -según la versión histórica manipulada y publicada por capítulos en las tapas de los flanes-. El nacionalismo, que nos lleva ventaja en todo, modifica tan pichi, si le conviene, las claves del debate, y lo peor es que siempre caemos como benditos. No falla.
Cuando se habla del manifiesto y le preguntan a un portavoz del no nacionalismo si el español está en peligro, en lugar de replicar qué clase de pregunta es ésa e insistir a renglón seguido, tozudamente, repitiendo como un mantra el argumento fundamental que no es otro que el derecho a escolarizar a los niños en su lengua materna, cuando es lengua oficial en todo el territorio nacional, va y procesa el enunciado de la pregunta-trampa y responde, entrando al trapo y sirviendo en bandeja de plata la excusa para que digan… vean ustedes, no habrá para tanto cuando hasta ellos admiten que el idioma español no corre peligro, luego están creando un problema ficticio donde no lo hay… pues es cierto que no corre peligro ni en Castilla-La Mancha ni en el Paraguay.

Esta es la tragedia del no nacionalismo. No que lo tiene jodido, cada vez más, incluso con menos atentados terroristas en contra, sino que pretende convencer al nacionalismo, impermeable a la razón… o cuando menos, juega a empatar con su nacionalismo local, para que le tolere y le perdone, civilmente, la vida. Y no entiende que el nacionalismo no se conforma con empates… pues el nacionalismo es emocional y providencial y sueña con paraísos en la Tierra.
Lo sentimos por Alex Salmon, pues su candor inspira a los no nacionalistas concienciados o iniciados un sentimiento de indulgencia y simpatía, pero sus males no tienen remedio. Esa modalidad suya de depresión no se cura con medicación ansiolítica.


Fe de errores.- La noticia referente a los basurillas cubanos apareció en el diario gratuito Qué, no el 12 o 13 de junio, como apuntamos en la bitácora anterior, sino en la edición del día 10.

1 comentario:

Josefina dijo...

Con que Ramoncín ha desertado de la firma del manifiesto....je je
es divertido esto, deberían tomar nota los nacionalistas de sus adhesiones, y de cómo las consiguen.
En fin,
me marcho a la playa
con mi toalla
que esta deserción
me ha descolocado
la razón.
Fdo.: Poetisa anónima

Saludos