Santa Cruz es un barrio que hay en Sevilla… ahí está la calle de la Pimienta… así comienza una bulería de ese coloso del flamenco que fue Canalejas de Puerto Real, ahí es nada, como sin duda sabe Bibiana Aído, que es, con diferencia, la miembra más guapetona del actual del gobierno, pues antes de desempeñar con tanto acierto sus funciones ministeriales fue directora de un centro de estudios de cante jondo, flamencóloga diplomada, dependiente de la Junta de Andalucía.
Aunque a Tolerancio le gustaría rondar la balconada de la bella Bibiana y cantarle, noche cerrada y de jazmines fragante, aquello de Como quien guarda un tesoro/ te está guardando tu mare/ y no sabe la inocente/ que aquel casti-llito moro/ dejó de ser plaza fuerte… lo dejará para otra ocasión pues esta bitácora nos traslada a otra Santa Cruz, la boliviana.
Desde hace meses llegan noticias de graves tensiones políticas y territoriales en la Bolivia populista de Evo Morales, que cuenta con el respaldo y protección del régimen chavista. Algunos departamentos del país promueven la descentralización administrativa y se declaran partidarios de la concesión de cartas o estatutos de autonomía bajo amenaza de secesión insurreccional… tensiones que ya se han cobrado decenas de víctimas. Todo un follón de padre y señor mío. Santa Cruz, Pando y Beni, que no es diminutivo de Benito, son tres de los departamentos implicados y los únicos que ha retenido nuestra quebradiza memoria.
Nos cuentan las crónicas que los departamentos autonomistas son los más ricos del país, aquellos que cuentan con más recursos estratégicos, gas y petróleo, con la renta más alta, con menor proporción demográfica de indígenas y los más hostiles a los planes del (des)gobierno Morales y reacios a sufragar lo que podríamos denominar, por recurrir a una terminología de uso común por estas latitudes, la solidaridad interterritorial.
Cuando leemos las noticias que nos llegan de Bolivia percibimos a los santacruceños, que celebraron un plebiscito, desconocemos con qué garantías de transparencia democrática, como egoístas e insolidarios, descendientes de europeos, enfrentados a los indígenas que son los más pobres del lugar y el principal apoyo de Evo Morales.
Pero lo que más sorprende a Tolerancio es el silenciamiento de un paralelismo que le parece obvio, aunque con las debidas reservas, pues solo tiene caso comparar lo que es diverso o distinto… si no ¿qué sentido tienen las comparaciones?… no vamos a comparar lo que es idéntico. Sentada esa premisa comparativa resulta chocante que la causa pandista y santacruceña no tengan eco, resonancia o simpatía alguna en Cataluña. Son regiones ricas o menos pobres, respecto a la miserabilísima media boliviana como, salvando las distancias, Cataluña respecto de otras regiones de España… -cierto que Cataluña va a la baja últimamente gracias a tanta mandanga localista-… y quejosas también de su onerosa contribución a las arcas del estado para sufragar la economía subsidiaria de otras zonas del país menos desarrolladas. ¿Les suena la canción?
Hemos asistido a todo tipo de analogías sucesivas entre Cataluña y países que han obtenido recientemente la soberanía política y han sido admitidos como estados en el concierto de las naciones: que si Croacia, Lituania o más recientemente Kosovo, amén de las tradicionales similitudes forzadas con Québec, Irlanda, las islas Feroe, el Tibet o el Furibundistán Chiquitistaní.
Nunca escapa a los agentes de la propaganda catalanista el menor revuelo centrífugo en el más apartado rincón del planeta para establecer al punto una comunidad de intereses con la Cataluña oprimida, sometida por los estados español y francés… -aunque el sometimiento al estado francés es, desde luego, pura retórica, folclorismo arrebatado, pues saben de sobra que nada tienen que rascar ante París-… y lo mismo da que sean timorenses, chechenios, calmucos, turcomanos, kurdos, trobriandeses o los pitufos del padre Abraham… de inmediato se genera una corriente de simpatía y una opinión en los medios favorable a las demandas separatistas, las que sean y donde sean, aunque el 98 % del paisanaje no sepa situar en un mapamundi las citadas regiones.
Pero, la noticia es que por una vez se produce una clara efervescencia secesionista que no suscita el menor interés de los medios de comunicación intervenidos por el nacionalismo. Incomprensible, cuando menos chocante. Dos razones explican esa lejanía oficialista de las reivindicaciones de Pando y Santa Cruz:
-Una: Evo Morales, complemento de Chávez, es uno de los nuevos referentes de la progresía mundial y su discurso está plagado de soflamas antinorteamericanas y anticapitalistas, de tal suerte que los progres se estremecen de placer ante sus manifestaciones a pesar de sus chuscos modales. Es uno de los herederos del comandante Castro y por lo tanto, intocable. De modo que el centralismo andino de Morales es dogma de fe. Y si además metemos a la CIA por medio, financiando las asonadas secesionistas, posibilidad que no descartamos por desconocimiento, lo admitimos... pues miel sobre hojuelas.
-Dos: ¿Regiones ricas? ¿Tachadas de insolidarias?… ¿Ricas e insolidarias?… ¿No será que a nuestros progres y nacionalistas, siempre dispuestos a apadrinar menesterosos niños extremeños sucios y recomidos por las moscas… -sea el caso del cabeza (hueca) de lista de ICV por Tarragona-… les recuerda esa antipática descripción demasiado a sí mismos?
El catedrático Manuel Delgado, ahora Manel, que fuera en tiempos prometedor antropólogo -De la muerte de un Dios, editorial Taurus- antes de supeditar su ciencia y talento a la obediencia nacionalista en el ámbito académico, dijo que a menudo odiamos aquello que nos recuerda demasiado a nosotros mismos…ergo, Santa Cruz, Beni y Pando jamás disfrutarán de buena prensa en casa.
PS.- Esta bitácora no aborda un tema que digamos muy actual -andaba por ahí traspapelada- pero como no sabemos de nadie que haya tratado el asunto, ahí queda. Total, Bolivia... ¿A quién le importa un carajo?