domingo, 30 de noviembre de 2008

Santa Cruz, Pando... Cataluña


Santa Cruz es un barrio que hay en Sevillaahí está la calle de la Pimienta… así comienza una bulería de ese coloso del flamenco que fue Canalejas de Puerto Real, ahí es nada, como sin duda sabe Bibiana Aído, que es, con diferencia, la miembra más guapetona del actual del gobierno, pues antes de desempeñar con tanto acierto sus funciones ministeriales fue directora de un centro de estudios de cante jondo, flamencóloga diplomada, dependiente de la Junta de Andalucía.
Aunque a Tolerancio le gustaría rondar la balconada de la bella Bibiana y cantarle, noche cerrada y de jazmines fragante, aquello de Como quien guarda un tesoro/ te está guardando tu mare/ y no sabe la inocente/ que aquel casti-llito moro/ dejó de ser plaza fuerte… lo dejará para otra ocasión pues esta bitácora nos traslada a otra Santa Cruz, la boliviana.

Desde hace meses llegan noticias de graves tensiones políticas y territoriales en la Bolivia populista de Evo Morales, que cuenta con el respaldo y protección del régimen chavista. Algunos departamentos del país promueven la descentralización administrativa y se declaran partidarios de la concesión de cartas o estatutos de autonomía bajo amenaza de secesión insurreccional… tensiones que ya se han cobrado decenas de víctimas. Todo un follón de padre y señor mío. Santa Cruz, Pando y Beni, que no es diminutivo de Benito, son tres de los departamentos implicados y los únicos que ha retenido nuestra quebradiza memoria.

Nos cuentan las crónicas que los departamentos autonomistas son los más ricos del país, aquellos que cuentan con más recursos estratégicos, gas y petróleo, con la renta más alta, con menor proporción demográfica de indígenas y los más hostiles a los planes del (des)gobierno Morales y reacios a sufragar lo que podríamos denominar, por recurrir a una terminología de uso común por estas latitudes, la solidaridad interterritorial.

Cuando leemos las noticias que nos llegan de Bolivia percibimos a los santacruceños, que celebraron un plebiscito, desconocemos con qué garantías de transparencia democrática, como egoístas e insolidarios, descendientes de europeos, enfrentados a los indígenas que son los más pobres del lugar y el principal apoyo de Evo Morales.

Pero lo que más sorprende a Tolerancio es el silenciamiento de un paralelismo que le parece obvio, aunque con las debidas reservas, pues solo tiene caso comparar lo que es diverso o distinto… si no ¿qué sentido tienen las comparaciones?… no vamos a comparar lo que es idéntico. Sentada esa premisa comparativa resulta chocante que la causa pandista y santacruceña no tengan eco, resonancia o simpatía alguna en Cataluña. Son regiones ricas o menos pobres, respecto a la miserabilísima media boliviana como, salvando las distancias, Cataluña respecto de otras regiones de España… -cierto que Cataluña va a la baja últimamente gracias a tanta mandanga localista-… y quejosas también de su onerosa contribución a las arcas del estado para sufragar la economía subsidiaria de otras zonas del país menos desarrolladas. ¿Les suena la canción?

Hemos asistido a todo tipo de analogías sucesivas entre Cataluña y países que han obtenido recientemente la soberanía política y han sido admitidos como estados en el concierto de las naciones: que si Croacia, Lituania o más recientemente Kosovo, amén de las tradicionales similitudes forzadas con Québec, Irlanda, las islas Feroe, el Tibet o el Furibundistán Chiquitistaní.
Nunca escapa a los agentes de la propaganda catalanista el menor revuelo centrífugo en el más apartado rincón del planeta para establecer al punto una comunidad de intereses con la Cataluña oprimida, sometida por los estados español y francés… -aunque el sometimiento al estado francés es, desde luego, pura retórica, folclorismo arrebatado, pues saben de sobra que nada tienen que rascar ante París-… y lo mismo da que sean timorenses, chechenios, calmucos, turcomanos, kurdos, trobriandeses o los pitufos del padre Abraham… de inmediato se genera una corriente de simpatía y una opinión en los medios favorable a las demandas separatistas, las que sean y donde sean, aunque el 98 % del paisanaje no sepa situar en un mapamundi las citadas regiones.

Pero, la noticia es que por una vez se produce una clara efervescencia secesionista que no suscita el menor interés de los medios de comunicación intervenidos por el nacionalismo. Incomprensible, cuando menos chocante. Dos razones explican esa lejanía oficialista de las reivindicaciones de Pando y Santa Cruz:

-Una: Evo Morales, complemento de Chávez, es uno de los nuevos referentes de la progresía mundial y su discurso está plagado de soflamas antinorteamericanas y anticapitalistas, de tal suerte que los progres se estremecen de placer ante sus manifestaciones a pesar de sus chuscos modales. Es uno de los herederos del comandante Castro y por lo tanto, intocable. De modo que el centralismo andino de Morales es dogma de fe. Y si además metemos a la CIA por medio, financiando las asonadas secesionistas, posibilidad que no descartamos por desconocimiento, lo admitimos... pues miel sobre hojuelas.

-Dos: ¿Regiones ricas? ¿Tachadas de insolidarias?… ¿Ricas e insolidarias?… ¿No será que a nuestros progres y nacionalistas, siempre dispuestos a apadrinar menesterosos niños extremeños sucios y recomidos por las moscas… -sea el caso del cabeza (hueca) de lista de ICV por Tarragona-… les recuerda esa antipática descripción demasiado a sí mismos?

El catedrático Manuel Delgado, ahora Manel, que fuera en tiempos prometedor antropólogo -De la muerte de un Dios, editorial Taurus- antes de supeditar su ciencia y talento a la obediencia nacionalista en el ámbito académico, dijo que a menudo odiamos aquello que nos recuerda demasiado a nosotros mismos…ergo, Santa Cruz, Beni y Pando jamás disfrutarán de buena prensa en casa.

PS.- Esta bitácora no aborda un tema que digamos muy actual -andaba por ahí traspapelada- pero como no sabemos de nadie que haya tratado el asunto, ahí queda. Total, Bolivia... ¿A quién le importa un carajo?




martes, 25 de noviembre de 2008

Pobre... pero catalán


Sábado, 15 de noviembre. 17h 30’.
Estación de autobuses de Gerona. Andén 12. Compañía Sarfa.

Tolerancio acompaña a su locuaz señora al pie del autocar de línea que la llevará hasta una localidad ampurdanesa a visitar a su familia. Tolerancio aguarda en el andén fumando un pitillo a que el autocar inicie la marcha para mover la mano en universal gesto de despedida. Su familia política come aparte, pero la suya propia también se las trae… es lo que pasa con las familias. Le espera una agradable velada en la cercana localidad de Salt, que recomendamos especialmente a los amantes del llamado multiculturalismo, o cosa parecida… municipio donde, Tolerancio se juega el bigote, se producen unas cuantas ablaciones clitorianas semanales sin que las autoridades lo sepan y/o reconozcan: A Salt???... A Catalunya???... Què dius ara!

Un chico caucásico, como dicen en las pelis americanas, de unos 35 años, aspecto razonablemente aseado, ronda por los andenes de la estación. Se le acerca. Es un menesteroso que le pedirá ayuda. Reproducimos la conversación casi textualmente:

Chico.- Ets català?
Tolerancio.- ¿Ein?

El inicio de la charla sume a Tolerancio en un relativo desconcierto. La pregunta no encaja en el esquema interiorizado de una situación estereotipada que gira alrededor de la petición de auxilio económico. Continúa:

Chico.- Espanyol?

Tolerancio cree desentrañar en parte las coordenadas coloquiales de su interlocutor. Pretende sondear, por alguna ignota razón, lo que llamaremos obediencia nacional del interpelado. El chico debe resolver previamente, a lo que se ve, autodefiniciones o procedencias patrias. Para él se trata de un dato relevante. Tolerancio reacciona con desconfianza, pues airear cuestión tan íntima ante un desconocido no es plato que su paladar demande.
Hay que admitir, en descargo del anónimo pedigüeño, que la estación de autobuses de Gerona es un ir y venir incesante de personas de muy diferente aspecto y condición… -aunque entre sus usuarios predominamos los de extracción social humilde-… y de muy variada adscripción étnica, por así decir, y no es fácil, a priori, clasificarlas rápidamente atendiendo a sus presumibles disponibilidades idiomáticas. No obstante, Tolerancio no se presta a seguir esas pautas en la conversación y, con no demasiado tacto, responde:

Tolerancio.- ¿Qué quieres?
Chico.- Una ayuda.
Tolerancio.- Llevo algo de calderilla en la billetera, pero no gran cosa. Soy persona de escasos recursos.

Y es cierto. Tolerancio es un pelanas, pero en ese momento obran en su poder unos 40 euros que no piensa compartir tan altruistamente ni con ese chico ni con nadie. No obstante echa mano de la billetera, busca en el compartimiento de la calderilla y le da una moneda de 50 céntimos. El destinatario del modesto óbolo, al abrir la mano para recibirlo, muestra una solitaria moneda de 10 céntimos, por lo que Tolerancio deduce que la colecta, la cuestación, no ha satisfecho aún sus expectativas.

Tolerancio, intrigado por esas pesquisas previas atinentes al ámbito de lo identitario, se dirige a su interlocutor en los términos siguientes, pizca más o menos:

Tolerancio.- ¿Por qué quieres saber si soy catalán, extremeño o de Mongolia Exterior? ¿Qué más te da?
Chico.- Para saber si puedo pedir ayuda en mi lengua. Soy pobre, pero catalán.

Al chico, algo tristón… -quién no lo estaría si le tocara andar por ahí pidiendo a la gente, lo mismo da para comer un bocadillo, tomar un café con leche o para gastarlo en vino, tabaco, en la máquina tragaperras, en drogas o putas-… al revelar su cuna, su nacionalidad, le brillan, empero, un poquito los ojos.

El orgullo patrio no entiende de situaciones de exclusión social o económica. La patria, cuando su alcaloide aislado en laboratorio es inoculado a los parroquianos gota a gota por vía parenteral, año tras año, nos salva incluso de nuestras más hondas debacles. El orgullo nacional, si ha sido metódicamente transmitido, permanece aunque subsistamos a base de caridad ajena.
En esta anécdota ve Tolerancio que el nacionalismo funciona como un antídoto para las más terribles hecatombes. Que da calor, calor emocional, el calor del hogar clánico, del seno materno, aún cuando en la calle hace frío y aprieta la necesidad. Que nadie caiga en la absurda y fácil tentación de pensar que en tiempos de crisis desbocada el nacionalismo recoge velas. Al contrario, asiste a sus feligreses, en medio de un mundo hostil y plagado de incertidumbres, con la promesa escatológica, en su sentido evangélico, de la salvación tribal, reforzando su potencia, su capacidad de seducción hipnótica. La Historia reciente ya nos lo ha enseñado. Que nadie se confunda. Que nadie lo olvide.

Soy pobre, pero catalán…

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El micrófono del CAC


Con relación al artículo publicado por el diario El Mundo el pasado día 15 de noviembre, Tolerancio, para evitar malentendidos, lo admite sin ambages: él es el responsable de ese abominable delito, de ese acto innoble. No busquen más. En efecto, Tolerancio instaló de matute el micrófono en la sede del CAC para acceder furtivamente a sus deliberaciones.

Lo más doloroso para Tolerancio no es la confesión de la culpa, pues es un tipo ruin, inescrupuloso y falto de moral, sino el juicio negativo que merecen sus manejos, la calidad del aparatejo y del operativo en general descrito como torpe y chapucero. Palabras duras y contundentes que le han dolido y mucho, pues también Tolerancio tiene su ego, su corazoncito y orgullo de conspirador y ahora respira por la herida, sollozando desconsoladamente por los rincones.

No obstante… ¿Qué se puede esperar de un aspirante a saboteador que no se aclara con los teléfonos móviles, que creía hasta no hace mucho que el procesador de los ordenadores era el monitor, que para cambiar una bombilla quita el diferencial de la luz por temor a una electrocución, que retira la sartén del fuego para romper el huevo y freírlo porque le aterran las salpicaduras del aceite hirviente y que en invierno tapa a sus peluches por la noche con una mantita para que no pasen frío?

A lo que vamos. Ya conocen la historia. El CAC, ese órgano que ejerce la censura y vela por la inmaculada pureza catalanista del espectro radiofónico, ha cerrado emisoras de la COPE en Lérida y Gerona además de negar concesiones al grupo que edita el diario El Mundo que se postulaba para cincuenta y pico de las ochenta y tantas emisoras puestas como a subasta, para adjudicarlas a voces afines, amigas o amansadas: un montón para el grupo Godó, es decir, La Vanguardia, otras para la cadena SER y, cómo no, para el sonderkommando por antonomasia de las ondas, don Justo Molinero, el de la muñeca chochona. También el ínclito señor Lara se lleva las suyas, ese acaudalado empresario especializado en lamer con fruición el perineo al poder de turno, ahora al tripartito, que firma cartas en favor del nuevo Estatuto, que aquí edita el diario Avui y allí La Razón, fascinado por la bipolaridad de personajes literarios como el doctor Jekyll y mister Hyde. Otro puñado de emisoras sonríe, en esa suerte de rifa amañada, a Flaix TV, donde sienta sus reales Mikimoto, una de las cimeras figuras del nacionalismo.

Carbonell, exdiputado del PSC y ahora mandamás del CAC, afeó en su día a Pujol el intento de clausura de la cadena COPE largando en el parlamento regional una encendida y conmovedora defensa de la libertad de expresión. Hoy es él quien perpetra la felonía iniciada en su día por CiU, dando por buena la sentencia popular que dice las vueltas que el mundo da. O sea, el corsi e ricorsi de Vico. Hecho que demuestra que una de las obsesiones de quienes detentan el poder en Cataluña… -pasan los gobiernos, las siglas, pero no el castrador delirio nacionalista-… no es otra que silenciar a los discrepantes, siendo en el ámbito radiofónico la cadena COPE el blanco de todas las iras, una suerte de acumulador de odio contra el que escupir todos los sapos y culebras que brotan cíclicamente del catalanismo enragé.

Ahora no es Pujol, sino Montilla, el que ha de salvar la plantilla de Nissan viajando a Japón, poniendo en jaque las estructuras empresariales y políticas del país del Sol Naciente, quien se escuda en los ataques a Cataluña y a nuestra lengua, no refiriéndose, claro es, a la que hablaba con su madre cuando niño en Iznájar, provincia de Córdoba, para justificar las bochornosas prácticas inquisitoriales del CAC. Así pues, para Montilla, para el nacionalismo catalán, Cataluña es como un menor que no debe oír ciertas cosas no sea que le dé un trauma de aquí te espero y por eso hay que taparle profilácticamente los oídos amordazando a los maledicientes.

No obstante el CAC no tiene suficiente con delimitar su jurisdicción a las cuatro provincias catalanas y sopesa la posibilidad de irrumpir en el panorama mediático internacional ordenando el secuestro del prestigioso semanario británico The Economist a través de las buenas artes diplomáticas de la embajada recientemente inaugurada en Londres a causa del suavecísimo artículo de M. Reid que ha suscitado tanta polémica como escozor en las filas nacionalistas, muy sensibilizadas y levantiscas con las más sutiles discrepancias.

Mientras Fernando Rodríguez Madero*, representante del PP en el CAC, se cruza de brazos, la señora de Daniel Sirera se gana las habichuelas como correctora del organismo censor y el marido de la bella Montse Nebreda, abogado de Mikimoto, maniobra para beneficiar a su cliente con la generosa concesión de emisoras a concurso… Tolerancio publica en rigurosa primicia un fragmento de las jugosas deliberaciones registradas con su chapucero micrófono. Pero tiene más y ya habrá ocasión de filtrarlas por entregas, pildoraza a pildorazo:

-Con motivo de la expulsión de Germán, de Sabadell… -concursante del espacio de TV Gran Hermano que emite Tele-5 y que presenta la incombustible Mercedes Milá-… un chico extrovertido y campechano que termina todas sus frases, a guisa de muletilla, diciendo totaaaalllll, afirma categóricamente uno de los participantes en el cónclave del CAC:

Miembro del CAC.- Es un ataque en toda regla contra Cataluña. La audiencia ha nominado a ese chico porque es catalán. No le han dejado expresarse en su lengua materna esos centralistas catalanófobos del carajo. La Brunete mediática se ha infiltrado entre los telespectadores y ha promovido millones de votos por SMS desde una centralita dirigida por la FAES. Detrás de la expulsión de Germán percibo la mano siniestra de Jiménez Losantos, de la derecha extrema, del españolismo más rancio. No nos quieren, no nos comprenden y luego se escandalizan de la desafección emocional de Cataluña… como tan sabiamente dijo nuestro presidente Montilla. Germán somos todos. Es totaaaaalllll…

Todos los chequistas del CAC responden a coro, incluido Fdo. Rodríguez Madero.- ¡¡¡Totaaaaalllll!!!


*Fernando Rodríguez Madero.- Lo que son las cosas, fue antecesor de Pepe Collado en el espacio local de la COPE en Barcelona, franja horaria de mediodía, cesado en su puesto, como algunos recordarán, poco después de la primera intentona de clausura de la emisora. En efecto, el hoy agente del PP en la checa del CAC presentaba su programa en español y acaso en un guiño o gesto de buena voluntad hacia el gobierno de CiU, tras la polémica que se generó entonces, el Consejo de Dirección de la cadena obispal le dio el pasaporte colocando en la pecera, ante el micrófono, a otro periodista. Como la venganza es un plato que se sirve frío, la ocasión ahora la pintan calva para vengar aquella afrenta. No obstante Alicia Sánchez Camacho afirma con la boquita pequeña… -es un decir si atendemos al tamaño de la misma, apta para las más procaces caricias-… que su partido no está representado en ese organismo del que algunos consejeros del gobierno hablan maravillas y están orgullosos.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Sindicatos II. ERE que ERE


Los sindicatos catalanes forman parte de la trama, de la Red. Cumplen de manera ornamental la función que se asigna en principio a los sindicatos que es la representación de los trabajadores y la defensa de sus derechos e intereses. Es la suya, en el caso de los sindicatos catalanes, ya lo decimos, una representatividad cosmética… que es incluso discutible, pues habrá quien sostenga que cuando los sindicatos se limitan a velar por la economía subvencionada, tal como sucede en casa, dejan de representar los genuinos intereses de los trabajadores… intereses que habrían de estar conectados a la exigencia de un modelo productivo que incentive realmente la actividad empresarial como única fuente conocida de creación de empleo dentro de la economía de mercado, que es la nuestra y la de nuestro entorno, salvo que nos impongan una economía completamente intervenida o planificada con arreglo al antiguo modelo soviético.

En realidad los sindicatos catalanes están para arrimar el hombro a las órdenes del establishment local. Es sintomático que en Cataluña -aunque también sucede en el resto de España por un fenómeno mimético, regioncita a regioncita- los sindicatos inscriban sus siglas y logotipos en las banderas de obediencia tribal… hecho prácticamente desconocido en el resto del mundo.
La tendencia entre apátrida e internacionalista que ha definido durante décadas el sindicalismo ha sido sustituida aquí por una imbricación inextricable en el tinglado localista, compartiendo cada nomenclatura sindical mesa y mantel con las oligarquías regionales en reuniones protocolarias a cargo del contribuyente, es decir, de los trabajadores.

Los sindicatos, sus cúpulas o cupulitas, optan… -mandan subvenciones y compadreos-… por delimitar su ámbito geográfico de actuación que es la manera más inmediata y eficaz de tocar pelo, de hacerse sitio en el gran o pequeño mundo aborigen, de ganarse una presencia, ya no tolerada, sino de rango institucional en su universo aldeano. Es preferible, entienden, ser alguien en Copons, cerca de Igualada, estrechando manos a diestro y siniestro por su calle mayor que no una gota de agua en la inmensidad del océano.

Los sindicatos catalanes están para canalizar la voz de los trabajadores a los que representan… no muchos, la verdad, dado el ínfimo nivel de afiliación… o mejor, no solo para canalizar su voz, si como colectivo la tienen, sino para distorsionarla acoplándole un vocoder que confiere a la fonación un timbre robotizado, metálico. Están para trasladarles consignas a corear mediante el conocido procedimiento piramidal de transmisión de la cúpula a la base… desactivando posibles discrepancias de fondo con el orden establecido y garantizando su incondicional adhesión a las obediencias territoriales de forzoso cumplimiento… decoradas, desde luego, con alguna soflama que aporte esa pizca de necesaria escenografía a la pasteleada función.

En definitiva, sensibles al proceso llamado de construcció nacional, la misión de los sindicatos catalanes es nacionalizar a los trabajadores o cuando menos asegurar a la élite nacionalista la neutralidad de sus afiliados. Si no conseguimos que participen, que se involucren, carburan, cuando menos que no sean un estorbo. Y cada sindicato pone en danza sus estrategias para responder con la mayor diligencia a la voz, a los deseos del amo, a las órdenes que salen telegrafiadas de los cuarteles generales del nacionalismo.

-Por ejemplo, USOC acudió en solitario, anticipándose a los demás y destacando por su inquebrantable lealtad, rayana en el palanganerismo, a la convocatoria del tripartito en la plaza de San Jaime en apoyo a Carod Rovira después de que éste viajara a Perpiñán, de tapadillo, como presidente en funciones de la Generalidad para pactar con ETA una exención geográfica de atentados a cambio de respaldo político a la causa abertzale… en puertas de la negociación del gobierno ZP con los terroristas.

-UGT se ha adherido recientemente a la plataforma soberanista PDD, por el Dret a Decidir, luego de ver como la burguesía catalana condecoraba, por los servicios prestados, a su Secretario General, el sonderkommando José María Álvarez, con la cruz de Sant Jordi, agradeciendo el interfecto tan alta distinción en un catalán exquisito con arreglo a la escuela declamatoria del presidente Montilla.

-UGT, CC.OO y USOC, junto a Unió de Pagesos y entidades como Ómnium Cultural han suscrito, a toque de pito de los partidos catalanistas, un manifiesto a guisa de presión al gobierno central a favor de lo que han dado en llamar una mejor financiación autonómica, no refiriéndose, claro es, a una mejor gestión autonómica del dinero público, sino a la cesión de más dinero, iniciativa que cuenta con el beneplácito de la patronal catalana.
Cualquiera podría pensar que la finalidad de dicha iniciativa, codo con codo con Fomento del Trabajo Nacional, es congraciarse con el gobierno regional ante un nuevo reparto del pastel vía subvenciones, cursillos, ayudas varias y otras prebendas… y acertará… pero no hay que subestimar el grado de voluntaria adhesión, más allá de lo exigible, de las cúpulas sindicales a las tesis nacionalistas por convencimiento y afinidad.

Ahora que vemos que se suceden los ERE’sERE que ERE y tiro porque me toca, sabemos que los sindicatos no saldrán de romería, así lo dijo Fidalgo, Secretario General de CC.OO, a quien parece le mueven la silla estas últimas fechas, pues los hay que consideran que no es suficientemente dócil al actual gobierno. Esta llamada a la pasividad sindical la presentan sus promotores como un ejemplo de responsabilidad superlativa en tiempos de crisis.

Montilla, salva la plantilla. Esa era la consigna coreada por los trabajadores de Nissan afectados por un ERE de grandes proporciones que implica no solamente a los empleados de la firma nipona sino a otras industrias de componentes y a otros tantos empleos indirectos.
A Tolerancio no acaba de gustarle esa confianza última depositada en la providencial intervención de una suerte de deus ex machina, de un redentor que irrumpe en escena y le para los pies a los malos y salva a los débiles. Aunque sea nada más que un ripio, una rima facilona. Tampoco Pepe Montilla nos recuerda a Jan Hus, el Cid o Juana de Arco, la verdad.

A quienes, es cosa segura, no defenderán los sindicatos ni salvará Montilla, pues se trata de dos trabajadores… -¿Sólo dos? ¡Que se jodan!-… son al empleado sanitario que no ha sido admitido en la categoría profesional que desempeña desde hace 20 años en el hospital del Valle de Hebrón por carecer del nivel C de catalán y a la monitora Sara Burgos por denunciar los execrables excesos lingüísticos perpetrados por la Dirección de la escuela Gayarre. No sólo no los defenderán ni salvarán sino que harán cuanto esté en sus manos para rematarlos y dejar sus despojos tirados en la cuneta por tener la osadía de romper el tabú del silencio.

Sucede que las cúpulas de los sindicatos mal llamados de clase y que en realidad son de obediencia de partido han cultivado un ciego colaboracionismo, sin fracturas, en lugar de la necesaria presión frente a instancias gubernamentales, sobre todo cuando éstas las ocupan personas de sus mismos partidos políticos de referencia. Y por ello suscriben sin vacilar, servicialmente, cuantas melonadas e indignidades les ponen en el plato, como sucedió a cuento del manifiesto soberanista por una mejor financiación del que ya se habló en la bitácora titulada Sindicatos I y que hemos recordado unos párrafos atrás.

Pero a veces esos ímprobos esfuerzos por integrarse en el sistema como uno más, por dar saltitos y cabriolas circenses a la primera palmada del catalanismo hegemónico, no bastan y es preciso ampliar aún más el radio de la sonrisa.
Hemos sabido por un informe elaborado por CC.OO precisamente, publicado en la prensa, que el gobierno tripartito nominalmente liderado por Montilla, el salva-plantillas, pero manejado, no el sombra, sino a plena luz del día por ERC, el partido de les mans netes… -limpias hasta que las metieron en la caja-… que las subvenciones que reciben los sindicatos por delegado electo arrojan este esclarecedor balance:

-CSC, sindicato afín a ERC, la nadería de 120 €.
-UGT, sindicato del sonderkommando Josep Maria Álvarez, pronúnciese Álvares, condecorado por la oligarquía local con la cruz de Sant Jordi, 2’7 €.
-CC.OO, 2’4 €.
-Y USOC, en último lugar… cómo no y a pesar de su tesón y buen oficio en el arte de bailar el agua a la administración regional… con la pírrica suma de 0’9 € por delegado electo.

En definitiva, para eso están. Para ejercer de pilar básico de uno de esos particularismos, el catalanista en este caso, que diseñan un modo de vida autocentrado, pues en el pueblito, en la aldehuela, nos dicen, en la comunidad elfa o pitufa reside la salvación colectiva… y también para encomendarse al padrecito, al providente cacique local, casi casi como esos fieles que salen de romería o de rogativa para implorar a los cielos que derramen la fértil lluvia sobre los campos agostados por la sequía.

Que Montilla salve la plantilla, bien… pero que alguien nos salve de una vez de estos sindicatos. A los trabajadores no nacionalistas ya no nos sirven ni representan los sindicatos que disciplinada y lacayunamente le enceran el tubo a lengüetazos al nacionalismo.



domingo, 9 de noviembre de 2008

Banderas II. Supermercado Condis


Supermercado Condis, calle Ricart, Barcelona.

Una día, tras las vacaciones de verano e irremediablemente víctima del brote cíclico, anual, que los especialistas llaman síndrome post-vacacional y que padece Tolerancio por un período aproximado de once meses, habida cuenta de su acusado desapego al trabajo… -(y sin haber recibido en su cuenta bancaria un solo ingreso con arreglo a lo solicitado en la bitácora titulada Teatro Negro, donaciones voluntarias de parientes y amigos que habrían de eximirle del trabajo remunerado para vivir de las rentas y dedicarse a crear no nacionalismo las 24 horas del día)-… pasó por delante de un supermercado de la cadena Condis, calle Ricart, junto a Paralelo, comercio al que, por vecindad, acude de vez en cuando.
Cierto que normalmente Tolerancio opta por un establecimiento perteneciente a otra cadena donde obtiene por cada compra una bonificación acumulable que, mensualmente, se traduce en un descuento no demasiado importante pero ventajoso en esta época de estrechez económica que estimula hábitos ahorrativos y porque, todo hay que decirlo, las cajeras son mucho más guapas, figurando una de ellas como ocasional protagonista de sus desmañadas fantasías eróticas entre estanterías al copo de envases de zumos y potes de lentejas, lo que da fe del escaso refinamiento de sus más elementales pulsiones.

Entró el patán de Tolerancio en el citado comercio de la calle Ricart, supermercado Condis, para adquirir unos cuantos artículos, sintiéndose, de repente, trasladado a otra dimensión. En efecto, al franquear el umbral del establecimiento le recibió, de golpe y porrazo, tan de golpe y porrazo que casi pierde el aliento… una enorme bandera catalana de unos cinco metros de largo por metro y medio de ancho suspendida del techo, abarcando bajo su protectora influencia la entrada y salida de clientes y las dos cajas registradoras separadas por un expositor de caramelos balsámicos y otras chucherías. Es decir, una bandera inmensa, enorme… una bandera del carajo de la vela de grande.

Tolerancio se quedó patidifuso ante semejante alarde de patriotismo en lugar tan extemporáneo… como un espantapájaros, pasmado, boquiabierto, mientras otros clientes comparecían con sus carritos y cestas ante las cajeras sin reparar en la chocante presencia de tan inmenso estandarte.

Tolerancio al punto se preguntó: ¿Es que solo yo la veo?... Imposible. Las dimensiones de la bandera impedían que pasara desapercibida. Incluso Rompetechos la habría divisado. Un señor de elevada estatura tuvo que inclinar la cabeza para no mancillarla con el lazaroso contacto de su frente, recordando a aquellos reclutas que juran bandera besándola con unción en un gesto sincopado y marcial.

¿A santo de qué?... se preguntó perplejo Tolerancio. Y cayó en la cuenta: viernes 12 de septiembre, jornada posterior a la Diada, fecha apropiada para el desparrame del más exaltado patriotismo. Pero aquello rebasaba toda medida. Lástima, pensó Tolerancio, no tener a mano una cámara de fotos para inmortalizar semejante cuadro, absurdo, inverosímil.
A la bandera catalana del Condis no le rinden sus respetos ni agentes de los mossos d’esquadra en compacta formación, ni los militantes de ERC empuñando antorchas en sus desfiles nocturnos, wagnerianos… sino paquetes de pañales, botes de detergente para lavadora, latas de sardinas… -en oferta, por cierto, dos al precio de una a 1’18 €-… pizzas precocinadas o packs de media docena de botellines de cerveza.

Es, pues, el supermercado Condis de la calle Ricart, por unos días, como un Cuartel Comercial de Instrucción de Consumidores donde solo falta en el frontis una inscripción lapidaria del tipo Consumiendo por la patria o Todo por Condis y por Cataluña. O alguna otra de parecido tenor. Templo mercantil donde se aúna consumo y patriotismo bajo la providente tutela del banderón. Una de las cajeras, una chica peruana, cansada tras una agotadora jornada laboral, atendía a la clientela entre bostezos y aprovechando el ínterin entre pago y pago para limarse las uñas.

Quizá pretenden los gestores de la cadena, con ese alarde de patriotismo cuchufleta, congraciarse con las autoridades regionales para alcanzar un acuerdo tan ventajoso como el firmado con Caprabo por el que ésta empresa pone a la venta productos catalanes rebajados en un 20% para estimular el consumo de artículos autóctonos… eso sí, merma en el PVP final que ha sido previamente financiada con dinero público por valor de 300.000 €… con ese poco dinero público que nos queda tras el expolio fiscal, la apertura de embajadas, subvenciones a federaciones deportivas aborígenes como la de Lanzamiento de Huesos de Aceituna a Escupinadas, el pago de informes sobre hábitos reproductores de la perdiz nival, tuneado de vehículos oficiales o la contratación por una millonada de asesores retroactivos, entre otras partidas presupuestarias.
En suma el cliente adquiere un producto más económico, cuyo descuento, en cierto modo, ha pagado con anterioridad, pero como el bolsillo no ha notado ese desembolso anticipado, pues santas pascuas…

Nunca vio Tolerancio una bandera tan a desmano de lo que requiere, en principio -solemnidad, pero austeridad también- el simbolismo patrio. En un supermercado: oferta de tomate frito dos por uno. Que es casi, quizá no sea la comparación más adecuada, como encontrarse la bandera de obediencia de cada cual en el lecho, a modo de sábana, en la pensión donde ha contratado los servicios de una prostituta. O estampada en los rollos de papel higiénico del sórdido retrete de una estación de tren.
Si Tolerancio fuera catalanista habría pillado un mosqueo del quince. No sería plato de su gusto que su amada bandera anduviera entre bolsas de pipas, cartones de leche y pechugas de pollo envasadas al vacío.

Si de lo que se trata es de colocar la bandera en los lugares más insospechados, Tolerancio reitera de nuevo su viejo proyecto, condenado al fracaso como tantos otros, de organizar un safari fotográfico por toda Barcelona con la excusa de obtener instantáneas de la bandera cuatribarrada para proceder a su deconstrucción simbólica, utilizando la terminología semiótica que ha hecho furor entre fogones por obra y gracia de periodistas y cocineros elevados a un fatuo estrellato.
Y no será por falta de motivos: la ha visto Tolerancio en sacos para cascotes que se utilizan en las reformas de viviendas, en portezuelas de camiones dedicados a mudanzas, en servilleteros de bares y cafeterías, en azucarillos -a juego con los servilleteros-, en las tartas de las pastelerías o como cintas de cierre de esas bolsitas de plástico llenas de almendras garrapiñadas en el quiosco del parque de la Ciudadela.

Desde ahora nos saluda la bandera al entrar en ese recinto sagrado donde se ejecuta una de las acciones patrióticas por antonomasia: la actividad comercial. En el supermercado. ¿Fue Cicerón quién lo dijo?... Dulce et decorum est pro patria mori… et “consumire”.

martes, 4 de noviembre de 2008

Sindicatos I


Con fecha 1 de octubre la Asociación por la Tolerancia recibió una muy gentil invitación de CCOO a través de su Coordinadora de Secretariado, Ester Boixadera Baulenas, para adherirse a un manifiesto con el rimbombante título Compliment de l’Estatut i finançament just per a una societat catalana més cohesionada suscrito por diferentes entidades, Institut d’Estudis Catalans, Ómnium Cultural y los sindicatos Unió de Pagesos, CCOO, UGT y USOC.

Es un manifiesto inspirado en el soberanismo tan à la page en los círculos obedientes al establishment catalanista. Dicho manifiesto ha echado a andar hace unas fechas y a no mucho tardar se sumará la patronal, pues declaraciones de sus más destacados dirigentes abundan en esa perentoria necesidad, uniendo la suya, FTN, a las siglas sindicales.
Asistiremos, pues, al edificante espectáculo de ver codo con codo a lo más granado del empresariado local junto a las cúpulas sindicales que estos días salen a la calle, no de romería por la crisis, como dijo Fidalgo, Secretario General de CC.OO, sino para protestar por los ERE’s en algunas empresas del sector de la automoción. Patronos y productores, con motivo de la financiación autonómica, bajo una misma bandera y obediencia para sustituir el antiquísimo concepto de lucha de clases por la cohesión… -y, de paso, construcción-… nacional, que fue una de las aportaciones teóricas más eficaces de los socialistas reconvertidos al nacionalismo pangermanista dentro del NSDAP, el partido nazi.

Tolerancio no ha dado con la carta que cursó la Asociación en respuesta a tan cortés invitación, pero publica aquí uno de los borradores que, con alguna modificación o corrección, pero con muy parecido espíritu y contenido, sirvió como documento de trabajo. La finalidad de este acto no es otro que los asociados y visitantes de la página web de la Asociación por la Tolerancia sepan que ésta, muy educadamente, como no podía ser de otro modo con arreglo al estilo y trayectoria de la misma, respondió en su día a tan burda provocación.


A/A Ester Boixadera Baulenas
Coordinadora CCOO

La Asociación por la Tolerancia ha recibido por carta su amable invitación a suscribir el manifiesto que su organización y otras han dado en llamar Compliment de l’Estatut i finançament just per a una societat catalana més cohesionada.

Agradecemos su gesto deferente, pero declinamos tan cortés invitación al defender nuestra modesta asociación, sobre el particular, una posición diametralmente opuesta a la suya.

Hemos de manifestar, empero, que nos admira que su sindicato y otros más promuevan campaña y manifiesto por dicha causa para trasladar al gobierno central una imagen compacta de la sociedad civil local, reuniendo en este acto, ordenadamente bajo la misma bandera y obediencia, como se decía en tiempos pasados, a patronos y productores. ¿Productores? ¿Era así como se decía?

No obstante, en atención a sus conocidos desvelos por la libertad, a su defensa ejemplar de la efectiva igualdad de derechos de todos los ciudadanos y a su nunca suficientemente loada amplitud de miras y solidaridad incuestionable con aquellas personas que se ven menoscabadas en sus derechos fundamentales, le invitamos a suscribir, como ya hizo esta asociación a los minutos de publicarse, el Manifiesto por la lengua común que incluye la libertad de elección de lengua escolar promovido por un grupo de significados intelectuales, entre ellos Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y Albert Boadella.

Escolarizar a los niños en su lengua materna es un derecho fundamental de los niños y de sus padres, es decir, de los ciudadanos, no solo porque lo avale el sentido común y las recomendaciones de la UNESCO, sino porque es un derecho contemplado en la vigente Constitución. Ese derecho es hoy vulnerado por los poderes públicos.
Es un derecho irrenunciable, tal y como son, en el ámbito laboral de su competencia, el trabajo remunerado, el disfrute de los períodos vacacionales o la conciliación de vida laboral y familiar. De tal suerte que si un empleador… -incluso un importante y acaudalado empresario adscrito a Fomento del Trabajo Nacional, gran organización patronal que respalda junto a ustedes un nuevo modelo de financiación-… no respetara a sus trabajadores el ejercicio de esos derechos adquiridos, los sindicatos acudirían al momento, es cosa segura, en defensa de los damnificados para restañar el derecho o derechos arbitraria e injustamente conculcados.

La invitación a firmar el Manifiesto por la lengua común, nuestro manifiesto para entendernos, podríamos, parafraseando el propuesto por ustedes, encabezarla del siguiente modo: Compliment de la Constitució per a una societat catalana més justa.

Atentamente:

Asociación por la Tolerancia.
Su Junta

Barcelona, a 08 de octubre de 2008