Con relación al artículo publicado por el diario El Mundo el pasado día 15 de noviembre, Tolerancio, para evitar malentendidos, lo admite sin ambages: él es el responsable de ese abominable delito, de ese acto innoble. No busquen más. En efecto, Tolerancio instaló de matute el micrófono en la sede del CAC para acceder furtivamente a sus deliberaciones.
Lo más doloroso para Tolerancio no es la confesión de la culpa, pues es un tipo ruin, inescrupuloso y falto de moral, sino el juicio negativo que merecen sus manejos, la calidad del aparatejo y del operativo en general descrito como torpe y chapucero. Palabras duras y contundentes que le han dolido y mucho, pues también Tolerancio tiene su ego, su corazoncito y orgullo de conspirador y ahora respira por la herida, sollozando desconsoladamente por los rincones.
No obstante… ¿Qué se puede esperar de un aspirante a saboteador que no se aclara con los teléfonos móviles, que creía hasta no hace mucho que el procesador de los ordenadores era el monitor, que para cambiar una bombilla quita el diferencial de la luz por temor a una electrocución, que retira la sartén del fuego para romper el huevo y freírlo porque le aterran las salpicaduras del aceite hirviente y que en invierno tapa a sus peluches por la noche con una mantita para que no pasen frío?
A lo que vamos. Ya conocen la historia. El CAC, ese órgano que ejerce la censura y vela por la inmaculada pureza catalanista del espectro radiofónico, ha cerrado emisoras de la COPE en Lérida y Gerona además de negar concesiones al grupo que edita el diario El Mundo que se postulaba para cincuenta y pico de las ochenta y tantas emisoras puestas como a subasta, para adjudicarlas a voces afines, amigas o amansadas: un montón para el grupo Godó, es decir, La Vanguardia, otras para la cadena SER y, cómo no, para el sonderkommando por antonomasia de las ondas, don Justo Molinero, el de la muñeca chochona. También el ínclito señor Lara se lleva las suyas, ese acaudalado empresario especializado en lamer con fruición el perineo al poder de turno, ahora al tripartito, que firma cartas en favor del nuevo Estatuto, que aquí edita el diario Avui y allí La Razón, fascinado por la bipolaridad de personajes literarios como el doctor Jekyll y mister Hyde. Otro puñado de emisoras sonríe, en esa suerte de rifa amañada, a Flaix TV, donde sienta sus reales Mikimoto, una de las cimeras figuras del nacionalismo.
Carbonell, exdiputado del PSC y ahora mandamás del CAC, afeó en su día a Pujol el intento de clausura de la cadena COPE largando en el parlamento regional una encendida y conmovedora defensa de la libertad de expresión. Hoy es él quien perpetra la felonía iniciada en su día por CiU, dando por buena la sentencia popular que dice las vueltas que el mundo da. O sea, el corsi e ricorsi de Vico. Hecho que demuestra que una de las obsesiones de quienes detentan el poder en Cataluña… -pasan los gobiernos, las siglas, pero no el castrador delirio nacionalista-… no es otra que silenciar a los discrepantes, siendo en el ámbito radiofónico la cadena COPE el blanco de todas las iras, una suerte de acumulador de odio contra el que escupir todos los sapos y culebras que brotan cíclicamente del catalanismo enragé.
Ahora no es Pujol, sino Montilla, el que ha de salvar la plantilla de Nissan viajando a Japón, poniendo en jaque las estructuras empresariales y políticas del país del Sol Naciente, quien se escuda en los ataques a Cataluña y a nuestra lengua, no refiriéndose, claro es, a la que hablaba con su madre cuando niño en Iznájar, provincia de Córdoba, para justificar las bochornosas prácticas inquisitoriales del CAC. Así pues, para Montilla, para el nacionalismo catalán, Cataluña es como un menor que no debe oír ciertas cosas no sea que le dé un trauma de aquí te espero y por eso hay que taparle profilácticamente los oídos amordazando a los maledicientes.
No obstante el CAC no tiene suficiente con delimitar su jurisdicción a las cuatro provincias catalanas y sopesa la posibilidad de irrumpir en el panorama mediático internacional ordenando el secuestro del prestigioso semanario británico The Economist a través de las buenas artes diplomáticas de la embajada recientemente inaugurada en Londres a causa del suavecísimo artículo de M. Reid que ha suscitado tanta polémica como escozor en las filas nacionalistas, muy sensibilizadas y levantiscas con las más sutiles discrepancias.
Mientras Fernando Rodríguez Madero*, representante del PP en el CAC, se cruza de brazos, la señora de Daniel Sirera se gana las habichuelas como correctora del organismo censor y el marido de la bella Montse Nebreda, abogado de Mikimoto, maniobra para beneficiar a su cliente con la generosa concesión de emisoras a concurso… Tolerancio publica en rigurosa primicia un fragmento de las jugosas deliberaciones registradas con su chapucero micrófono. Pero tiene más y ya habrá ocasión de filtrarlas por entregas, pildoraza a pildorazo:
-Con motivo de la expulsión de Germán, de Sabadell… -concursante del espacio de TV Gran Hermano que emite Tele-5 y que presenta la incombustible Mercedes Milá-… un chico extrovertido y campechano que termina todas sus frases, a guisa de muletilla, diciendo totaaaalllll, afirma categóricamente uno de los participantes en el cónclave del CAC:
Miembro del CAC.- Es un ataque en toda regla contra Cataluña. La audiencia ha nominado a ese chico porque es catalán. No le han dejado expresarse en su lengua materna esos centralistas catalanófobos del carajo. La Brunete mediática se ha infiltrado entre los telespectadores y ha promovido millones de votos por SMS desde una centralita dirigida por la FAES. Detrás de la expulsión de Germán percibo la mano siniestra de Jiménez Losantos, de la derecha extrema, del españolismo más rancio. No nos quieren, no nos comprenden y luego se escandalizan de la desafección emocional de Cataluña… como tan sabiamente dijo nuestro presidente Montilla. Germán somos todos. Es totaaaaalllll…
Todos los chequistas del CAC responden a coro, incluido Fdo. Rodríguez Madero.- ¡¡¡Totaaaaalllll!!!
*Fernando Rodríguez Madero.- Lo que son las cosas, fue antecesor de Pepe Collado en el espacio local de la COPE en Barcelona, franja horaria de mediodía, cesado en su puesto, como algunos recordarán, poco después de la primera intentona de clausura de la emisora. En efecto, el hoy agente del PP en la checa del CAC presentaba su programa en español y acaso en un guiño o gesto de buena voluntad hacia el gobierno de CiU, tras la polémica que se generó entonces, el Consejo de Dirección de la cadena obispal le dio el pasaporte colocando en la pecera, ante el micrófono, a otro periodista. Como la venganza es un plato que se sirve frío, la ocasión ahora la pintan calva para vengar aquella afrenta. No obstante Alicia Sánchez Camacho afirma con la boquita pequeña… -es un decir si atendemos al tamaño de la misma, apta para las más procaces caricias-… que su partido no está representado en ese organismo del que algunos consejeros del gobierno hablan maravillas y están orgullosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario