jueves, 5 de febrero de 2009

Diplomacia asimétrica


La política exterior del sonderkommando nacionalista José Montilla ha instaurado la diplomacia asimétrica. Ésta consiste en ejecutar cabriolas y piruetas de volatinero, con cargo al contribuyente, para establecer relaciones bilaterales con estados soberanos reconocidos como tales en el desafinado desconcierto de las naciones. Hoy, año 2009, Cataluña no goza aún de ese estatus. La apertura de proto-embajadas o embajadillas en París, Londres, Berlín y Nueva York, próximamente en Buenos Aires y Tegucigalpa, es el busilis de ese afán por tener voz y peso en el mundo.

Las tareas consulares han sido confiadas a personajes de contrastada solvencia como Apel·les Carod, hermano y clon de Carod Rovira… quien echó los dientes en misiones internacionales departiendo amigablemente con ETA en Perpiñán y acordando con los terroristas la deslocalización de atentados a cambio de un trato de favor a las tesis abertzales en los medios de comunicación de titularidad pública… categoría que, vía subvención y otras prebendas, integra también a buena parte de los medios de titularidad privada.

La última embajadilla inaugurada es la de Nueva York. Un despacho a todo lujo en el exclusivo Rockefeller Center. Preguntado Carod… -el mismo de Perpiñán, apóstol de la transparencia en la gestión pública, creador de la divisa Somos el partido de las manos limpias-… por la, a buen seguro, elevada factura del alquiler de las dependencias cuasiconsulares, respondió con aire enigmático y oracular que costaba lo que tenía que costar.

No obstante la asimetría diplomática consiste en que los nacionalistas abren embajadillas ante estados que no reconocen como igual a Cataluña. Aquí reside el nudo gordiano del embrollo. Cierto que mediante esta estrategia la existencia de Cataluña como ente político será en adelante más conocida por la opinión mundial. Sin ir más lejos la secretaria de Thompson Brothers, gabinete jurídico que comparte planta y fotocopiadora con el personal de la embajadilla neoyorquina, con el tiempo tendrá noticia de nuestra región como un territorio diferenciado de España, país que la buena de Katty Smith, así se llama la secretaria que, por cierto, tiene un trasero que corta el hipo, pero ésa es otra historia, ubica en la franja continental americana comprendida entre Río Grande y el estrecho de Magallanes.

Lo chocante es que aquellos que diseñan nuestra política exterior no han caído en la cuenta que estados como Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos no aplican, ni de lejos, a aquellas regiones que en sus territorios reivindican la soberanía política, la delirante cesión de competencias que el gobierno de España regala o malvende -a cambio de apoyo parlamentario- a nuestras comunidades autónomas.
En Gran Bretaña tenemos los casos de Escocia, Gales o la isla de Wright o las anglonormandas de Jersey. En Estados Unidos las demandas autonomistas o separatistas de Alaska… -de las que fue abanderada en su mocedad la atractiva candidata republicana Sarah Palin-… Vermont o la Nación Vampira, y no es coña, Vampirilandia como Disneylandia, residenciada en Tracy City, Tennessee, como nos advirtió uno de los últimos boletines de la Asociación por la Tolerancia.

Y cómo no, el sangrante caso de Francia*, estado soberano que, por principios, Cataluña no debería reconocer por la reiterada negativa del jacobinismo parisino a considerar siquiera la, por otro lado, descabellada petición catalanista de unidad territorial resquebrajada por los tratados de paz Westfalia-Pirineos. En Conflent y alrededores los catalanes-franceses no gozan como tales del menor reconocimiento administrativo a pesar de los ímprobos esfuerzos del tripartito amontillado financiando con una millonada la apertura en Perpiñán de guarderías, escoles bressol en catalán… -ni una hora de aranés a la semana para esos tiernos galopines-… mientras el déficit de las mismas en casa es admitida por todo el mundo y donde miles de escolares catalanes reciben sus lecciones… -por llamarlas de alguna manera-… en esos barracones prefabricados que componen el paisaje GEC, Gulag Educativo Catalán.

Es decir, si España sojuzga a Cataluña, Francia todavía más y encima con dinero de los catalanes. Lo simétrico y apropiado, con arreglo a tanto disparate, sería abrir embajadillas en la levantisca isla de Córcega, en Bretaña, Normandía o en el País vasco-francés (donde formaciones afines a Batasuna cuentan con un apoyo que oscila entre el 1 y el 2% de los votos en las municipales)… pero nunca en París, metrópoli ocupante que silencia las ansias de libertad de las naciones oprimidas que contiene.

Nos dicen que uno de los numeritos de la inauguración de la proto-embajada neoyorquina… -que habrían de haber situado en Washington DC por aquello de la capitalidad federal-… no fue una sardana con su cobla y todo, sino la erección, entiéndase levantamiento, de una torre humana a cargo de una colla castellera para establecer un visual y ocurrente paralelismo entre el skyline de los rascacielos de Manhattan y una de nuestras más celebradas tradiciones. Una réplica poética músculo-cemento de muy loable mérito escénico.
La fiesta concluyó con unos pasitos de country pues recientemente la selección catalana de bailes de salón se ha proclamado campeona mundial de esa especialidad de inspiración vaquera, agropecuaria, para disgusto del equipo americano -con chicos de los estados de Tejas y Montana- que partía como favorito. Nuestros bailarines, todo hay que decirlo, no compitieron con barretina sino con el preceptivo sombrero stetson de cow-boy. Ya saben… No rompas más mi pobre corasón... estribillo del gran éxito musical de Coyote Dax que pasará a los anales de la alta cultura occidental.

Mucha notoriedad mediática ha tenido este asunto de las embajadillas. Pues, aún cuando el nacionalismo avanza imparable, una vez que el PSC del sonderkommando Montilla y de la legionaria Chacón ha desbordado por el flanco identitario -lengua, RH, ADN- los postulados etnistas y esencialistas del nacionalismo homologado, CiU y ERC, por fin se alzan voces críticas ante semejante retahíla de gansadas. De onerosas gansadas. Por ello, por su repercusión, el fenómeno consular se presta como ninguno a la lupa deformante, hilarante y descacharrada de la sátira cruel no nacionalista. Y en ese registro, con mejor o peor fortuna, Tolerancio nada a sus anchas como pez en el agua… en el agua de ese río contra el que ya no podremos lanzar guijarros por mandato del ecotrasvasador y ecopatán consejero Baltasar.

Uno de los antiguos proyectos de Tolerancio consistía en destacar a París, oh lalá, vuelo barato, pensión económica y con unos duros en el bolsillo, a unos cuantos militantes no nacionalistas, más o menos jóvenes y con ganas de divertirse y de vivir aventuras. El programa del Tolerancio European Tour incluía darse un garbeo por los cabarets de Pigalle, acaso transformados hoy en sex-shops, tomarse unos pastisses con bohemios y personajes pintorescos de Montmartre, callejear por el barrio Latino, saborear una genuina soupe à l’oignon, huronear en librerías de baratillo… esas cosas… amén de la visita preceptiva al Louvre y a los Inválidos…
Pero también montar una paradita ante nuestra legación diplomática en París repartiendo octavillas redactadas en francés alertando a los transeúntes de los afanes expansionistas del Reich catalán, con el mapita de los llamados Països Catalans incluyendo esa irredenta porción denominada Catalunya Nord que tanto codician nuestros más fervorosos patriotas.
Diseño geopolítico alternativo no muy conocido en el país vecino y que haría seguramente las delicias de una inmensa mayoría de franceses de todo el espectro ideológico, desde los transeúntes afectos al ultra Le Pen a los partidarios del otrora potente PCF, pasando por los grados intermedios, pero todos ellos encantados con la Grandeur de la France y su integridad territorial y que en adelante se resistirían a mirar nuestra embajadilla como una anecdótica extravagancia equiparable al exótico restaurante de la esquina donde sirven a los comensales tarántula frita bañada en salsa de gusano gordezuelo o al comercio con cabecitas jibarizadas en el escaparate de dos porterías más allá.

Nuestros chicos tomarían unas fotos de la perfomance ante la embajadilla y la colocarían en algún medio no intervenido para generar cierta polémica: Activistas no nacionalistas muestran a los franceses las ansias expansionistas del nacionalismo catalán.

Pero en la actualidad se tercia otra mise en scène. Claro que el operativo apuntado en el párrafo anterior y éste que sigue no se excluyen necesariamente. Por un lado tenemos la apertura incesante de embajadas allende nuestras fronteras y por otro, menudo chasco, la nula reciprocidad. Es decir, Cataluña abre embajadas en todo el mundo, pero el mundo todo, nadie, abre embajadas en Cataluña. Y la diplomacia requiere simetría, intercambio, mutualidad de lazos y vínculos.
Es preciso, no se hable más, abrir una embajada en Cataluña… o cuando menos intentarlo. Esto es, presentar credenciales en la plaza de San Jaime ante el gobierno del sondekommando Montilla. Ese es un déficit de nuestra política exterior que los catalanes de pro no podemos consentir impasibles.

Si Estados Unidos, Francia, Suecia, Togo, Burundi, la Franja de Gaza, Rusia o Japón no piensan hacerlo, Tolerancio proclamará unos cuantos candidatos a cónsules honorarios de Carpatia, Pictria, Syldavia, Borduria o el Furibundistán y los subirá a una limusina de alquiler con su banderín junto al parachoques, acompañados de figurantes a guisa de guardaespaldas con americanas planchaditas y pinganillos a la oreja. Nuestro embajador cárpata, pictrio o furibundistaní ante Cataluña, con su frac o chaqué de alquiler, lo que requiera el protocolo, banda carmesí al pecho, salvoconducto lacrado y atado con cinta de bramante y una suerte de ofrenda o regalo para certificar esa amistad inaugural entre ambos pueblos, descenderá del auto, con paso sereno, altivo continente, y se dirigirá a la puerta celosamente custodiada por una dotación de mozos de escuadra.
Y, formalmente, previo envío de un burofax a Presidencia, y a ser posible ante los medios de comunicación convocados al efecto, solicitará con toda solemnidad el establecimiento de relaciones diplomáticas, bilaterales, entre su país y Cataluña. La noticia abriría los informativos de la CNN y de medio mundo: Chiquitistán Ulterior reconoce a Cataluña.

De este modo el ciclo se habrá completado. Uno es en buena parte, a su pesar, lo que los demás deciden que es. Que vale por decir que la soberanía política es también un asunto de percepción ajena. Cataluña solo será una nación, con todas las de la ley, cuando los demás miembros de la comunidad internacional por tal la tengan. Pictria o Furibundistán, gracias a las desinteresadas gestiones de Tolerancio, están dispuestas a dar el paso. Un pequeño paso para la Humanidad… y un gran paso para Cataluña.

¿Voluntarios para escenificar semejante charlotada? Tolerancio se pide el papel de guardaespaldas pues siempre ha soñado con decir por el pinganillo -Rayban de espejo y mascando un correoso chiclé- cosas del tipo: Aquí topo rojo a gacela parda… ¿Me copias?... sospechoso a las dos... ¿Me ocupo o es cosa de Frank?... Cambio y corto…-o corto y cambio-… me han dicho que tu ex mujer tiene un lío con Jimmy…

* Otro estado que jamás debería reconocer Cataluña es Italia por la intolerable opresión que el centralismo romano ejerce sobre la plaza sarda de Alghero o L’Alguer, como sugirió en su discurso pre-suicida mosén Xirinachs, homenajeado por varias asociaciones financiadas con dinero de todos… ceremonia que ha sido retransmitida por el Canal 33, la tele que todos costeamos.
A colación de la opresión romana Tolerancio ha caído en la cuenta que Cataluña ha sufrido como nadie, entre los años 1939-1944, simultáneamente la bota de tres dictadores: Franco para las cuatro provincias españolas… -más, cómo no, el reino de Valencia, las islas Baleares y la Franja-… el colaboracionista Pétain para Perpiñán y aldeas colindantes y Mussolini para Alghero. ¿Quién da más?...
Debe pensar ese lince de Saura con su pañoleta palestina al cuello en la mani pro-Hamás detectando a centenares de metros pistolillas de juguete: ¿De qué se quejan los judíos habiendo catalanes en el mundo?


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