viernes, 17 de abril de 2009

Undécimo mandamiento: al pati parlem en català



En estos días de Semana Santa propicios al recogimiento espiritual, días de contrición y de penitencia, nada hace más al caso que recordar algunos pasajes bíblicos. De ese modo hemos descubierto el undécimo mandamiento que por casualidad se descolgó a última hora de las tablas de la ley.

No se trata del mandamiento que siglos más tarde Cristo añadió al decálogo mosaico para instruir a sus primeros discípulos: ama a tu prójimo como a ti mismo, sino de otro que la Dirección de una escuela religiosa de la comarca barcelonesa del Baix Llobregat, comprometida también con la más profana religión de la patria… -religión participada lo mismo por una supuesta elevación espiritual que por la obtención de subvenciones-… da por bueno derramar, como si fuera agua bautismal del río Jordán, sobre la permeable crisma de su alumnado: Al pati parlem en català.

No diremos el nombre de tan venerable institución de la docencia, ni siquiera el de la localidad… -por dar una pista sepan que ésta ha visto consolidarse políticamente a uno de los más eximios representantes de la sonderkommandía inmigrada al lacayuno servicio del nacionalismo-… pues bastante riesgo han corrido los autores de la foto, buenos amigos de Tolerancio y padres de un estudiante la mar de aplicado matriculado en el centro, al adentrarse en la escuela y, con temple y cautela, cobrar la imagen que exponemos en esta bitácora.

El letrero, como de inocua apariencia, recuerda por su aparato… salvando las distancias, claro es… a aquellas lapidarias inscripciones que aparecen en el frontispicio de algunos edificios destinados a muy diversas finalidades: desde el Todo por la patria de los cuarteles de la Benemérita, al Que no entre nadie que no sepa geometría de las academias de la antigüedad clásica, pasando por El trabajo os hará libres de los campos de exterminio.

Una de las diferencias es que este letrero está colgado de puertas adentro, es decir, del aulario y pasillos hacia el patio de recreo, de modo que permanece oculto a los padres que esperan a sus retoños a la salida de clase. Es, pues, como un mensaje cifrado, iniciático, secreto, dedicado exclusivamente a los chiquillos, sustraído a la escrutadora mirada de los adultos... al contrario de las inscripciones citadas en el párrafo anterior que recibían en el exterior, a modo de aviso, a quienes cruzaban el umbral de unas dependencias destinadas a grupos humanos concretos, señalados por unas características especiales y a quienes aguardaba en su interior una suerte dispar.

Es posible que haya más diferencias entre esas leyendas y ésta otra, rayana en una suerte de guantanamización pedófila, vergonzosa y cobardícola de la educación elemental, pero no se nos ocurren ahora o no las sabemos ver como sucede a menudo con ese pasatiempo llamado advierta las 7 diferencias entre dos dibujos casi idénticos. De modo que, como una imagen vale más que mil palabras y con éstas últimas llevamos más de 500 y ya sobran la mitad… aquí lo dejamos.

2 comentarios:

Josefina dijo...

La Iglesia, institución milenaria, de toda la vida se ha distinguido y mucho, por apuntarse al aire que mejor le va, osea el que más fuerte corre.
Pero.... ordenar a unos niños como deben hablar en el recreo con carteles enormes.
¿Qué ocurrirá si los alumnos repasan para el examen de inglés, francés o alemán? ¿Los castigarán, sancionarán o suspenderán? ¿Y si esos alumnos son mis hijos que no saben catalán?
Como todo lo que no es bueno -el nacismo, por ejemplo- cuanto más se avanza y ahonda en ello, más altas cotas de perversión se alcanzan.

Saludos

Reinhard dijo...

Sí, como en aquellos cuarteles de la Meretérica, jaarrll, cómorrr; esto me ha recordado a Miquel Porta Perales, cuando afirma que ahora, a diferencia de la época franquista, se habla castellano, mejor español, en el patio, de ahí la rotulación con la que usted nos obsequia.
No es de extrañar tampoco que esto suceda en un centro religioso, no en vano la iglesia catalana es una pata más de ese sonderkommando nacionalista que a destajo trabaja. Recordará usted cómo dicha institución se ha distanciado de la Conferencia Episcopal por discrepar de Jiménez Losantos, la Cope y su línea editorial. En fin, con estos bueyes hay que arar; no obstante, y desde mi experiencia personal, lo he visto a lo largo y ancho de la geografía catalana, le diré que en los patios de cole catalanes se habla mayoritariamente en español, o en urdú, árabe.....lo que me lleva a concluir, en simpar paralelismo con el genuino Sonderkommando, con aquella famosa cita de Ortega...todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía.