lunes, 25 de febrero de 2008

Churras con merinas: Artur Mas como Erdogan


Hay entre Artur Mas y Erdogan, por cuenta de unas declaraciones recientes de ambos elementos, ciertas similitudes que subrayaremos en esta bitácora. Erdogan es el sultancillo actual de la Sublime Puerta, de lo que fuera otrora el imperio otomano. Mas, que pretendía el gobierno regional de Cataluña, viajó a Madrid para fumarse un puro con Zapatero en La Moncloa. Se especuló con que el puro fuera habano, de los que echan humo, un Lancero de Cohibas o un Partagás, que maridan a las mil maravillas con una copichuela de ron añejo, pero fue en realidad uno de esos puros de pega que estallan en los morros del fumador para embromarle. Fue Artur Mas como visir para salvar un estatuto que descarrilaba y regresar convertido en califa, pero se llevó un chasco morrocotudo traicionado por el taimado ZP, el de las cejas circunflejas, como acentos.

Recientemente ha dicho Artur Mas, parafraseando a Pascual Maragall, cuyo gobierno ya no es de este mundo por razón de ciertos achuchones seniles, que España se prepare si no sale el estatuto de autonomía del Constitucional tal y como entró. Muy parecidamente, solo que en el ámbito de su jurisdicción, se ha pronunciado Erdogan respecto de la entrada de Turquía en la UE: Si no se produce tal circunstancia no podrá garantizar la paz en tan convulsa región, mientras sus tropas se adentran en el Kurdistán iraquí para hostigar al PKK y, aliviar en efecto, la tensión en aquella zona, que es algo así como un avispero balcánico desplazado a Oriente Medio. Recordemos en este punto la no muy lejana sintonía entre el PKK y el PNV, con invitación institucional de Ibarreche a los primeros para tomar la palabra en el parlamento de Vitoria… afinidad o alianza que ha caído en el olvido y ha sido sustituida por la euforia desatada entre nuestros nacionalistas a causa del envidiable ejemplo albano-kosovar.

En ambos casos, Mas & Erdogan, el chantaje es el busilis de su acción política. No sabemos si Artur Mas ha acudido al notario para dejar constancia escrita de su apreciación o si ha jurado cumplir sus propósitos reclinado ante el sepulcro de Godofredo el Peludo en el monasterio de Ripoll, una de sus visitas predilectas, a un tris de levitar transido de emoción patriótica ante los venerables despojos del conde visigodo.

Erdogan, un islamista convencido y dispuesto a acabar con el legado laico y europeísta de Kemal Atatürk, pretende ganar Turquía, sin prisa, pero sin pausa, para la sharia, y tender sobre la nación un inmenso velo islámico. Pues el islam, además de su dimensión religiosa o trascendente -si la tuviere más allá de la degollina de infieles- cuenta con un componte regulador que incide en todos y cada uno de los aspectos de la vida cotidiana de los creyentes. Tiene opinión para todo: sobre si es lícito o no agarrar un alimento con esta o la otra mano, siempre que no te la hayan amputado previamente por robar una sandía, cuál es la apropiada extensión de la barba, bajo el mentón, que deben lucir los varones o si es o no admisible, y no es broma, acariciar un chucho callejero, animal impuro por naturaleza.
El nacionalismo, por su dimensión grupal, tribal o comunitaria, también tiene un consejo para todo y no hay rincón o registro de nuestra vida que sus dicterios y edictos no alcancen. Nos dice qué artículos a la venta, en razón no del precio, sino de la procedencia y de su etiquetaje idiomático, conviene adquirir en un establecimiento comercial y en qué idioma han de estar rotulados éstos. Qué emisoras radiofónicas hemos de sintonizar. Qué diarios leer. Qué canales de televisión han de ser el instrumento de nuestra imbecilización acelerada. Qué equipo de fútbol hemos de vitorear y a qué selección deportiva aplaudir. E incluso, y entre otras muchas cosas, a qué prostitutas hemos de recurrir para procurarnos alivio, tal y como demostraremos en una próxima bitácora dedicada a Maitane, la puta abertzale.

El velo ha vuelto a las universidades turcas, donde, por cierto, no cursa sus estudios superiores una de las hijas de Erdogan, becada en los Estados Unidos, como, salvando las distancias, los niños del sonderkommando Montilla que, en lugar de aplicarse en la escuela pública defendida con entusiasmo por los voceros de la izquierda -para confraternizar con alumnos procedentes de otras latitudes, con otros usos y costumbres y otras referencias culturales- acuden al Colegio Alemán de Barcelona. Ese velo que cubre el cabello de las muchachas turcas para remarcar la sumisión femenina en estricta obediencia a los mandatos del islam, trae a nuestras mientes ese otro velo, el de Maya, no la abeja de los dibujos, sino la diosa brahmánica de la apariencia y de la confusión, que tienden los nacionalistas, y su sonderkommandía auxiliar, para escamotear la Cataluña real a la ciudadanía a través de las imágenes urdidas por los medios de comunicación de titularidad pública con ese costrón nacionalista que supura alienación y estupidez a chorretones.

Como Erdogan a los turcos, que se deslizan de la condición de ciudadanos a la de súbditos o vasallos, los nacionalistas, y sus criados de amontillada librea, pretenden poner a quienes no lo somos mirando a Constantinopla.

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