Normalización de inmigrantes (II)
Mostramos aquí, sin trampa ni cartón, el sistema de marcaje de los inmigrantes normalizados por el gobierno del sonderkommando nacionalista José Montilla. El candidato ha superado satisfactoriamente el cursillo lingüístico tras pasar por uno de los grups de conversa (grupos de conversación -y adoctrinamiento-) habilitados al efecto y que fueron descritos en la bitácora anterior.
El formato del marcaje está inspirado en la matriculación de automóviles, recurrente reivindicación nacionalista. No se trata de un tatuaje sino de un adhesivo hipoalérgico, fácilmente lavable en la ducha diaria. No destiñe ni irrita la piel. Para respetar el pudor del individuo, inspectores masculinos se ocupan de matricular, por así decir, a los candidatos del citado sexo e inspectoras femeninas hacen lo propio con las candidatas.
Casualmente hemos sabido que esa matrícula posterior corresponde al individuo que aparece en la fotografía tipo fotomatón incluida también en esta bitácora. El sujeto en cuestión se llama Drago Voltoric. Su caso ilustra a las mil maravillas el, aunque anecdótico, inevitable efecto coladero de la ley de normalización de inmigrantes alumbrada por los sesudos asesores del gobierno tripartito. En efecto, Drago Voltoric no es una de esas personas abnegadas y laboriosas que llegan a nuestro país en busca de una vida mejor… sino un criminal abyecto de la piel de Barrabás pero que, con ciertas condiciones para la poliglotía, ha aprendido a chamullar cuatro frases en catalán en unas cuantas lecciones.
Ofrecemos en exclusiva esa fotografía que es la última imagen difundida de Drago Vilic Voltoric, el Buitre sarnoso de la Voivodina, a quien se supone residente en Cataluña. Voltoric está reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia. Fuentes policiales aseguran que ese indeseable se ha sometido a diversas operaciones de cirugía estética, modificando su aspecto considerablemente, de modo que la fotografía publicada, con toda seguridad, no serviría para proceder a una identificación precisa que facilitara su detención. Ambas instantáneas certifican que Voltoric es un tipo despreciable, en su haz y en su envés.
He aquí una sucinta biografía del siniestro personaje:
Drago Vilic Voltoric (Backa Palanka (antigua yugoslavia), 1962- ), alias el Buitre sarnoso de la Voivodina.
El formato del marcaje está inspirado en la matriculación de automóviles, recurrente reivindicación nacionalista. No se trata de un tatuaje sino de un adhesivo hipoalérgico, fácilmente lavable en la ducha diaria. No destiñe ni irrita la piel. Para respetar el pudor del individuo, inspectores masculinos se ocupan de matricular, por así decir, a los candidatos del citado sexo e inspectoras femeninas hacen lo propio con las candidatas.
Casualmente hemos sabido que esa matrícula posterior corresponde al individuo que aparece en la fotografía tipo fotomatón incluida también en esta bitácora. El sujeto en cuestión se llama Drago Voltoric. Su caso ilustra a las mil maravillas el, aunque anecdótico, inevitable efecto coladero de la ley de normalización de inmigrantes alumbrada por los sesudos asesores del gobierno tripartito. En efecto, Drago Voltoric no es una de esas personas abnegadas y laboriosas que llegan a nuestro país en busca de una vida mejor… sino un criminal abyecto de la piel de Barrabás pero que, con ciertas condiciones para la poliglotía, ha aprendido a chamullar cuatro frases en catalán en unas cuantas lecciones.
Ofrecemos en exclusiva esa fotografía que es la última imagen difundida de Drago Vilic Voltoric, el Buitre sarnoso de la Voivodina, a quien se supone residente en Cataluña. Voltoric está reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia. Fuentes policiales aseguran que ese indeseable se ha sometido a diversas operaciones de cirugía estética, modificando su aspecto considerablemente, de modo que la fotografía publicada, con toda seguridad, no serviría para proceder a una identificación precisa que facilitara su detención. Ambas instantáneas certifican que Voltoric es un tipo despreciable, en su haz y en su envés.
He aquí una sucinta biografía del siniestro personaje:
Drago Vilic Voltoric (Backa Palanka (antigua yugoslavia), 1962- ), alias el Buitre sarnoso de la Voivodina.
Drago Voltoric, proxeneta y camello al menudeo, presidiario habitual y también confidente de la policía política del régimen comunista, organizó una banda paramilitar junto a otros compañeros de fatigas de similar calaña al iniciarse la desintegración de la antigua Yugoslavia con su ensalada de guerras cruzadas entre obediencias nacionales, banderías caudillistas y facciones religiosas.
Voltoric, por su excepcional aptitud para el crimen, como denota esa expresión malvada e intrigante, de psicópata, se erigió en líder indiscutible de una partida de desvalijadores sin escrúpulos, pues ni él ni sus hombres entraron jamás en combate. Se dedicaron al robo, al saqueo… -atesoraban todos sus elementos experiencia como cuatreros de granjas avícolas-… a la violación y al asesinato cruel de civiles desarmados en la retaguardia. Ancianos, mujeres y niños fueron las víctimas que causaron por docenas, incluso entre los suyos, cuidando bien de sembrar, en ese caso, los escenarios de sus atropellos de pruebas falsas para incriminar a otros y estimular el odio interétnico elevándolo a una espiral de violencia homicida.
Mladic y Karadzic, sin ir más lejos, se negaron tajantemente a permitir la integración de la banda de Voltoric en sus tropas regulares. No podemos consentir que esa sabandija, que esa hiena de Voltoric dañe nuestra reputación ante la comunidad internacional… no permitiremos que esa alimaña nos avergüence con sus métodos horripilantes, confesó el mismísimo general Mladic a uno de sus más estrechos colaboradores mientras sus hombres acometían la limpieza étnica a destajo en la tristemente célebre plaza de Srebenica.
Finalizadas las hostilidades, Drago y los suyos se reciclaron, de conformidad con su extenso historial delictivo, en narcotraficantes de mediana escala, tratantes de blancas y raptores de huérfanos de la guerra para la extracción y tráfico de órganos.
Reclamado por el Tribunal Penal Internacional para responder de sus crímenes atroces, huyó sin dejar rastro. Años después recaló en España, si es cierta la información de uno de sus antiguos conmilitones que, acogido a un programa de testigos protegidos, pactó una leve condena a cambio de colaborar en la captura de los más significados integrantes de aquella banda sanguinaria.
En efecto, según esa misma fuente, Drago se haría llamar en la actualidad Slobo Mirlö, aunque es probable que de nuevo, como las sierpes de pellejo, haya mudado de identidad. Habría aprovechado la oleada migratoria que llegó a España con motivo del proceso extraordinario de regulación diseñado por el gobierno ZP en su primera legislatura para cruzar nuestras fronteras camuflado entre esos miles y miles de personas acuciadas por la necesidad y dispuestas a trabajar honradamente.
El expediente regulador de Slobo Mirlö, es decir, de Drago Vilic Voltoric, el buitre sarnoso de la Voivodina, tramitado por los funcionarios del plan Montilla para la inmigración puesto en solfa recientemente, contiene las siguientes afirmaciones que demuestran de manera fehaciente una voluntad integradora ejemplar, digna de elogio:
Catalunya m’agrada força. Em trobo com a casa meva. Odio als espanyols. Si els espanyols fossin musulmans encara els odiaria més. Miro molt sovint els informatius de TV3 perquè em recorden els de l’antiga Iugoslàvia. Ara bé, els locutors haurien de comparèixer davant les càmeres amb l’uniforme txèdnik... si més no amb una barretina al cap.
Sóc un fan de Vent del Pla i del Barça. Tot seguint els partits de futbol retransmesos a TV3 he après a dir “està sol com un mussol” i “s’endú la bimba a empentes i rodolons”. El meu somni és… em fa vergonya d’admetre-ho … però vull ser mosso d’esquadra per a atonyinar bé els pudents espanyols a la txeca de Les Corts.
Altre cosa més i ja plego… estic molt preocupat per allò de l’esfereïdor espoli fiscal i per les possibles retallades a l’Estatut... no em sé avenir amb aquestes bajanades centralistes. Tampoc entenc com el Madrit gasta tants quartos per fitxar en Cristiano Ronaldo. Trobo que és una vergonya. Només tinc un dubte: estic d’acord que els nouvinguts hem d’aprendre català, i tant, però… Perquè no els hi demanen també a Messi, Iniesta i Montilla?
Traducción.- Cataluña me gusta mucho. Me siento como en casa. Odio a los españoles. Si los españoles fueran musulmanes aún les odiaría más. Sigo los informativos de TV3 porque me recuerdan los de la antigua Yugoslavia. No obstante, los locutores habrían de salir ante las cámaras con el uniforme chednik (partisano)… o en todo caso con una barretina.
Soy un fan de Vent del Pla (serie de ficción de TV3) y del Barça. Mirando las retransmisiones de los partidos de fútbol en TV3 he aprendido a decir está más solo que la una o se lleva la pelota a trancas y barrancas. Mi sueño es… me da corte admitirlo… ser agente de los Mozos de Escuadra para canear bien a esos españolazos apestosos en la checa de Les Corts.
Una cosa más y acabo… estoy muy preocupado por ese abuso del expolio fiscal y por los posibles recortes al Estatuto… no me conformo con esas sandeces centralistas. Tampoco entiendo como el Real Madrid gasta tanto dinero en fichar a Cristiano Ronaldo. Es una vergüenza. Sólo tengo una duda: estoy de acuerdo con que los inmigrantes aprendamos catalán, pero… ¿Por qué no se lo piden también a Messi, Iniesta y Montilla?
1 comentario:
Unas bonitas imágenes de la checa de Les Corts. Bueno, aquí la inmigrante normalizada era rusa y la normalización a hostias. Ay, cuánta gloria y risa nos depara este desgobierno. Lo malo es que las imágenes carecen de sonido, pero ya le adelanto que los chequistas, fijo, hablaban en español.
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