martes, 14 de julio de 2009

De Rerum Futbolorum (II)


El mensaje pastoral del cardenal arzobispo Martínez es nítido, directo. No se anda con rodeos, de ahí su enorme prestigio en la curia vaticana. Dicen de él, su homilética es angelical. Pero también: su retórica, divina. No sólo eso, él mismo se pone la medalla, o la casulla cordon bleu… -no incurre en esa falsa modestia, humilísima, tan cargante de los elegidos del club de la púrpura-… del cese de Jiménez Losantos en la COPE. Ha sido, se jacta en público Martínez, el artífice máximo del sonado relevo en las ondas. Y además es un prodigio de tolerancia, pues no monta en cólera ante los promotores estatutarios del aborto libre, incluso adolescente, o de la eutanasia, ni les impone penitencia alguna, quiá, sino que los recibe en el templo, ese lugar de donde Cristo echó a latigazos a los mercaderes, y derrama incienso, a modo de bendición, sobre sus augustas cabezas.

El nudo gordiano de la encíclica De Rerum Futbolorum del cardenal arzobispo Martínez es el fichaje multimillonario de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid… un jugador que es un pelín golfillo, caedizo en el pecado capital de la lujuria. ¿Pues no se da el tío de revolcones con ese pendón desorejao de Paris Hilton?
90 millones de euros, ahí es nada. Pero tan mirados y celosos como somos con la milonga ésa de las jurisdicciones territoriales/ terrenales y aún pertenecientes a otro muy distinto mundo, y más sublime, las cuitas y porfías de la Iglesia, quizá su Ilustrísima debería haber pedido la vez a su igual en la diócesis madrileña para largar por los codos... por aquello de no meter las narices sin permiso en corral o rebaño ajeno. Insistimos, desde un punto de vista formal, pues en el fondo nada humano nos es ajeno y menos a un egregio y docto pastor de almas. Y uno, en el libre ejercicio de la expresión de las ideas, puede muy bien opinar lo que le plazca de lo que sucede en el jardín de su casa o en Tombuctú… y Martínez no va a ser menos.

Sucede que el Barça, club de fútbol con razón social en la plaza sometida a tutela espiritual por el señor arzobispo, y uno de los más importantes del mundo por presupuesto y masa social, también ha hecho fichajes y muy sonados a lo largo de su ya centenaria Historia. Y los seguirá haciendo. Estos días, sin ir más lejos, se comenta en la prensa deportiva que Valdés, su guardameta, solicita renovación de contrato por la nadería de entre 7 y 9 millones de euros anuales, una suma que administrada atinadamente da para abrir unos cuantos comedores de beneficencia o para equipar unas escuelas en el Kafiristán Ulterior.
Pero hay más. El verano trae consigo un hervidero de rumores futbolísticos. Parece ser que el Barça, el club que preside Joan Laporta, pugna por contratar a David Villa, ariete goleador del Valencia y de la selección nacional. Para que a uno le dejen pujar en esa subasta hay que poner encima de la mesa alrededor de 50 millones de euros... que no es una bagatela.

Si tal fichaje se concretara, y por esa suma, la cuestión será… ¿Qué dirá entonces el cardenal arzobispo Martínez? ¿Qué argumentos doctrinales trasladará a su trémula feligresía, temerosa de Dios y necesitada de alimento espiritual? ¿40, 50 millones por un fichaje… es ése el límite del no-derroche? ¿O dirá como un periodista radiofónico al servicio de la construcción nacional de Cataluña en el ámbito polideportivo que escuchó por azar y entre arcadas Tolerancio… que 50 millones no es la burrada ésa del Madrid, sino un fichaje… sostenible?... Es decir, un fichaje por 50 millones de euros, sostenible, no ofendería a los pobres, a los parias de este mundo. Pero por 90, sí. Por 50, no. Que es como decir, y disculpen la desafortunada comparación erótico-aritmética, que cascársela dos veces es pecado, pero una sola no… ¡Anda con la sostenibilidad!

El cardenal arzobispo Martínez no dirá ni mu de un fichaje del Barça ni que ese club gaste 100 millones de euros en la más rutilante estrella del firmamento balompédico por temor a que los descontrolados… -¿Les suena la expresión?… es decir esos descontrolados que están más que controlados hasta el punto de estar subvencionados-… tiren cócteles molotov contra los templos de su diócesis. Lo que motiva, pues, el celo pastoral de Martínez no es el pecado, sino el pecador. No diría ni pío, insistimos, ni que le tostaran las pelotas con un soplete como hicieron tiempo ha los milicianos con los sacerdotes en la sombría checa de San Elías.

Al cardenal arzobispo de Barcelona, señor Martínez, el derroche le suda el báculo cardenalicio… porque si le preocupara lo más mínimo habría dicho algo acerca de la apertura de embajadillas catalanas y de Consulados del Mar de la ciudad de Barcelona por medio mundo, con cargo a los presupuestos regionales… medios que se detraen de otros gastos necesarios para socorrer a la gente en apuros, que se cuenta ya por millones sin salir de España… ¿España?... sin salir ya de Cataluña.
No se trata de excomulgar a esos botarates que se retrataron risueños en Jerusalén, ante el Muro de las Lamentaciones, con una corona de espinas… pero es que de la cuasi-pontificia e infalible boca del cardenal arzobispo Martínez no ha salido ni una miserable amonestación para afear los gastos suntuarios de nuestros políticos domésticos. Nada… nada porque los cataplines se los dejó Martínez a la entrada del C.I.R, digo… del seminario.

Martínez, su Eminencia, subirá al púlpito y dará el sermón contenido en el documento De Rerum Futbolorum a sus parroquianos. Para adecuarse a los tiempos que corren, para confundirse con el paisaje, lo hará en formato de crónica futbolística:

Por el Bien: el Arcángel San Gabriel bajo palos. En defensa: san Antonio de Padua, Fe, Esperanza y Caridad… (pues en esa suerte de fútbol teologal de alta y celeste competición regirá la paridad de géneros, como en el consejo de ministros, y dejará de ser el fútbol profesional el único ámbito vetado a los afanes paritarios de ZP/Aído, ámbito en el que, por alguna razón desconocida, los políticos de la progresía no quieren entrar ni de puntillas)… en la línea medular forman San Pedro, san Pablo y san Karol Wojtyla… (una vez que éste sea beatificado)… y en ataque san Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y en punta de lanza, y nunca mejor dicho, san Jorge. Por el mal: Belcebú, Lucifer, Astaroth, la Gula, la Lujuria, Baal, la bruja Piruja, la condesa Bathori y en punta Lucrecia Borgia, la Pereza y Azrael. En el banquillo, cómo no, Bush y Aznar esperan su oportunidad.

Ese mismo formato podría aplicarse a una revisión de la película favorita de Tolerancio, El Exorcista, de William Friedkin. Hasta la fecha ese duelo a muerte, el Bien contra el Mal, siempre le pareció a Tolerancio no una película de terror sino un western, el mejor western de la historia del cine, mejor aún que Duelo en OK Corral. Un duelo que nos anticipa el director en las primeras secuencias cuando el padre Merrin, arqueólogo vocacional, le planta cara, al ocaso, a una colosal y escalofriante estatua del Maligno en unas excavaciones en Nínive.
La cosa quedaría así, justo cuando el padre Merrin, Max von Sydow, desciende del taxi que le lleva hasta la casa de la niña Regan, en ese fotograma inolvidable con la silueta del sacerdote exorcista, maletín en mano, recortada contra la luz de una farola, sonando Tubular Bells de Mike Oldfield como banda sonora:

El padre Merrin se santigua e ingresa en el terreno de juego. Sube los peldaños en medio de un ambiente hostil plagado de emanaciones sulfúreas. Emoción a raudales. Carga el hisopo de agua bendita, lo blande, se coloca la casulla morada… el padre Karras toma el relevo y abre el Ritual Romano sembrando el desconcierto entre las filas satánicas.
Espadas en todo lo alto. Toma y daca incesante. El padre Merrin murmura una jaculatoria, mientras Satanás por boca de Regan lanza una fumarola de vaho pestilente. Merrin no se arruga, retoma sus oraciones, empuña de nuevo el hisopo, caracolea al borde de la cama, desarbola a la defensa rival, conecta entre líneas con Karras, arma la mano y arroja un hisopazo tremendo pero… el agua… ¡el agua bendita sale despedida a un lado del cabezal de la cama y se pierde por la línea de fondo! ¡Qué ocasión malograda, señores y señoras, para finiquitar el reñido exorcismo!...
…No se puede perdonar de ese modo una ocasión tan clara… esas alegrías luego se pagan a un alto precio… en efecto, Satán lo sabe y pasa al contraataque… el Maligno sonríe, se crece, escupe lapos verdes muy pero que muy espesos, blasfema, se retuerce como un réprobo, increpa, aúlla, insulta, saca babas, bilis y otros horripilantes mejunjes, cruza la línea de medios, enlaza con otros diablillos menores, regatea al padre Merrin… que pierde sus lentes y no puede oponer el fervoroso rezo de sus oraciones… Satán se detiene, mira a su alrededor, da una vuelta sobre sí mismo, gira la cabeza de la niña, busca al padre Karras en el uno contra uno… Karras flaquea, titubea, no se ha rehecho del mazazo que para él supuso la muerte de su madre, se siente culpable por haberla desatendido, cree que es un pecador de la pradera, jaaaal, y… baja los brazos… Satán se aprovecha de su debilidad y le desborda en dos zancadas y una levitación, ingresa en el área, dispara… y… ¡Gol!... ¡Goooooooollllllll del Maligno!… el duelo, igualado, disputadísimo, se resuelve en el último minuto de la prórroga…¡Qué partidazo!... Martínez, cardenal arzobispo de Barcelona y trencilla del trabado match, equidistante entre los contendientes, como buena parte del clero vasco entre quienes aprietan el gatillo y quienes ponen la nuca, decreta el final del trepidante encuentro que concluye una vez más con el triunfo del Mal pues Satanás… nunca duerme


PS.- Tolerancio, hasta las narices de los compadreos del clero diocesano con los políticos nacionalistas, sopesa muy seriamente la posibilidad de darse de baja del catolicismo para apuntarse al transfuguismo religioso e ingresar, por ejemplo, en las filas del cristianismo ortodoxo, de rito bizantino. ¿Algún consejo?



1 comentario:

Reinhard dijo...

¿Quiere un consejo? Si sigue creyendo en algo superior, mande a tomar por retambufa el credo católico y abrace el Islam: allí los clérigos follan y no se pone la otra mejilla bajo ningún concepto, pues recuerde usted que se pone la otra mejilla por sistema y se acaba ofreciendo el culo, algo de lo que mucho saben en Montserrat.