jueves, 9 de julio de 2009

De Rerum Futbolorum (I)


El sonderkommando Vázquez Montalbán, que en gloria esté, destacado precursor de la mayordomía charnega al servicio del catalanismo, que hoy llamaríamos mayordomía amontillada… -junto con los también finados y llorados Paco Candel y Pepe Rubianes, llorados hasta secar los lagrimales-… acuñó para referirse al régimen franquista la ocurrente expresión de nacional-futbolismo.

Cuántas veces no ha tenido Tolerancio que escuchar esa cantinela cansina, fatigosa: Franco aprovechó el tirón del fútbol (y poco menos que inventó los toros) para anestesiar a las masas. No obstante el fútbol como arma política de sedación masiva en manos de la dictadura creó sus anticuerpos y por ello los críticos locales del nacional-futbolismo franquista añaden al punto que, no pudiendo los catalanes expresar entonces y libremente sus sentimientos identitarios de pertenencia, se refugiaron por compensación en el único lugar posible que era, cómo no, el fútbol… en el Barça, que es más que un club. De modo que su bandera azulgrana… -que toma los colores de un cantón suizo, cuna del fundador de la entidad, Johannes Gamper-… fue durante años sucedáneo de la cuatribarrada bandera de Cataluña.
Así pues la afición futbolística es al mismo tiempo adormidera opiácea, como la religión para Marx, e instrumento de heroica disidencia. Que lo mismo vale el fútbol para un roto que para un descosido. Que lo mismo le digo una cosa que le digo la contraria.

Dejemos al Barça, por ahora, con sus directivos franquistas durante el franquismo, y centrémonos en el nacional-futbolismo… pues bien, nunca ha habido tanto uso y abuso nacional o nacionalizador del fútbol como en el presente, desde hace décadas en realidad, particularmente en Cataluña… y eso que Franco ya murió, toda vez que es cosa probada que el Registro Civil remitió al juez Baltasar Garzón el acta de defunción del general golpista.
Fútbol hasta en la sopa. Una cadena pública de TV, TV3, pagando una millonada por los derechos de retransmisión. El himno del Barça en las guarderías. Fútbol y Barça por acá, por allá y acullá. A todas horas. Claro que ya no es anestesia si no esparcimiento... y de interés general. Mira tú qué cosa.

Hemos tenido ocasión de comprobar el despliegue de medios, espacios urbanos de libre disposición, para que los hinchas del Barça celebraran a sus anchas los títulos del equipo de sus amores. Que los hinchas exaltados destrozan farolas, contenedores de basura, que causan desperfectos por valor de cientos de miles de euros… no pasa nada. Siempre que hablemos del Barça, por supuesto…
… porque si de lo que se trata es de instalar una pantalla gigante en la calle para ver la final de la Eurocopa de Naciones disputada por Alemania y España, junio de 2008, la cosa cambia y el ayuntamiento de Barcelona dice que naranjas de la China… que esas citas y celebraciones son ocasión propicia para que los alborotadores monten un sarao de agárrate y no te menees y arrasen a su paso con todo.

Se ve, pues, que la selección española es nacional-futbolismo… pero del malo, no del narcoléptico, sino del anfetamínico, euforizante hasta el punto de transformar a sus seguidores en vándalos, en sociópatas peligrosos a quienes acaban de grapar un cartucho de ketamina embrutecedora directamente en el córtex cerebral.

Para muestra un botón: lo sucedido unos días atrás en Tarrasa. Cierto que los energúmenos que lanzaron un cóctel molotov contra la pantalla instalada en plaza pública para seguir a la selección española en un torneo de pacotilla celebrado en Sudáfrica… -con la excusa de animar a Xavi Hernández, virtuoso centrocampista del Barça, cerebro y capitán del combinado nacional y oriundo de esa populosa villa vallesana-… fueron catalanistas radicales… pero dirán que esa presencia españolizante en Cataluña era una intolerable ofensa, una provocación en toda regla, y el incidente… -protagonizado por los chicos catalanes de la gasolina, parafraseando a Arzallus-… además de una minucia, una reacción, sino lógica, sí comprensible, disculpable. Es que andan provocando, nos dirán, mirando un partido de la selección del estado opresor… ¡Vaya ocurrencia!... Es que son como esas chicas que van luciendo minifalda por la calle y luego las violan… ¿Qué esperan las muy pilinguis?

Podrían haber abrasado vivos a unos cuantos niños, pero qué. Ni una detención. O mejor, tal y como afirmó un responsable de los Mozos de Escuadra: como la cosa no fue a mayores no investigaremos de oficio… salvo que medie una denuncia. A ese fulano le pagamos el sueldo entre todos… y cuando decimos todos contamos a los contribuyentes de La Almunia de Doña Godina y de Vitigudino, aunque no se enteren… que no se enteran.
Pruebe usted a tirar un cóctel molotov en una plaza pública pero desierta, sin una sola persona en varios kilómetros a la redonda, y, con o sin denuncia, veremos cuanto tardan en llevarle esposado a la checa de Les Corts para atizarle una somanta palos.

De continuo se profieren voces que alertan de la politización del deporte, del fútbol en concreto. Hemos visto a Laporta… -a quien montaron una moción de censura el año pasado, repudiado por todos como un apestado que agita su admonitoria carraca, y a quien ahora, los mismos, besan el trasero ancilarmente con gran acopio de lametones y babas-… ceder las instalaciones del club, con el beneplácito de los aficionados, incluso de los peñistas llegados en autocar desde Albacete, para festivales nacionalistas como los escenificados sobre el césped del Camp Nou por Ómnium Cultural y otras asociaciones afines. Afines y subvencionadas. Y a éstas distribuir, con el importe de las mentadas subvenciones, miles de silbatos para que los hinchas azulgranas pitaran gratis, a discreción, al Rey y al himno nacional en la final de Copa Barça vs Athletic de Bilbao celebrada en Mestalla (aunque TV-Ex nos hurtara la retransmisión en directo de ese momento impagable, la Pitada, que no la Marcha, Real, en un sonrojante ejercicio de manipulación informativa de la realidad).

Pero lo cierto es que no hay politización del fútbol sino, más evidente aún, futbolización de la política. Cuando Laporta criticó el astronómico desembolso del Real Madrid por Cristiano Ronaldo, una cifra, en efecto, descacharrante, más de 90 millones de euros, al punto tomaron el relevo ZP y Montilla para abundar… -cuando el amo levanta la veda, los rehaleros salen en descubierta-… en las palabras del mandatario culé. Aquél dijo que el Madrid se comportaba de un modo imperialista y no pocos le dieron cancha. Ni un día tardó un diputado de ICV, que son pizca más o menos la IU catalana, o catalanista, en proponer una ley que regulara los traspasos y fichas a percibir por los jugadores de fútbol profesional.

Incluso terció en la polémica el cardenal arzobispo de Barcelona, señor Martínez, el mismo que recibió con incienso en la basílica de La Merced a los ponentes del nuevo estatuto… -el estatuto del aborto libre y la eutanasia-… vistiendo sus mejores galas cardenalicias para decir que ese traspaso es un derroche incalificable en estos aperreados tiempos de crisis. Con la de penurias y hambrunas que hay en este mundo-valle de lágrimas… como si el fútbol, con anterioridad al fichaje de Cristiano Ronaldo, no moviera ya cifras desorbitadas, escandalosas.
Nada dijeron, pensando en la crisis y en la estrechez de tantos de sus semejantes, ni el portavoz del partido político que otrora practicó la clerofagia, ni su Eminencia, el ínclito Martínez, en sus prédicas, del despilfarro de fondos públicos que supone la incesante apertura de embajadillas carodianas, cuyo promotor… -que estos días se pasea por Cuba aunque no dará con sus huesos en Guantánamo-… tira de 29 tarjetas de crédito, ni 3 ni 4, 29, o de los informes, corta y pega, copiados de wikipedia y pagados a precio de oro por la Generalidad a familiares y amigos de cargos electos.

De modo que el fútbol condiciona, no ya la política, sino también la religión. Y es que el fútbol, nos dicen, es, precisamente eso, una religión. En Argentina, por ejemplo, se promueve una iglesia y culto maradonianos para elevar a los altares a ese ejemplo deslumbrante para la juventud y para la Humanidad en su conjunto que es Diego Armando Maradona, propagandista voluntarioso de Hugo Chávez, de Evo Morales y de cuantos tiranuelos de inspiración bolivariana medran por aquellas latitudes.
Los títulos se ofrecen a las advocaciones marianas o a los santos patrones de las ciudades cuyos clubes consiguen una sonada victoria. En Nápoles, sea el caso, las ofrecen a san Genaro, y en Barcelona a la Moreneta.

Pero este asunto da para más y deja Tolerancio para otra bitácora el análisis en primicia de la encíclica De Rerum Futbolorum que, según le ha hecho saber un topo infiltrado en el arzobispado de Barcelona -(un agente del CNI limpia-piscinas y planta-tomates)-, está elaborando muy sesudamente, con auxilio de los ángeles custodios a guisa de amanuenses y taquígrafos, el cardenal arzobispo señor Martínez.




1 comentario:

Reinhard dijo...

Malos y amargados escritores que reventaron de gordos y grasientos, artistas de pacotilla y abrazafarolas que se pasaron la vida comiendo pollas, policías corruptos y torturadores que atizan primero y preguntan-en español, claro-después, curas nacionalistas que se meten en camisa de once varas y no se ahorcan como Xirinachs, presidentes futboleros emparentados con la Fundación Francisco Franco, jueces prevaricadores que dejan escapar narcos, andaluces de Córdoba que capitanean el Sonderkommando de este inmenso Lager en el que se han convertido España.... Dígame, Tolerancio ¿ cuándo sale el primer vuelo-billete solo de ida- para Neverland?