viernes, 28 de septiembre de 2007

Nacionalismo y vudú (II)


Cuando los nacionalistas queman la efigie del rey o tirotean un retrato de Albert Rivera, queman y disparan al rey y a Albert Rivera, aunque en efigie. Es decir, consuman el regicidio crematorio y el asesinato del diputado de Ciutadans realmente, según la lógica interna de las reglas vuduistas. Estamos ante un mecanismo de transferencia dentro de un sistema simbólico de aprehensión del mundo. El fin del hechizo es que las mismas causas que operan sobre el objeto, el vehículo del rito, retratos en ambos casos, y lo destruyen, los efectos, se reproduzcan de manera idéntica sobre los destinatarios o sujetos vuduizados. Algunos antropólogos especializados en el estudio comparado de las cosmovisiones de pueblos ágrafos habrían incluido esta particular transferencia ejecutada por agentes nacionalistas en lo que llamaron a principios del siglo XX magia simpática y magia homeopática, por similitud o contacto según el caso, conforme a la premisa nuclear lo semejante produce semejantes efectos.

Hay definiciones y descripciones, incluso tipologías, del simbolismo para todos los gustos y paladares. En un punto coinciden la mayoría: el símbolo es siempre una representación de aquello que señala, sustituye o suplanta lo pensado, pero también puede sustituir el acto de pensar, el pensamiento, aunque no necesariamente y en toda ocasión, pues el sistema simbólico de representaciones convive o se solapa en los procesos cognitivos, pensamiento crítico, analítico y racional, de un mismo individuo. El poder del símbolo, que es siempre visual, o más ampliamente, sensorial, reside en su inmediata percepción y comprensión, y en las respuestas afectivas y dinámicas que genera. De ahí su enorme eficacia y su dimensión cultual, ritualística.
El símbolo pues, remite en parte a fases de la conciencia humana, sino primitivas, arquetípicas o primordiales, inhábiles o poco aptas para elaborar otro tipo de aproximaciones a la realidad que podríamos denominar elaboraciones racionales o científicas. No quiere ello decir que el simbolismo carezca de sus propias reglas, de su propia gramática y que debamos desprendernos de todo ese universo como de un fardo inútil, pues el hombre es, aún hoy, un contumaz constructor de símbolos y nadie es inmune a sus guiños, ni ajeno a sus mensajes. Tampoco es un fraude en sí, un insoluble cortocircuito de la inteligencia… siempre que nadie promueva la suplantación del raciocinio por la esfera simbólica, pues ésta última cubre también unas necesidades del alma humana, predominantemente emocionales, que forman parte de nuestra naturaleza y, como otras, requieren atención.

Es cierto que una desmesurada inflación simbólica, aquí al servicio de la tenaz construcción del hecho nacional e identitario, empobrece o atrofia otras facultades cognitivas disponibles para una inteligencia mediana, para un individuo mentalmente sano. Éste, supeditado al dictado de un entendimiento simbólico hegemónico concentra su energía y sus expectativas vitales en la necesidad imperativa y permanente de conectar con lo referido por el símbolo. Fuera de ello no hay nada, o casi nada, el páramo yerto donde sopla el viento glacial de la soledad y de un mundo demasiado extenso y reacio a la horma de nuestra limitada inteligencia. Y al individuo le aterra caminar por su propio pie lejos de un manto, de una mampara protectora. Sólo que no hay protección que no cobre diezmo o peaje.

Así tenemos que el símbolo que sustituye y deviene lo simbolizado, faculta una inevitable confusión o transferencia. Las ideologías del símbolo, como hay religiones del libro, promueven la centralidad del motivo y fin de su existencia, que no es otra cosa que el símbolo, que, siendo eficaz con su sola presencia, no necesitará en adelante de otras herramientas subalternas para su explicación. Lo que a nadie sorprende, o al menos a Tolerancio. Por lo tanto, el diálogo motivado y las argumentaciones de todo tipo, filosóficas o históricas, no conciernen al simbolismo y a sus parroquianos. No hay posibilidad de refutación, persuasión o convicción sencillamente porque dicha religión y sus feligreses sitúan su ámbito de actuación y recompensa en una dimensión distinta e impermeable a la lógica. No es que no estén capacitados para dialogar o razonar, sino que no tienen ninguna necesidad de hacerlo y de desviarse de su ruta. Es decir, los nacionalistas que dan una conferencia, como el senador del PNV que en Mallorca negó a los no nacionalistas el derecho a la vida o aquellos que queman al rey o tirotean a Albert Rivera en efigie, no están necesariamente locos desde un punto de vista clínico, aunque utilicemos a menudo esa expresión para describirlos -quizá el caso de Xavier Vendrell, de ERC, sea una clara excepción pues manifiesta síntomas evidentes de un desarreglo psíquico grave e irreversible-, sino que su dependencia simbólica ha inhibido parcial o temporalmente otras funciones de la inteligencia.

Cuando los nacionalistas queman un retrato del rey, como el brujo vuduista clava unos alfileres en un muñequito que representa a su víctima, están efectivamente quemando al rey, y cuando clavan un tiro en la frente en una foto de Albert Rivera, en su fuero interno, por transferencia simbólica, le están disparando de veras, lo saben muy bien, aunque no así nuestras leyes que, afortunadamente, se rigen por otros principios y por lo tanto, en buena lógica, no se les puede juzgar por asesinato, siquiera simbólico o metafórico. Pero, como queda dicho, a los nacionalistas no les ocupa ni importa la crítica, la censura moral a sus actos, que merecen nuestra firme condena cuando transgreden el marco jurídico -es decir, siempre- sino la crítica de sus símbolos. Por ello al no nacionalismo le compete la necesaria tarea de atacar a martillazos y hacer burla sacrílega de esos símbolos, sin descanso, cuando representan la negación de la libertad -siempre también-.


Breve bibliografía para aproximarse al complejo y fascinante mundo del simbolismo desde diferentes enfoques y disciplinas:

-Bettelheim, Bruno. Psicoanálisis de los cuentos de hadas.
-Cirlot, Juan-Eduardo *. Diccionario de símbolos.
-Cohn, Norman. En pos del milenio.
-Dumézil, Georges. Mito y epopeya.
-Eliade, Mircea. Lo sagrado y lo profano.
Mefistófeles y el andrógino.
Mito y realidad.

-Frazer, James George. La rama dorada.
-Freud, Sigmund. Tótem y tabú.
-González, José Lorenzo. Persuasión subliminal y sus técnicas.
-Izard, Michel. La función simbólica.
-Jung, Carl Gustav. Símbolos de transformación.
-Lévi-Bruhl, Lucien. El alma primitiva.
-Lévi-Strauss, Claude. El pensamiento salvaje.
-Panofsky, Erwin. Estudios sobre iconología.
-Sahlins, Marshall. Cultura y razón práctica.
-Turner, Victor. La selva de los símbolos.
-Van Gennep, Arnold. Los ritos de paso.


* Autor catalán que gozó de reconocido prestigio internacional en el ámbito de los estudios sobre estética y desconocido hoy para los grandes pensadores patrios, como Xavier Vendrell, de ERC, tan preocupado al parecer por el despertar de las conciencias.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Nacionalismo y vudú (I)


El nacionalismo dispone de diferentes recursos, humanos y materiales, y diferentes registros para alcanzar su meta. El consenso acerca de la meta que persigue, a pesar de los distintos acentos y senderos que transitan sus agentes, le confieren un cuerpo sólido, monolítico y compacto como la placa córnea de un prionodonte. Puede el nacionalismo acudir ataviado con impecable traje de raya diplomática a una disputada negociación con el presidente del gobierno y el ministro de Hacienda o a un edificante debate televisado, estrechar la mano del Jefe del Estado ante los reporteros gráficos en áulica y solemne recepción en palacio y decir con falsa bonhomía que hablando se entiende la gente… o desgañitarse insultando a los representantes del PP que acuden a la ofrenda floral de la Diada, quemar retratos del rey o amenazar a domicilio, con una foto tiroteada, a Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. Los sacerdotes del nacionalismo visten, pues, distintos atuendos, que van del terno elegante a la casulla, pasando por la capucha, según conviene, y ofician liturgias y ritos, conectados y solidarios entre sí, o sacrifican víctimas propiciatorias ante el altar patrio sin el menor cargo de conciencia.

Esta bitácora, y la próxima, tratan de nuestra religión nacional: el vudú, con motivo de los últimos aquelarres nacionalistas, con el fuego como elemento fundamental y las amenazas de muerte contra Albert Rivera.

Una de las más incógnitas, sorprendentes y heterodoxas artes del vuduismo es la llamada zombización de individuos. Las trapisondas y consejas vinculadas al vudú, el candomblé o la macumba, dicen que los zombis son muertos resucitados, no-muertos como Nosferatu rescatados de ultratumba. Desprovistos de voluntad, obedecen como autómatas las órdenes -son el negativo, la réplica maligna del legendario Golem, la bienhechora criatura de barro creada por el rabino Löw- de quien controla su corazón o su mente. Otros sostienen que no son sino personas vivas aún sometidas a una potente intoxicación curarizante mediante sustancias como la bufotoxina, el cloruro de suxametonio o la escopolamina, estupefacientes conocidos como suero de la verdad, utilizados por agencias de espionaje sin demasiados escrúpulos para sonsacar información a sus víctimas. En todo caso los narcóticos citados actúan como neurodepresores que en las dosis adecuadas pueden bloquear parcial o totalmente la capacidad motora del individuo, y su autonomía física, pero sin inhibir necesariamente sensaciones, placenteras o dolorosas, pues las terminaciones nerviosas no dejan de transmitir información al cerebro mientras duran los efectos del chute, como bien saben los más avezados torturadores (véase la tercera entrega de El Exorcista, magníficamente documentada y dirigida por el propio autor de la novela, William Peter Blatty).

El nacionalismo dispone de una amplia gama instrumental para propiciar el advenimiento de su paraíso en la tierra. Algunas de esas herramientas ya las conocemos: medios de comunicación, intereses empresariales, partidos políticos localistas, tejido asociativo generosamente subvencionado, el adocenado conformismo de la mayoría, los complejos de los partidos supuestamente nacionales y la perentoria necesidad aritmética de conformar mayorías parlamentarias con arreglo a la legislación electoral, la ambigüedad del articulado constitucional en determinados capítulos, la sentimentalización de las percepciones colectivas o la porosidad del individuo a influencias externas gracias a la desprotección intelectual progresiva mediante la manipulación histórica y el deterioro galopante de la conciencia analítica a través de una enseñanza académica teledirigida y devaluada. Todas esas armas son muy necesarias, pero su eficacia obedece a su dependencia del núcleo principal que les confiere sentido y las vertebra y que está a buen recaudo, como el arca de la alianza, en el sancta sanctórum del templo: el simbolismo y su poderosa capacidad de fascinación.

El no nacionalismo, como fase de la conciencia crítica y reactiva a una situación dada, que no es otra que el estado de cosas instaurado por el nacionalismo, camina siempre unos pasos por detrás. En esta encrucijada histórica y en estas coordenadas geográficas en las que aflora el no nacionalismo como una necesidad así percibida por un grupo heterogéneo de personas, creciente en número, el dominio del nacionalismo es abrumador y el uso del simbolismo su monopolio. El no nacionalismo recurre a la palabra, al discurso razonado para desenmascarar el fraude y descorrer el velo de la mendaz apariencia. Y así debe ser y eso debe hacer: ejercitarse con denuedo y persistencia en la reflexión compartida, fomentar y difundir sin descanso sus argumentos, darles marchamo doctrinario de verdad, de paradigma científico en expansión para generar una corriente de opinión consolidada, suficiente y apta para contender con el nacionalismo y atisbar un día en lontananza una mínima posibilidad de aspirar al empate técnico. Y conseguir, difícil tarea, arrebatar a la influencia nacionalista el mayor número posible de voluntades aún indiferentes que, de lo contrario, serán permeables a sus consignas y manejos hipnóticos. Pero todo eso no garantiza la intercepción y derrota del nacionalismo, la reducción del mismo a una mera anécdota.
El no nacionalismo no ha entendido aún que las cargas de profundidad deben dañar ese centro de gravedad permanente de su adversario que es el simbolismo: el simbolismo mágico de los sistemas de creencias de corte vuduista… la nave nodriza que alimenta todas sus terminales. El simbolismo mágico en su acepción patria e identitaria es el axis mundi, trasunto mitológico del cordón umbilical, que conecta el presente frustrante denunciado por el nacionalismo como un estado de oprobio y esclavitud con el pasado legendario e inexistente, pero cosificado y convocado ante una realidad futura, como un fantasma, por las proyecciones oníricas de la comunidad nacionalista, que en su periplo orbital y alucinatorio, sumergida en un bucle temporal, acopla a su fuselaje las venerandas reliquias de sus héroes y despide lejos de sí, como fango sobrante, las mortajas de sus víctimas.

Pero esto último, mejor que Tolerancio lo expresó el obispo Dietrich von Nieheim, como recoge Arthur Koestler en un pasaje de su novela El cero y el infinito. Añadan a la expresión original Iglesia la voz nacional y la composición quedará perfecta:

“Cuando la existencia de la Iglesia -nacional- se ve amenazada, deja de estar sujeta a los mandamientos de la moral. Cuando la Unidad es el fin, todos los medios están santificados: engaño, traición, violencia, simonía, prisión y muerte. Porque el orden es para el bien de la comunidad y el individuo debe ser sacrificado al bien común”.

Esto es lo que trataremos de desarrollar en la próxima bitácora.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Bermejo no perseguirá a los violadores


El ministro de Justicia desiste públicamente de hacer cumplir la ley de banderas y de pedir cuentas, a través de la Fiscalía, a quienes la infringen. Uno de los motivos argüidos por el ministro es que la ley de banderas se ha incumplido con anterioridad, se incumple en la hora presente y se incumplirá en lo sucesivo. Es el fatalismo judicial, su gran aportación a la Filosofía del Derecho. La declaración de Fdez Bermejo nos trae a la memoria alguno de aquellos pasajes de la obra de Céline, al copo de aforismos de un nihilismo aterrador y descarnado, de una misantropía ácida y corrosiva de desollado vivo, al tiempo que contundentes e incontestables del tipo el ser humano es un saco de vísceras locas por pudrirse. Claro que entre el talento literario del autor maldito y el del ministro socialista media un abismo insondable. Pero la conclusión es la misma: hay cosas que no tienen enmienda. En un caso el hombre, en el otro la ley de banderas.

Pero el señor Fdez Bermejo, no contento con tan honda reflexión, se ha superado a sí mismo. Según nos ha comunicado una fuente cercana al ministro, digna sólo de relativo crédito, aquél, y por la misma regla de tres, por la dificultad inherente a la prevención y represión de determinados delitos, porque se han cometido, se cometen y se cometerán, mientras el hombre sea lo que de él dijo muy gráficamente Louis Ferdinand Céline, y el mundo sea mundo, dejará de instar a la persecución y detención de los violadores. Pues siempre los ha habido, los hay hoy y es previsible que mañana también (acaba de salir a la calle el tristemente célebre violador del Valle de Hebrón). La ministra Salgado ha terciado en la polémica afirmando que siempre hay gente que tiene problemas de convivencia, pero no especificó si se refería a los violadores, a sus víctimas por llevar minifalda o al señor Fernández Díaz, del PP, abucheado y amenazado de muerte por los radicales catalanistas durante la tradicional ofrenda floral de la Diada.

En efecto, no son pocos los delitos de muy difícil prevención y represión, pero no se entiende que lo antedicho faculte su impunidad. Pues aunque siempre haya personas dispuestas, aún por diferentes razones, incluso algunas atenuantes, a apropiarse de los bienes del prójimo, pongamos por caso, es misión y competencia de las autoridades procurar por la completa erradicación de esa práctica delictiva o por la drástica disminución de su incidencia. Cierto que el incumplimiento de la ley de banderas, como la quema de retratos del rey, es una desobediencia -falta o delito, tipifíquenlo quienes sepan de la materia- recurrente, como ha manifestado sagazmente un responsable del gobierno tripartito en relación con los recientes episodios vandálicos y piromaniacos acaecidos en Gerona ante la pasividad de los mossos d’esquadra -que en la comisaría de Las Corts, por cierto, y repartiendo lana, no lo son tanto, pasivos-. Como también es recurrente el atraco a mano armada a sucursales bancarias y no por ello las fuerzas del orden se inhibieron a la hora de investigar, perseguir y detener al Solitario, gracias a la inestimable colaboración de la policía portuguesa -como sucede, por otra parte, con la captura de terroristas etarras, siempre gracias a la Gendarmería francesa, pues algunos agentes de la policía española obedecen otras consignas como pasar chivatazos a los sicarios de ETA al mando del aparato extorsionador de la banda para evitar su detención-.

Hay que concederlo, es difícil hacer cumplir la ley de banderas, sobre todo si no se quiere o no se tiene la menor intención o voluntad de hacerlo. Pero algunas de las cosas que adornan a la estirpe humana son su tozudez y su voluntad de superación ante retos complicados como la ley de marras, pero de corto recorrido, ZP dixit. La historia de la humanidad está repleta de hazañas, proezas y logros que nos infunden admiración y orgullo por la constancia e inventiva de nuestros predecesores. ¿Qué me dicen del agua corriente, la luz eléctrica y el papel higiénico, por ejemplo, cuando siglos atrás parecía menos que imposible solventar esos problemas y atender esas necesidades? Tampoco parecía sencillo que Schrödinger atinara al formular sus ecuaciones de onda, y ahí están, en los libros de texto. A poco que se estruje el magín, el imaginativo ministro de Justicia dará, seguro, con la solución adecuada.

PD.- A resultas de la visita del Dalai Lama a Barcelona, asunto tratado en la bitácora titulada Carod en el Tibet, hemos sabido que tan ilustre huésped padece desde entonces terribles secuelas psicológicas por causa del atroz suplicio musical al que fue sometido por inmisericordes agentes nacionalistas para sonsacarle una declaración que equiparase las dispares situaciones de Cataluña y el Tibet. No levanta cabeza el pobre y nos dicen que repite obsesivamente en sus rezos, o vagando errabundo por senderos y trochas con la mirada perdida, no el acostumbrado mantra, om, sino el pasaje de un de las cancioncillas que le infligieron sin descanso por espacio de varias horas: re... mena... remena nena… Que Dios o Buda se apiaden de él.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Champion-Li


No, el título de esta bitácora no reproduce el nombre figurado del protagonista de una chiflada película de karatekas made in Hong-Kong interpretada por Jacky Chan. España juega en la Champions League de la economía mundial. Lo ha dicho el presidente del gobierno. Crecemos más que nadie. Estamos a salvo de las fluctuaciones bursátiles y de la debacle de la subida de los tipos de interés que repercuten, y de qué manera, en el lío mayúsculo de los préstamos hipotecarios y de otras mil y variadas incidencias que amargan la existencia al sufrido contribuyente, recompensado eso sí con la prestación de unos servicios públicos que son la envidia de medio mundo.
El tren, no de cercanías, sino de la economía va a toda máquina. Nos sobra parné para dar viviendas a un precio irrisorio y a tutiplén (en Andalucía a quienes acrediten ingresos inferiores a 3.000 € mensuales -que es el 90% de los residentes en esa realidad nacional así definida en parte gracias al respaldo del PP a la reforma estatutaria), para procurar atención odontológica gratuita a los niños de entre 7 y 15 años -aunque lo deseable habría sido que la medida se extendiera a los niños de hasta 90 años, más necesitados probablemente de esa atención-, para ayudar a una natalidad activa con una mollar gratificación de 2.500 €, cheque-bebé, por recién nacido a partir del 04 de julio de 2.007, quedando excluidos los nacidos el 03 o el 02 de dicho mes, sin saber uno el por qué de esa chocante exactitud cronológica, o para inducir a los terroristas a dejar las armas, cheque-bomba, a cambio de una pensión casi vitalicia de 1.500 € al mes por catorce pagas anuales, incluidos las extraordinarias por disfrute vacacional.

Todo va de fábula que es un despiporre. E incluso el AVE llegará a la estación de Sants el 21 de diciembre a las 09h 27’ am. Cierto que en el mes de agosto se ha registrado un desacostumbrado incremento del paro, repunte -una cosa baladí, estacional, pura anécdota sin importancia, nos dicen- que sitúa la cifra de desempleados en más de dos millones, sobre todo procedentes de la construcción, por el bajón que ya se ha detectado en el hasta hace poco febril ramo del ladrillo y en el sector servicios por el anómalo verano -dichoso cambio climático- que ha perjudicado a la actividad y ocupación turísticas.

Pero son pocos los que han de apretarse el cinturón, sostiene la señora Carme Chacón, ministra de Vivienda. Lo dijo a cuento de las alarmantes noticias financieras, crediticias e hipotecarias, que han dado en llamar turbulencias, que llegan de otros países y que pasarán de largo, nos aseguran, sin afectarnos en absoluto. Jijíjajá, los prebostes de la Gran Banca sonríen y departen con el presidente tomando una tacita humeante de chocolate deshecho. Confianza que contrasta con el índice en aumento de impagados, morosos, hipotecas revisadas y el creciente volumen de negocios de algunas agencias prestamistas menos escrupulosas a la hora de solicitar avales al cliente que las entidades bancarias al uso. Por supuesto que nadie en su sano juicio puede tomarse en serio las palabras de la señora Chacón, tratándose de una trola más, pero se la pasaremos por su cara bonita. Total, entre tanta chorrada, una más no se nota. Claro que la reacción que provocan las declaraciones de la agraciada ministra a aquellas personas que van con el agua al cuello y que hacen auténticos malabarismos para llegar a fin de mes, seguro que es muy distinta. La señora Chacón habría hecho un buen tándem junto a un ministro que lo fue del PP llamado Álvarez Cascos que sostuvo en su día, imbuido de una preclara sapiencia económica, que los pisos no serían tan caros -por entonces el precio de la vivienda experimentó un incremento desorbitado- cuando la gente los compraba.

Uno puede entender que la pronunciación del presidente no sea del todo ortodoxa, champion-li, pero de este modo no desentona junto a la dicción de todo un rétor, un tribuno, un declamatorio actor de dramas shakespearianos como es su segundo y fiel escudero, don José Blanco, esto es ina-ce-table, solo que el símil es una chamuchina, una bobada insustancial, mínima, torpona, impropia de un presidente siquiera de una comunidad de vecinos, ni del apacible pueblo de Villanosabemosqué de Oscos, tres habitantes censados más el presidente y su séquito, donde ZP veraneó y durmió por las noches tan ricamente, tapándose con una colchita y todo pues refrescaba de lo lindo: una auténtica delicia estival.
En esto ha quedado la política social de este gobierno. Nada de audaces reformas, de planes a medio plazo, de un sistema razonado e implementado con medidas presupuestarias. Todo promesas, bagatelas, obsequios, dádivas, más o menos limosneras o boyantes, con un tufo electoralista que tira de espaldas, y algunas ni siquiera son del agrado del ministro de Hacienda*. Pero esto es lo que hay, y que habrá por mucho tiempo si no lo remediamos. Pues… ¿Qué podremos esperar de un país que consiente que sus bachilleres pasen de curso con 4 asignaturas suspendidas, deteriorándose de un modo seguro la calidad y la exigencia en la enseñanza y amoldando las venideras generaciones a la acomodaticia mentalidad subvencionada del gratis total y del aborregado conformismo a los dictados de la ideología dominante?

Pero a ese hombre le pasa algo, y no se trata sólo de la desafortunada comparación balompédica. Miren su cara, sus muecas, sus gestos. No es que sea inocente, como decían algunos y ya nadie cree, ni perverso como advierten otros, ni rematadamente idiota como nos inclinamos a pensar muchos sin excluir esta tercera posibilidad una mezcla, una participación elevada de la opción anterior. Ese hombre tiene cara de espanto. Ese hombre está enfermo. Toma algo, no sabemos qué, pero es algo potente. Nos jugamos el bigote a que da positivo en el control anti-dopping. Sí, oyeron bien… champion-li.

* Acaba de salir del horno la última promesa del gobierno ZP, vía ministra Chacón, para subvencionar parcialmente -a jóvenes de entre 20 y 30 años con ingresos inferiores a 22.000 € anuales- el alquiler de viviendas.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Carod en el Tibet


Uno de los mejores álbumes de Tintín sitúa la emocionante aventura en el Tibet. Allá acude el intrépido reportero en compañía del capitán Haddock y de su inseparable perrito Milú para rescatar a Tchang, El loto azul, tras un accidente aéreo en las nevadas cumbres del Himalaya. Afortunadamente el bueno de Tchang sobrevive gracias a la ayuda de El yeti, que es, todos lo celebramos, una bestezuela tímida y entrañable.

El líder político y espiritual de los tibetanos, el Dalai Lama, nos ha honrado recientemente con su visita. Al quite, los diseñadores y publicistas del catalanista way of life le cursaron invitación para fechas coincidentes con la celebración de la Diada y con ánimo confeso y evidente de que tan insigne y admirado personaje, referente del pacifismo y del buenismo mundiales, estableciese supuestos paralelismos entre el Tibet sometido a bayonetazos por el régimen chino y Cataluña sojuzgada y expoliada por España.
Pero no se salieron con la suya. Cierto que el prohombre del budismo, afable huésped de contenidas formas -le basta para su frugal refrigerio una escudilla de arroz hervido-, le colocó a Carod un pañuelo ritual, o cata, al cuello o en la cabeza, como sincero acto de agradecimiento, avisado por sus asesores de que esa augusta testa ya fue distinguida en su día, como el nazareno, con una réplica de una corona de espinas ante los históricos muros jerosimilitanos. Testa, la de Carod, que por razón de su amplio perímetro craneal admite todo tipo de complementos para el ornato capital masculino.

Si han leído alguna de las obras de Lobsang Rampa, como El tercer ojo -y no hagamos chistes fáciles- difundidas en los años 70 en España por la editorial Destino, sabrán que los lamas del budismo tibetano están hechos de otra pasta. Obtienen un rendimiento extraordinario de su cerebro, impensable para el sedentario y acomodaticio hombre occidental, y su capacidad de resistencia física al dolor y a pruebas exigentes y duras no conoce parangón. Son capaces de levitar tan ricamente, se escinden a voluntad de su cuerpo en sueños para realizar viajes astrales a distantes confines del planeta sin contratar los servicios de Viajes Halcón, respiran sin mover unas finísimas laminillas situadas bajo las ventanillas de la nariz a guisa de entrenamiento para la meditación, emiten sonidos heterotópicos allende el aparato fonador, gozan, entre otros muchos, de los dones de la telekinesia y de la telepatía y pueden arrastrar un carro de combate con las pelotas.
Quizá todo sea una exageración, pero Tolerancio vio en un documental como esos simpáticos monjes de reluciente calvorota celebran la llegada de la primavera dándose una duchita la mar de tonificante debajo de placas de nieve durante el deshielo, sin hacer una sola mueca, un mohín desaprobatorio, y esa proeza le basta para sentir por ellos no poca admiración.

No contaban con esa pasmosa y heroica resistencia del Dalai Lama, acreditada por las antecitadas y sorprendentes facultades, y aunque le insistieron en un aparte para que largara unas declaraciones al gusto nacionalista, no obtuvieron el resultado apetecido. Por eso, nos dicen fuentes dignas de todo crédito, que el líder tibetano fue llevado a un rincón del palacio de San Jaime, entre bastidores, y le instaron una vez más a que equiparase Cataluña y Tibet. Ante una nueva y decepcionante negativa sus anfitriones trocaron astilla por palo y adoptaron medidas más drásticas. En efecto, le colocaron unos auriculares y le enchufaron sin escrúpulos una hora entera de audición de temas interpretados por Nuria Feliu y Guillermina Motta. Y el hombre hubo de dar su brazo a torcer entre espeluznantes alaridos de dolor e incontenibles y espasmódicas arcadas. Para una cosa así no los preparan en sus monasterios y pagodas. La hipotética repetición de la crudelísima tortura, infinitamente peor que todo el refinado repertorio de los muy doctos agentes de la checa pequinesa, le provocó un escalofrío de terror que recorrió todo su venerable espinazo.
Con todo y con eso el Dalai Lama accedió a realizar una, en el fondo, intrascendente declaración, muy diplomática, genérica, acerca de las ansias de libertad de los pueblos tibetano y catalán. Poca chicha para tanto despliegue mediático.

Y el Dalai Lama se fue, cierto que no por los aires agitando los brazos como si hubiera ingerido un par de latas de Red Bull, sino en una aeronave comercial, cavilando como superar el karma, escapar de la tediosa rueda de las reencarnaciones, alcanzar el nirvana y fundirse en Buda o ser un buda, que no un hijo de buda. Tentado anduvo, dicen, Carod Rovira, de convertirse en discípulo del maestro, del idolatrado gurú, y caminar a su lado por los senderos del ancho mundo para impregnarse del inagotable venero de sabiduría del maestro con una escudilla en la mano para recoger modestos óbolos y alimentos que ayuden al sustento de ambos y un balde para depositar las impurezas inherentes a la condición mortal. ¡Cuanto bien le haría a Carod pasarse una larga temporada en el Tibet pastoreando rebaños de yacs y poniéndose morado a base de yogur elaborado con leche recién ordeñada!

sábado, 15 de septiembre de 2007

5 imágenes y 896 palabras


Estos días hemos visto publicadas varias fotografías en la prensa con la evidente finalidad de ponderar el nivel de placaje estomacal de los incautos lectores. Constituyen pues una suerte de analítica orgánica, de biopsia virtual por sorpresa, para determinar el estado de salud del lector. Dichas fotografías ilustran diversas noticias y aunque se comentan por sí solas Tolerancio añadirá una breve nota a cada una de ellas, lamentando no poder reproducirlas pues carece de los conocimientos necesarios para escanear esos documentos gráficos y añadirlos a la bitácora al tiempo que no en todos los casos podrá referir con exactitud la fecha de publicación. Siendo esto un obstáculo de no poca importancia procede no obstante a la anunciada y breve glosa:


Foto 1: Anxo Quintana en una galescola (foto aparecida en el diario El Mundo). Si tienen la foto delante atiendan al semblante del gerifalte del BNG -ya saben, be-ene-ge- contemplando con un brillo libidinoso en la mirada a unos pequeñuelos que se balancean en un columpio. Da miedo. Transmite al espectador una sensación inquietante y desea éste que la visita a la guardería concluya lo antes posible y que Quintana no quede a solas con los niños en ningún momento, pues acaso le anima la aviesa intención de enseñarles… el himno gallego.

Foto 2: Montilla en Iznájar (foto aparecida en el diario El Mundo). El sonderkommando del nacionalismo, don José Montilla, unos días antes del 11-S pasea por las calles de Iznájar, su pueblo natal y recibe el caluroso aplauso de un par de vecinas entusiasmadas con la promoción social del hijo de la villa, que gustosamente las multará si deciden trasladarse a Barcelona y tienen la feliz idea de montar un comercio de ultramarinos rotulado en castellano. El converso, el agente del nacionalismo en su disfraz de charnego agradecido, y con aires de mister Marshall en la foto, de señorito que gira visita a su descomunal latifundio, equipara en unas declaraciones ambos estatutos, el catalán y el andaluz (apoyado en las urnas por los capitostes locales del PP encabezados por el señor Arenas) sacando el lector al punto la siguiente conclusión: que el estatuto andaluz era el estatuto-trampa o tapadera para colarnos el catalán.

Foto 3: foto de archivo del presidente de la ACVOT junto a Ibarreche (aparecida en el diario El Mundo). A raíz de la presencia de cargos electos del gobierno autónomo en el funeral por el nacionalista mártir y suicida, mosén Xirinachs, y del trato de favor recibido por dos terroristas de ETA encarcelados en Cataluña, cómplices necesarios en el asesinato de un concejal del PP de Viladecavalls, y su consideración como presos políticos en palabras de la directora del centro, señora Serra, respaldada expresamente por la consejera Tura, el presidente de la ACVOT ha efectuado por estas causas sendos reproches a las autoridades. Para ilustrar la noticia el diario rescata una foto de archivo del señor Manrique tomando la palabra en un homenaje-trampa del gobierno tripartito vasco a las víctimas del terrorismo. El dinero de las subvenciones es a veces amargo por el papelón que a uno le toca interpretar, pero ándese el interesado con tiento si se salta más veces el guión porque el grifo puede cerrarse en un santiamén.

Foto 4: Sirera, del PP, brinda con los gestores nacionalistas en la recepción oficial del parlamento autónomo con motivo de la Diada (publicada en el diario El Mundo, 11/09/07). Apréciese en la instantánea que el único figurante que no extiende brazo y copa de espumoso -no le dejan sitio y le da apuro meter el codo- es el nuevo dirigente del PP catalán. Unos segundos más tarde y el reportero le habría sorprendido alzando la copa. Pero la foto traslada la impresión un pelín triste de que ninguno de los presentes desea en el fondo su compañía ni se aviene a entrechocar con Sirera la cristalería de Bohemia. Es el patito feo de la reunión. A eso se expone uno cuando acude a un evento donde no se le espera y la invitación cursada a su nombre no es sentida sino un obligado formulismo.

Foto 5: Ejecuciones a gogó en Teherán (en la separata dominical Crónica de la semana del diario El Mundo, 09/09/07). Hasta dieciséis reos ejecutados -en la foto aparecen tres- en una jornada de pública expansión con el ahorcamiento como asunto monográfico. Los infelices penden de grúas inmensas y forman una suerte de bosque dantesco y cobran la apariencia de un horripilante racimo humano. Son como los péndulos de un heterodoxo y colosal zahorí. A sus pies germinará la alucinógena mandrágora si fueran ciertas las consejas brujeriles que atribuyen esa fecunda cualidad a la semilla del reo ejecutado por ese procedimiento. Las condenas capitales, según nos cuentan a pie de foto, obedecen en muchos casos a delitos menores, tratándose de una condena desproporcionada y orientada al escarmiento y a la disuasión del crimen. Tampoco faltan homosexuales. No consta en cambio que el dirigente socialista Pedro Zerolo se personara allí en una misión humanitaria-relámpago para interceder ante las autoridades por la vida de todos y en particular por la suerte de aquellos que compartieron en vida su misma orientación sexual.

Hay, en efecto, imágenes que se comentan por sí solas y vale cada una de ellas por mil palabras. Aquí cinco imágenes, todas espeluznantes a su manera, valen por las exactamente 896 palabras que componen esta bitácora.

jueves, 13 de septiembre de 2007

La chorrada de las banderas


Lo ha declarado así un insigne munícipe socialista del ayuntamiento de Reus: lo de las banderas es una chorrada. Habrá que decirle al correligionario del señor Montilla que, chorrada o no es ley, recientemente avalada por una sentencia del Tribunal Supremo, instancia judicial, por otra parte, que a Tolerancio le infunde el mismo o parecido respeto -se lo ha ganado a pulso- que el asesor de imagen de Paris Hilton. Pero, por una vez, arrimaremos el ascua a nuestra sardina.
Para algunos lo de la bandera es una chorrada, pero se guardan los muy pillines de añadir española, pues advertimos que a otras banderas le rinden un culto fervoroso y desmesurado rayano en la idolatría. El amontillado cofrade de Reus, y los de su cuerda, siempre le restan, de palabra, importancia a las cuestiones simbólicas, pero a la hora de la verdad son las únicas que cultivan y las únicas en la que basan su acción política y de gobierno. Achacan a otros que sólo les preocupa ese asunto, que incluye la lengua, pero que, burla burlando, constituye el apartado monográfico de su infecundo -pero bien remunerado- tránsito por la política, que aúna esfuerzos y provoca consenso y parabienes en el seno del gobierno tripartito y ultranacionalista dirigido por el sonderkommando o kameraden polizei José Montilla.

Para atender denuncias sobre rótulos comerciales promovidas por voluntariosos chivatos conectados a las agencias represoras del monolingüismo oficial, incumplir sentencias que instan a incluir el casillero de lengua escolar a criterio y elección de los padres en los impresos de matriculación, desoír olímpicamente el decreto de ampliación a tres horas semanales de la asignatura de lengua española e incrementar las medidas de inspección dentro del universo concentracionario y regimental de la inmersión lingüística… para eso sí que están y a partir un piñón además, los tres socios más CiU, siendo su eficacia en ese ámbito más que notable. Para el empleo estable, el suministro eléctrico en condiciones a los usuarios, el acceso asequible a la primera vivienda o la contención del precio de los artículos de primera necesidad y para otras muchas cosas de hondo calado… para eso no están ni se les espera, ni saben cómo gestionarlas. Ni falta que les hace.

Estos días portavoces -y articulistas afines- del gobierno insisten en la necesidad de cumplir la ley en relación a la asignatura denominada Educación para la ciudadanía -e incluso AI, Amnistía Internacional, se suma a la pedagógica causa- puesto que uno de los pilares del Estado de Derecho, dicen, es el imperio de la ley, el acatamiento y cumplimiento de la misma. Ese mismo celo se echa en falta en el capítulo de la ley de banderas, y en otros muchos -como la ya referida presencia del casillero famoso en los impresos escolares de pre-inscripción- acaso porque les parece una chorrada irrelevante. Por otro lado, ésta de las banderas, es una ley económica y barata como pocas, pues no precisa ser implementada con partidas presupuestarias ni cosa parecida. Sólo requiere un mástil y una bandera y el mínimo dispendio energético de izarla y arriarla cuando toca en la balconada consistorial -nos da en la nariz que será mucho más complicado dotar de vivienda gratuita o casi, bien que por mandato de una ley de rango autonómico a todo aquel ciudadano residente en la realidad nacional andaluza que acredite unos ingresos inferiores a la nada desdeñable cifra 3.000 € mensuales-. Será una chorrada si quieren, pero poco o nada onerosa para las arcas públicas.

Pero las campechanas declaraciones del munícipe socialista de Reus son más falsas que un duro sevillano. Claro que le importan las banderas, pero sólo las que son de su agrado. No hay que ser un lince para verlo. Y no hay lugar en el mundo donde la bandera informa el paisaje cotidiano con tanta profusión como en Cataluña, por lo que, con arreglo a la opinión del edil socialista, habríamos de concluir que ocupamos con largueza y distancia sobre nuestros perseguidores el puesto número 1 mundial de empecinados amantes de la chorrada.

Por eso desde esta bitácora, y por 0’25 € por cada respuesta posible, invitamos a quien así lo desee a añadir a la siguiente lista un artículo o lugar donde haya visto en cualquier formato una bandera catalana o su reproducción para aprontar una idea siquiera aproximada de la desatada pasión vexilológica que tan fervorosamente nos conmueve a los catalanes:

Por ejemplo…

como cinta de un envase plastificado de almendras garrapiñadas en un quiosco de chucherías del parque de la Ciudadela,
… en el logotipo de unas servilletas de papel a disposición de los clientes en cada mesa de una cafetería de Campdevànol,
… en un mástil ante la fachada del hospital Trueta de Gerona,
… en un saco colector para cascotes en obras de reforma y demolición en la plaza Navas de Barcelona,
… en las banderas de las centrales sindicales mayoritarias, UGT y CC.OO, y también de la USOC, contenta ésta última con recoger las migajas que dejan las anteriores por lo que su disposición a lamer los pies de la administración local es aún mayor,
… en el vestíbulo de una empresa dedicada a reparar ordenadores en la calle Tamarit de Barcelona,
… sobre las tartas de yema tostada en los escaparates de las pastelerías,
… en la parte trasera de un automóvil junto a la matrícula y un adhesivo con un simpático pollino,
… a la entrada del edificio de la ONCE, lunes 10/09/07 a las 19 h 30’, y no es broma, en la confluencia de la avenida Mistral y calle de Llançà… -tal y como advirtió Tolerancio al apearse del autobús de la línea 141-… ¡¡¡Que no la pueden ver, pobre gente!!!

… y muchas otras y las anteriores rigurosamente ciertas todas ellas.

No habríamos de admitir que el cumplimiento de una ley representativa como ésta quede al albur de personas individuales, valientes y corajudas como Regina Otaola, alcaldesa de Lizarza, pues todo aquello que integra el fundamento del Estado, en sus diferentes ámbitos, incluso el simbólico -aunque ese zampabollos de Reus nos largue que es una chorrada- garantiza los derechos y libertades de todos. Por cierto, leemos en el diario El Mundo en su edición del 11/09 que en varias alcaldías mallorquinas gobernadas por el PP, el partido de los paladines Sirera y Fdez Díaz, no ondea la bandera española, es decir, exactamente uno de los motivos por los que la señora Otaola, también del PP, está arriesgando su vida.

domingo, 9 de septiembre de 2007

En otros países...

Desde Gerona.


El encabezamiento de esta bitácora es otro de los latiguillos -como sucede con el tan cacareado a nivel de calle no hay problema lingüístico- que hacen fortuna a la hora de afrontar toda polémica que salta a las páginas de actualidad. Tal cosa -el carnet de conducir por puntos o el más reciente y sorprendente anuncio de inversión en bolsa de una parte del fondo de reserva de las pensiones, o lo que sea- se hace en otros países. Y esta es la medida que pondera la bondad de una determinada iniciativa gubernamental: si se hace o no en otros países, pues parece que a nuestros dirigentes les atenaza la adopción de medidas originales, propias, acaso atribulados por la carga que supone para sus laceradas y sufridas espaldas el desgaste de la gestión pública.

Años ha se decía en los países civilizados, pero esa fórmula ha decaído porque o bien se supone que ya lo somos, civilizados, o bien porque la conciencia crítica respecto del llamado eurocentrismo ha ganado tanto terreno que la vergüenza de lo que somos, la autofobia sistemática, reverso de la xenofilia permanente, impregna en Occidente todo el discurso dominante.
Hay otra expresión más moderada que alude a los países del entorno. Que es un sucedáneo de la anterior y que habría de ser también fulminantemente erradicada del discurso si es que somos sensibles a la llamada alianza de las civilizaciones y no hacemos ascos, que es lo que se lleva, a la morfología comparada de las culturas en clave relativista, pues, según nos dicen, y es el mensaje predilecto de los gurús del irenismo, del buenismo universal, de todos tenemos algo que aprender, sean países o culturas del entorno inmediato o distantes.

Pues aceptamos el desafío y vamos a jugar a lo que hacen en otros países, más o menos civilizados, más o menos de nuestro entorno, más o menos lejanos o más o menos susceptibles de estrechar lazos en aras de la salvífica alianza civilizatoria para tomar nota e incorporar esos ítems o sugerencias a nuestro modo de vida tan decadente, tan occidental, que es la causa, eso parece, de cuantas injusticias y calamidades -guerras, catástrofes naturales, climáticas, etc- sacuden al planeta y a la estirpe humana. Para bien o para mal.

-En otros países… -Francia, Italia, Gran Bretaña, donde existen poblaciones con un idioma distinto al oficial en todo el territorio del estado, por ejemplo el catalán en el Alguer, Italia, en Conflent, Francia, o el córnico (aún quedaba un hablante a principios de siglo) en Cornualles, Gran Bretaña-… la escolaridad pública se efectúa exclusivamente en el idioma oficial en todo el territorio de las citadas naciones… ¿Les copiamos el modelo?
-En otros países… -Estados Unidos y Cuba, y en otros muchos-… existe la pena de muerte.
-En otros países… -Arabia Saudí, cuyo monarca acaba de recibir una condecoración principalísma, a saber si el Toisón de Oro o la Real Orden de la Jarretera, de manos de Su Majestad el Rey-… lapidan, es decir, apedrean hasta morir a los adúlteros.
-En otros países… -Cuba-… reeducan a los homosexuales y aún en otros… -Irán o Egipto-… los ejecutan, sorprendiendo en toda ocasión la inasistencia del señor Pedro Zerolo al palco de invitados para efectuar una audaz protesta.
-En otros países… -Cuba-… la adquisición de una máquina de escribir debe ser comunicada a las autoridades y éstas deben dar su beneplácito, previa pesquisa de las virtudes o tachas del peticionario y su probada lealtad al régimen castrista.
-En otros países… -Finlandia-… el 60 % de los hogares cuenta con un subfusil de asalto en el trastero, junto al disfraz de Papá Noel, para repeler una posible invasión, antes soviética, ahora rusa.
-En otros países… -Francia-… los escolares se ponen en pie al entrar el profesor en el aula.
-En otros países… -Unión India-… el infanticidio femenino por desatención es una práctica socialmente tolerada que provoca la muerte anual de cientos de miles de niñas. Hay quien elevas la espeluznante cifra a unos dos millones de víctimas.
-En otros países… -Marruecos-… los padres conciertan las bodas de sus hijos sin atender a razones de edad o sentimientos.
-En otros países… -Singapur-… te pueden ejecutar por fumarte un porro.
-En otros países… -Malasia-… la escultural cantante estadounidense Beyoncé Knowles debe tapar pudorosamente sus curvas voluptuosas para actuar en concierto… miran que son tontos del culo.
-En otros países… -Andorra-… no está permitida la sindicación de los trabajadores.
-En otros países… -Emiratos Árabes-… la poligamia, pero no la poliandria, está permitida.
-En otros países… -China-… el número de hijos de una pareja es una decisión que compete a las autoridades. Se han producido ejecuciones, es decir, asesinatos por incumplir las directrices oficiales (la munición la costean los familiares).
-En otros países… -Islandia, Japón, Noruega-… no existen restricciones a la pesca de cetáceos a pesar de las disposiciones internacionales.
-En otros países… -Bélgica, Italia, Ecuador-… es obligatorio votar bajo pena de multa o sanción administrativa.

Y en otros países… -España-… se invierte en bolsa el fondo de las pensiones porque se hace en otros países (¿Cuáles?) con o sin crack bursátil a escala mundial. Pero a los terroristas se les besa ancilarmente el trasero, como a De Juana Chaos, mientras en otros países... -Francia-... la Fiscalía pide para ellos cadena perpetua.

Y aquí lo dejamos, pues podríamos seguir con la cantinela de marras, en otros países, hasta el fin de los tiempos. Pero un dato se manifiesta diáfano al punto: habrá cosas buenas y malas acá y acullá, la clave consiste en saber discriminar y elegir lo bueno, lo conveniente. Ahora bien, idiotas los hay en todas partes. Sólo nos faltaba copiarlos o importarlos, como si no tuviéramos bastante con nuestra cosecha propia.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Galicia: tics pederastas del gobierno regional

Desde Gerona


El gobierno ultranacionalista de Galicia, compuesto por PSOE y BNG -pronúnciese be-ene-ge-, instaura la pederastia política pues pretende que los niños aprendan en las guarderías el himno gallego. No es una broma. A la brava. A calzón quitado, en el peor de los sentidos tratándose de galopines en su más tierna edad. Nacen las galescolas donde no la enseñanza, sino el adoctrinamiento se impartirá íntegramente en gallego para formar a los pioneros, a los morozov, pañuelo al cuello, de la galaico-imbecilidad. Hemos sabido que los peques que deslicen alguna palabra en castellano en las aulas o en el patio a la hora del recreo, se quedarán sin su merienda de Nocilla y los reincidentes llevarán una buena tanda de azotes en el trasero. El castigo físico estará admitido por el bien de la patria y de la deseable e intensiva inoculación del patógeno virus nacionalista.

Tan pequeñitos, pobrecitos de os peixes… -pues también a las clases de párvulos les pondrán nombres de simpáticas bestezuelas, como en casa, que si dofins, cargols o peixos-… y en pañales ante la vorágine del esencialismo identitario. Pocas noticias alcanzan el grado de inmundicia de esta suerte de incursión pederasta del nacionalismo en el ámbito de la pedagogía, o mejor, de la puericultura. En opinión de Tolerancio aquellas asociaciones comprometidas con la defensa de las libertades y de los derechos individuales, en el presente caso del menor, conculcados sistemáticamente y con gran alborozo por los diferentes regímenes nacionalistas, avalados todos por el PSOE -en su día por el PP y siempre por los más altos tribunales-, deberían ejercer alguna acción legal conducente a demostrar, en efecto, la existencia de la pederastia política, himnódico-educativa, en esta sonrojante iniciativa del gobierno del socialista Touriño, el sonderkommando gallego, como nuestro Montilla, pero con el nivel C de la fala galaica acreditado y sin horas extra de academia.
Dirán que tal figura, la pederastia política, no existe, que no está tipificada y que la demanda no prosperaría. Pero el no nacionalismo habrá de entender algún día que las batallas se ganan o se pierden sólo si se acude al campo del honor. Que a veces una derrota es el semillero de victorias futuras y que no es mala cosa ejercitarse en el palenque para forjar temple y musculatura.
Es verdad que la anunciada subespecie de pederastia a practicar en las guarderías y galescolas por los agentes del BNG y palanganeros del PSOE no supondrá para los peques daños físicos que podría establecer un análisis médico o forense, pero sí es una suerte de aberrante violación mental.

A mayor abundamiento, el himno gallego, desconocido para Tolerancio hasta la fecha, fue transcrito estos días atrás por el diario El Mundo. La melodía dice mucho de quienes están dispuestos a cantarla llevándose la mano al corazón, suponemos que por causa del conato de taquicardia que le da a uno, si no es un pedazo de atún, al entonar tamaña patochada. Los versos llaman literalmente imbéciles a quienes no hablan gallego o más literariamente a quienes no comparten o comprenden el hecho nacional de los adoradores de Breogán, el legendario inflagaitas que hace sonar el melancólico instrumento envuelto en un misterioso halo de brumas.
Sabido que se han emprendido campañas de diversa índole para adecentar himnos, escudos -hubo en su día cierta polémica en Francia por cuenta de algunos pasajes gore de La Marsellesa, y que sorprendentemente no ha afectado a Els Segadors con sus edificantes tajaduras a golpe de hoz, o por los mahometanos decapitados del escudo de Aragón o los perros de presa del escudo canario- y otros símbolos patrios con tintes hoy siniestros o xenófobos, el birrioso himno de Galicia reclama a voz en grito una remodelación a fondo.

Los niños de hasta tres años pasan, según la teoría freudiana, por una fase de fijación oral y después anal del placer. Quiera el cielo que esos niños programados nacionalmente por los paladines de Breogán, asocien por una conexión simpática y cronológica el himno que les obligarán a aprender de memoria con una de las primeras palabras que pronuncia todo pequeñuelo: caca. Es indudable que los nacionalistas pretenden todo lo contrario, que asocien la nación a la madre efectuando una suerte de trasvase de amor filial hacia los emblemas patrios, animados por el hecho irrebatible de que madre no hay más que una y que sólo se puede amar de verdad a una sola mujer, pues como asegura el bolero del inmortal Bambino ¿Cómo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco? El único consuelo que nos queda es soñar con que esos niños, ya en la edad adulta, sepan decir adiós cuando vacíen la cisterna del retrete al hacer caca a toda la mandanga nacionalista que les inocularán mediante un chute de patrioterina en pleno córtex cerebral.

Por otro lado Tolerancio se dirige desde esta modesta bitácora a los responsables del gobierno parapederasta o pederastoide de Galicia para proponerles la sustitución de esa castaña pilonga que tienen por himno, una verdadera morralla entre pseudo-druídica y más vandálica que sueva, por la versión que hizo en su día Siniestro Total del gran tema titulado Sweet Home Alabama, que decía así, más o menos: Minha terra galega/ donde el cielo es siempre gris… Pero claro, con ese zote de Quintana -que dice llamarse Anxo- tan chiflado como Beiras, esperpéntico y valle-inclanesco, pero sin una pizca de la gracia estrafalaria de su antecesor, y el palafrenero de Touriño, réplica galaica de Montilla, cómo no, han preferido el rencor de Os Resentidos.

martes, 4 de septiembre de 2007

A nivel de calle


Tolerancio hablando días atrás con un conocido acerca de la escolarización monolingüe en catalán corregida y aumentada por el tripartito ultranacionalista del sonderkommando Montilla, tuvo que escuchar de un conocido -pues no goza de la facultad de esfumarse, de teletransportarse como los personajes de la serie de ficción Star Trek cuando la conversación le provoca náuseas- el siguiente comentario:

¿Quieres decir que no exageras un poco? A nivel de calle no hay problema. A mí nunca me han prohibido hablar en castellano.

Y eso que el interfecto afirmó disentir de los planes de inmersión lingüística perpetrados por los nacionalistas y palafreneros afines durante más de tres décadas. El tal comunicante vería con buenos ojos, eso dijo, una presencia mayor del idioma español en las comunicaciones oficiales de la administración local y autonómica y también en la escuela. Menos mal. Qué no dirán los parroquianos tripartíticos más recalcitrantes.

Ya está uno harto de la dichosa cantinela del a nivel de calle. Tolerancio replicó a su interlocutor que no le estaba hablando de lo que sucedía a nivel de calle, ámbito del discurso o del problema, la calle, que no le ocupa, sino de lo que ocurre fundamentalmente a nivel de escuela, a ver si nos entra en la mollera. Que una cosa es hablar de la reproducción del ornitorrinco y otra de las flatulencias bovinas. Hablemos de una cosa o de la otra, pero no de ambas simultáneamente.
En realidad son muy pocos los problemas que a la hora de la verdad se perciben al tantas veces invocado nivel de calle, fuera de episodios de inseguridad ciudadana, limpieza de la vía pública por presencia abusiva de deyecciones caninas, conducta incívica de ciclistas transitando por la acera reservada antaño a los peatones o apagones de la red eléctrica, tan eficazmente gestionada por los últimos ministros de Industria, señores Piqué, Montilla, el sonderkommando, y Clos, el anestesiado anestesista.

El comentario a mí nunca me han prohibido hablar en castellano denota una híbrida combinación de solipsismo radical conjugado con una dosis considerable de imbecilidad colectiva., pues si se trata de evaluar o ponderar la existencia y gravedad de un problema en base a nuestras propias experiencias vitales, Tolerancio habría de concluir que ni siquiera la inseguridad ciudadana es un problema real, pues a él no le han robado o atracado hace más de 20 años. Tampoco habría violaciones porque Tolerancio no ha sido violado… -toquemos madera-… así como otras muchas modalidades delictivas, inexistentes porque no las ha padecido en primera persona.
Pero no se trata de si nos prohíben o no hablar en castellano en la calle, o en dialecto turcomano con las consonantes duplicadas o rascarnos la nalga derecha si nos pica, que es una manera absurda pero eficaz -mucha gente la repite- de evadir la respuesta y de no pararse a meditar seriamente sobre el asunto. A mayor abundamiento a nivel de calle son contados los motivos que devienen problemas de convivencia o discusiones acaloradas entre transeúntes. Por eso si hemos de conceder carta de naturaleza a un problema por su pálpito o dimensión callejera descubriríamos aliviados que apenas tenemos problemas y que vivimos en una sociedad perfecta, un Mundo feliz, pero de verdad y sin segundas. Que ésta es una sociedad que funciona como un preciso mecanismo de relojería, bien engrasado y sin el menor desajuste, pues la carestía de la vivienda, la precariedad laboral y otros de similar calado rara vez son pregonados megáfono en mano por la vía pública para transmitir a los demás nuestras inquietudes y quebrantos por tan relevantes materias. Hoy hemos sabido que en este mes de agosto ha aumentado el desempleo considerablemente y no se han producido ni algaradas callejeras ni hemos visto barricadas.

Efectivamente a nivel de calle apenas se nota o se percibe nada, salvo que la gente anda amoscada por el desbarajuste político reinante y no se aventura a decir esta boca es mía por el que dirán, pues a los que ocultan siempre sus querencias se le suman ahora los avergonzados de la catastrófica gestión de los suyos. Y a mucho tirar se polemiza sobre los méritos acreditados por los distintos candidatos al título de liga, que si Barça o Madrid. La cosa, el afán polemista, no da para más. Ese a nivel de calle es el paraíso soñado por nacionalistas y sus secuaces para garantizar la impunidad de sus atropellos y exclusiones. En la calle, como mucho, se percibe el lejano rumor de las manifestaciones promovidas por okupas y mossos d’esquadra y alguna cacerolada por causa de las averías de la red eléctrica. De lo demás, nada… el silencio de las grandes llanuras árticas.

Tolerancio ignora si el tipo con quien se cruza a nivel de calle está concienciado de las nobilísimas causas que en este mundo podemos defender, y las hay para elegir, pero le importa un bledo si paga o no cuota mensual a una asociación que lucha contra la deforestación del planeta, si colecciona sellos, si llora las matanzas de focas por los mercantes peleteros, si planea o no estrangular al vecino del quinto por contaminación acústica -pone música salsa a toda mecha hasta las tantas de la madrugada- o si le acaba de mamar la polla a un elefante. A nivel de calle no hay problemas o cuando menos no los sacamos de paseo, afortunadamente, porque de lo contrario acabaría el bulevar convertido en el escenario de un permanente holocausto caníbal. ¿De qué se queja nadie? ¿De qué nos quejamos... si a nivel de calle todo va de fábula?