martes, 29 de abril de 2008

Médiums soberanistas


Unas semanas atrás se generó una agria polémica parlamentaria a cuenta de las subvenciones. Es una polémica cíclicamente repetida -corsi e ricorsi, el eterno retorno- puesto que el criterio con el que se otorgan es siempre el mismo: el enchufismo más descarado, y con cualquier chorrada como excusa, lindante con el nepotismo.

Además de cubrir la multa impuesta a ACPV, una asociación presuntamente cultural de Valencia, por el affaire de los repetidores de TV3 a través de diferentes plenos municipales, o financiar con un dineral Omnium Cultural, Sobirania i Progrés y cuantas entidades atizan la llama del pancatalanismo en el sur de Francia, en Mallorca o en las Quimbambas, hemos sabido, no es broma, que el tripartito, con nuestro dinero, ha pagado a precio de oro informes sobre la concha brillante, casi treinta mil euros, que no sobre la concha de tu madre, como diría un deslenguado porteño de habla lunfardina… y otros tantos sobre el aparato excretor del escarabajo pelotero o las virtudes curativas en infusión de la verdolaga, el rapónchigo y la mejorana.

Pero de cuantas asociaciones extravagantes han recibido una suma jugosa a cargo del erario público se lleva la palma Médiums sobiranistes, participada, según nuestras fuentes, por Aramís Fuster, el Mago Félix, que en gloria esté -echa un cable desde otra dimensión- y Màgic Andreu, el mismo que años atrás motivó un informe secreto de la Inspección Lingüística de la CCRTV porque en antena… -llegó a dirigir un espacio televisivo, aunque no lo crean-… decía con chispa y gracejo ensactament en lugar de exactament.
Este episodio da cancha a nuestra volandera imaginación. En efecto, nos admira cómo nadie que no esté loco de atar puede afinar tanto el oído para detectar el desliz, la premeditada y embromante anomalía fonética, que, por otra parte nos parece un chiste ingenioso pues el adverbio que remite a una pretendida exactitud, ensactament, se pronuncia de manera incorrecta, esto es, inexacta, creando por contraste un meritorio efecto humorístico, quizá el mejor truco del citado ilusionista.
De tal suerte que nos figuramos en un cuartucho a los agentes de la Gestapo catalanista que vela por la pureza del idioma, con unos auriculares tremendos sin perder ripio de cuanto se dice en las emisiones de la cadena intervenida, con barba de tres días y rodelas de sudor en la camisa, con sus termos de café, zampándose emparedados de crema de cacahuete a dos carrillos… al acecho, agazapados en su covacha, en su escondrijo, a la espera de captar un fallo y saltar como una jauría de perros cimarrones sobre su presa para despedazarla a dentelladas y dar parte del infractor a la superioridad lingüística. Con el celo infatigable del personaje protagonista de La vida de los otros.

La finalidad de la asociación Médiums Soberanistes, según las actas fundacionales y estatutarias de la misma, no es otra que contactar con el más allá, pero, lógicamente, en catalán. Se trata de restablecer vínculos y comunicación con los ancestros, a la guisa de una empresa de telefonía, pero con cobertura de ultratumba.
Las aplicaciones y bondades del invento están fuera de duda. Necesitados como estamos de recuperar ese pasado que el nacionalismo mitifica para proyectarlo al futuro y convertirlo en ese faro que alumbre nuestros pasos, qué mejor manera de hacerlo que despachando con nuestros ilustres antepasados a través de un médium, de una persona sensitiva o receptiva, no sólo dotada para esas artes heterodoxas, sino predispuesta por una suerte de afinidad emocional con quienes nos precedieron en el amor y defensa de nuestra tierra para obtener de todo ello lecciones, consejos oportunos y de provecho para nutrir y revitalizar nuestra causa inmortal, imperecedera: la redención patria.

Muy recientemente hemos padecido una serie de pérdidas lamentabilísimas, irreparables tragedias que nos han sumido en la desdicha, en la más honda tristeza, en la desesperanza… en una suerte de orfandad nacional, hay que decirlo, desconsolada. Y en muy breve lapso de tiempo, sin ocasión para elevar el ánimo y echar a andar, para reponernos de tan duros y sucesivos golpes. En efecto, a la desaparición del llorado mosén Xirinachs, siguió la del entrañable Paco Candel, acompañado desde hace unos días por Josep Benet, que fue en vida una de las luminarias del catalanismo político*. Qué tres primeros espadas. Nunca vertió el sentimental y ñoño de Tolerancio tantas y tan sentidas lágrimas hasta el punto de agotar todas las existencias de pañuelos de papel de supermercados y farmacias y necesitar botes de colirio a espuertas para calmar la escocedura de sus irritados ojos.

Además de entrar en estado de trance, en estado mediúmnico, poniendo los ojos en blanco y hablando con voz cavernosa para dialogar con tan ilustres espectros, los esotéricos patrios disponen de tableros Ouija, en catalán por descontado, para no desatar las iras de la sección especial de la PLME, Policia Lingüística del Més Enllà, y de cámaras especiales para captar presencias ectoplásmicas.
También son capaces de generar ondas alfa a 10-12 ciclos/segundo y practican con solvencia y pericia la telekinesia, la teleplastia, la eautoscopia, levitan y escinden su personalidad mediante viajes astrales. La oniromancia, la escibalomancia -o adivinación del futuro a través de las heces, como suena, es decir, de mocordos petrificados, y no es coña- y la alopsiquia no constituyen para ellos ningún secreto. Si les place provocan episodios de autocremación espontánea y dan lecciones magistrales de hepatoscopia, o examen adivinatorio de las vísceras de un ganso, a la manera de los antiguos hititas, y están trabajando con denuedo parafilológico en un diccionario henósico (idioma ocultista)/ catalán, catalán/ henósico con subvención de la Academia de les Lletres Catalanes.
Esa gente, a nivel de percepción extrasensorial y otras habilidades, es la pera limonera y dejan a los lamas tibetanos a lo Lobsang Rampa a la altura del betún. Aunque no lo crea, nuestros parapsíquicos son capaces de follarse a su madre de usted solo con mirarla.

La finalidad de estos manejos espiritistas no es otra que facturar, sin tarjeta de embarque, a un voluntario, emisario intrépido, a los tiempos de Godofredo el Peludo mediante una introspección abisal, milenaria, una suerte de hipnosis regresiva pero a lo bestia y a través de un bucle psico-espacio-temporal, para regresar luego, al presente, con las impresiones del propio conde levantisco que habrán de guiar en adelante nuestros erráticos pasos por la senda sagrada del soberanismo, que no es sólo cosa del más acá, tal y como sostienen los médiums catalanistas.

¿Qué todo esto le parece cosa de broma?... Que quiere que le diga. Sólo que don José Montilla fuera presidente de mi escalera… ¿qué digo de mi escalera?... ¡del rellano!… ya me parecería un disparate inconcebible. Pero hay más:

Uno: el brikindanse.
Dos: el crusaito.
Tres: el maiquelyason.
Cuatro: el robocó.

* Hemos sabido que el cómico Pepe Rubianes, destacado sonderkommando nacionalista, está gravemente enfermo, acaso llamado a sumarse al carrusel de irreparables pérdidas citadas anteriormente. No permita el cielo tal cosa, y que tarde muchos años el aclamado actor en abandonar este mundo de modo que podamos gozar de sus siempre cáusticas e hilarantes ocurrencias. Aunque todos tenemos fecha de caducidad, y nunca sabemos si la dama de negro nos aguarda al volver una esquina, elevemos nuestras preces por el pronto y total restablecimiento de ese genio de las artes escénicas.
Tolerancio recuerda que meses atrás enterró en una bitácora, antes de hora, a Paco Candel, sonderkommando ilustre e irrepetible, creyéndose por esa causa una suerte de gafe visionario. Se hace cruces por no incurrir de nuevo en el mismo error ni provocar un desenlace funesto.

martes, 22 de abril de 2008

¡¡¡ Liberad a Próculo !!!


Próculo Rótulo es un personaje de cómic. Todavía no ha nacido y ya está sentenciado. Como si hubiera caído entre las garras de un doctor Morín, el carnicero de la clínica Ginemedex, especializado en desmenuzar personajes de cómic en el seno materno de su creador.
Próculo Rótulo es un rótulo en español, cuatro trazos muy fáciles de dibujar, asediado por los agentes de la Gestapo lingüística que recorren nuestras calles y plazas como sabuesos huroneando el paisaje comercial para detectar, interceptar y multar rótulos levantiscos, rótulos disidentes. Los agentes de la Gestapo actúan a las órdenes de la implacable standartenführer Queta, que lo pasa bomba aplicando sopletes, electrodos, tenazas y otros refinados métodos de tortura a los rótulos detenidos. Cuando tiene uno delante le hinca su colmilluda dentadura en la yugular, como una vampiresa sedienta de sangre, le drena hasta la última gota y le deja más seco que la mojama.

Próculo, perseguido como un judío en la Almania nazi o como un protomártir cristiano por los centuriones de Diocleciano, a veces da esquinazo a sus adversarios, pero otras me lo cazan al pobre, siempre acosado, con la muerte en los talones, pero sin perder nunca su sentido del humor un pelín fatalista y de desollado vivo a lo Ciorán. Próculo Rótulo está abocado a la clandestinidad, al activismo en las catacumbas y una de sus fijaciones es dar con una rótula receptiva para acoplarse a ella y reproducirse y no ser el último espécimen de una estirpe rotulante en peligro de extinción.

Tolerancio ha ofrecido el copyright de Próculo Rótulo a todo el mundo, pero se ve que el no nacionalismo no dispone de tiempo ni de efectivos para ocuparse de una minucia como es construir referencias culturales concretas… en este caso un modesto personaje de viñeta cómica. Sólo le falta al iluso de Tolerancio poner un anuncio en la prensa: Se necesita dibujante para crear viñeta cómica no nacionalista a remunerar con el honorario sublime de la lucha por la libertad.

El no nacionalismo surge como reacción intelectual a los abusos de un fenómeno dominante, el nacionalismo, en las antípodas por su componente fundacional esencialmente anti-intelectual, prélogico, irracional, anclado en el sentimentalismo, en un sustrato emocional, en definitiva, tribal e identitario. Y por ello, como por higiene o prevención, el no nacionalismo vuelca su actividad casi al cien por cien en el ámbito racional, argumental y discursivo de las conferencias y los manifiestos, descuidando, ése es su talón de Aquiles, el activismo enragé y la difusión de unos lemas apropiados a la comprensión y asimilación del colectivo o de un segmento apreciable del mismo… pues el paisanaje, triste es decirlo, no está para muchas conferencias, funciones de ópera, conciertos de Schönberg, la crítica filosófica de Wittgenstein o Jürgen Habermas, o para la lectura y glosa de la teoría de los quanta de Pauli, Schrödinger o Eddington. Nuestro horizonte intelectual estadístico es el Chiki-chiki y aun para muchos su letra, su contenido, es demasiado profundo.

No se trata de hacer una crítica al no nacionalismo, sino de un ejercicio descriptivo de su manera de ser y actuar. El no nacionalismo, desterrado a los límites de la marginalidad a pesar de su elevado nivel intelectual, o precisamente por eso, pugna por ser entendido, comprendido en clave principalmente académica. Pretende convencer al adversario y al indiferente. Los no nacionalistas acuden a las conferencias como antaño los primitivos cristianos a las catacumbas para oír la palabra revelada, para darse ánimos en una muy respetable terapia de grupo, para conectar, para no morir solos, para lamerse las heridas unos a otros como chuchos apaleados… y renuncia a contender, por la colosal disparidad de fuerzas, en el campo de batalla de la propaganda. Lo que es un pelín absurdo pues nada se pierde cuando todo, o casi todo, está perdido.
Es evidente que ese truhán, buscavidas y rascapieles de Próculo Rótulo no corregiría, ni de lejos, esa desproporción apabullante, pero sí sería un granito de arena, una mota de polvo en el ojo del nacionalismo, un primer atisbo de icono inaugural, de referencia, un primer producto tangible -de lo que podríamos llamar cultura pop-art de la historieta cómica- de la disidencia no nacionalista. Un precursor. Hasta ahora el nacionalismo ha machacado personas, démosle pues un poco más de trabajo y obliguémosle a machacar también a un inocuo y simpático personaje de cómic.

Días atrás Tolerancio habló con una chica agradabilísima que dijo ser dibujante y tener buena mano para esa disciplina artística. Cuando Tolerancio le explicó el perfil de Próculo, la chica frunció el ceño. Le replicó, mire usted qué cosa, que estamos en Cataluña -Tolerancio era plenamente consciente en ese momento de la exactitud de sus coordenadas geográficas- y que no veía mal lo de las multas. Esa declaración de principios provocó una discusión a la que se sumó de grado un muy buen amigo de Tolerancia, saliendo a relucir diversos razonamientos.

Pensando más tarde en el episodio antedicho, Tolerancio advirtió, en primer lugar, la conexión misteriosa e inextricable entre un espacio geográfico delimitado, Cataluña, y esa particular acción administrativa llamada multa. Y al punto concluyó que Cataluña, qué terrible condena la suya, es tierra de promisión para tales actos, las multas. Hay una simbiosis casi perfecta entre Cataluña y multa como entre determinados pólipos y el cangrejo ermitaño. No sabe uno qué diantre pasa que en cuanto invocamos el nombre de nuestra patria bienamada llueven las multas sobre nuestras cocorotas como piedras sobre los menesterosos -símil copiado del título de una peli de Ken Loach-.
Qué fatalidad, a los catalanes -esa chica lo era y Tolerancio presume que perteneciente a lo que podríamos denominar progresía aborigen- nos van las multas, nos ponen, como dicen ahora. Las hemos incorporado a nuestra cosmovisión con una adocenada y pasmosa naturalidad. Multas para esto, para aquello o lo de más allá, multas a troche y moche, multas por doquiera, por cualquier cosa, en todo momento y ocasión. Multando que es gerundio. ¡Joder con las jodidas multas!
Uno puede entender que se multe a un fulano por mear en la calle (aunque las autoridades municipales podrían instalar mingitorios públicos como en otras capitales europeas para evitar incidentes tan deplorables), por saltarse un semáforo en rojo poniendo en peligro la vida de los peatones, por tocar el tambor a las tres de la madrugada interrumpiendo el descanso del vecindario, o a las empresas por descuidar las más elementales normas de seguridad e higiene en el trabajo si se deriva riesgo o daño para los trabajadores… en definitiva, por causar molestias o lesiones a terceros, pero… ¡Por rotular un comercio, un jodido comercio, mi comercio, su comercio de usted… que a nadie obliga a adquirir los productos a la venta apilados en las estanterías!¡Qué rebuscado, sofisticado y perverso puede llegar a ser el extravagante vicio de las multas!

La chica, insisto, replicó que estamos en Cataluña. No sirvió de nada recordarle que en Cataluña precisamente hay dos idiomas oficiales, y uno de ellos, el castellano o español, es el idioma materno de la mitad de los catalanes, multados llegado el caso por hacer uso de él, de su propio idioma, en su expresión escrita y muy específicamente en esa modalidad concreta que es el ámbito comercial, esto es, por anunciar a los viandantes -que pueden pasar de largo si les place ante la puerta- la venta de colchones, de pimientos o de tapones de gaseosa, actividades connotadas entonces y por esa causa con el tenebroso estigma del delito, de la conspiración urdida para provocar la fractura socialuuuyyy, qué atrevimiento, qué indecencia… ¡Rotular en castellano… -la conversación referida se desarrolló en ese pérfido idioma-…pues no hay que ser hijoputa para perpetrar tamaña fechoría!
Lo que no vale para Perpiñán, Prats de Molló o Prada de Conflent, territorios franceses de habla catalana -si bien de muy minoritaria difusión a pesar de los delirios expansionistas del pancatalanismo lingüístico-, es decir, la multa administrativa a los comerciantes catalanes de un departamento francés por rotular en francés sus comercios, vale para nosotros, siendo la nuestra, nuestra Cataluña de acá, la Cataluña cispirenaica, propensa a las castradoras multas de los cojones, a ese meticón e insoportable intervencionismo rotulador de las palurdas autoridades nacionalistas.

Pero dentro de un establecimiento comercial, aún estando rotulado en catalán, también puede haber artículos etiquetados en español. Por lo tanto la multa -por expresión escrita- solo se impone en la puerta pero no de puertas adentro. Revistas y diarios, expuestos a la venta en los quioscos, con sus cabeceras en español y visibles desde la vía pública, qué horror (El País, El Periódico, La Vanguardia o el cuasidiario semigratuito Público), también forman parte del paisaje comercial y no son multados. No se trata de dar ideas, no las vayan a hacer suyas poniéndolas en solfa.
Pero por la misma regla de tres, viendo que la expresión escrita del idioma es susceptible de ser multada sin que a muchos cause extrañeza, cualquier día lo será la expresión oral, como una derivada auspiciada por la situación precedente… no entendiendo Tolerancio la actual distinción, pues la coherencia de la propia dinámica multadora habría de llevar de una a otra por, insistimos, la disparatada lógica del proceso. Multados por escribir en la vía pública -mediante rótulos comerciales, y acaso en breve los pedigüeños que redacten en castellano sobre cartones sus textos petitorios de auxilio-… ¿Y por hablar no?... No es tan descabellado deducir que un día se multará por hablar si ya se multa por escribir en determinadas circunstancias.

Con el tiempo -Tolerancio se juega el bigote- deambularán por la calle agentes de incógnito -ya hay agentes cívicos en algunos municipios cuyas atribuciones podrán ampliarse a funciones admonitorias o sancionadoras en materia lingüística- prontos a multar al forajido que utilice en la vía pública la expresión oral del idioma proscrito, obligándonos a muchos, para esquivar el sablazo y como táctica defensiva, a deformar el idioma convirtiéndolo en una jerigonza, en un criptolecto tramposo (añadiendo, por ejemplo, una reduplicación silábica con la p, de tal suerte que diremos, No señor agente, no hablaba en español, pues decir “hopo-lapa Luipi-sipi-topo” por “ hola, Luisito” no es español).

Un buen amigo que terció muy agudamente en la controversia introdujo impecables argumentos que interesan a la subvención con dinero público, es decir, de todos, y no de nadie como sostuvo meses atrás un miembro del gabinete ZP, para la mudanza idiomática de rótulos, beneficiando a grandes áreas comerciales que cargan al bolsillo de los demás la factura de la pureza rotuladora incrementando su ya boyante margen de beneficios. Pero ni por esas. Es un hecho constatado: la progresía lobotomizada de hoy ha pasado del Prohibido prohibir, aquel lema que hizo fortuna en mayo del 68 y que ya es agua pasada, por Se recomienda prohibir y mejor aún multar.
Ya metidos en harina y a calzón quitado, a esa chica le recomienda el patán de Tolerancio, que nadie es para recomendar nada en absoluto, que no malgaste agua, por ejemplo, no sea que la multen por cuenta del trasvase encubierto del Ebro que nos van a colar tan ricamente, ese trasvase que antes no queríamos y ahora sí, y que parece poco menos que la piedra angular de nuestra subsistencia como comunidad nacional.
También le recomienda Tolerancio, si fue nuestra encantadora amiga una entre aquellos millares de personas entusiastas que engalanaron otrora su balcón con pancartas antitrasvasistas que cambie el adverbio inicial, No, de No al Trasvase por Sí, de Sí al Trasvase o Sí a la aportación puntual de agua, que es como llaman ahora a los trasvases y que es el caramelo bonitamente envuelto que vamos chupar con feliz y agilipollada delectación.

Llegará el día en que agentes destacados a domicilio -por quienes tienen patente de corso para hacer cuanto les viene en gana- dirán a los vecinos: Venimos a meterle un hierro candente por el culo a su puta y anciana madre… ordenanza a la que la mayoría responderá con la sonrisa babosa del ilota, adoptando el paso de cangrejo del esclavo y dejando la entrada expedita: Magnífico, pasen… les estábamos esperando, mientras suenan en los receptores de radio, como atorrante música de fondo, los compases narcolépticos del Chiki-chiki.

Próculo Rótulo no ha nacido aún y no tiene quien le quiera, le dibuje o le escriba. ¡¡¡Liberad a Próculo!!!

PS.- Tolerancio se toma unos días de asueto pero en breve volverá a la carga. No se librarán de él tan fácilmente.


viernes, 18 de abril de 2008

Maltratador lingüístico

Esta bitácora contiene al final sendas cartas que Tolerancio ha enviado por correo postal al maltratador lingüístico Miquel Coll, director del colegió público Mestre Guillemet de Santa Eugenia, Mallorca, y a su superior, la consejera de Educación del gobierno regional de Baleares, Bárbara Galmés. Tolerancio autoriza a cualquier persona interesada a reproducir íntegramente los textos, por el procedimiento corta y pega, y remitirlos a sujeto y sujeta (si añaden algo de su peculio procuren que no sea materia querellable, aunque sí moderadamente ofensiva… es decir, no vale llamarles patanes o tontosdelhaba, aunque piensen que ambos los son).


Hay varios rasgos, no muchos, que conforman el sustrato, la identidad que llamamos primera o primaria de las personas. Los rasgos son siempre los mismos, pero varía su perfil de unas personas a otras en el ancho mundo. Algunos de esos rasgos son de nacimiento, vienen de fábrica, por así decir, como el sexo: se es hombre o mujer, preferencias sexuales al margen (pues son pocos los casos documentados de hermafroditismo, uno entre un millón). Otro es la pigmentación, el nivel de melanina en la piel, y demás características anatómicas (Arzallus añadiría muy gustosamente el factor Rh negativo del fulmen sanguíneo) que configuran lo que se dio en llamar tipo racial, una terminología de uso común, pero discutible -como el concepto nación aplicado a España, según el divinal ZP- por las imprecisiones que conlleva.
También incluimos algunos factores no conectados con la biología pero sí con la socialización del individuo -que algunos fifís llamarían inputs- como son la religión (normalmente adoptamos la misma de nuestros mayores, aunque no siempre), la ideología política y por supuesto la lengua materna. No son muchos más los factores que integran y explican la personalidad primaria de todo individuo. Hay otros, pero son secundarios.

En algunas personas esos rasgos esenciales están sujetos a transformación en el transcurso de la vida. No son inamovibles. El individuo en su edad adulta, cuando las circunstancias lo permiten y su voluntad así lo decide, puede mudar de religión para adoptar otra o decidir que no profesará ninguna. O de sexo, si la legislación lo contempla allá donde vive y dispone en su medio de la tecnología quirúrgica necesaria. O de ideas, a través del debate enriquecedor y de la reflexión, o su contrario, por una radicalización fanática y una idiotización galopante, a tumba abierta, pero siempre por causa del libre albedrío, de su real y soberana voluntad y sin coacciones de terceros. Algunos de esos cambios, los concernientes a identidad sexual y confesión religiosa, son muy respetables pero estadísticamente poco relevantes.

En los países que podríamos llamar avanzados asistimos desde hace décadas a una creciente sensibilidad que tiende al respeto integral de esos pocos rasgos enumerados con anterioridad por considerarlos inherentes a la persona, pues son los rasgos que configuran su manera de ser en el mundo. Son rasgos que nadie debe menoscabar y que toda legislación civilizada debe respetar y proteger.
Hoy, abril de 2008, y en el concierto de las naciones, son desgraciadamente numerosos los países donde las personas no gozan de total libertad para construir ellas mismas, conforme a sus necesidades, todos esos factores de identificación. En muchos lugares donde no se coarta o cercena el libre ejercicio de uno de esos factores, se coarta o cercena otro. Y uno de esos países es España, pues la actual legislación, los usos políticos y la dinámica social dominantes no toleran el desarrollo integral y en plena libertad del rasgo que constituye o informa la personalidad lingüística de una parte muy significativa de su población.

Nadie aprobará que en España una persona sufra en sus carnes la discriminación racial. Las leyes consideran que dicha discriminación es un acto censurable especialmente odioso, una vulneración de la legislación tipificada como delito. Es decir, cuando un particular o una institución vejan, humillan o agreden a una persona por razón de su raza cometen un delito. Si le impiden el acceso a un establecimiento público o le niegan un empleo por esa causa o condición, que integra y explica fundamental y fundacionalmente su personalidad, nos escandalizamos en justicia, legítima y comprensiblemente. Que a una persona se la margine por ese motivo nos horroriza e insulta. El infractor es denominado racista o discriminador. Estamos ante lo que podríamos llamar un maltrato racial que acarrea sanciones e incluso penas de cárcel.

Cuando se agrede a una mujer por su condición femenina se aplica al autor de ese atropello el poco honorable rango de maltratador. Incluso se ha valorado la posibilidad de elaborar listados, registros informáticos y policiales que incluyan fotografías y datos diversos para tener localizados a esos energúmenos.
Diversas asociaciones civiles, e incluso contingentes especializados de las fuerzas del orden y de la judicatura, velan por la protección, con mejor o peor fortuna, de colectivos determinados cuando son objeto de una discriminación o agresión que dificulta el íntegro desarrollo de su dignidad y personalidad individuales.

Otro rasgo que explica a una persona es su lengua materna, el idioma en que piensa las cosas y habla y se relaciona habitualmente con las demás. Un individuo puede, no obstante, aprender varios idiomas, pero sólo uno de ellos es el idioma que podríamos llamar básico, referencial, con el que construye su propia cosmovisión y que siente como suyo, formando parte de sí mismo. Cuando alguien, o una institución, mediante coacciones o sanciones, somete a restricción la libre expresión de ese idioma, en sus versiones oral o escrita, y, a mayor abundamiento, si es un idioma oficial en el lugar en donde tal conducta coactiva se produce, mutila o cercena un rasgo esencial de la persona sometida a esa restricción. Estaríamos pues ante un caso de maltrato lingüístico, de ablación lingüística.
En algunas regiones de España -Cataluña, Galicia, País Vasco, Baleares- el maltrato lingüístico, a menores especialmente, pero también a adultos, goza del amparo y promoción de parte de las autoridades en diferentes ámbitos competenciales, de la complicidad de una parte considerable del funcionariado, del silencio de los medios de comunicación y también, lo que es más triste, de la anuencia o resignación de la opinión pública. Las modalidades de maltrato lingüístico más evidentes son la negativa a la escolarización de una parte de los alumnos en su lengua materna, cuando es el español, y las multas por rotular comercios en ese mismo idioma.

En conjunto, la sociedad y sus dirigentes reprueban de plano el abuso o maltrato por discriminación racial o de género, ya lo hemos dicho, pero admiten sin escrúpulos el maltrato lingüístico.
Muchos niños no reciben educación académica en su idioma materno, si es el español, que presuntamente goza del rango de oficialidad según la vigente Constitución -ese cuerpo legal que juran, acaso con los dedos cruzados a la espalda, ministros y funcionarios al tomar posesión de su cargo, comprometiéndose a guardarla y hacerla guardar-, creando a los chicos una premeditada disfunción entre uno de esos rasgos capitales que coadyuvan al proceso generador de la personalidad, su personalidad -clave en esa etapa de la vida- y un hecho de principal relevancia como es el aprendizaje de las materias que conforman el saber oficial o normativo, el saber que se imparte en las escuelas, llegando los afectados a la lógica conclusión de que su idioma no es apto o digno para abordar esas materias docentes. Vale para ver en el cine una peli de la factoría Disney, para jugar en el parque, pero no para estudiar matemáticas o la filosofía pre-socrática. Y siendo hablantes de ese idioma académicamente depauperado pueden sospechar que en cierto modo su condición humana también es inferior -o depauperada, de menor calidad- a la de los otros alumnos que sí reciben para sí, y para los demás, toda la docencia en su idioma materno, en un ejemplo evidente de agravio comparativo o desigualdad manifiesta.

Los discriminadores por razón de raza, los racistas, consideran que la raza de algunos es sucia o indigna. Del mismo modo los discriminadores o maltratadores por razón de lengua consideran que la lengua materna de otros es también sucia o indigna, pudiendo trasladar un lacerante sentimiento de culpa al hablante discriminado o criminalizado.

Se desliza, pues, la especie de que uno de los idiomas oficiales, el español, no es válido para la escuela, para la dignísima función de la transmisión académica de conocimiento, siendo excluido del sistema educativo. Las razones que aducen para proscribir el idioma español quienes gestionan ese importantísimo ámbito de socialización en aquellas comunidades autónomas con dos lenguas oficiales y competencias educativas transferidas, instan a una supuesta e indeseable fractura en la cohesión social… fractura indemostrable y en todo caso falsa, pues muchos adultos de hoy fuimos escolarizados en ambas lenguas y ni hemos provocado esas agoreras fracturas ni menos aún propiciado la creación de guetos fantasmagóricos, amén de otros burdos penseques cuya única finalidad es consolidar un modelo monolingüe irreversible que condena a muchos hablantes a una infravaloración de su propia lengua, a una pérdida de autoestima y a un uso de la misma exclusivamente coloquial o doméstico, en bares y cafeterías, o cuando menos alejado del saber oficial tutelado por las administraciones, que también sufragan mediante cargas impositivas.
Siendo absurda la virtual amenaza de una hipotética fractura social, no debería en todo caso tal posibilidad -insistimos, remota- habilitar la amputación preventiva (preventiva como alguna guerra), apriorística, de un derecho fundamental, como es el uso académico o escolar de la lengua materna, cuando es una lengua oficial. Como no tendría sentido, por ejemplo, multar a alguien, a modo de aviso, por una infracción que no ha cometido aún.

Tampoco se libra el uso escrito del idioma en el ámbito específico de las rotulaciones comerciales, sometido a la amenaza de la multa administrativa. De tal suerte que el propietario del establecimiento se expone a una sanción si opta por su idioma materno, si es el español, o no siéndolo, si considera que es beneficioso para la publicidad de los artículos o servicios que pone a la venta, debiendo renunciar al libre ejercicio de su lingüística voluntad aplicada al mundo de las transacciones comerciales.

La consumación de esta batería de maltratos lingüísticos perpetrados por las instituciones incide negativamente en la promoción profesional de todos los ciudadanos españoles en condiciones de igualdad o en el libre tránsito de los mismos por todo el territorio nacional conociendo las dificultades que hallarán para escolarizar a sus hijos en su lengua materna cuando es el español… circunstancia desconocida, ignorada, en el resto del mundo y que habría de corregir el ministerio de reciente creación muy pomposamente llamado de Igualdad (auxiliado en tan ardua tarea por los futuros ministerios de Libertad, Fraternidad y Solidaridad). Pues no conocemos ejemplo de estado soberano alguno con diversas lenguas (Francia, Italia o Gran Bretaña, por ejemplo) donde la lengua oficial en todo el territorio de la nación esté vetada en las escuelas o reducida a la condición de mera asignatura, como la gimnasia o los talleres de manualidades.

¿Será algún día el no nacionalismo -se pregunta Tolerancio- capaz de poner en circulación una categoría tan fácilmente comprensible para cualquier inteligencia mediana como la de maltrato lingüístico y crear una corriente de opinión favorable a la rectificación de tamaña injusticia que conculca de manera flagrante la libertad de no pocos ciudadanos -no menos de 5 millones- o continuará enmarañado en los juegos florales de la erudición, condenado de por vida a una disidencia minoritaria de conferencia en conferencia? Tolerancio, conociendo el percal, tiene serias dudas al respecto.
La escolarización en español, lengua oficial en todo el territorio nacional, no debería necesitar más argumentos a su favor que la continua, sistemática y monocorde reivindicación de la igualdad de derechos, la libertad y a lo sumo el ejercicio de la patria potestad de los progenitores (A y/o B).

Y ya tenemos un primer trasgresor conocido de esos derechos, cierto que hay más, al rebozo de las sombras, del impersonal manto protector de las administraciones y de los mass-media (como la mayoría del parlamento autónomo de Cataluña, sin ir más lejos)… un primer candidato a inaugurar la nómina, la galería no muy ilustre, pero sí extensa, de castradores, de maltratadores, casi de pederastas lingüísticos: el señor Miquel Coll, director de la escuela pública Mestre Guillemet, de Santa Eugenia, en la isla de Mallorca, que huronea en el patio para averiguar en qué idioma hablan los chicos cuando juegan a la pelota o se turnan en los columpios dispuesto a perpetrar nuevas ablaciones lingüísticas. Con el tiempo dotará su indumentaria de represor civil con un silbato, una porra recauchutada y un brazalete nazi. No sabemos si colocará aparatos de escucha en el baño para ampliar sus pesquisas lingüísticas en tan recogido habitáculo y si recurrirá al castigo físico para corregir a los chicos infractores que, a pesar de sus consignas, continúen hablando en castellano durante el recreo. La consejera de Educación del gobierno balear, señora Galmés, respalda la miserable actuación del malatratador lingüístico Miquel Coll. Pueden, si así lo desean, acudir a la edición del diario El Mundo, 11/04/08. Ahí tienen, brazos en jarras la, por otro lado fea, muy fea cara del maltratador.

Anexo 1. Carta al maltratador lingüístico Miquel Coll.

Sr. (sic) Miquel Coll.
Director del Colegio Mestre Guillemet.
07142 Santa Eugenia (Mallorca/ Baleares).

Enterado de su conducta docente no puedo, ni por educación, encabezar esta carta con un saludo protocolario.

No entiendo cómo pudo usted obtener la condición de funcionario público. Su proyecto lingüístico en el centro que dirige es deplorable. Admira que teniendo un docente tantas cosas que atender se dedique a ir detrás de los chicos a la hora del recreo para husmear en sus conversaciones y controlar en qué idioma hablan entre ellos. Nunca se vio nada semejante. Su conducta es obsesiva y preocupante, por no decir enfermiza o perversa. Sólo le falta colocar micrófonos en el baño y permanecer a la escucha babeando copiosamente, loco por captar entre ruidos corporales, fonemas clandestinos.

Su conducta raya la persecución, la discriminación de los chicos en virtud del idioma que hablan, pues les impide el libre desarrollo de su personalidad y a semejante proyecto docente no le cabe otro calificativo que maltrato lingüístico. Aterra pensar qué hará usted, qué medida creerá apropiada y proporcionada para corregir a los chicos que, a pesar de todo, sigan hablando con naturalidad en castellano durante el recreo o por los pasillos. ¿Ha contemplado la posibilidad de someterlos a castigos físicos?
A usted y a su equipo docente les cuadraría a las mil maravillas, para sus tareas de vigilancia idiomática, un uniforme de celador con gorra de visera, pantalones bombacho, botas de caña alta, brazalete, silbato y porra recauchutada.

Lo mejor que le puede pasar al alumnado a su cargo es que a usted le releven de sus funciones con la mayor prontitud.

Tolerancio
Barcelona, a 16 de abril de 2008.

Anexo 2.- Carta a la señora Bárbara Galmés. Gobierno balear.

Sra. Bárbara Galmés Chicón.
Consejería de Educación y Cultura del gobierno balear.
C/ Del capità Salom, nº 20, 4º bloque C.
07004 Palma de Mallorca (Baleares).

¿Es cierto que respalda la actuación del señor Miquel Coll, director de la escuela Mestre Guillemet de la localidad de Santa Eugenia?

Causa sonrojo que a los excesos de ese individuo interesado en huronear en las conversaciones de los escolares para averiguar en qué idioma hablan entre ellos durante el recreo, no teniendo, a lo que se ve, cosas más importantes de qué ocuparse, no siga la inmediata cancelación de un supuesto plan docente que no es otra cosa que un evidente caso de maltrato lingüístico escolar, un abuso incalificable que impide el libre desarrollo de la personalidad de los alumnos y que nos recuerda los peores modos del franquismo.

Solo le falta a usted autorizar la colocación de aparatos de escucha en los servicios y amparar castigos físicos para aquellos escolares que, a pesar de las vergonzosas recomendaciones del señor Coll, continúen expresándose en castellano, clandestinamente, a la hora del recreo.

No hay saludo para usted. No lo merece.

Tolerancio.
Barcelona, a 16 de abril e 2008.







martes, 15 de abril de 2008

Actualizaciones varias


Esta bitácora añade algunos comentarios a bitácoras anteriores. Los hechos apuntados en ellas, dramáticos, patéticos, a veces risibles, esperpénticos a menudo, sobrepasan a Tolerancio y se suceden con la cadencia de tiro de una ametralladora. La actualidad no le da tregua a ese patán aficionado a dormir la siesta, pasear por el bosque y jugar con sus mascotas de peluche, que sueña con un golpe de fortuna y vivir de las rentas en un pueblito en la montaña, cerca de la frontera francesa para ponerse a salvo, cobardemente, en caso de progromo contra los disidentes no nacionalistas.

Clínicas abortistas.

La nueva marca olímpico-abortiva del doctor (sic) Morín ha alcanzado ya las 33 semanas de gestación, pulverizando el anterior registro establecido en 30, según se desprende de ese sumario que se ha ido dosificando en algunos medios de comunicación. Si hacemos las cuentas veremos que el período de gestación de la especie humana, 9 meses, convertidos a semanas dan un total de 38/ 39.
A poco que espere un pelín más podrá liquidar a los fetos/bebé cuando asomen la cabeza por donde la naturaleza lo ha establecido. De tal suerte que cambiará el jeringazo de estricnina, para qué tantas complicaciones, por una bolsa de plástico para asfixiar a la criatura o por un martillo pilón para dejarle el blando cráneo hecho un puré grisáceo al copo de tropezones cerebrales. Ya nos imaginamos al aguerrido Morín, esperando al feto en un desplante retador, con unas Rayban de espejo y mascando chicle, dándose ínfulas de bravucón desafiando a su lloriqueante oponente y haciéndose el mil hombres delante de las enfermeras, es decir, de las limpiadoras de Ginemedex, tirándoles pellizcos en el trasero, y blandiendo un hacha para decapitar a sus peligrosos adversarios en un santiamén.
Como el doctor Montes, el de Leganés (en la agenda del régimen de Pequín -o de Beijing, según nuestros tan políglotas como fifís periodistas- para implementar el operativo otra pena de muerte es posible, que se sustancia en una mudanza de procedimiento, del tiro en la nuca a la inyección letal), también ha recibido una jugosa oferta para asesorar, avalado por su brillante hoja de servicios, la política pequinesa que porfía por un control drástico de la natalidad a base de abortos, esterilizaciones, infanticidios (sobre todo femeninos) por desatención post-parto e incluso ejecuciones de adultos infractores.
Para cerrar plaza el muy ilustre Colegio de Médicos de BCN se suma a la acusación particular, según reciente información periodística. El mismo Colegio que tras inspeccionar la clínica Ginemedex afirmó, a través de sus portavoces, que todo estaba en regla, que la picadora de carne de nasciturus era una fotocopiadora Canon y que los bracitos y piernecitas que asomaban en las papeleras eran exvotos de una ermita cercana depositados allí por un bromista anónimo, sacrílego y profanador.

Trasvase del Ebro/Segre.

En este caso las novedades son de diversa índole:

Una, presupuestaria. El abastecimiento de agua potable para Barcelona y área metropolitana por una flotilla procedente de la desaladora de Carboneras, provincia de Almería, tendrá un coste aproximado, según estimaciones oficiales, de 22 millones de euros mensuales, es decir, la bonita suma de 3.660 millones de las antiguas pesetas. Son muchos millones, tanto que ahora comprende Tolerancio el busilis de este follón monumental: el verdadero trasvase no será de agua, sino de dinero, pues esa cifra, multiplicada por varios meses, dará para muchas pero que muchas comisiones, es decir, trasvase de las arcas públicas a las empresas concesionarias y explotadoras del berenjenal y a los bolsillos de unos cuantos particulares. 22 Millones de euros/mes, un coste similar a la apertura de embajadas catalanas por media Europa, la primera en Berlín.

Otra, logística. A los barcos se suman ahora los trenes. En efecto, RENFE se ha ofrecido a llevar agua a Barcelona en sus convoyes ferroviarios. Tiene de bueno esa medida que los vagones, con tanta agua, quedarán más limpios que la patena, de modo que cuando al gobierno del sonderkommando Montilla le dé por deportar a los no nacionalistas a campos de trabajo forzado o de exterminio, no tendremos queja de la pulcritud del medio de transporte. Cierto que al decir de los técnicos la cantidad que trasladarán esos 4 convoyes diarios no dará ni para regar las macetas con geranios del distrito de Sants-Montjuïc, por ejemplo. Tampoco sabemos la procedencia del agua, pero suponemos que no será del Ebro para que no puedan decir los disidentes aguafiestas como usted que se trata de un trasvase ferroviario encubierto, pues trasvase es la palabra maldita, la palabra tabú que debemos evitar a toda costa.

Una tercera, académica, pues al fin Tolerancio ha ligado datos dispersos y averiguado al fin, el muy lerdo, que Roina y Ródano son una y la misma cosa, el mismo río. Ha de confesar el zote de Tolerancio su ignorancia supina y que andaba hecho un lío con esa suerte de falsa bipolaridad fluvial, según el medio informativo al que acudía para documentarse.

Una cuarta, en cambio, no ha prosperado. Se lanzó como globo sonda, desde instancias cercanas al gobierno ZP, la posibilidad de emplear contingentes de parados procedentes del sector de la construcción, excluidos los demandantes de cursillos de formación, con arreglo a las nuevas tabulaciones estadísticas diseñadas por el ya ex-ministro Caldera. Esta formidable legión de operarios sería encuadrada en marciales batallones formando una cadena humana quilométrica pasando botijos de mano en mano desde Carboneras hasta los depósitos portuarios de la ciudad condal. Bastaría con una cadena humana compuesta por 450.000 parados (más un 20% de efectivos de reserva para suplir descansos, turnabilidad o reponer elementos inoperantes o averiados) para cubrir los 809 kms que separan Almería de BCN, a razón de 1’8 metros por persona, pizca más o menos, considerada la envergadura media de los brazos en extensión.

Aún asistiremos a nuevas y delirantes declaraciones sobre el affaire trasvasista, pero Tolerancio se juega el bigote -y sube la apuesta: también los cojones- a que habrá trasvase, pero directamente del río Ebro. Y los promotores de la Plataforma No al trasvase, con el tiempo, rabigachos y tras alguna protesta simbólica, crearán, convenientemente subvencionados, la plataforma Sí al trasvase. Sólo tendrán que modificar un poquito la pancarta y el logotipo, aquella tubería anudada sobre fondo azul que vimos en tantas balconadas y camisetas. El nuevo logo será la misma tubería, pero desanudada, y nos dirán que el trasvase es por el bien de Cataluña y quien ose oponerse a la nueva consigna será al punto tachado de facha, catalanófobo e hijoputa.

Cine patrio.

Hemos sabido que la película de Woody Allen rodada en Barcelona se exhibirá en los cines de Cataluña solo en catalán. Así lo ha anunciado Jaume Roures, uno de los gerifaltes de Mediapro, La Sexta y del cuasidiario semi-gratuito Público.
No hace falta ser un lince para intuir que ésa era una de las condiciones sine qvibus non para que las diferentes administraciones regionales largarán cerca de 200 millones de pesetas en concepto de suculenta subvención. Si algún cinéfilo catalán pretende ver la película en español tendrá -como antaño nuestros mayores que para ver según qué pelis se daban un garbeo por Perpiñán- que agarrar el coche e ir hasta el primer cine transfronterizo en Vinaroz, Graus o Tamarite.
La noticia promocional contenía, qué pícaros son, una breve sinopsis argumental de la película para estimular a los potenciales espectadores, la proyecten en catalán, lapón, en dialecto navajo y subtitulada en sánscrito o escritura cuneiforme. En efecto, nos dicen, para ponernos los dientes largos, que la cinta cuenta con tórridas escenas -agárrense que vienen curvas- entre Penélope Cruz y la despampanante Scarlett Johansson, y algún trío que otro de tan distinguidas sílfides con Javier Bardem, que aprovecha los descansos del rodaje para viajar a Cuba y presentar sus respetos a los jerarcas de la dictadura castrista (mientras en las cárceles cubanas aplican electrodos en el pene a los disidentes políticos).

Otra posibilidad será bajársela de Internet en español aun causando un grave quebranto económico a los gestores y beneficiarios de la ley del canon digital que, según unas conmovedoras declaraciones del menesteroso directivo de la SGAE, Teddy Bautista, recauda, palabras textuales, la miseria de 120 millones de euros anuales. Pírrica suma que nos anima a hacer una colecta para invitarle, pobre diablo, a un cafelito y un bollo no sea que ese famélico carpantón se nos muera de hambre, tirado en la calle, sin techo, a la intemperie, como una colilla, un esputo de tuberculoso o una plasta de chucho bien aplanada.

Boicot olímpico.

Toma cuerpo la idea de promover un boicot internacional a los Juegos Olímpicos de Pekín -o de Beijing, si es usted un cursi del carajo de la vela o rematadamente idiota- por causa de la represión China en Tibet. Pero… aquí va la letra pequeña del enlabio: el boicot no sería a los Juegos en su conjunto, sino a la ceremonia inaugural. Estaríamos, en justicia, ante un mini-boicot, como mini-trasvase será el del Ebro/Sgre que nos acabarán colando.

No se trata de caer en el desánimo absoluto al constatar la imbecilidad supina de la estirpe humana, generosamente distribuida por toda la geografía planetaria, y más acusadamente en casa, pues en algo teníamos que ser los primeros de la clase. Si piensa que tanta soplapollez es insuperable, aguarde un instante:

Uno: el brikindanse.
Dos: el cruisaíto.
Tres: el maiquelyason.
Cuatro: el robocó.

viernes, 11 de abril de 2008

Boicot olímpico


Hemos sabido que el afamado cineasta estadounidense Steven Spielberg promueve un boicot de última hora a los Juegos Olímpicos que este verano han de celebrarse en la capital china, antes llamada Pekín y que ha sido rebautizada como Beijing por muchos periodistas, razón que habría de animarnos por la misma regla de tres a decir London, hablando o escribiendo en español, al referirnos a la capital del Reino Unido, que, a su vez y por coherencia, habría de ser United Kingdom. Luego la idiotez no es patrimonio exclusivo de los artistas y cineastas, españoles o americanos, sino también de la muy noble y en ocasiones injustamente denostada profesión periodística.

Lo cierto es que el prestigioso cineasta americano se ha desmarcado del proyecto olímpico. El gobierno chino le había contratado… -largándole una buena pasta, suponemos, que por otra parte no necesita el genio del septeno arte, forrado gracias al taquillaje de la saga Indiana Jones y de otras cintas de éxito, algunas francamente excepcionales como La lista de Schindler-… para promocionar el evento a escala mundial, evento que tampoco precisa mucha promoción, pues una verbena consistente en competiciones atléticas y deportivas suscita por sí sola la atención de medio mundo a causa de la avidez globalizada de ocio y evasiones. Al tiempo que los Juegos Olímpicos son utilizados por todos los países y/o gobiernos para sacar pecho en caso de obtener alguna medalla su delegación, convirtiendo la trola, la monserga, de la hermandad planetaria a través del deporte, impregnada de un irenismo conmovedor, en un codiciado recurso de exaltación patriótica y nacional, o plurinacional -discutida y discutible- en el caso concreto de España.

Steven Spielberg ha dicho que nones. El detonante ha sido, según declaraciones a la prensa, la política exterior del gobierno chino con relación a la tragedia de Darfur, a las matanzas de civiles perpetradas por islamistas radicales, toleradas, consentidas -sino alentadas- por el gobierno sudanés. Parece ser que China, hablamos de memoria y podemos equivocarnos, con presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU hizo valer su derecho a veto para impedir la condena del régimen de Jartum y el despliegue en la región de un contingente de interposición de los cascos azules, esos cascos que al ser divisados por las facciones armadas contendientes de medio mundo se echan a temblar… de la risa que les da.
Coincidiendo con el boicot de Spielberg se ha desatado una oleada de represión en el Tibet, con algaradas, manifestaciones y más de un centenar de muertos, amén de un número indeterminado de secuestros y desapariciones. Por lo que Spielberg tendrá a mano un nuevo motivo para avalar su decisión… salvo que considere que la intervención de las autoridades chinas, en el caso tibetano, no concierne a su política exterior, sino a su política interna.

Y es que el busilis de la cuestión es ésa precisamente. A Spielberg, ese gran cineasta, pero, a lo que se ve, idiota como pocos, tanto que podría pasar por cineasta español, le enoja la política exterior China, mira tú por dónde… pero no le irrita la política del régimen chino para con los chinos, como si estos vivieran en un paraíso terrenal de libertades. China ya era una dictadura, y una dictadura feroz, cuando el fifiriche de Spielberg suscribió ese jodido contrato olímpico. ¿O no se había enterado haciendo gala de una olímpica ignorancia? Se cuentan por millones los chinos asesinados a causa de la planificación del crimen a escala industrial ejecutada con denuedo por el Politburó pequinés desde tiempos de Mao, ese carnicero extravagante que durante décadas se la puso tiesa a la progresía occidental (Tolerancio recuerda a algunos condiscípulos del Bachillerato con el Libro Rojo de marras en el cajón del pupitre dándoselas de jóvenes levantiscos y contestatarios, uuuyyy… y que hoy no recuerdan, fíjate tú, esas edificantes lecturas de mocedad).

Nos quieren vender la moto de que las autoridades chinas lavan, rascando a fondo, la fea cara de su legado político y regimental… ¿Será por sus ímprobos esfuerzos en materia de respeto a los derechos humanos? Hemos sabido que China, a la cabeza del ranking anual de ejecuciones, cierto que su demografía colosal le permite liderar diferentes tabulaciones estadísticas, del tipo que sea, ha decidido sustituir el tiro en la nuca -la munición, hasta la fecha, la costeaba la familia del reo sentenciado a la pena capital- por la inyección letal, método, no sabemos si menos drástico o abrupto y si más acorde a los tiempos presentes… novedoso procedimiento para el que el gobierno chino pretendía fichar -como a Spielberg para promocionar las Olimpiadas- al doctor Montes del hospital de Leganés, consumado especialista en jeringazos y, a mayor abundamiento, afecto a la ideología del citado régimen.

Lamentablemente tamaño avance registrado en materia de derechos humanos no ha cundido cuanto fuera deseable. El vecino régimen coreano no se ha beneficiado aún de tan alentador progreso y se ha filtrado que durante una reciente ejecución celebrada en un estadio capitalino, abarrotado por más de cien mil personas, se produjo un infausto accidente y a causa de una avalancha humana, al abandonar los espectadores el recinto deportivo, transformado por espacio de unas horas en un monumental patíbulo, murieron aplastados 6 desgraciados en un cruel sarcasmo de la fatalidad. Esto es, acudieron, acaso a desgana a una ejecución a modo de gaudio y esparcimiento, ya saben: o vas o te llevan de las orejas, y de propina la espichan 6 más, que acabaron esparcidos, pero de verdad, elevando a 7 el número total de bajas.

En resumidas cuentas a Spielberg le fastidia un rato la política China respecto al sangrante y olvidado conflicto en Darfur, y quizá también el de Tibet, pero, hablando en términos fácilmente comprensibles, y por ello me permitirán la siguiente licencia, le suda la polla -como antaño a Fernando Savater la idea de España- la política china en China.

A todo esto el COI afirma no entender de asuntos políticos… mostrando eso sí cierta preocupación por el alarmante nivel de contaminación que registra el gigante asiático, circunstancia que guarda quizá alguna relación con su vertiginoso desarrollo industrial impuesto, velis nolis, con apisonadoras y carros de combate, propiciando migraciones interiores y desplazamientos forzosos de millones de individuos a bayonetazos, es decir, por motivos políticos.
El campeón etíope de la prueba de maratón ya ha dicho que a él lo esperen sentado. Que no se juega el tipo por una medalla. Un tiparraco llamado Verbruggen, representante del COI, esa benemérita institución, dechado de humanas virtudes y reñida con cualquier componenda, soborno, conchabanza o comisión de tapadillo, ha manifestado que nada tiene que decir de los supuestos excesos del régimen chino en Tibet como nada diría tampoco, si las Olimpiadas se celebrasen en España, de la insensibilidad de su gobierno con relación a las demandas soberanistas de los nacionalistas vascos, de los combativos guerrilleros de ETA. Ponderada observación que no ha merecido, que sepamos, réplica o protesta formal alguna ni del Comité Olímpico Español ni del gobierno de la nación -de naciones-. Esa es la consecuencia lógica, qué se esperaban, de dar cancha y legitimidad a ETA, llevando mociones negociadoras y otras concesiones vergonzantes a foros internacionales como el Parlamento Europeo. No ha transcurrido tanto tiempo desde entonces como para haberlo olvidado.
No tratándose de una rectificación, pero quitando hierro al asunto y para congraciarse con autoridades y paisanaje patrios, el señor Verbruggen, apellido que suena a onomatopeya de cólico, de borborigmo intestinal, añadió que también el COI adoptará el Chiki-chiki como himno inaugural de los Juegos de Pekín.

martes, 8 de abril de 2008

¡Cámaras... inacción!


Llegan nuevas subvenciones al cine patrio. Cuando supimos meses atrás que nuestro providente gobierno regional preparaba un plan de choque en su auxilio, nos temimos lo peor… pero nuestras expectativas han sido ampliamente superadas. Un aviso del intervencionismo y de la supervisión política que se avecinan fue el nombramiento de Joel Joan como número uno del Colegio de Cineastas de Cataluña, o cosa parecida -ese gran actor que se autodefinió como amigo de los etarras en sentido y póstumo homenaje a mosén Xirinachs, una de las pocas personas que últimamente, y en honor a la verdad, se ha suicidado e inmolado el solito, como mandan los cánones suicidas e inmolatorios, o como quiera que se diga-. Elección, la de Joel Joan, que transmite una idea muy aproximada del nivel deslumbrante del gremio local del septeno arte.

Se ha establecido una renovada baremación de méritos para acceder a la mollar tanda de subvenciones. Algunos de los ítems valorados con una carretada de puntos, tal y como ha destacado la prensa, son:

-Que la película se ruede íntegramente en Cataluña. Eso se traduce en la necesaria aparición de exteriores a patadas, pues los planos en estudio ofrecen serias dudas de localización. De tal suerte que si la película es de aventuras y hay, por exigencias del guión, que filmar una secuencia en las fuentes del Nilo, habrá que conformarse con rodar los planos en Castellar de N’Hug, por contener dicho término municipal las caudalosas y bravías aguas del nacimiento del río Llobregat -ahora en espera de la aportación puntual del Segre-. No será lo mismo, pero…

-Que el equipo de producción, realización y rodaje esté integrado exclusivamente por catalanes, aunque no sabemos si de nacimiento o también de residencia. Contemplando la disposición más restrictiva, y con arreglo al primero de los supuestos, si el sonderkommando Montilla hubiera orientado su desempeño profesional hacia el glamouroso mundo del celuloide como técnico de sonido, por ejemplo -o hacia la interpretación, especializado en papeles dramáticos a causa de sus grandes dotes declamatorias- su participación restaría puntos al proyecto cinematográfico a causa de su nacimiento allende nuestras fronteras.

-Que la película aborde un asunto vinculado a la historia, tradición o actualidad específicamente catalanas. De tal suerte que en la sección de documentales, una cinta sobre una calçotada dominical en Valls o un aplec de puntaires en L’Arboç del Penedés, precederán en rango e importancia a los hipotéticos reportajes, de interés humano -como reza el tópico-, que un intrépido documentalista, jugándose el pellejo, pretendiera rodar sobre las mujeres-jirafa de Birmania, los cultivos de opio en remotas y montuosas comarcas de Afganistán o sobre la explotación vergonzante de niños esclavizados en talleres textiles del sudeste asiático. Es decir, puntaires sí, travesía oceánica en cayucos desde las costas de Mauritania, no.

-Que actores y directores sean catalanes, de nacimiento o vecindad. De modo que no tendrá sentido tantear en adelante a intérpretes de cierta nombradía internacional con un guión apetecible para promocionar un producto digno, apto para su distribución en el mercado exterior. A veces actores consagrados participan en producciones modestas si el proyecto es de su interés. Pero habremos de conformarnos para los restos con el star system autóctono. Que nadie pierda el tiempo echando los tejos a Juliette Binoche o a Audrey Tautou, la chica de Amélie, teniendo a mano a Lloll Bertran. Recordemos que Nicole Kidman trabajó a las órdenes de Alejandro Amenábar en Los otros, suponemos que renunciando a su caché habitual a cambio de intervenir en un rodaje especialmente atractivo… cierto que tampoco Amenábar es catalán y como director no obtendría puntos para optar a una subvención -que no necesita- salvo que se empadronase en Cornudella de Montsant.

Todo lo dicho hasta aquí lo pondremos en solfa con un par de ejemplos esclarecedores que servirán para hacernos una cabal idea del operativo encaminado a reflotar y proteger la industria cinematográfica local desde la dominante óptica nacionalista:

-Una película de 90 minutos de metraje con un encuadre o plano fijo, inamovible, de principio a fin, del zurullo humeante y pisoteado de un chucho callejero -cedido por una protectora de animales que acredite con papeles en regla que el animal es nacido en Cataluña-, con la Sagrada Familia al fondo, exterior fácilmente reconocible, y con una banda sonora a base de estomagantes canciones de Nuria Feliu, ganaría todos los puntos posibles, la mayor de las subvenciones. Otra de espionaje, un film trepidante rodado entre Barcelona, Marsella y Marrakech, y no nos vamos muy lejos para no disparar el presupuesto, con la intervención estelar de Hellen Mirren, por amistad con el productor, y del oscarizado Javier Bardem, tan de moda, como reclamo ambos para una digna recaudación, no obtendría ni un jodido punto, y en consecuencia, ni un duro. Como sucedería también con una despitochante cinta de piratas rodada en Malta, en el Blue Lagoon, con Edward Norton, Scarlette Johansson y Elsa Patacky, con la blusa mojada, por ejemplo.

-En caso de empate a puntos entre dos proyectos idénticos y teniendo, por exigencias del guión, que grabar un plano de la fachada de un casino -se trata de una divertida comedia sobre las andanzas de un tahúr, de un pícaro seductor y sofisticado que nos recuerda a David Niven o a Jeann Paul Belmondo-... dará más puntos que aparezca en pantalla el casino de Lloret que no el de Montecarlo. Ante un caso similar, también de empate a puntos, si el detective privado de la película sujeta a subvención, un ex-policía alcohólico y de torturada existencia, abandonado por su mujer, una especie de Bruce Willis o de Steve McQueen, se toma una cerveza en la barra de un bar, el desempate favorecerá a aquella peli en la que el protagonista se pimple una Estrella Dorada -que patrocina además la Plataforma de Selecciones Catalanas- que no si pide una Heineken al camarero. Si en otra cinta nuestra heroína, una chica estilosa y refinada, está tomando un botellín de agua en el velador de mármol de una terraza chic, será preferible, cara a las subvenciones, que en lugar de tomarse una San Pellegrino o un agüita de Évian, beba Fontvella o agua de Viladrau. Asimismo, y en caso de empate, si toca rodar una de gángsters con secuencia obligada de una función de variedades, convendrá que la vedette sea Amparo -o Empar- Moreno con plumas y lentejuelas enseñando cacha amorcillada que no Sophie Morceau en el papel de primera bailarina del cabaret.

Silencio, se rueda…quiero decir, silenci, estem rodant... ¡¡¡Corten!!! Esto es de locos. Lo siento por el cine patrio, pero que no esperen a Tolerancio en la sala. No irá al cine ni que le regalen las entradas.



viernes, 4 de abril de 2008

Otro trasvase del Ebro es posible


Otra cultura del agua es posible fue un lema que hizo fortuna tiempo atrás como supuesta alternativa al controvertido trasvase del Ebro, derogado tras la llegada al poder de ZP en marzo del 2004. Hay que admitir que es un lema efectivo porque es polivalente. Se trata de un lema matriz que admite todos los complementos imaginables. Vale para un roto y para un descosido, para lo que le pase por el magín a Fulanito o a Zutanito… y en aras de la economía de pensamiento hay que optimizar los pocos recursos disponibles dado que el excedente intelectual es muy limitado:

Otra política exterior es posible/ Otra estructura familiar es posible/ Otra cultura del aborto es posible/ Otra memoria histórica es posible/ Otro concepto de nación -además de discutido y discutible- es posible/ Otra ley de la gravedad es posible… y así hasta n. Incluso otra posibilidad es posible y suma y sigue porque otra suma es posible, pues a partir de ahora dos más dos puede ser cinco si todos lo deseamos firmemente dándonos las manos en círculo, transmitiendo nuestra energía de uno a otro, potenciándola, en un rito fraterno a lo Viva la gente.

Descartado el trasvase del Ebro y a la espera de los barcos-cisterna/barcos botijo cargados de agua potable que zarparán de una desaladora almeriense, provincia ésta famosa por sus cauces fluviales y su descomunal superávit hídrico, y con inmigrantes ilegales enrolados en la tripulación para alimentar a paladas las salas de máquinas, el gobierno regional tripartito ha alumbrado una idea fastuosa para combatir la pertinaz sequía que afecta especialmente al abastecimiento de agua para consumo humano: otro trasvase del Ebro, o mejor, un trasvase encubierto de la cuenca hidrográfica del Ebro, pues el agua se tomará del río Segre, en el término municipal de Prats i Samsor, comarca de la Cerdaña.
Nos dicen que no se trata de un trasvase sino de una captación de agua, bien hallado e ingenioso eufemismo, todo hay que decirlo, y que no será permanente, sino temporal, como temporales son todos los trasvases, pues se trasvasa agua siempre que el caudal del río, si registra un excedente, lo permite.

No obstante, en honor a la verdad, hay alguna diferencia entre el trasvase original, que generó una movilización sin precedentes, y el actual. Aquel tomaría el agua en la desembocadura del río, antes de morir en el mar, y éste la tomará antes de verter el Segre sus aguas en el Ebro, cerca de Mequinenza, en Aragón, en un punto distante unos ciento cincuenta kilómetros de la desembocadura. Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar.
Lógicamente -era previsible que pusieran el argumento sobre el tapete- hay quien se ha apresurado a decir que captar agua del río Segre no es un trasvase del Ebro en sentido estricto, pues el Segre y el Ebro son ríos distintos. Cierto que uno es afluente del otro, pero con no decirlo, la gente no tiene por qué saberlo. Y esto es así porque el grado de conocimiento de geografía y cuencas hidrográficas está por los suelos gracias a los nuevos planes de estudio y a los contenidos académicos, en régimen de desconexión y cortocircuito docente, gestionados por los gobiernos regionales con las competencias educativas transferidas. Una encuesta lo demuestra inequívocamente:

Preguntado un nutrido grupo de escolares aborígenes por la relación Ebro/Segre, las respuestas obtenidas fueron:

-Un 30% sostuvo que naciendo el Ebro en un país extranjero, es imposible que por despecho o desafección emocional o fluvial vierta en él sus aguas un río catalán, el Segre -que, por cierto, nace en Francia-.
-Un 25% sostuvo que el Segre es un afluente del Ródano.
-Un 20% que el Ebro no es un río, sino el nombre en clave de un operativo diseñado en las Azores, en alevosa conchabanza entre George Bush y el anterior gobierno del PP, para perjudicar a Cataluña.
-Otro 20% sostuvo que Ebro no es un río sino una marca de tractores y de maquinaria agrícola.
-Un 15% respondió que Segre es el nombre de un centrocampista brasileño del Barça.
-Y finalmente un 10% afirmó no saber qué diantre es un río -un 40% de los encuestados admitió no saber tampoco qué carajo es un afluente- pero todos dijeron saberse de memoria la letra completa del Chiki-chiki.

Los porcentajes no suman 100, pero también eso da igual, pues la gente ya no sabe sumar sin calculadora.

El agua se tomará en el término municipal de Prats i Samsor mediante el novedoso procedimiento de la captación de agua. Esta terminología, una suerte de trampantojo léxico, ha tenido relativo éxito y vemos que el domingo 30 de marzo la portada del diario El Periódico de Cataluña titula el asunto con esa original expresión. De tal suerte que la burda manipulación ha cedido su asiento directamente a la sustitución de la realidad, qué caramba… para qué andarnos con medias tintas.
Es posible que los planes trasvasistas del gobierno regional antitrasvasista desaten una tímida y domesticada protesta entre colectivos damnificados, pero será una cosa simbólica y poco o nada sostenida y está por ver si la pancarta que encabece la hipotética manifa dirá no al trasvase encubierto o no a la captación de agua, por aquello de la obediencia debida.

El agua trasvasada o captada irá a parar al cauce del río Llobregat a través de un ramal secundario del túnel del Cadí y ya han advertido las autoridades de Tráfico que el hectómetro cúbico no pagará peaje, asunto de no poca importancia, pues existía cierto y justificado temor entre los usuarios a que el importe del peaje fuera repercutido sobre las tarifas de consumo en la factura mensual domiciliaria. La desinteresada aportación de agua desde el río Segre se complementará con captaciones, eso dicen, en pozos de la provincia de Tarragona y con un nutrido ejército de zahoríes peinando los campos catalanes en toda su extensión para buscar nuevos recursos hídricos haciendo oscilar sus péndulos y sus trebejos de rabdomantes.

Los agoreros aseguran que la del agua será la batalla del siglo XXI a escala planetaria por efecto del calentamiento global y de un proceso desatado de galopante desertización. En Cataluña ya hemos vivido las primeras escaramuzas. Para muestra un botón: la guerra de los balnearios que, meses atrás, saltó a las crónicas de los medios de comunicación. Aunque la lucha fue enconada entre los balnearios Vichy Catalán y Prats ( Caldas de Malavella) la sangre no llegó al río. Escenarios pintiparados, paradójicamente, para el belicismo pues en el segundo rodaron algunas secuencias de una película de cierto éxito titulada Soldados de Salamina. No se registraron bajas entre los contendientes pero es significativo que en Cataluña -vanguardia de la noble y loable causa pacifista, famosa en el orbe de la Tierra por sus multitudinarias manifestaciones contra las guerras, o mejor, contra la guerra de Irak, pues las demás, como la de Sudán, no suscitan el más mínimo interés, no dando ni para una triste cacerolada vespertina- las hostilidades se desataran entre dos establecimientos destinados a la calma y el reposo, diseñados específicamente para sestear en silencio, sosegadamente, y donde la paz, además de los baños y masajes reparadores, es consustancial a los mismos. Nuestras tropas son destinadas en misión de paz a países en guerra -Afganistán y Líbano- pero en casa las riñas estallan entre balnearios. El mundo al revés.

Pero la del agua es una guerra que se libra en muchos frentes y el gobierno regional de Aragón ha dicho también esta boca es mía y al amparo de su nuevo redactado estatutario que contempla lo que llaman blindaje del Ebro, que dio mucho que hablar en su día, entendiendo por tal toda la cuenca hidrográfica, incluidos riachuelos montuosos y meandros serpenteantes, y también el Segre que discurre un trecho por dicha región antes de chapuzarse en el caudal principal del Ebro, se conjura -es un decir pues tragarán lo que PSC y ZP dispongan- para impedir trasvase o captación de una sola gota, de una gotícula diminuta.
Con semejante panorama no es extraño que los científicos de la NASA vayan como locos por hallar líquido elemento en sus exploraciones interestelares, lanzando sondas, Mariner y Viking, rumbo al planeta rojo, donde presumen la existencia de ingentes reservas de agua, con alto contenido en minerales ferrosos, o eso dicen, como las aguas de tonalidad cúprica del onubense río Tinto.

Mientras se dirime la nueva batalla del Ebro -Tolerancio se juega el bigote a que habrá trasvase, es decir, captación- hemos visto a los vecinos de la localidad riojana de San Asensio, con el párroco a la cabeza, salir en rogativa para impetrar a la Virgen que la salvifica lluvia se derrame abundosa sobre los campos sedientos. El rito propiciatorio funcionó. Allí estaban, 30/03/08, las cámaras del noticiero de Antena 3 para levantar acta notarial y periodística del pluviométrico milagro. Sorprende que el Delegado del Gobierno, a las órdenes del laicista gabinete ZP, no enviara una dotación de la Benemérita para interceptar y disolver -pero no a manguerazos, claro- a esos idólatras peligrosos, animados por las más aviesas intenciones.

En otro orden de cosas y paralelamente a las diligentes gestiones del ministrín de Medio Ambiente del tripartito antitrasvasista, el ecotrasvasador señor Baltasar, se han implementado una serie de duras y disuasorias sanciones administrativas para combatir con determinación el despilfarro de agua de los particulares -consumo abusivo, piscinas, lavado de coches- que denunciarán sin falta agentes de los Mossos d’Esquadra, sin falta y sin faltas ortográficas, redactando los informes en un catalán impecable, claro es, so pena del pertinente expediente disciplinario incoado por el ecotorturador Saura, como ha sucedido recientemente con un agente destinado en Gerona. No obstante la administración autonómica obviará multarse a sí misma por el descomunal escape de agua detectado en una tubería del término municipal de Badalona que derrama infructuosamente, como el onanista su simiente, miles de litros diarios desde hace años y que no será reparada hasta el 2.080, como muy pronto y según sus propias estimaciones.

En esta sazón y punto se toma el gañán de Tolerancio la licencia de recomendarles una bonita excursión campestre por los senderos de la Cerdaña, esa comarca apacible, de suaves ondulaciones, entre las cercanas e imponentes cresterías de la sierra del Cadí y de la cordillera pirenaica, y que sería preciso realizar antes del infausto comienzo las obras.

Alp-Bellver de la Cerdaña.- Dejamos el vehículo en Bellver, interesante base de operaciones y escenario de una de las más terroríficas Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, La cruz del diablo. Tomamos un autobús comarcal hasta Alp. No preguntaremos nada a la encargada de la Oficina de Turismo, pues a pesar de la buena presencia -gasta un par de melones de toma pan y moja- su colaboración será de nula utilidad. Enfilamos el camí vell de Sanavastre y bordeamos las instalaciones del Aeródromo de la comarca. Si tenemos suerte y las condiciones climáticas lo permiten veremos globos aerostáticos de colorines, avionetas y ultraligeros. Llegaremos a Sanavastre. El siguiente hito es Prats i Samsor, donde el ecotrasvasista Baltasar pretende captar las dichosas aguas que, en su opinión, son menores. Cruzamos la carretera antes de llegar a Baltarga y enlazamos con el sendero rumbo a las pequeñas aldehuelas de Beders y Bors. Y de allí regresamos a Bellver, previa escala en la bonita iglesia románica de Talló, donde confluye la ruta de los Segadores que cruza las estribaciones del Cadi desde el Berguedá a la Cerdaña. Según podómetro, 28.140 pasos y una distancia aproximada de unos 19’7 kms, incluidos despistes y extravíos. Este agradabilísimo paseo nos llevará prácticamente todo el día con sus descansos y un alto en el camino para el necesario avituallamiento.

Otras excursiones recomendadas son la ruta de la nutria, de Martinet a Bellver y que, pese a tan sugerente nombre, no garantiza el deseado avistamiento de las simpáticas bestezuelas, y cómo no, la visita obligada al estanque de Malniu, en Meranges, tras el refugio del que parten las ascensiones al Puigpedrós, 2.914 metros, y donde disfrutarán de un paisaje magnífico. El lago se hiela en invierno y parece una inmensa pista de patinaje. En sus inmediaciones corretean alegremente caballos de membrudas patas y largas crines. Un primor. Pero, lo dicho, apresúrense antes de que el ecotrasvasador Baltasar entre allí con sus bombas extractoras o captadoras de agua como un elefante en una cacharrería. Y crucemos los dedos para que no le dé a ese patán por drenar el estanque de Malniu y dejarlo más seco que la mojama.

Lo que son las cosas… en su día alguien dijo, creemos que fue el expresidente Maragall, en un rapto de altruismo y solidaridad, que ni una gota del Ebro para el sur. Ahora parece que del sur, de las desaladoras meridionales, llegarán los barcos cargados de agua. Pero esta mayúscula e hídrica astracanada, en el fondo, nada tiene de extraño, pues estamos más que acostumbrados a que nos digan que llueve cuando nos están meando encima.

martes, 1 de abril de 2008

Montes/ Morín/... Mengele


No son pocas las voces que se alzan para conceder a los doctores Montes (hospital de Leganés) y Morín (clínicas abortistas de Barcelona), ex aeqvo, el premio Nobel de Medicina. Sus principales valedores son el ministro de Sanidad, Bernat Soria, y la consejera del ramo del gobierno regional tripartito, Sra. Geli.

Uno contrajo méritos gracias a las sedaciones masivas no autorizadas por los familiares de los enfermos y administradas en los boxes de Urgencias, contraviniendo todos los apartados del protocolo médico, a pesar de la irrelevancia judicial fallada por los magistrados que entendieron del caso, esos incorruptibles paladines de la separación de poderes, ajenos a toda componenda con tufo a obediencia política según soplen los vientos -un par de ellos firmantes de un manifiesto favorable a la legalización de la eutanasia-… y el otro triturando y licuando fetos de hasta treinta semanas de gestación en una picadora de carne y tendrún de tamaño industrial que es la envidia de la firma multinacional de fast food McDonald’s.

El doctor Montes compareció como artista invitado en varios mítines de la última campaña electoral recibiendo parabienes y abrazos por doquier. Ha inspirado conmovedores artículos y ya se trabaja en un guión cinematográfico basado en su vida y obra que llevará por título Médico de Familia y que protagonizará gratis el mismísimo y oscarizado Javier Bardem, si su apretada agenda (viajes a Cuba para presentar respetos al régimen castrista y rodajes en Hollywood, la tan denostada Meca del cine) se lo permite.
No pasó desapercibida la presencia del doctor Montes en un acto celebrado en Madrid y promovido por una plataforma de artistas en apoyo de ZP, los de Bellas Artes -no confundir con la célebre checa madrileña del mismo nombre- pues también lo es él, un auténtico artista de las sedaciones con la chuta de estricnina, a imagen y semejanza de los cineastas españoles que promueven la sedación y aburrimiento masivos de los espectadores, razón que explica el descenso notable de la cuota de mercado de las películas autóctonas -y no ha sido aún mayor por el estreno de títulos aceptables como REC y El orfanato-.
Hemos sabido que forman legión quienes se han apresurado a suscribir un manifiesto en apoyo del doctor Montes exigiendo a las autoridades sanitarias que en caso de enfermar o sufrir grave accidente, los firmantes o sus parientes, y con arreglo al principio de libre elección de personal sanitario, sean puestos bajo los providentes cuidados del heroico doctor, beneficiado, por otra parte, gracias a su participación en SEMFYC, de las jugosas subvenciones concedidas en 2007 a dicha entidad por el Ministerio de Sanidad.

Las andanzas del doctor Morín, el ángel exterminador de Barcelona, no le van a la zaga. La prensa… -no toda, pues preguntados los lectores de El Periódico de Cataluña y El País para calibrar su grado de conocimiento del siniestro personaje, respondieron mayoritariamente que doctor Morín es el alias de uno de los integrantes de la célula islamista de puteros y grifotas autora del 11-M o el nombre de un grupo musical de tendencia after-punk-... nos ha ofrecido sus hazañas por capítulos, en formato folletinesco, como las aventuras de Rocambole.
Costó lo suyo que el serial arrancara, pues ya hace años se produjo la primera denuncia que fue, cómo no, archivada y no pasó el filtro periodístico. Las investigaciones iniciales las llevaron los Mossos d’Esquadra, pero los agentes recibieron órdenes del alto mando, del ecotorturador Joan Saura, para que se desentendieran de tan espinoso asunto… -y se centraran en las no menos escandalosas carreras de caracoles ilegales y en las palizas generosamente prodigadas a los detenidos en los calabozos de la Comisaría de Les Corts colgadas en YouTube-… siendo finalmente sustituidos por la Guardia Civil.

El Colegio de Médicos de Barcelona destacó una comisión de avezados sabuesos a la clínica Ginemedex donde confundieron la picadora industrial para desmenuzar fetos con una pianola. Es posible que la inclusión de la clínica del doctor Morín en la página web de la consejería de Sanidad, la que pagamos todos, como link o enlace particularmente recomendado a jóvenes internautas que quisieran interrumpir -pero del todo y para siempre- embarazos no deseados, guardara relación con la vista gorda que practicaron en su día las autoridades regionales.

Pero hemos averiguado más cosas. Como la vertiginosa promoción profesional del personal de limpieza en dichas clínicas realizando funciones de ginecología y de enfermería en quirófano, cambiando la fregona por el bisturí y la epidural e instaurando aquí y ahora ese paraíso del igualitarismo laboral que se resume sucintamente en que todo el mundo es igual y que todos servimos para lo mismo, bien para cargar las maletas en la bodega de un avión de pasajeros o bien para pilotarlo, indistintamente. Previamente a toda intervención se precisaba el pertinente informe psicológico que habilitara el raspado o estacazo de turno y para ello el doctor Morín contaba con el valioso auxilio de un psicólogo, especialista en falsificaciones documentales, y destinado a caso hecho en una institución penitenciaria… y qué mejor lugar que ése para batallar con los desajustes anímicos y emocionales de los parroquianos y trasladar todo ese caudal de experiencia al ámbito abortista.
Que algunos abortos se practicaran a fetos de hasta 30 semanas de gestación no es una minucia pero, por razones de espacio, no abordaremos ese dato escalofriante. Por otro lado la escasez de personal médico que se prestara a enlodarse en tan inmunda escabechina, aconsejó al infatigable Morín, hombre previsor y de recursos, contratar médicos o estudiantes de medicina procedentes de países sudamericanos con titulación no homologada, fomentando de manera ejemplar la contratación en origen para mejor luchar contra esa lacra que es la inmigración ilegal descontrolada, o mejor, controlada pero por mafias de tratantes de esclavos.
También burló -no perdía el tiempo- la vigilancia policial, una vez bajo sospecha, ejecutando sus edificantes prácticas médicas en pisos particulares, demostrando una capacidad innata, óptima, para adaptarse a situaciones adversas.

Tampoco, y de conformidad con la truculencia del relato, ha sorprendido que el doctor Morín se deshiciera de los restos humanos sin observar los procedimientos más elementales, camuflando fetos entra gasas, vendas y material sanitario desechable, tirándolos a la basura directamente, salvo los pedazos comestibles para solaz acaso de voraces chuchos callejeros.

En definitiva, en la historia del doctor Morín solo han faltado el aliño de episodios de canibalismo u orgías a lo Barbazul, sobrenombre del condestable Gilles de Rais, Mariscal de Francia y lugarteniente de la dulce y virginal Juana, la doncella de Lorena, que entre pelea y pelea contra los ingleses amenizaba sus fenomenales cuchipandas empalando niños en espetones para zampárselos en medio de descomunales verbenas sexuales con ingestión ritual de sangre, en una suerte de quermés vampírica que luego copió la condesa húngara Bathory, que habría sido la novia perfecta del conde Drácula.
El doctor Morín, ya metido en harina -para optimizar recursos y aplicando a los fetos la máxima de la porcinocultura: del cerdo nada se tira y todo se aprovecha-, habría podido montar un figón especializado en empanadillas rellenas de carne picada y competir con la gobernanta enamorada de Swenney Tood, el barbero diabólico de la calle Fleet, como verán, si les place, en el musical de Tim Burton que aún continúa en cartelera. Sin hacer ascos a la extracción de osteína contenida en los maleables huesos de los bebés para revenderla a precio de oro a las sectas satánicas que precisan ese principalísimo ingrediente para elaborar su bebedizo o fumadizo alucinógeno llamado cola de diablo.

El doctor Morín se ha forrado, eso está fuera de duda. Ha amasado una verdadera fortuna, con ingenio y tesón, el fruto de muchos años de trabajo pasando nasciturus… -que en la incubadora habrían subsistido, pues hasta niños nacidos con seis meses de gestación, unas 26 semanas, sobreviven fuera del vientre materno-… por la trituradora. El negocio le ha dado para montar un holding de empresas e incluso evadir divisas a un paraíso fiscal. Todo un crack. Y crack es el ruidito, que no es una nana precisamente, que hacen las agujas del interfecto cuando perforan el blando cráneo de sus víctimas.

Montes y Morín forman un tándem de aúpa. No sabemos con exactitud qué derrota tomarán la legislación futura y los usos y costumbres para tratar asuntos como la eutanasia activa, el aborto y la investigación -o manipulación genética-. Qué pensaremos de estas materias dentro de 30 o 40 años… aunque con unas cuantas promociones de estudiantes sometidas a las bondades sin cuento del adoctrinamiento intensivo diseñado desde Educación por la Ciudadanía y eficazmente complementado por los creadores de opinión, articulistas varios, guionistas de cine -de cine español, claro- y otros (filósofos de pacotilla. antropólogos en nómina, amén de comunicadores de éxito de magazines televisivos)… nos lo podemos imaginar sin demasiado esfuerzo y, por lo tanto, nos tememos lo peor.

Montes y Morín no pasarán a la historia como lo que son, alumnos aventajados de otro doctor de infausta memoria e imposible rehabilitación: Joseph Mengele. No, más bien estas historias macabras, dantescas, abracadabrantes tomarán otro rumbo y contando con la imbecilización progresiva y sin enmienda del paisanaje, aspirarán al rango de precursores (cuando pase la tormenta, ingresen o no en prisión, caigan o no por espacio de unos años en el más absoluto descrédito), de héroes incomprendidos en su tiempo. Serán su figura y su obra rescatadas y elevadas a los altares de la ciencia y de la más desinteresada y ennoblecedora filantropía.

Hace un par de años tuvo cierto éxito en las pantallas una película titulada El secreto de Vera Drake, basada en una historia real. El caso escandalizó a la sociedad de la época y Vera Drake, acusada de atentar contra la salud pública por practicar abortos clandestinos, fue juzgada y encarcelada. Con todo, la película construye un personaje en parte inconsciente de algunas de las implicaciones de sus actos. Es decir, nada que ver con estos carniceros colegiados -Montes, Morín… Mengele- que cursaron estudios superiores y fueron adiestrados en el conocimiento académico y técnico de la especialidad médica.

Si para Vera Drake, una ursulina al lado de estos matarifes con bata blanca y fonendo al cuello, hubo décadas después una cinta que reivindicó su figura o rescató su memoria, para estos pájaros habrá también, a no mucho tardar, película con nominaciones a los Goya y, para cerrar plaza, precisamente eso, una plaza con busto incluido en Leganés o Barcelona. O un parquecito infantil, con su tobogán y sus columpios… como el de ese pueblecito vasco dedicado a un etarra que acribilló a balazos a un oficial del Ejército delante de sus hijos. O por qué no, una cátedra de medicina en nuestras universidades, esos templos de la sabiduría que son la envidia de medio mundo, como ilustres precursores que serán de la eutanasia activa y del aborto libre sin más plazos que los pactados entre médico y paciente para satisfacer el importe de la intervención, pues la incipiente crisis económica afectará a la modalidad llamada antaño de pronto pago.


Despachos de última hora:

1.- Un transexual, que antes fue mujer y ahora es hombre, o cuando menos tiene pito, se ha quedado embarazado/a. El ministro Bernat Soria, con arreglo a la ética almodovariana dominante en la izquierda española más avanzada ha tenido un orgasmo zeroliano.

2.- El Colegio de Médicos de Barcelona sostiene que no hace falta ser ginecólogo para practicar un aborto. Luego un lampista, un fresador o un ladrón de cable de cobre también valen.