viernes, 4 de abril de 2008

Otro trasvase del Ebro es posible


Otra cultura del agua es posible fue un lema que hizo fortuna tiempo atrás como supuesta alternativa al controvertido trasvase del Ebro, derogado tras la llegada al poder de ZP en marzo del 2004. Hay que admitir que es un lema efectivo porque es polivalente. Se trata de un lema matriz que admite todos los complementos imaginables. Vale para un roto y para un descosido, para lo que le pase por el magín a Fulanito o a Zutanito… y en aras de la economía de pensamiento hay que optimizar los pocos recursos disponibles dado que el excedente intelectual es muy limitado:

Otra política exterior es posible/ Otra estructura familiar es posible/ Otra cultura del aborto es posible/ Otra memoria histórica es posible/ Otro concepto de nación -además de discutido y discutible- es posible/ Otra ley de la gravedad es posible… y así hasta n. Incluso otra posibilidad es posible y suma y sigue porque otra suma es posible, pues a partir de ahora dos más dos puede ser cinco si todos lo deseamos firmemente dándonos las manos en círculo, transmitiendo nuestra energía de uno a otro, potenciándola, en un rito fraterno a lo Viva la gente.

Descartado el trasvase del Ebro y a la espera de los barcos-cisterna/barcos botijo cargados de agua potable que zarparán de una desaladora almeriense, provincia ésta famosa por sus cauces fluviales y su descomunal superávit hídrico, y con inmigrantes ilegales enrolados en la tripulación para alimentar a paladas las salas de máquinas, el gobierno regional tripartito ha alumbrado una idea fastuosa para combatir la pertinaz sequía que afecta especialmente al abastecimiento de agua para consumo humano: otro trasvase del Ebro, o mejor, un trasvase encubierto de la cuenca hidrográfica del Ebro, pues el agua se tomará del río Segre, en el término municipal de Prats i Samsor, comarca de la Cerdaña.
Nos dicen que no se trata de un trasvase sino de una captación de agua, bien hallado e ingenioso eufemismo, todo hay que decirlo, y que no será permanente, sino temporal, como temporales son todos los trasvases, pues se trasvasa agua siempre que el caudal del río, si registra un excedente, lo permite.

No obstante, en honor a la verdad, hay alguna diferencia entre el trasvase original, que generó una movilización sin precedentes, y el actual. Aquel tomaría el agua en la desembocadura del río, antes de morir en el mar, y éste la tomará antes de verter el Segre sus aguas en el Ebro, cerca de Mequinenza, en Aragón, en un punto distante unos ciento cincuenta kilómetros de la desembocadura. Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar.
Lógicamente -era previsible que pusieran el argumento sobre el tapete- hay quien se ha apresurado a decir que captar agua del río Segre no es un trasvase del Ebro en sentido estricto, pues el Segre y el Ebro son ríos distintos. Cierto que uno es afluente del otro, pero con no decirlo, la gente no tiene por qué saberlo. Y esto es así porque el grado de conocimiento de geografía y cuencas hidrográficas está por los suelos gracias a los nuevos planes de estudio y a los contenidos académicos, en régimen de desconexión y cortocircuito docente, gestionados por los gobiernos regionales con las competencias educativas transferidas. Una encuesta lo demuestra inequívocamente:

Preguntado un nutrido grupo de escolares aborígenes por la relación Ebro/Segre, las respuestas obtenidas fueron:

-Un 30% sostuvo que naciendo el Ebro en un país extranjero, es imposible que por despecho o desafección emocional o fluvial vierta en él sus aguas un río catalán, el Segre -que, por cierto, nace en Francia-.
-Un 25% sostuvo que el Segre es un afluente del Ródano.
-Un 20% que el Ebro no es un río, sino el nombre en clave de un operativo diseñado en las Azores, en alevosa conchabanza entre George Bush y el anterior gobierno del PP, para perjudicar a Cataluña.
-Otro 20% sostuvo que Ebro no es un río sino una marca de tractores y de maquinaria agrícola.
-Un 15% respondió que Segre es el nombre de un centrocampista brasileño del Barça.
-Y finalmente un 10% afirmó no saber qué diantre es un río -un 40% de los encuestados admitió no saber tampoco qué carajo es un afluente- pero todos dijeron saberse de memoria la letra completa del Chiki-chiki.

Los porcentajes no suman 100, pero también eso da igual, pues la gente ya no sabe sumar sin calculadora.

El agua se tomará en el término municipal de Prats i Samsor mediante el novedoso procedimiento de la captación de agua. Esta terminología, una suerte de trampantojo léxico, ha tenido relativo éxito y vemos que el domingo 30 de marzo la portada del diario El Periódico de Cataluña titula el asunto con esa original expresión. De tal suerte que la burda manipulación ha cedido su asiento directamente a la sustitución de la realidad, qué caramba… para qué andarnos con medias tintas.
Es posible que los planes trasvasistas del gobierno regional antitrasvasista desaten una tímida y domesticada protesta entre colectivos damnificados, pero será una cosa simbólica y poco o nada sostenida y está por ver si la pancarta que encabece la hipotética manifa dirá no al trasvase encubierto o no a la captación de agua, por aquello de la obediencia debida.

El agua trasvasada o captada irá a parar al cauce del río Llobregat a través de un ramal secundario del túnel del Cadí y ya han advertido las autoridades de Tráfico que el hectómetro cúbico no pagará peaje, asunto de no poca importancia, pues existía cierto y justificado temor entre los usuarios a que el importe del peaje fuera repercutido sobre las tarifas de consumo en la factura mensual domiciliaria. La desinteresada aportación de agua desde el río Segre se complementará con captaciones, eso dicen, en pozos de la provincia de Tarragona y con un nutrido ejército de zahoríes peinando los campos catalanes en toda su extensión para buscar nuevos recursos hídricos haciendo oscilar sus péndulos y sus trebejos de rabdomantes.

Los agoreros aseguran que la del agua será la batalla del siglo XXI a escala planetaria por efecto del calentamiento global y de un proceso desatado de galopante desertización. En Cataluña ya hemos vivido las primeras escaramuzas. Para muestra un botón: la guerra de los balnearios que, meses atrás, saltó a las crónicas de los medios de comunicación. Aunque la lucha fue enconada entre los balnearios Vichy Catalán y Prats ( Caldas de Malavella) la sangre no llegó al río. Escenarios pintiparados, paradójicamente, para el belicismo pues en el segundo rodaron algunas secuencias de una película de cierto éxito titulada Soldados de Salamina. No se registraron bajas entre los contendientes pero es significativo que en Cataluña -vanguardia de la noble y loable causa pacifista, famosa en el orbe de la Tierra por sus multitudinarias manifestaciones contra las guerras, o mejor, contra la guerra de Irak, pues las demás, como la de Sudán, no suscitan el más mínimo interés, no dando ni para una triste cacerolada vespertina- las hostilidades se desataran entre dos establecimientos destinados a la calma y el reposo, diseñados específicamente para sestear en silencio, sosegadamente, y donde la paz, además de los baños y masajes reparadores, es consustancial a los mismos. Nuestras tropas son destinadas en misión de paz a países en guerra -Afganistán y Líbano- pero en casa las riñas estallan entre balnearios. El mundo al revés.

Pero la del agua es una guerra que se libra en muchos frentes y el gobierno regional de Aragón ha dicho también esta boca es mía y al amparo de su nuevo redactado estatutario que contempla lo que llaman blindaje del Ebro, que dio mucho que hablar en su día, entendiendo por tal toda la cuenca hidrográfica, incluidos riachuelos montuosos y meandros serpenteantes, y también el Segre que discurre un trecho por dicha región antes de chapuzarse en el caudal principal del Ebro, se conjura -es un decir pues tragarán lo que PSC y ZP dispongan- para impedir trasvase o captación de una sola gota, de una gotícula diminuta.
Con semejante panorama no es extraño que los científicos de la NASA vayan como locos por hallar líquido elemento en sus exploraciones interestelares, lanzando sondas, Mariner y Viking, rumbo al planeta rojo, donde presumen la existencia de ingentes reservas de agua, con alto contenido en minerales ferrosos, o eso dicen, como las aguas de tonalidad cúprica del onubense río Tinto.

Mientras se dirime la nueva batalla del Ebro -Tolerancio se juega el bigote a que habrá trasvase, es decir, captación- hemos visto a los vecinos de la localidad riojana de San Asensio, con el párroco a la cabeza, salir en rogativa para impetrar a la Virgen que la salvifica lluvia se derrame abundosa sobre los campos sedientos. El rito propiciatorio funcionó. Allí estaban, 30/03/08, las cámaras del noticiero de Antena 3 para levantar acta notarial y periodística del pluviométrico milagro. Sorprende que el Delegado del Gobierno, a las órdenes del laicista gabinete ZP, no enviara una dotación de la Benemérita para interceptar y disolver -pero no a manguerazos, claro- a esos idólatras peligrosos, animados por las más aviesas intenciones.

En otro orden de cosas y paralelamente a las diligentes gestiones del ministrín de Medio Ambiente del tripartito antitrasvasista, el ecotrasvasador señor Baltasar, se han implementado una serie de duras y disuasorias sanciones administrativas para combatir con determinación el despilfarro de agua de los particulares -consumo abusivo, piscinas, lavado de coches- que denunciarán sin falta agentes de los Mossos d’Esquadra, sin falta y sin faltas ortográficas, redactando los informes en un catalán impecable, claro es, so pena del pertinente expediente disciplinario incoado por el ecotorturador Saura, como ha sucedido recientemente con un agente destinado en Gerona. No obstante la administración autonómica obviará multarse a sí misma por el descomunal escape de agua detectado en una tubería del término municipal de Badalona que derrama infructuosamente, como el onanista su simiente, miles de litros diarios desde hace años y que no será reparada hasta el 2.080, como muy pronto y según sus propias estimaciones.

En esta sazón y punto se toma el gañán de Tolerancio la licencia de recomendarles una bonita excursión campestre por los senderos de la Cerdaña, esa comarca apacible, de suaves ondulaciones, entre las cercanas e imponentes cresterías de la sierra del Cadí y de la cordillera pirenaica, y que sería preciso realizar antes del infausto comienzo las obras.

Alp-Bellver de la Cerdaña.- Dejamos el vehículo en Bellver, interesante base de operaciones y escenario de una de las más terroríficas Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, La cruz del diablo. Tomamos un autobús comarcal hasta Alp. No preguntaremos nada a la encargada de la Oficina de Turismo, pues a pesar de la buena presencia -gasta un par de melones de toma pan y moja- su colaboración será de nula utilidad. Enfilamos el camí vell de Sanavastre y bordeamos las instalaciones del Aeródromo de la comarca. Si tenemos suerte y las condiciones climáticas lo permiten veremos globos aerostáticos de colorines, avionetas y ultraligeros. Llegaremos a Sanavastre. El siguiente hito es Prats i Samsor, donde el ecotrasvasista Baltasar pretende captar las dichosas aguas que, en su opinión, son menores. Cruzamos la carretera antes de llegar a Baltarga y enlazamos con el sendero rumbo a las pequeñas aldehuelas de Beders y Bors. Y de allí regresamos a Bellver, previa escala en la bonita iglesia románica de Talló, donde confluye la ruta de los Segadores que cruza las estribaciones del Cadi desde el Berguedá a la Cerdaña. Según podómetro, 28.140 pasos y una distancia aproximada de unos 19’7 kms, incluidos despistes y extravíos. Este agradabilísimo paseo nos llevará prácticamente todo el día con sus descansos y un alto en el camino para el necesario avituallamiento.

Otras excursiones recomendadas son la ruta de la nutria, de Martinet a Bellver y que, pese a tan sugerente nombre, no garantiza el deseado avistamiento de las simpáticas bestezuelas, y cómo no, la visita obligada al estanque de Malniu, en Meranges, tras el refugio del que parten las ascensiones al Puigpedrós, 2.914 metros, y donde disfrutarán de un paisaje magnífico. El lago se hiela en invierno y parece una inmensa pista de patinaje. En sus inmediaciones corretean alegremente caballos de membrudas patas y largas crines. Un primor. Pero, lo dicho, apresúrense antes de que el ecotrasvasador Baltasar entre allí con sus bombas extractoras o captadoras de agua como un elefante en una cacharrería. Y crucemos los dedos para que no le dé a ese patán por drenar el estanque de Malniu y dejarlo más seco que la mojama.

Lo que son las cosas… en su día alguien dijo, creemos que fue el expresidente Maragall, en un rapto de altruismo y solidaridad, que ni una gota del Ebro para el sur. Ahora parece que del sur, de las desaladoras meridionales, llegarán los barcos cargados de agua. Pero esta mayúscula e hídrica astracanada, en el fondo, nada tiene de extraño, pues estamos más que acostumbrados a que nos digan que llueve cuando nos están meando encima.

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