martes, 15 de abril de 2008

Actualizaciones varias


Esta bitácora añade algunos comentarios a bitácoras anteriores. Los hechos apuntados en ellas, dramáticos, patéticos, a veces risibles, esperpénticos a menudo, sobrepasan a Tolerancio y se suceden con la cadencia de tiro de una ametralladora. La actualidad no le da tregua a ese patán aficionado a dormir la siesta, pasear por el bosque y jugar con sus mascotas de peluche, que sueña con un golpe de fortuna y vivir de las rentas en un pueblito en la montaña, cerca de la frontera francesa para ponerse a salvo, cobardemente, en caso de progromo contra los disidentes no nacionalistas.

Clínicas abortistas.

La nueva marca olímpico-abortiva del doctor (sic) Morín ha alcanzado ya las 33 semanas de gestación, pulverizando el anterior registro establecido en 30, según se desprende de ese sumario que se ha ido dosificando en algunos medios de comunicación. Si hacemos las cuentas veremos que el período de gestación de la especie humana, 9 meses, convertidos a semanas dan un total de 38/ 39.
A poco que espere un pelín más podrá liquidar a los fetos/bebé cuando asomen la cabeza por donde la naturaleza lo ha establecido. De tal suerte que cambiará el jeringazo de estricnina, para qué tantas complicaciones, por una bolsa de plástico para asfixiar a la criatura o por un martillo pilón para dejarle el blando cráneo hecho un puré grisáceo al copo de tropezones cerebrales. Ya nos imaginamos al aguerrido Morín, esperando al feto en un desplante retador, con unas Rayban de espejo y mascando chicle, dándose ínfulas de bravucón desafiando a su lloriqueante oponente y haciéndose el mil hombres delante de las enfermeras, es decir, de las limpiadoras de Ginemedex, tirándoles pellizcos en el trasero, y blandiendo un hacha para decapitar a sus peligrosos adversarios en un santiamén.
Como el doctor Montes, el de Leganés (en la agenda del régimen de Pequín -o de Beijing, según nuestros tan políglotas como fifís periodistas- para implementar el operativo otra pena de muerte es posible, que se sustancia en una mudanza de procedimiento, del tiro en la nuca a la inyección letal), también ha recibido una jugosa oferta para asesorar, avalado por su brillante hoja de servicios, la política pequinesa que porfía por un control drástico de la natalidad a base de abortos, esterilizaciones, infanticidios (sobre todo femeninos) por desatención post-parto e incluso ejecuciones de adultos infractores.
Para cerrar plaza el muy ilustre Colegio de Médicos de BCN se suma a la acusación particular, según reciente información periodística. El mismo Colegio que tras inspeccionar la clínica Ginemedex afirmó, a través de sus portavoces, que todo estaba en regla, que la picadora de carne de nasciturus era una fotocopiadora Canon y que los bracitos y piernecitas que asomaban en las papeleras eran exvotos de una ermita cercana depositados allí por un bromista anónimo, sacrílego y profanador.

Trasvase del Ebro/Segre.

En este caso las novedades son de diversa índole:

Una, presupuestaria. El abastecimiento de agua potable para Barcelona y área metropolitana por una flotilla procedente de la desaladora de Carboneras, provincia de Almería, tendrá un coste aproximado, según estimaciones oficiales, de 22 millones de euros mensuales, es decir, la bonita suma de 3.660 millones de las antiguas pesetas. Son muchos millones, tanto que ahora comprende Tolerancio el busilis de este follón monumental: el verdadero trasvase no será de agua, sino de dinero, pues esa cifra, multiplicada por varios meses, dará para muchas pero que muchas comisiones, es decir, trasvase de las arcas públicas a las empresas concesionarias y explotadoras del berenjenal y a los bolsillos de unos cuantos particulares. 22 Millones de euros/mes, un coste similar a la apertura de embajadas catalanas por media Europa, la primera en Berlín.

Otra, logística. A los barcos se suman ahora los trenes. En efecto, RENFE se ha ofrecido a llevar agua a Barcelona en sus convoyes ferroviarios. Tiene de bueno esa medida que los vagones, con tanta agua, quedarán más limpios que la patena, de modo que cuando al gobierno del sonderkommando Montilla le dé por deportar a los no nacionalistas a campos de trabajo forzado o de exterminio, no tendremos queja de la pulcritud del medio de transporte. Cierto que al decir de los técnicos la cantidad que trasladarán esos 4 convoyes diarios no dará ni para regar las macetas con geranios del distrito de Sants-Montjuïc, por ejemplo. Tampoco sabemos la procedencia del agua, pero suponemos que no será del Ebro para que no puedan decir los disidentes aguafiestas como usted que se trata de un trasvase ferroviario encubierto, pues trasvase es la palabra maldita, la palabra tabú que debemos evitar a toda costa.

Una tercera, académica, pues al fin Tolerancio ha ligado datos dispersos y averiguado al fin, el muy lerdo, que Roina y Ródano son una y la misma cosa, el mismo río. Ha de confesar el zote de Tolerancio su ignorancia supina y que andaba hecho un lío con esa suerte de falsa bipolaridad fluvial, según el medio informativo al que acudía para documentarse.

Una cuarta, en cambio, no ha prosperado. Se lanzó como globo sonda, desde instancias cercanas al gobierno ZP, la posibilidad de emplear contingentes de parados procedentes del sector de la construcción, excluidos los demandantes de cursillos de formación, con arreglo a las nuevas tabulaciones estadísticas diseñadas por el ya ex-ministro Caldera. Esta formidable legión de operarios sería encuadrada en marciales batallones formando una cadena humana quilométrica pasando botijos de mano en mano desde Carboneras hasta los depósitos portuarios de la ciudad condal. Bastaría con una cadena humana compuesta por 450.000 parados (más un 20% de efectivos de reserva para suplir descansos, turnabilidad o reponer elementos inoperantes o averiados) para cubrir los 809 kms que separan Almería de BCN, a razón de 1’8 metros por persona, pizca más o menos, considerada la envergadura media de los brazos en extensión.

Aún asistiremos a nuevas y delirantes declaraciones sobre el affaire trasvasista, pero Tolerancio se juega el bigote -y sube la apuesta: también los cojones- a que habrá trasvase, pero directamente del río Ebro. Y los promotores de la Plataforma No al trasvase, con el tiempo, rabigachos y tras alguna protesta simbólica, crearán, convenientemente subvencionados, la plataforma Sí al trasvase. Sólo tendrán que modificar un poquito la pancarta y el logotipo, aquella tubería anudada sobre fondo azul que vimos en tantas balconadas y camisetas. El nuevo logo será la misma tubería, pero desanudada, y nos dirán que el trasvase es por el bien de Cataluña y quien ose oponerse a la nueva consigna será al punto tachado de facha, catalanófobo e hijoputa.

Cine patrio.

Hemos sabido que la película de Woody Allen rodada en Barcelona se exhibirá en los cines de Cataluña solo en catalán. Así lo ha anunciado Jaume Roures, uno de los gerifaltes de Mediapro, La Sexta y del cuasidiario semi-gratuito Público.
No hace falta ser un lince para intuir que ésa era una de las condiciones sine qvibus non para que las diferentes administraciones regionales largarán cerca de 200 millones de pesetas en concepto de suculenta subvención. Si algún cinéfilo catalán pretende ver la película en español tendrá -como antaño nuestros mayores que para ver según qué pelis se daban un garbeo por Perpiñán- que agarrar el coche e ir hasta el primer cine transfronterizo en Vinaroz, Graus o Tamarite.
La noticia promocional contenía, qué pícaros son, una breve sinopsis argumental de la película para estimular a los potenciales espectadores, la proyecten en catalán, lapón, en dialecto navajo y subtitulada en sánscrito o escritura cuneiforme. En efecto, nos dicen, para ponernos los dientes largos, que la cinta cuenta con tórridas escenas -agárrense que vienen curvas- entre Penélope Cruz y la despampanante Scarlett Johansson, y algún trío que otro de tan distinguidas sílfides con Javier Bardem, que aprovecha los descansos del rodaje para viajar a Cuba y presentar sus respetos a los jerarcas de la dictadura castrista (mientras en las cárceles cubanas aplican electrodos en el pene a los disidentes políticos).

Otra posibilidad será bajársela de Internet en español aun causando un grave quebranto económico a los gestores y beneficiarios de la ley del canon digital que, según unas conmovedoras declaraciones del menesteroso directivo de la SGAE, Teddy Bautista, recauda, palabras textuales, la miseria de 120 millones de euros anuales. Pírrica suma que nos anima a hacer una colecta para invitarle, pobre diablo, a un cafelito y un bollo no sea que ese famélico carpantón se nos muera de hambre, tirado en la calle, sin techo, a la intemperie, como una colilla, un esputo de tuberculoso o una plasta de chucho bien aplanada.

Boicot olímpico.

Toma cuerpo la idea de promover un boicot internacional a los Juegos Olímpicos de Pekín -o de Beijing, si es usted un cursi del carajo de la vela o rematadamente idiota- por causa de la represión China en Tibet. Pero… aquí va la letra pequeña del enlabio: el boicot no sería a los Juegos en su conjunto, sino a la ceremonia inaugural. Estaríamos, en justicia, ante un mini-boicot, como mini-trasvase será el del Ebro/Sgre que nos acabarán colando.

No se trata de caer en el desánimo absoluto al constatar la imbecilidad supina de la estirpe humana, generosamente distribuida por toda la geografía planetaria, y más acusadamente en casa, pues en algo teníamos que ser los primeros de la clase. Si piensa que tanta soplapollez es insuperable, aguarde un instante:

Uno: el brikindanse.
Dos: el cruisaíto.
Tres: el maiquelyason.
Cuatro: el robocó.

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