martes, 13 de mayo de 2008

Estudiar en español es un derecho, no un delito (III)


6.- La mayoría de las cadenas de TV, las emisoras de radio y las pelis que se proyectan en las salas de cine (además de la prensa escrita), se emiten en castellano, excepto las hipermegasubvencionadas como la de Woody Allen rodada en BCN, y así los chicos ya aprenden el idioma… y además usted, en su casa, les puede hablar en español, si le place. El idioma verdaderamente deficitario es el catalán. Pues anda uno tentado de proponer un cambio, un trueque idiomático. La prensa privada (escrita, radiada o televisada), el cine -en especial el español- y no sé qué más, todo en catalán… mire usted qué gran pérdida… pero los medios de comunicación de titularidad pública, las comunicaciones y actos administrativos y el sistema educativo, o bilingües, y no digo íntegramente en español, o con posibilidad de doble línea idiomática. ¿Aceptan el reto?... ¡Cómo dicen ustedes… -se dirige Tolerancio retóricamente a los nacionalistas y sus lacayos amontillados doctos en las subalternas artes de la mamporrería-… que la situación actual es tan lesiva que vulnera su derecho a vivir íntegramente en catalán!... Pues ya tenemos la solución… le damos la vuelta a la tortilla para restañar ese agravio insoportable del que son ustedes las víctimas indefensas. Qué pena me dan, pobrecitos… ¡Cómo les puteamos!... un martirio… ¿Cómo pueden vivir los socios de Ómnium Cultural sin El diario de Patricia, Salsa Rosa, La Noria o los Informativos de Tele 5 en catalán? ¿Es concebible semejante faena? ¡No hay derecho!

Pero centremos la cuestión. Allá tal cadena de TV o tal periódico, siempre que se trate de un medio privado, si su dueño decide editar el producto en español, en bable, arameo o en caracteres cirílicos. No es eso de lo que hablamos, de las decisiones de los particulares. Lo dicho, allá ellos con sus cálculos comerciales, pues es su problema estrellarse o no, arruinarse u obtener unos jugosos beneficios… como es cosa que sólo a Fulanito incumbe decidir qué corbata se pone para acudir a la cena de antiguos alumnos del bachillerato o si monta con sus ahorrillos una zapatería, un locutorio o una casa de putas. Estamos hablando de lo que entre todos pagamos con el dinero de los impuestos directos, las retenciones en nómina, etcétera, como el sistema educativo, la sanidad o las radiotelevisiones públicas. A ver si nos enteramos de una vez y para siempre… no es de tan difícil comprensión, aunque visto el nivel del colectivo…

Dicho de otro modo, si el diario El País quiere salir a la calle en español y no en gallego es decisión de sus dueños y esa cuestión no interesa o atañe a terceros. Si a usted no le gusta por esa causa, no lo compra y santas pascuas, nadie le obliga… es como elegir entre un kilo de manzanas fuji o golden, esto es, a gusto del consumidor. Y además, la decisión de ese rotativo no forma parte de un diseño premeditado del panorama de correlaciones idiomáticas, pues una empresa particular no tiene, habitualmente, como horizonte incidir en ese ámbito. En todo caso la decisión del consejo de redacción podría cambiar de rumbo si recibiera cartas a millares de los partidarios de promover una edición en catalán o en vascuence, o si las medidas de presión, a las que algunos son tan aficionados (recordemos las páginas web vinculadas a Ómnium Cultural instando al boicot de productos etiquetados en español, con una larga lista de marcas en la picota), dieran un buen resultado.

Debe de haber algo infinitamente perverso en que ciudadanos españoles reclamen en España el derecho constitucional, y aún más, el derecho que dicta el sentido común, a la escolarización de sus hijos en su lengua materna, cuando es el español, para que la autoridades lo impidan, las que tienen competencias transferidas, por acción, y la central, por omisión. Algo sin duda infinitamente más sucio y perverso que las exigencias, pistola o metralleta en mano, de los terroristas o de los piratas que apresan barcos pesqueros, pues cuando menos con toda esa gentuza se reúnen emisarios gubernamentales, negocian y en algunos casos ceden al chantaje y pagan los rescates.

Cierto que los enemigos declarados de la escolarización en español de niños españoles en España cuentan a favor con la desidia, la deserción o el abandono de muchísima gente acomplejada que se avergüenza de su idioma, y de lo que son y de quiénes son… gente que podría sumarse a dicha reivindicación y no lo hace, optando no pocos por la colaboración entusiasta con las agencias y autoridades represoras en materia lingüística. Es decir, mirando para otro lado, conforme al precepto mientras atizan a Fulanito no me atizan a mí, o participando en la verbena como palanganeros o subalternos para hacerse perdonar sus pecados, que no lo son, con arreglo al sonderkommando modus operandi et vivendi a lo Montilla, o a lo Paco Candel que en gloria esté. Y con la implicación, en el plan minuciosamente diseñado, de la mayoría del profesorado, una de las piedras angulares del sistema monolingüe, prontos a ejecutar en la base piramidal el proyecto discriminador, dando parte, si llega el caso, de los alumnos que hablan español en el recreo e invitando a los alumnos a que denuncien a los profesores que dan las clases en ese idioma repugnante reservado, a lo que se ve, a putas, pedigüeños, mozos de cuerda y servicio doméstico. Y quién sabe si instalando micrófonos en los baños para captar entre ruidos corporales, fonemas y giros clandestinos… medida que el señor Miquel Coll, director de la escuela Mestre Guillemet de Mallorca, no ha descartado definitivamente.

Los no nacionalistas algún día, por qué no, soñar es gratis, tendrán capacidad suficiente para promover el blindaje educativo en español en toda España, un blindaje, esperemos, más compacto e impermeable que el del Ebro, según el nuevo estatuto de Aragón, tierra antaño, eso decían, de gente noble e indómita, aguerrida, brava y tozuda y hoy confinada a tareas lacayunas al servicio del nacionalismo catalán, pues parece que blindaron el río de marras con quincalla, chatarra herrumbrosa y orinienta a precio de saldo que filtra agua por doquier.

Un día el Código Penal recogerá la figura tipificada del maltratador lingüístico, que será aquel individuo que impida o dificulte, con ánimo excluyente, como los Miquel Iceta, Uriel Bertran, Ernest Maragall, el ecotorturador Saura, el sonderkommando Montilla, Carod Rovira, el señor Coll, de Santa Eugenia, Mallorca, o el mismísimo ZP, exultante con las multas rotulantes (Cadena SER, 07/03/05), la escolarización en español, lengua oficial en todo el territorio de la nación. Y semejante delito habrá de corregirse con pena de prisión en caso de reincidencia.

No pueden jodernos durante toda una vida, ni nosotros debemos resignarnos a ser jodidos. No debemos permitirlo. Sólo hay una cosa peor que no ser libres… no ser dignos de serlo.




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