Dicen que ZP ha echado mano de la hucha con la mirada puesta en el elevado y tan necesario fin para sus intereses y los de su partido, y, por extensión, de la nación en su conjunto, que es ganar las próximas elecciones generales. Para ello no se para en barras a la hora de huronear en las arcas públicas y camelarse para su causa distintas voluntades firmando cheques a tutiplén.
Agencias tributarias, cheque-baby por valor de 2.500 € con fecha 04 julio, abstenerse quienes hayan sido padres el 03 de julio a las 23h 59’ 59’’, llegada del AVE a BCN el 21/12/07 -ni el 20 ni el 22, el 21 a las 17h 53’, andén 4- aunque el tímpano del templo expiatorio de la Sagrada Familia deba reconvertirse en vomitorio de acceso al andén del velocísimo convoy y los confesionarios en taquillas expendedoras de billetes, 1.500 € mensuales por espacio de 10 años a los terroristas de ETA para garantizar el abandono de las armas y evitar que un inoportuno atentado indisponga al personal amoscado por el proceso llamado de negociación y decida remunerar al interfecto con un voto de castigo. Y ahora la extensión de ese mismo cheque-capucha allende nuestras fronteras.
En efecto, el ministro de Asuntos Exteriores, señor Moratinos, ha solicitado audiencia y rendido reciente visita de pleitesía, con sesión de pedicura a lengüetazos incluida, al número 2 de la organización terrorista Hezbolá que atenta en Líbano. Fuentes dignas de todo crédito, es decir, nuestro topo infiltrado en el CNI -que no es el tiparraco ése que vendía secretos a Rusia y que una vez separado del servicio daba conferencias por pueblos y villas, incluso en el Parque del Retiro y en el Speak Corner de Hyde Park, tituladas Curso acelerado para ser un señor espía tan seductor como James Bond en apenas una semana, sino otro- nos informa que el número 1 de la banda estaba ocupado en ese preciso instante clavando la chincheta en el mapa del atentado perpetrado contra las tropas españolas destacadas en la zona. Por esa razón no pudo recibir a nuestro canciller y compartir con él, amigablemente, una tetera y un narguilé aromatizado con una pizca de líbano rojo, como habría sido su deseo, pues siempre se ha jactado de ser un buen anfitrión. o eso dicen, excepto las víctimas que han tendido el dudoso honor de padecer secuestro por su causa a lo largo de sus muchos años de militancia en el crimen.
Aunque no hemos accedido al acta de la reunión con el subjefe de la franquicia terrorista pro-iraní en la zona y no conocemos lo tratado en todos sus extremos, nos dicen que la tentadora oferta de ZP a ETA ha sido también ampliada a Hezbolá. Es decir, 1.500 € mensuales para sus activistas, como dicen ahora en algunos medios, si dejan de atentar contra los soldados españoles. Los soldados de otras nacionalidades, aún bajo mando de la ONU, no están incluidos en el trato, de modo que si quieren tirarles un misil o meterles un trilitazo bajo el trasero, pueden hacerlo, si es que sienten una indómita añoranza del pestazo a carne achicharrada de perro infiel.
También hemos sabido de la presunta existencia de una cláusula secreta con arreglo a la cual la oferta sólo rige mientras el gobierno de España sea el que suscribe el acuerdo. En caso de cambiar las tornas, pero permaneciendo nuestro contingente desplegado en Oriente Próximo, de la expresión textual 1.500 € por no atentar contra las tropas españolas podría decaer algún adverbio o partícula de la oración, en cuyo caso el pago se efectuaría por cauces alternativos a los establecidos en el vigente protocolo.
Preguntado un significado responsable del ministerio por esa inusual filia por los terroristas -pero limitada a islamistas y nacionalistas- del ancho mundo: negociaciones con ETA en el santuario de Loyola, chivatazo policial al aparato de extorsión de la banda para impedir su detención, paga mensual de 1.500 €, amistosa francachela con los gerifaltes de Hezbolá, etc… nos respondió afablemente:
-Es la erótica del terrorismo que nace de un mar de injusticias, de un estado de necesidad económica, no hay más que ver a los pobres etarras que parecen unos descamisados, y de un audaz desafío a las estructuras de poder y a la globalización mundial. El terrorismo, en cierto modo, nos pone, como dice la juventud. Es un cúmulo de energía, en el fondo justa, pero que se expresa airadamente y que hay que reconducir. Y nosotros debemos y podemos hacerlo. Además estas gestiones nos granjearán el respeto de prestigiosas instituciones y muchos acabaremos empleados en la ONU o en alguno de sus organismos dependientes. Y por qué no, quizá con el tiempo rasquemos el Nobel de la Paz.
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