Estamos de enhorabuena. Ya somos tres los socios del club de fans de Pepín Blanco, Secretario de Organización del PSOE. Su Presidente y socio fundador, Tolerancio Lanas Bermúdez, que les habla, Nacionalistajamás, socio honorífico, y el señor Miguel Sanz, dirigente de UPN y presidente in pectore del gobierno foral de Navarra.
Como es sabido la Ejecutiva Federal del PSOE ha prohibido a los diputados del PSN formar gobierno con los navarros vasquistas del partido mal llamado Nafarroa-Bai (Navarra Sí), pues entiende que una alianza con los abertzales dañaría seriamente su imagen como partido nacional y supondría un obstáculo para renovar mayoría de cara a las próximas elecciones generales.
A resultas de esa negativa expresa de Ferraz, los socialistas navarros están que trinan. Y tienen sus razones, pues ya se frotaban las manos acariciando en sueños despachos, secretarias opulentas, opíparos almuerzos… ¿de trabajo?, coches oficiales y cargos a repartir con Na-Bai (o mejor, Na-Ez) e IU, o como se llame el partidículo de Llamazares por esas latitudes.
No entienden los amoscados dirigentes del PSN que el PSOE acceda a formar gobierno con los nacionalistas mitofolclóricos del BNG -pronúnciese be-ene-ge-, de contrastado radicalismo altitonante y cuchufleta, en Galicia, o con los ultranacionalistas catalanes del PSC, ERC e ICV. ¿Y por qué ellos no pueden? ¿Es peor acaso Na-Bai o Na-Ez que BNG, PSC o ERC, se preguntan perplejos y con más motivo tras tanto dar la lata los gerifaltes de Madrid con la perentoria necesidad de un cambio de progreso en la región, amén de sus continuos llamamientos a la calma a cuenta de la cantinela tantas veces repetida de que Navarra no está en la agenda de la negociación con ETA?
El primer problema lo tienen los socialistas navarros con su conciencia -siendo obvio que si no la tuvieran, conciencia, el problema no sería tal- por su fraternal abrazo a los anexionistas, abandonándose felonamente a su programa penetrado de reivindicaciones etarras. A mayor abundamiento, su secretario regional, señor Puras, ha presentado irrevocable dimisión. Aunque es previsible que los diputados forales sigan a pies juntillas las directrices de la Ejecutiva Federal y se abstengan al presentar el señor Sanz su candidatura a la presidencia, muchos son los cargos electos de la región, alcaldes y concejales, que han mostrado su disconformidad con las instrucciones oficiales. Incluso los amotinados han recibido el respaldo moral de ese hombre valiente como pocos, ejemplo sin parangón para la ciudadanía, dechado de las humanas virtudes que es el alcalde de San Sebastián, señor Odón Elorza, especializado en brindar con burbujeante champán a cada comunicado de ETA y que cada día que pasa se parece más, físicamente, lo decimos por el óvalo de su cara, al protagonista de Monsieur Hire, magnífica película estrenada hará cosa de 10 o 12 años.
Pero también tiene un problema grave el señor Sanz por causa de su credulidad, pues ha manifestado recientemente, tras entrevistarse con Pepín Blanco, que confía en las rectas intenciones y en la palabra firme y honesta de nuestro idolatrado orador, tan valiosa como un documento escrito, sellado y lacrado. Es decir, a la desmedida ambición y a la sujeción a los postulados anexionistas de Na-Bai de un sector destacado de la militancia del PSN, se suma en esta desconcertante astracanada foral, la puerilidad bobalicona del señor Sanz, aunque no sabemos, a decir verdad, si por desairar a la ministra cesante de la fallida Ley del vino efectuó las citadas declaraciones bajo los embriagadores efectos del pacharán, ese destilado local en exceso empalagoso para el paladar de quien esto suscribe, o de uno de esos generosos y afrutados tintos y rosados de la Ribera navarra del Ebro.
Una cosa se ofrece a la vista de manera presentánea y evidente: mal lo tenemos con unos… y con otros. Ya no se trata de que aparezca de una vez en escena un tercer partido de ámbito nacional que aporte un poco de sentido común a la contienda política y que evite en adelante que la estabilidad gubernamental dependa de partidillos nacionalistas, sino que se impone como necesidad que, con el tiempo, centrando la luz del foco en sus respectivas contradicciones y dinamizando con su presencia procesos de escisión o forzando el cambio de rumbo de esos supuestos partidos nacionales a la deriva, tienda a sustituir a uno de ellos… o a ambos.
En preparación: rap a dúo a la guisa de los insufribles Pimpinela interpretado por Pepín Blanco y Miguel Sanz -segunda parte del aparecido en la bitácora Blanco from Ibiza, con relación a las pesquisas que supuestamente efectuaría la Fiscalía anti-corrupción tras las elecciones municipales para no incidir en campaña, se alegó en su día, a cuenta de la presunta implicación del señor Blanco en determinados chanchullos ibicencos, sin que se especificara, no obstante, tras qué municipales, si las del 2007 o las del 2090-.
De próxima aparición en este blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario