miércoles, 11 de abril de 2007

Nacionalista gallego es a tonto de baba lo que socialista vasco, de Ermua, a...


Hace unos días los nacionalistas gallegos del gobierno de coalición PSdG-PSOE/BNG nos proporcionaron un motivo para la distensión humorística a costa de un rapto de estupidez superlativa. Recordemos la estrafalaria petición de la Xunta a la RAE para que suprima la acepción gallego por tonto de baba, bobo o tartamudo de uso común en algunas zonas de Hispanoamérica. Petición que, burla burlando, no hace otra cosa que acreditar la oportunidad y exactitud del referido uso idiomático siempre que se refiera a los gallegos nacionalistas.
Para los no nacionalistas, cuando menos para Tolerancio, las públicas demostraciones de imbecilidad del nacionalismo identitario, bajo cualquiera de sus advocaciones periféricas, es causa de honda satisfacción. Bien entendido que la imbecilidad en la estirpe humana no habría de proveer jamás placer o expansión a nuestras pecadoras almas y que esos alardes de histriónico patetismo habrían de condolernos o inspirarnos tristeza por la necedad de nuestros semejantes. Pero para eso está la Semana Santa, para expiar culpas, de modo que Tolerancio ya ha inaugurado su listado de veniales faltas para el período anual de contriciones que se inaugura luego del domingo llamado de Gloria. De modo que llegado el día ya hará penitencia por este inocuo desliz.

Pero… si nacionalista gallego es a tonto de baba, nos preguntamos, a que habría de equivaler socialista vasco, particularmente de la localidad vizcaína de Ermua, luego de saber que en el pleno municipal de dicha localidad los concejales del PSE-PSOE, incluido su alcalde, Carlos Totorica, que años atrás nos emocionó por su valentía y firmeza durante el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, votaron una moción que insta al Foro de Ermua a retirar el topónimo del municipio de su nombre asociativo. A esta bochornosa votación se sumó alegremente -en el papel de Judas Iscariote por tratarse de fechas tan señaladas- un representante electo del PP, partido del que era concejal Miguel Ángel Blanco.
Pero la imbecilidad de los socialistas de Ermua no es un hecho aislado sino que en buena parte está inducida por una recogida de firmas a la que se sumaron unos 3.000 vecinos de la localidad. Quiere decirse que en Ermua la estupidez tiene asiento en el alma de mucha gente, como en tantas otras partes del ancho mundo, claro es.

Parece poco menos que delirante que te digan cómo debes o no llamarte o que se recojan firmas, no para la mejora del alcantarillado o del alumbrado público, sino para que supuestos indeseables dejen de arrastrar por el fango el sagrado nombre de nuestro pueblo. Íntimamente nos repugna e irrita que jamás hayamos oído a los prohombres del consistorio de marras exigir en el mismo pleno a la banda terrorista ETA que deje de ensuciar la dignidad de los vizcaínos todos denominando a sus comandos con nombres de ciudades o provincias vascas como sucede con el comando Bizkaia. Bien entendido que nos importa un bledo cómo diantre llamen los terroristas a sus comandos, pues las bombas destrozan los cuerpos humanos, las almas, y también con el tiempo, la dignidad y la inteligencia de algunos, sea cual fuere su maldito nombre.

Pero, mira tú qué cosa, los socialistas del lugar no soportan que el Foro Ermua se llame así. Sus crímenes, a lo que se ve, son incontables. Entre otros, uno muy reciente: golpear contundentemente uno de sus miembros más destacados, el socialista Antonio Aguirre, con sus rocosos testículos la frágil y flexionada rodilla de un atemorizado militante del PNV. Sucedió durante la última comparecencia de Ibarreche ante la Justicia. Media docena de foristas arremetieron violentamente, cegados por la furia homicida, y con Aguirre a la cabeza, contra cientos de pacíficos manifestantes afectos al lehendakari y a duras penas protegidos por varias dotaciones de agentes de la Ertzaina que hubieron de emplearse a fondo para reducir a los agresores.

Uno tiene a veces la percepción de que hay gentes que en estos últimos tiempos se han metido de lleno, a su pesar acaso, en un remolino de cretinismo creciente y vertiginoso, que se han enredado en una madeja y que a cada paso hacen un gesto nuevo y desesperado por escapar de ese gurruño de nudos y que, en cambio, se enredan más. Creo que en el fondo muchos desean huir de esas insólitas prisiones, pero la corriente les arrastra y les precipita a toda prisa hacia un ridículo que no olvidarán fácilmente. Pero eso es lo que toca, así viene en el guión y como son tantos, cuando pase la tormenta y regrese la calma nadie querrá recordarlo porque valdría por relegar a buena parte del país al desahucio mental para los restos. Que todo se olvidará pronto. Quiero pensar que es eso lo que ha sucedido con Carlos Totorica.

En definitiva, nacionalista gallego es a tonto del culo lo que socialista vasco, de Ermua, más un concejal del PP, a… solucione usted mismo, a su gusto, esta sencilla regla de tres.

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