De los niños se han dicho muchas cosas. Que venían de París. Que los traía la cigüeña. Que locos, borrachos y niños son los únicos que siempre dicen la verdad. Y que nacían antaño con un pan bajo el brazo. Desde el 4 de julio de 2007, día de la Fiesta Nacional de los Estados Unidos y también del debate sobre el estado de la Nación celebrado en el parlamento en el tercer aniversario de la victoriosa era zapatero, los niños vienen a este valle de lágrimas que es la vida, y que en adelante lo será menos, con dos mil quinientos euros en su faldriquera, que son los pañales. Desde el 4 de julio, porque los nacidos el 3, o en días anteriores, no entran en la mejora… razón por la que Tolerancio recomienda que los padres más necesitados e irritados por esa discriminación cronológica absurda se hagan los remolones a la hora de inscribir a su peque en el Registro Civil o se las ingenien para que conste en los papeles oficiales la fecha apetecida.
Lucina, diosa romana de los partos, con su corona de diétamo, planta favorecedora de los alumbramientos según la herboristería y la farmacopea antiguas, alucinada asiste a los nacimientos habidos desde las 0 horas del día de tan novedoso anuncio. El ruido que oye la diosa no es el llanto del recién nacido sino el tintineo musical de los euros que trae consigo y que ruedan por el paritorio como las monedas de la máquina tragaperras al dar el premio.
No habrá influido en la disposición gubernamental la proximidad de las elecciones generales para congraciarse con buena parte del electorado, sea cual sea su renta -pues parece que la ayuda será la misma para personas humildes que de posibles-, su procedencia o nacionalidad, bastando con la tenencia reglada de los papeles de residencia para beneficiarse de ella, ni con características de los padres, pues la subvención será universal y cubrirá por igual a padres biológicos que adoptivos. No quiere decir que las mujeres desde ahora vayan a dar a luz a destajo para convertirse en una caja registradora, pero una ayudita nunca viene mal. Con esa suma se pueden costear los pañales que necesita el niño en los primeros meses de crianza. Sería preferible, no obstante, que los pañales no estuvieran gravados con un IVA de artículo de lujo y que las ayudas a la familia se gestionaran de un modo distinto y racional, a través de diversas deducciones fiscales y de mejoras en la prestación de servicios, de tal suerte que no sonara la iniciativa del gobierno a una dádiva que agradecer sonrientes con la gorrilla en la mano e inclinando sumisos la cabeza ante semejante rapto de generosidad.
No será la medida anunciada por ZP en la tribuna parlamentaria -adoptando ese aire jovial de cuidador del acuario que ofrece sardinas a las focas amaestradas que ejecutan a la perfección las cabriolas y monerías que el público espera de la dóciles y simpatiquísimas bestezuelas- un ardid para desviar la atención de las turbias conchabanzas del ejecutivo, con o sin actas de por medio, con los terroristas de ETA o del inminente pacto con los anexionistas de Nafarroa-EZ para repartirse el gobierno foral. Pero lo cierto es que una hora, un minuto, un segundo apenas, bastan para diferenciar al niño que nace con una libreta de ahorros en la mano -con un asiento de 2.500 €- del niño que cuesta eso y más al nacer.
Nacido el 4 de julio: 2.500 €.
Nacido el 3 de julio: una m… “pa” tu p… madre (rellene usted la línea de puntos).
1 comentario:
¿Y quién pagará esto? Pues los de siempre. Después de tanto parásito viviendo a costa de los demás, sin dar un palo al agua, solo nos queda pagarles los hijos.
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