Tolerancio advierte que esta bitácora puede herir la sensibilidad del lector. En ningún caso deben leerla menores y en todo caso los adultos, con reparos. Si Tolerancio no fuera una calamidad al teclado añadiría dos rombos, o mejor tres, junto al título para enfatizar esta cautela. Avisados quedan. No se admiten reclamaciones.
El pasado domingo día 4 de febrero 18 prófugos de Jarrai se entregaron voluntariamente a la policía autónoma vasca al finalizar un acto pro-etarra celebrado en un frontón, con presencia, entre otros, de Arnaldo Otegui, ese levitante apóstol de la paz, según Zapatero. Tras dos semanas en busca y captura, perseguidos de cerca por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, pisándoles los talones y echándoles el aliento en el cogote, se han entregado por su propio pie ante las cámaras de TV, vitoreados por sus cofrades en medio de una escenografía hábilmente diseñada.
El resultado de la verbena batasuna no ha sido otro que la humillación del Estado de Derecho. Quienes confiaban en la astucia, en la habilidad de Rubalcaba, el Fouché del gobierno socialista, para disimular las torpezas sin cuento de ZP y del Fiscal General, y aportar unas pinceladas de aparente lucha antiterrorista, han quedado chasqueados y con un palmo de narices. No sabemos como lo habrá encajado el maquiavélico ministro pero es evidente que los jovenzuelos etarras se han reído de él en sus barbas. Y de paso en las de todos. Nos han dejado a la altura del betún. Hay que admitirlo: han ganado el punto y van ganando la partida por goleada.
Se han reído en nuestra cara por no decir otra cosa. Que la diremos, pues no callamos ni bajo el agua. Si alguno de ustedes ha tenido el dudoso placer de visionar, así lo dicen los especialistas, una peli porno alemana habrá comprobado, entre perplejo y asqueado, la afición tudesca por el bizarro episodio que llaman pishing o lluvia dorada. Sin duda semejante fenómeno, entre mosófilo y extravagante, tendrá alguna explicación erotoantropológica que a Tolerancio se le escapa. Acaso guarde relación con arraigados hábitos nutricionales en aquellas latitudes como el abusivo consumo de cerveza que precisa una frecuente eliminación so pena de que a uno le estalle la vejiga. Contrariamente a lo que a menudo se repite en gustos no hay colores, también son los gustos materia opinable, como casi todo en esta vida. Algunos gustemas centroeuropeos son extraños o discordantes a nuestro paladar como esas guarniciones a base de remolacha, chuckrut, pepinillos agridulces y otras cosas por el estilo. O el codillo hervido al gusto alemán, insípido como no hay dos.
Pues bien, en materia de preliminares y acoplamientos, a la población alemana consumidora de pornografía -confieso, yo pecador, haber visionado unas cuantas de esas pelis por motivos que no hacen al caso, dejémoslo en un interés meramente sociológico- le chifla la presencia de un gag de renales destilaciones. Fritz blande su chisme y rocía a Elke con una micción. Una marranada. No le cuadra otro nombre… pero si son adultos y hay mutuo consentimiento, con su pan se lo coman.
Eso, por duro que parezca, es exactamente lo que ha hecho Jarrai sobre la boca abierta y de amplias tragaderas del Estado de Derecho gestionado en esta legislatura por ZP y sus ayudas de cámara: orinarse en su boca. Que no lo camuflen con otros ropajes. Nos dicen que llueve cuando nos mean encima. Las salpicaduras, como el riego por aspersión de un jardín, alcanzan todos los rincones. Que nadie diga que no se siente concernido por las subalternas artes, como de mamporrero, del gobierno ZP respecto de los terroristas y su claca auxiliar. A todos sin excepción esta burla sangrante nos ha ungido con una diluvial lluvia de escupitajos y de otros fluidos residuales y nos ha dejado chorreando.
En este film espeluznante, híbrido de porno y gore, Fritz es ETA y Elke, ZP, y por delegación, todos nosotros, pues, guste o no, es nuestro presidente. ¿Qué el símil es doloroso y se clava como una puñalada en el estómago? Sí. Pero había otro aún peor. ¿Saben en qué consiste la práctica erótica en grupo procedente de Japón que recibe el nombre de bukkake? Otro día se la explicaré. Es la cochinada elevada al cubo. Pero encaja aquí a las mil maravillas.
Si sus tripitas padecen con estas cosas y con estas líneas, tómense un protector estomacal para prevenir la úlcera y evitar una arcada. Pero les ruego que no cobre daño su memoria, que la blinden -como las aguas del Ebro o una competencia estatutaria-, la ejerciten y no olviden nada, ni una palabra, ni un gesto de todo cuanto sucede en estas horas turbulentas. No olviden nunca. Eso es, memoria histórica, pero reciente.
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