Tras 16 meses Gas Natural tira la toalla. La OPA inamistosa a Endesa ha fracasado. No se ha producido el milagro de la vida: la fecundación. Recordamos a los directivos de Gas Natural, empresa controlada por La Caixa, decir ufanos que habían puesto la semillita luego de un acoplamiento brutal, sin cortejos ni preámbulos, sin los protocolarios ritos de apareamiento -una cena romántica, un paseo a la luz de la luna, un cóctel en un local chic, a media luz, una melodía interpretada al piano-. Nada de eso. Fue lo que en algunos ambientes llaman un episodio de relaciones traumáticas, esto es, a lo bruto, sin el necesario y lubricante concurso del tarro de vaselina.
Los directivos, excitados, bramaron empalmados como alces en celo, penetrando Endesa a degüello, auxiliados en esos menesteres por el entonces ministro de industria, señor don José Montilla, hoy MHP, Molt Honorable President de la Generalidad de Cataluña que mantenía en aquellas horas estrechos vínculos con los aguerridos donantes de esperma, pues La Caixa, entidad conocida por su conmovedor cultivo de la filantropía a través de su Obra Social, acababa de condonar al PSC los intereses de un préstamo multimillonario. Y claro, innobleza obliga.
Dijo en su día el ex-MHP, Pascual Maragall, que habría OPA y Estatuto. Del estatuto no habrá quien nos libre, ni siquiera el Tribunal Constitucional, que desoirá la petición de recusación del magistrado Tremps cuya imparcialidad en la causa, nos dirán, está más que probada. Pero la OPA no ha cuajado. El semen era defectuoso.
A lo que se ve la calidad del semen entre los varones indígenas ha sufrido una merma considerable por culpa de tan difundido hábito como es el sedentarismo. Preocupante dato que explica en parte nuestro irrisorio índice de natalidad, alejándonos de los tres hijos por matrimonio que recomendara en su día la primera dama, señora Ferrusola de Pujol, como umbral numérico deseable para la progenie autóctona. Así lo dice un informe científico difundido días atrás en toda la prensa. La movilidad de los espermatozoides se ha reducido en más de un 30%. Quiere ello decir que no corren tan presurosos como antaño a fecundar el óvulo, como desganados que están, inapetentes, víctimas acaso del dominante estilo de vida indolente y acomodaticio. Por cierto que una de esas pinceladas chocantes del informe advierte en particular de la paupérrima densidad espermática de los pilotos de caza -no es broma- que, en adelante, no podrán repetir impunemente el socorrido farol donde pongo el ojo pongo la bala, lo que explicaría su ínfimo y fatídico índice de aciertos cuando les da por bombardear un objetivo estratégico y acaban despachurrando por error a cientos de personas. Desajuste macabro conocido como daño colateral. Afortunadamente no abundan los pilotos de caza-bombardero y su incidencia en la pirámide demográfica es pura anécdota.
Es lo que tiene ir por ahí de cansadamas, de milhombres, de machote, que un gatillazo lo tiene cualquiera y quedas, como los promotores de la OPA, de bocazas y con el culo al aire.
Hemos sabido que una gaditana de 67 años ha sido exitosamente inseminada. Ha dado a luz a dos hermosas criaturas. La anónima aportación de material genético la ha elevado a la categoría de feliz madre y abuela al mismo tiempo ¿Estarán implicados en la sorprendente noticia, con aires de amoroso affaire entre probetas de laboratorio, los directivos de Gas Natural… esos sementales desbocados siempre a punto para ir haciendo bombos al doblar una esquina?
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