miércoles, 2 de mayo de 2007

Cero


Esta bitácora sólo se puede entender en su sentido último, suponiendo que alguno tenga, si al tiempo nos deleitamos escuchando el tema instrumental titulado The Maid of Orleans del grupo británico OMD, Orchestral Manoeuvres in the Dark. En efecto es una melodía soberbia y emocionante dedicada a Juana de Arco, la doncella de Lorena.

Hemos de imaginarnos a la heroína francesa contra la ocupación extranjera a caballo, a cámara lenta, llevando la brida de la montura con una mano y blandiendo la espada con otra… el cuerpo erguido, ligeramente inclinado hacia atrás por efecto del viento frío del amanecer que azota su cara y silba y resbala al estrellarse contra el pulimentado peto de su armadura. Galopa por un ribazo del Loira rumbo a Orleáns para levantar el sitio inglés. Las patas de su caballo chapotean el agua. Con ella cabalga un puñado de leales soldados, entre ellos el sanguinario condestable Gilles de Rais. Como telón de fondo, la envolvente música propuesta… the Maid of Orleáns.

Pero ahora sustituimos por arte de birlibirloque a la virginal Juana por la ministro/a de Educación. Ella también cabalga arropada por sus sabuesos, sus fieles lebreles de caza, los pedagogos que la asesoran para acometer su cruzada sagrada contra… el cero. Sí, el cero, esa cifra redonda y ahora proscrita es el oponente inglés de la heroína gala, o acaso el dragón malvado que simboliza nuestras tinieblas interiores y que es vencido y uncido al lodo por san Jorge… exorcizado, traspasado de parte a parte de un hiriente lanzazo.

El cero, ese prodigio conceptual, un hecho civilizatorio de primera magnitud, desaparece al fin, por real decreto, de las evaluaciones escolares. El cero se torna un apestado, como aquellos leprosos de antaño que agitaban su carraca para advertir de su presencia. O mejor, démosle al cero una más noble y romántica salida, se convierte en un forajido, un bandolero que, trabuco al hombro, se echa al monte.
Cierto que entre Juana de Arco y la ministro/a media un abismo. Como entre el ocupante inglés o el dragón de la leyenda georgiana y el cero. Que hay comparaciones traídas a contrapelo, a contracero… pero la ministro/a ha salido airosa del palenque, ha derrotado al monstruo de la ignominia académica. La ministro/a pasará a la historia como la heroína virtuosa vencedora del cero y nos recuerda aquella cartelería añeja de la posguerra en la que el Auxilio Social traspasaba al dragón del hambre de un flechazo mortal. Al orondo cero le llegó su hora.

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