miércoles, 23 de mayo de 2007

Ciudadanos-España

Uno de los sueños de Tolerancio cobra forma aún en fase embrionaria: ¿Asistimos a la gestación de Ciudadanos-España o como quiera, pueda o deba llamarse el partido que habrá de competir a nivel nacional con el PSOE por ese significativo segmento del electorado de centro-izquierda harto de presenciar continuas cesiones a los soberanistas periféricos y/o identitarios y que erradique de una vez para siempre los complejos que ante el nacionalismo padecen por igual, acaso hoy en diferente grado, derecha e izquierda?
Leemos en el diario El Mundo, 22/05/07, que Rosa Díez, último premio de la Asociación por la Tolerancia, Fernando Savater y un numeroso grupo de desencantados con el PSE-PSOE diseñan, en contacto con Ciutadans de Cataluña, un partido político que habría de concurrir a las próximas elecciones generales, siempre que ZP, si hace caso de Solbes, loco por abandonar el caótico gabinete, no adelante la convocatoria electoral y nos pille a todos a la vuelta del verano con el paso cambiado y con la naciente formación en mantillas. A pesar de todo, y aunque ZP agotara la legislatura, marzo de 2008, estaría igualmente en mantillas por la premura de las fechas. Traba que no debe suponer un impedimento, un colapso definitivo, pues C’s se ha encontrado siempre en esa situación, y haciendo de tripas corazón y a correprisa ha concurrido con su fardillo al hombro a cuantas elecciones le han puesto delante, a pesar de las zancadillas y del clamoroso silencio mediático.

Allá donde la presión nazi-onalista es mayor es donde surge por y con fuerza, por imperativo ético y por la acuciante necesidad de supervivencia civil y política, el afán de rectificar la deriva del PSOE zapateroide entregado de pies y manos a sus socios nacionalistas, los de corbata o los de capucha. Ya sucedió en Cataluña con la saludable irrupción de Ciutadans y que un fenómeno similar, en otras latitudes, con otros protagonistas y sus propias especificidades, surgiera en el País Vasco era cuestión de meses. Y… Voilà!
Es pronto para saber si las conversaciones llegarán a buen puerto y si veremos al fin la puesta en solfa de una alianza entre Rosa Díez & cia-C’s o acaso una fusión entre ambas formaciones con su deseable correlato en el resto de España, a la guisa de las Juntas de Defensa de la Guerra de la Independencia, sólo que ahora contra un enemigo interior, el disgregador, traidorzuelo y donjulianesco ZP. Tolerancio, desde luego, hará votos para que así sea.

Tolerancio, que se lo veía venir, ya ha trasladado a quien corresponde de qué modo presentaría en la arena electoral esa candidatura. Pero adelanta, para quien preste alguna atención a esta modesta bitácora, que dos cosas son necesarias para animar el cotarro, crear expectación y meter el miedo en el cuerpo a más de uno. Aquí las enumera escuetamente:

-a) Un manifiesto. Sí, otro manifiesto. Este es el país de los manifiestos. ¿Que no hay causa que más le conmueva que la salvación del meloncillo ibérico de Sierra Morena en grave peligro de extinción? Pues promueva un manifiesto y procure fichar una firma de cierta nombradía. Un manifiesto como el que suscribieron 15 intelectuales y que propició, en buena parte, la fundación de C’s. Esta vez el manifiesto habrían de suscribirlo intelectuales afines -seguro que nuestros primeros espadas podrían reclutar a más de un amiguete de relumbrón- y relevantes artistas a nivel nacional. Es así y no es una broma. Tendría mayor repercusión pública, pongamos por caso y soñemos que es gratis, el hipotético respaldo de un icono de la modernidad como Alaska a esta iniciativa que el beneplácito del más reputado astrónomo. Aunque si caben los dos, mucho mejor. Quien no lo quiera ver no tiene ojos en la cara.

-b) Una encuesta. Una prospección pre-electoral que dibuje un espacio suficientemente amplio y promisorio para la nueva formación. Que nos diga que un partido de centro-izquierda que jamás pactaría con los nacionalismos gozaría de una aceptación entre los encuestados del 15 o 16%. La cifra es un purparlé.
A esta primera y elemental cuestión habría de seguir una ponderación más explícita del voto factible que podría cosechar C’s-España trasladando a dicho estudio el recuerdo de voto de los encuestados en comicios anteriores. Si, por ejemplo, la expectativa de voto resultante fuera de un 7’4 %... ¿Se figuran?... -aun no ha despertado Tolerancio de ese dulce sueño-… habría de aparecer como grupo más proclive a votar a la formación naciente el integrado por los electores confesos del partido sobre el que se desea incidir, esto es, del PSOE, entre los que ese porcentaje del 7’4 se elevaría a un tan goloso como hipotético 11’3%.

Magia potagia. Tolerancio puede equivocarse, pues es persona bisoña en política, pero lo ve así. Y lo ve claro y sin recurrir a la bola de cristal o a otras artes mánticas.

Ya se decidirá si el modelo territorial a defender ha de ser el federalismo o el centralismo jacobino a la francesa… si las paradojas parmenídeas o la geometría euclidiana. Pero es claro que no debe quedar fuera ningún disidente, ni Gotzone Mora ni Aguirre, y que hemos de primar la generosidad en estas horas turbulentas. Pero han de entender todos que en una nave donde manda patrón e impera el miedo a decir esta boca es mía es difícil dar un golpe de timón y rectificar su rumbo. Es mucho mejor intentarlo desde fuera, acaso desde una chalupa, desde una embarcación más pequeñita pero que pueda acoger a los desencantados y dar cobertura y ser referencia de esos votantes asqueados de las componendas de ZP y su entorno pero que no se decantarían jamás por el PP. A lo peor naufragamos, pero a veces la victoria no reside en ganar la batalla sino en acudir a la cita obligada -semblante altivo y sereno continente- en el campo del honor.

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