Hemos visto al ministro de Justicia, señor Fernández Bermejo, acudir pensativo, cabizbajo, a un acto electoral del PSE en la localidad vizcaína de Sestao. Algunos elementos del conglomerado batasunoide le recibieron hostiles, con arreglo a sus modos habituales, mostrando pancartas de contenido insultante. En una se leía claramente fascista. No sabemos cómo se lo habrá tomado el miembro del gabinete ZP. Ni tampoco si habrá prescrito al comité de bienvenida, metido a matasanos aficionado, algún fármaco ansiolítico tal y como hizo días atrás con la oposición y los dirigentes de la AVT.
El incidente demuestra que una cosa es reunirse y pactar y otra llevarse bien y salir a cenar juntos o a tomar unos vinitos. No creemos que se trate de una escenificación premeditada para trasladar a la opinión pública una supuesta malquerencia o tirantez entre las partes. No. Seguro que hay mal rollo, rencillas domésticas entre los socios, PSE-PSOE y ETA, como en las letras de las cargantes canciones del dúo Pimpinela. Que los etarras andan un pelín irascibles porque pensaban que no habría impugnación siquiera parcial de las listas de ANV. Que las colarían todas, con o sin vaselina. Y ahora piden explicaciones. Tiene su lógica: ¿Para eso se han reunido 25 veces y accedido a regañadientes a la petición expresa del PSOE de no atentar durante la campaña electoral, conteniendo sus acentuadas pulsiones homicidas? ¿Y así les remunera el gobierno ZP, desleal con los términos de la alianza, según las actas, cargándose casi la mitad de las candidaturas? Ya dijo el Fiscal General, el mismo que supedita las investigaciones sobre corrupción en Ibiza al calendario político, que a lo mejor nos hemos pasado impugnando listas… que se nos ha ido la mano como a un maltratador.
El ministro Bermejo camina con ademán meditabundo, escoltado por sus guardaespaldas, aguantando el chaparrón, y se pregunta molesto por los injustos abucheos ¿Por qué me llaman fascista? A mí… que procuro cada día ganarme la comprensión y simpatía de mis capuchitas pardas. Y añade perplejo a sus sesudas cavilaciones… A mí, que dije en su día, refiriéndome a la derecha, que hemos luchado primero contra sus padres y ahora lo hacemos contra sus hijos… hermosa cita de épicas resonancias aún a sabiendas que su padre, Fernández senior, sí fue en vida un auténtico fascista, contra quien habría luchado encarnizadamente el actual ministro de Justicia en la intimidad del hogar, cuando mozo, por la paga de los domingos; paga filial que, como la de su manutención toda y su formación académica, salió íntegramente del salario de la inquebrantable adhesión de su progenitor al general invicto.
La respuesta es bien sencilla. Por mucho que uno dé calor a una víbora adormecida, procurándole acomodo junto al tibio pecho, cuando despierte, inoculará el ofidio su mortal veneno al buen samaritano. Las serpientes no cultivan la amistad y no hacen caso de reproches ni de requiebros galantes. La serpiente etarra, como Roma, señor ministro, no paga a traidores. Y dé gracias que sólo le abucheen. Las dianas a domicilio se las pintan a otros.
El incidente demuestra que una cosa es reunirse y pactar y otra llevarse bien y salir a cenar juntos o a tomar unos vinitos. No creemos que se trate de una escenificación premeditada para trasladar a la opinión pública una supuesta malquerencia o tirantez entre las partes. No. Seguro que hay mal rollo, rencillas domésticas entre los socios, PSE-PSOE y ETA, como en las letras de las cargantes canciones del dúo Pimpinela. Que los etarras andan un pelín irascibles porque pensaban que no habría impugnación siquiera parcial de las listas de ANV. Que las colarían todas, con o sin vaselina. Y ahora piden explicaciones. Tiene su lógica: ¿Para eso se han reunido 25 veces y accedido a regañadientes a la petición expresa del PSOE de no atentar durante la campaña electoral, conteniendo sus acentuadas pulsiones homicidas? ¿Y así les remunera el gobierno ZP, desleal con los términos de la alianza, según las actas, cargándose casi la mitad de las candidaturas? Ya dijo el Fiscal General, el mismo que supedita las investigaciones sobre corrupción en Ibiza al calendario político, que a lo mejor nos hemos pasado impugnando listas… que se nos ha ido la mano como a un maltratador.
El ministro Bermejo camina con ademán meditabundo, escoltado por sus guardaespaldas, aguantando el chaparrón, y se pregunta molesto por los injustos abucheos ¿Por qué me llaman fascista? A mí… que procuro cada día ganarme la comprensión y simpatía de mis capuchitas pardas. Y añade perplejo a sus sesudas cavilaciones… A mí, que dije en su día, refiriéndome a la derecha, que hemos luchado primero contra sus padres y ahora lo hacemos contra sus hijos… hermosa cita de épicas resonancias aún a sabiendas que su padre, Fernández senior, sí fue en vida un auténtico fascista, contra quien habría luchado encarnizadamente el actual ministro de Justicia en la intimidad del hogar, cuando mozo, por la paga de los domingos; paga filial que, como la de su manutención toda y su formación académica, salió íntegramente del salario de la inquebrantable adhesión de su progenitor al general invicto.
La respuesta es bien sencilla. Por mucho que uno dé calor a una víbora adormecida, procurándole acomodo junto al tibio pecho, cuando despierte, inoculará el ofidio su mortal veneno al buen samaritano. Las serpientes no cultivan la amistad y no hacen caso de reproches ni de requiebros galantes. La serpiente etarra, como Roma, señor ministro, no paga a traidores. Y dé gracias que sólo le abucheen. Las dianas a domicilio se las pintan a otros.
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