El ministerio de Educación pretende que los alumnos pasen de curso aunque suspendan la mitad de las asignaturas. En un país civilizado la comunidad educativa en pleno, los sindicatos del sector, las asociaciones de padres de alumnos y la ciudadanía toda habrían salido a la calle para protestar por semejante patochada y obligar al gobierno a retirar un proyecto tan disparatado como ése, solicitando la inhabilitación de por vida del responsable del desaguisado para el desempeño de cargos públicos y acaso su reclusión en una casa de reposo. Pero hemos dicho en un país civilizado, por esa razón en España no ha sucedido absolutamente nada.
No procederá Tolerancio a efectuar una revisión de ciertas tendencias dominantes en el mundo de la pedagogía desde hace décadas, esas escuelas de pensamiento progre que anteponen la educación de los niños en determinados valores a la adquisición de conocimientos, a la instrucción, pues es tarea que escapa a su entendimiento aunque tiene algunas nociones elementales sobre la materia.
Es obvio que ese proyecto debido a la ministro/a, esa suerte de paladín de la estulticia, la aguerrida amazona vencedora del cero, no favorece a nadie, en particular a la enseñanza pública, uno de los pocos mecanismos correctores que tenían a su alcance los niños de extracción humilde para prosperar socialmente, y que desvalorizada, depauperada de contenidos, se convierte en un fábrica en cadena de alfabetización funcional y poco más.
Pero lo cierto es que sí favorece a algunos que pueden ampararse en esa laxa normativa académica para pasar de curso y prolongar su mandato. En particular favorece al gobierno tripartito que acumula suspensos a pares, auténtica y voluntariosa reivindicación del cero, en su deplorable expediente político:
1.- El ridículo estatutario.
2.- El hundimiento del Carmelo.
3.- La bochornosa sesión parlamentaria del 3%.
4.- La creciente inseguridad ciudadana en determinadas zonas de la Cataluña interior.
5.- La acelerada destrucción del tejido industrial.
6.- La promoción desde el gobierno regional de opas eléctricas e inseminaciones estériles.
7.- Condonación de créditos amontillados.
8.- Las multas a los rótulos comerciales.
9.- Apertura de embajadas por el ancho mundo, incluida la plataforma petrolífera de Sealand.
10.- La participación de selecciones deportivas en campeonatos internacionales de solteros contra casados.
11.- Polémicas ferroviarias y aeroportuarias sin escalas en Madrid-Barajas.
12.- Coronas de espinas, francofonías, maragalladas diversas, proscripción fallida de souvenirs de bailaoras flamencas, subvenciones a espuertas a fundaciones o plataformas afines y otras melonadas por docenas.
Todo eso y más, mucho más, y sin examen de reválida en septiembre. Y sólo llevamos unos meses de legislatura.
Claro que, respecto al tripartito no sabe uno si es mejor que pasen de curso o repitan. Nos prometieron que en este segundo mandato se ocuparían de asuntos de mayor relevancia social y que aparcarían indefinidamente las cuestiones identitarias. Pero continúan atascados en el atolladero soberanista y repiten los mismos errores de la legislatura anterior, pero elevados al cubo.
No obstante nada de todo esto tiene la menor importancia. Y menos aún la tienen los tejemanejes ibicencos, el escándalo nauseabundo de las listas de ANV-Batasuna o la convalecencia y mejoría del enfermo De Juana Chaos… pues han detenido a Isabel Pantoja.
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